xxi. CAPÍTULO OCHO, PARTE UNO.

1.4K 103 23
                                    


CHAMELEON.
Capítulo ocho, parte uno.

Capítulo ocho, parte uno

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

0 horas desaparecido.

Despierto rodeada por Ander. Sus brazos pasan por mi cintura, apretando por mi barriga y atrayéndome a él. Noto su respiración en mi cuello, y sé que está despierto, porque por lo general no respira tan fuerte cuando duerme. Hago el intento de girar y le sonrío levemente, a lo que él me sonríe de vuelta.

He sido capaz de conciliar el sueño aunque al menos fueran unas pocas horas, y no me quejo. No estoy cansada, quizá un poco malherida aún, pero se me pasará.

No llegó a disparar; es lo único en lo que pienso.

Ander acaricia mi mejilla.

—¿Estás bien? —me pregunta, y asiento. ¿Estoy realmente bien? No lo sé.

Supongo que estoy bien físicamente. Aunque me duelen las piernas y los pies de haber llevado tacones, puedo respirar con normalidad y soy capaz de moverme sin ningún problema. Sin embargo, si a lo que realmente se refiere mi mejor amigo es a si me encuentro bien con todo lo que está pasando o ha pasado, me temo que debo negar. No. No estoy bien, y a veces es lo que hay que decir. No siempre puede tenerse una sonrisa en la cara como si el hecho de que el mundo cayera frente a tus pies no significara nada para ti.

A veces hay que aceptar que todo va mal. Y hoy es una de esas situaciones.

—¿Quieres que te traiga el desayuno a la cama? Lo prepararé en un momento si...

—No. Estoy bien, de verdad, Ander. Gracias por todo —le contesto de un tirón—. Por dejarme dormir aquí y no contarle a mi tía lo de... ayer. Hubiera sido muy peligroso hacerla saber de todo esto.

Me mira y asiente levemente antes de apartar la mirada e incorporarse en su cama.

Se pasa las manos por los rizos castaños y suelta un suspiro de cansancio que nunca lo había escuchado soltar antes. Está harto. Igual de harto que yo, o puede que incluso más, porque se levanta de la cama y se apoya en su mesa de estudios, mirando a la ventana, antes de girar y apretar los labios.

—No sé si me gustas —dice, por fin, alzando las manos y riendo amargamente—. No lo sé, porque nunca sé nada.

—Ander...

—No. Déjame hablar —se sienta en frente mía y apoya su mano sobre la mía, mirándola por un efímero segundo—. Eres, sinceramente, la mejor persona que he conocido en la vida, junto con Omar, por supuesto. Eso no lo cambia. Cuando te besé... mira, estaba borracho, pensé que darte un pico no sería nada, porque somos amigos y Omar lo hacía con Rebeka cada vez que la veía. El caso es que sí fue algo y no sé el qué.

Me quedo callada y él quita su mano de encima antes de inclinarse y posar sus labios sobre mi frente.

No es ni siquiera un beso, hace presión con ellos y apoya su cabeza en mi pecho, cubierto por una de sus grandes camisetas.

𝐂𝐇𝐀𝐌𝐄𝐋𝐄𝐎𝐍 | ÉLITEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora