Capítulo 39

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Martes 21 de Enero, 2014


Si pudiera decirles que esta historia termina bien, que en realidad todo lo que he dicho sólo ha sido un sueño, desearía que fuera así.

Lamentablemente todos somos mortales aquí, vivimos cosas que cualquier persona ordinaria puede presenciar. Yo soy una persona ordinaria también, que se ha animado a escribir su propia historia para que no se olvide en mis propios recuerdos para siempre. Yo quise hacer esto real, y supongo que lo he logrado. Porque tú lo estás leyendo.

No pasa nada fantástico aquí, solo la muerte. Tal vez el amor también, porque yo aún sigo enamorada de Jesse y él de mí. Quiero creer que por primera vez yo he sido desenvuelta de mi propia vida, de que por fin la oscuridad me ha abandonado por completo. Tampoco es así, pero yo vivo con la esencia de la vida, de mi propia independencia. Me fui de la ciudad donde nací, donde Clementine nació y murió. Abandoné a mis padres, como ellos lo hicieron conmigo. Pero yo no iba a ser como ellos, yo los llamaría de vez en cuando, aunque dudaba que me volviesen a ver otra vez.

También tuve que abandonar a Jonny, pero él prometía llamarme dos veces por semana e ir a visitarme algún día. Sé que podrá hacerlo, porque ahora su "negocio" ha mejorado y se ha negado a continuar asesinando a personas, aunque sus amenazas jamás se van a ir del todo.

Yo tengo el destello de un recuerdo fugaz, de una época en el que mis objetivos eran mínimos pero que carecían de la misma cosa. 

Una persona. 

Una hermana.

Y da la casualidad que, dos semanas después de su muerte, la canción de Red Hot Chili Peppers, «Otherside» se hizo masivamente popular. Se convirtió en un hit del verano, si se puede decir así. Yo quería llorar y sonreír al mismo tiempo. A veces lo hacía. También a veces cantaba por lo bajo, recordando muchas cosas.

Pero la mayoría de las veces, cerraba los ojos.




Estoy viajando en un tren. Jesse está durmiendo sobre mi hombro, babeando mi camisa. En la ventana, pequeños rayos de la luz del sol iluminan mis piernas y parte de las hojas donde escribo esto. Miro por la ventana del tren y veo que es tarde. La luz del día ha desaparecido, y en su lugar el crepúsculo ha llegado. Me estoy yendo directo hacia San Francisco, donde nos quedaremos a vivir. He ahorrado dinero el resto del año, trabajando en cualquier parte. Como camarera, como cajera, incluso limpié la suciedad que toda la gente deja en Mc donal's. También terminé mis estudios, porque no quería dejar nada pendiente. Hice acopio de todo el esfuerzo que pude, para poder vivir otra vida en otro lado.

¿Quería alejarme de allí? Con toda mi vida.

Pero querer alejarme de allí no quería decir que me quería olvidar todo lo que había vivido en esa ciudad. Para nada. Yo sólo quería volver a comenzar, pero aferrándome a todos los secretos, los recuerdos y los momentos que me hicieron ser lo que soy ahora, sin arrepentirme de nada. Porque aprendí de muchas cosas. De los errores. De la vida. De la muerte.


Ahora el cielo está oscureciendo, el sol está preparándose para iluminar otros lugares con todo su esplendor. Pequeñas luces blancas, manchan el cielo. Son estrellas, estrellas cubriendo el cielo de una manera maravillosa.


Jesse me aprieta la mano. Yo le devuelvo el gesto.

Estoy sonriendo. Una pequeña lágrima me recorre la mejilla.

Cuando los ángeles merecen morirWhere stories live. Discover now