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El que se robe mis historia...
❝ Un momento dulce y amargo, lejos de la retorcida realidad. ❞
♠ Isaac: Broken Mind/Hate To Love. ♠
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Ambos estaban sentados como indios sobre la cama, rodeados de sabanas y almohadas, adjuntas a estas, diversas cremas, alcohol, algodón, agua oxigenada entre otras cosas, todo para curar los moretones del boxeador frente a ti, no siempre llegaba a casa en ese estado, pero era de esperarse si eres sincera contigo misma, no es que disfrutes la vista, pero es algo a lo que debiste adaptarte al estar con él, tenía una toalla sobre su cabeza para secar su cabello mojado, apenas había cruzado por la puerta y viste su estado físico lo mandaste al baño mientras buscabas todos los utensilios antes mencionados, sostenías su mano mientras limpiabas sus nudillos con alcohol, solo por si acaso, los dejaste así, después de todo, no eran esas las heridas que te preocupaban demás, le habías hecho sostener una bolsa con hielo sobre su pómulo ante la hinchazón, le hiciste quitarlo, allí había un pequeño corte, pero del que seguía brotando sangre a pesar de los minutos y transcurridos, temías que dejara una cicatriz por lo profunda que se veía, no es que el pelinegro tuviera muchas, tomaste el agua oxigenada y lo limpiaste también, le tendiste unas pastillas para el dolor que obviamente tenia pero no demostraba tener, no mucho al menos, sabes que cuando algo le duele, sus movimientos son un poco lentos, mientras tragaba las pastillas buscaste la cinta para cerrar las heridas, cortaste solo un pedazo y lo pusiste junto a una pequeña partecita de gaza, esto con el objetivo de que la herida se mantuviera junta, aunque no estabas muy segura con lo descuidado que era Isaac con sus heridas, miraste los algodones manchados de sangre, aunque no era un cantidad abundante ni alarmante, no era lindo, ni de lejos, mientras recogías las cosas usadas y las ponías en bolsas diferentes, una para desechar y otra para guardar, Isaac te observaba detenidamente, Isaac tenía ese tipo de cara que constantemente te decía que estaba molesto aunque en realidad no lo estuviera, al guardar la bolsa que debías en la mesita de noche de al lado de la cama ibas por la otra, Isaac tomó tu mano con gentileza y la besó, para luego tomar tu cabeza y besar tu cien, fue inevitable la sensación no tan extraña que recorrió tus mejillas, te había tomado con la guardia baja.
En aquel momento, ningún pensamiento negativo referente a su estado mental y su relación cruzó por tu mente.
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