Capítulo 32

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Aquel día, Clementine, no sabía a quién culpar. Si a mis padres por no poner un ojo más abierto en ti, si a mi desconsideración y debilidad por lo que tú me decías. Tampoco sabía si culpar al sujeto que estaba conduciendo, o a ti.

No. Tú no tuviste la culpa, ¿sabes?

Tal vez el que tenía la culpa era todo, era la vida, era la Tierra misma. Tal vez el que tenía la culpa era el diablo o dios.

Todavía sigo creyendo que toda la culpa, la tenía yo.

Cuando los ángeles merecen morirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora