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El que se robe mis historia...
— Los adultos son complicados ¿No? — Observaste la figura en tu ventana, alrededor de tu misma estatura, no, estabas equivocada, era más alto.
— ¿Quién eres? — Preguntaste asustada por la repentina aparición, a pesar de ser una niña, la ingenuidad no era un rasgo característico tuyo.
— ¿Eso es importante? — Al terminar de entrar por la ventana pudiste observarlo mejor.
— Lindo... — Era un niño muy lindo, al notar lo que dijiste tus mejillas ya sonrojadas lo hicieron aun mas, el niño mayor sonrió.
— ¿Te parezco lindo? — La discusión de sus padres no parecía existir en ese momento.
— ¿Quién eres? — Él sonrió más.
— ¿Estas ignorando mi pregunta? —
— Tu contesta la mía. — Lo miraste con ojos enojados y voz firme, no pudo evitarlo y estalló en risas.
— Muy bien, muy bien, soy Peter Pan, un gusto conocerte pequeña señorita. — Extendió su mano como saludo esperando a que la tomaras, con desconfianza lo hiciste, rápidamente soltándolo y apartándose unos pasos, ganándose otra risa, lo observaste y él a ti.
—Sí. —
— ¿Uh? — Se veía confundido.
— Si me pareces lindo. — Un pequeño sonrojo pasó por sus mejillas un poco sorprendido de que no olvidaras o no intentaras responder la pregunta.
— Eres adorable, estaré deseando verte otra vez. — Con una sonrisa se devolvió por donde entró, la ventana — ¡Nos vemos pequeña señorita! — Pegó un brinco hacia afuera de espaldas y jadeaste asustada, no era difícil imaginar porque, vivías en un departamento, un séptimo piso, al correr hacia la ventana, esperabas ver el cuerpo del joven, pero no había nada, nada de nada, algo parecido a la escarcha flotaba en el aire y al seguirlo, una figura volando en el cielo, siendo seguida por este mismo rastro escarchado.
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— ¡Buenas noches señorita! — Entró alegremente el niño de quizás catorce años, sobresaltándote en tu lugar ante la repentina entrada — Te dije que te vería otra vez ¿No? —
