𝐂𝐇𝐀𝐌𝐄𝐋𝐄𝐎𝐍 | ÉLITE

vii. CAPÍTULO TRES, PARTE TRES.

○
CHAMELEON.
Capítulo tres, parte tres.

Antes de todo.

Los labios de Polo sobre los míos era algo que jamás me habría imaginado que necesitaría estando borracha.

Estábamos en el coche que nos llevaría a su casa. Por lo visto, a sus madres les daba completamente igual que estuviéramos allí, también porque la casa era tan grande que probablemente estaríamos en partes totalmente opuestas, y no podrían escuchar lo que hacíamos.

Polo siguió besando mi cuello y cuando el coche paró, salimos los dos corriendo hacia el gran casoplón. Me quité los tacones y seguí corriendo con ellos en las manos. Ni siquiera se me había pasado por la cabeza pensar en Carla y Samuel, ni lo hice durante toda la noche.

Había sido distinto a aquella mañana en la clase. Mejor, incluso.

Polo dejó un beso en mi hombro.

—¿Qué tal estás? —me preguntó, suavemente, mientras pasaba las yemas de sus dedos por mi vientre.

Yo me estremecí frente a su tacto.

—Bien. Me duele la cabeza.

—No vuelvas a beber nada de lo que pongan en las fiestas de Valerio Montesinos —dijo, entre risas, y giré para quedar frente a él.

Me miraba directamente a los ojos.

—¿Qué es esto, exactamente?

Él se encogió de hombros.

—Esta mañana me odiabas.

—No te odio —dijo, con obviedad.

—¿Entonces?

Polo suspiró y me dio un beso en los labios, casi ni me di cuenta.

—¿Te llevo a casa? Son casi las dos.

—Sí, será lo mejor.

Me levanté y tomé el vestido que estaba en su silla de estudios. Polo caminó hacia mí y me tomó por la cintura.

—Mañana hablamos con claridad, ¿vale?

Me acompañó a la puerta y justo cuando abrió, Ander estaba dispuesto a llamar al timbre. Se nos quedó mirando. Primero a Polo, luego a mí, luego a Polo otra vez, y de vuelta a mí. Estaba boquiabierto.

—¿Ander? —preguntó Polo—. ¿Todo bien?

Él asintió.

—Joder, cada vez me llevo más sorpresas de ti —me dijo, con una sonrisa en la cara. Yo le imité.

—Ya me iba...

Me dejó pasar y giré para mirar a Polo.

—¿Tú estás bien?