Capitulo 3

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Sasuke miró a Sakura con el ceño fruncido. Era obvio que la estaba culpando a ella. Pero la pelirrosa estaba más sorprendida que nadie.
-¿Cómo es posible?, no creo que esa mujer haya llegado a informar a nadie, y tardarían un tiempo en juntar los ninjas y encontrarnos... -dijo Naruto.
-Seguro fuiste tú –le recriminó Sasuke a Sakura apuntándola con su katana.
-Yo no haría eso jamás –respondió la mujer entre dientes.
-¿Por qué no te creo?
-¡Basta!, ya están aquí...
Aparecieron ninjas todo a su alrededor. Más y más surgían de todos lados. Sakura llegó a contar unos cincuenta hasta que se cansó. Nadie se movió, todos esperaban. Una voz surgió entre el gran grupo.
-Así que estos son los famosos asesinos que querían matarme... -los tres compañeros se miraron entre sí.
Un joven pelirrojo, que tendría alrededor de la misma edad que ellos apareció, seguido de dos personas más. El pelirrojo llevaba una gran tinaja en la espalda. Uno de sus acompañantes era una mujer con un abanico que casi era de su altura, el otro era un hombre con el rostro pintado que llevaba algo envuelto en telas sobre su espalda.
-Será mejor que no sueñen con escapar o juro que los destrozaré. Nadie viene a mi Villa para intentar matarme y sale vivo.
-Kazekage... -dijo Naruto- Gaara de la Arena... -el rubio sonrió- es un honor que haya venido usted mismo a tratar de eliminarnos.
-¿Tratar?, je, acabaremos con ustedes en un instante –respondió su acompañante masculino.
-Kankuro, cálmate –lo retó la mujer.
-Si se entregan, prometo no hacerles daño –dijo Gaara.
-No haremos tal cosa, porque no hemos venido a hacer lo que nos acusas –contestó Sasuke altivo.
-¿Ah no?, entonces vinieron a matar a otra persona, eso me enfurece más. Nadie dañará a alguien de mi Villa.
-Creo que has llegado tarde, gran Kazekage. Tus habilidades no son tan buenas como esperaba –repuso Sasuke haciendo gala de su título de orgulloso. Gaara frunció el ceño.
-Atrápenlos –dijo. Todos se lanzaron contra ellos.
Los tres asesinos se separaron y comenzaron a luchar. Nadie podía hacerles frente. Se movían de una forma que parecía ensayada, esquivando los ataques y devolviéndolos de manera eficaz y mortal en algunos casos. Sakura golpeaba a todo aquel que se le acercaba pero no llegaba a matarlos. Sasuke en cambio si acababa con todos los que luchaba. Naruto se limitaba a esquivar y dejar que los errores de su enemigo jugaran en su contra. La verdad era que no estaba de humor para luchar y menos para matar.
Sasuke jugaba con su katana, se entretenía luchando, y ese día estaba mejorando con el pasar de las horas. Los ninjas de Suna eran bastante buenos, por lo que, aunque no los consideraba una verdadera amenaza sí eran un pequeño reto. Un gran dolor en el estómago lo hizo detenerse.
-Demonios... -susurró cayendo de rodillas.
Luego recordó el golpe que le había dado Sakura. La miró. Sí que había sido fuerte, no le había prestado atención, pero ahora que necesitaba forzar sus músculos para obtener su gran velocidad lo sentía. La chica justo miró hacia él y abrió los ojos comprendiendo la situación en la que había puesto a su compañero. El morocho sonrió con arrogancia y se paró nuevamente. Detuvo un kunai enemigo atajándolo antes de que llegara a su rostro y aún mirando a la pelirrosa lo volvió a lanzar matando al ninja que había querido usar su distracción a su favor. Sakura frunció el ceño. Sasuke sabía qué era lo que pasaba por su cabeza. Por alguna razón había dejado de querer matar. Ni siquiera ahora, estando en peligro, asesinaba a los ninjas, simplemente los dejaba inconscientes. Él no era así, si querían pelea, la encontrarían y sería a muerte.  Observó que un ninja de la arena se escondía entre los árboles por detrás de la pelirrosa y tenía un kunai que pensaba lanzar. Al mirar con más detenimiento, pudo ver que el kunai tenía un sello explosivo.
-¡Sakura! –gritó corriendo hacia ella instintivamente.
Sakura se sorprendió al ver que Sasuke iba hacia ella. ¿Qué le pasaba?, ¿pensaba atacarla? No, algo no estaba bien. Se giró y vio al ninja.
-¡Muere perra! –gritó el hombre.
Sakura sólo atinó a cubrirse cuando el kunai explosivo se clavó a sus pies. Pero al mismo tiempo que explotaba, Sasuke la tomó por la cintura y la apartó del lugar. El morocho se dio vuelta en el aire y chocó su espalda contra un árbol con Sakura sobre él. La mujer no podía creer lo que había pasado. Lo miró de reojo. Él respiraba con dificultad, ya no tenía el Sharingan activado.
-¿Sasuke?...
-Sólo fue instintivo... -se defendió el morocho- además, el Maestro se enojaría si algo le sucediera a su preferida –la apartó de un empujón y se levantó con dificultad.
-No te muevas, estás herido... -le dijo ella tratando de acercarse nuevamente.
-¡Apártate de mí!, eres una niña tonta que no sabe protegerse...
-¿Están bien? –Naruto apareció y se colocó frente a ellos para cubrirlos de los ninjas que quedaban.
-Claro, idiota, ¿con quién crees que hablas?
-Lo siento –respondió Naruto sonriendo mientras volvía a relajarse- pensé que era con el estúpido que salvó a la dama del peligro.
-Hmp... -Sasuke miró hacia otro lado furioso, ¿por qué había hecho eso?
-Necesitamos escapar...  -dijo Sakura más hablando con el rubio que con el Uchiha- no creo que vaya a aguantar mucho más... -no lo decía por ella, sino por Sasuke, Naruto comprendió de inmediato y asintió. Sólo había una forma de acabar con todo eso. Hizo un sello.
-¡Kage bunshin no jutsu! –gritó.
Decenas de copias aparecieron a su alrededor y se dispersaron algunas para acabar con los pocos ninjas que le quedaban y otras para ir contra el Kazekage. La mujer que lo había acompañado se colocó delante y con un solo movimiento de su abanico hizo desaparecer todas las copias.
-Viento ¿eh? –sonrió el rubio- buena defensa, pero eso no es todo...
A espaldas del Kazekage aparecieron dos copias, una tenía en la mano una bola de chakra que giraba vertiginosamente. El otro estaba terminando de hacerla. Cuando el jutsu estuvo completado, una de las copias corrió hacia Kankuro quien los había visto y ya estaba preparando su defensa sacando una marioneta. La otra con la gigantesca bola se dirigía hacia Gaara. Éste lo miraba de reojo. Naruto abrió los ojos sorprendido. ¿No pensaba hacer nada?, muy bien, entonces que así fuera, seguramente pensaba que podría resistir su ataque pero estaba equivocado. Cuando estaba por tocar el rostro de su enemigo una pared de arena apareció y recibió todo el golpe.
-¡Demonios!
En su apuro por acabar la pelea había olvidado algo. El Kazekage controlaba la arena, y con ella se defendía. La gran explosión hizo que todos salieran despedidos hacia atrás. La arena también protegió a los dos hermanos de Gaara.
-¿Crees que vas a tocarme con un ataque tan débil? –dijo el pelirrojo con calma.
-Maldito... -Naruto apretó los puños con fuerza- ya verás.
Hizo tres copias más y ahora fue él quien extendió el brazo para que generaran el ninjutsu en su mano. Esta vez haría algo mejor. Ahora verían el verdadero poder del elemento aire. La bola de chakra volvía a formarse, pero ahora comenzaba a rodearse de su elemento viento.
Sasuke abrió los ojos sorprendido al ver ese jutsu. Había escuchado algunos comentarios sobre el gran poder de Naruto que se asemejaba a los de los Kages de las grandes Villas ninjas.
-¡Alto!
Las copias de Naruto desaparecieron al ser atacadas por varios kunais que aparecieron de varios lados. El rubio observó cómo su ninjutsu desaparecía. Luego miró furioso a diestra y siniestra.
-Si realizas esa técnica con tus compañeros tan cerca los terminarás matando, Naruto, pensé que eras más precavido.
Itachi se abrió paso entre los ninjas caídos con suma tranquilidad. Detrás de él estaba Sasori.
-Itachi... -Sasuke no sabía cómo había llegado su hermano hasta allí, pero le molestó la situación.
-Sasori... -Gaara susurró el nombre del pelirrojo al verlo.
-Kazekage-sama –Sasori saludó con un gesto de la cabeza- tanto tiempo sin vernos –Sakura sabía que a su antiguo maestro no le preocupaba que lo reconocieran porque sabía que nunca podrían atraparlo o siquiera encontrarlo si él se proponía desaparecer.
-No puedo creerlo... ¿Estás de su lado, Sasori? –preguntó la mujer.
-Sí Temari... -respondió con simpleza- será mejor que nos dejen ir. No queremos luchar contra ustedes.
-Estás loco si piensas...
-Mira a tu alrededor Kankuro, antes de hablar... -Sasori le indicó, el aludido miró y vio que ninguno de los ninjas que los habían acompañados estaba en pie. Muchos habían muerto, y algunos estaban en el suelo moviéndose un poco pero sin poder levantarse- son tres contra cinco. Y aunque Gaara sea muy bueno, sabes que nosotros también lo somos, tienen frente a ustedes gente  excepcional como habrán notado.
-Mald... -Kakuro quiso lanzarse contra él, pero Gaara lo detuvo.
-Basta, Kankuro, ya bastante sangre se ha derramado hoy, Sasori tiene razón. No tenemos oportunidad. Hemos perdido –aunque su rostro no lo demostrara estaba furioso y al mismo tiempo dolido. Debió haber sido más precavido, el enemigo era sumamente bueno. Esos tres se habían encargado de setenta ninjas como si nada.
-Vamos ya, el Maestro se va a molestar por esto... -dijo Itachi mirando a su hermano.
-Sí... -Sasori observó a Sakura, quien se encontraba más alejada que el resto con los puños cerrados con fuerza y con sangre en ellos. Le sonrió, pero ella ni lo miró- nos vamos ya.
Los cinco desaparecieron rápidamente. Gaara se quedó quieto mirando hacia el horizonte, el sol comenzaba a salir. Suspiró y se dirigió hacia sus hermanos.
-Debemos ayudar a todos... volvamos a la aldea –rodeo con su arena a todos los ninjas caídos y los levantó para llevarlos de vuelta a su hogar. Tendría que buscar a quién habían atacado y porqué. De ahora en más estaría alerta, esos asesinos debían desaparecer o nadie podría dormir tranquilo, eran una amenaza muy grande.
..............
Anduvieron un buen trecho antes de detenerse para descansar. Sasuke se dejó caer. El dolor era insoportable, pero su orgullo podía más. No iba a demostrar debilidad frente a nadie jamás. Su hermano se acercó y arrodilló a su lado.
-Estás herido... -dijo con calma.
-No.
-No puedes mentirme a mí, Sasuke, te conozco demasiado. Deberemos ir más lento o empeorará. Le diré al resto.
-¡No!
-Tu orgullo no va a ganar esta vez. No me importa lo que digas, tu seguridad es lo más importante para mí, soy tu hermano mayor y es mi deber...
-¡Cállate!, no te necesito –gruñó entre dientes el Uchiha menor.
-Déjame verte... -Sakura se había acercado a ellos.
-Ni lo sueñes, no confío en ti...
-Puedo ayudarte...
-¿Por qué no la escuchas, Sasuke? –dijo Sasori- aunque no lo creas a Sakura siempre le ha interesado la medicina, ha podido estudiar poco, y sólo sabe lo básico, pero en tu caso ayudará. Me ha salvado varias veces...
Sasuke frunció el ceño. Itachi y Naruto miraron a la mujer, quien observaba con firmeza al morocho. Nadie perteneciente a la Hermandad sabía sobre medicina a excepción del médico que se encargaba de curarlos si llegaban heridos a la guarida. Al Maestro no le gustaban esas cosas. Según él, alguien que se dedica a matar no necesita saber cómo curar. Y era lógico si uno se ponía a pensarlo, simplemente eran cosas incompatibles. Pero al parecer a Sakura poco le había importado lo que Madara dijera. Y Sasori nunca la delató. Como su compañero, debió haberlo hecho, pero al parecer su relación era más importante que el pacto hecho con la Hermandad.
-Sasori... sabes que... -Itachi comenzó a decir, pero fue interrumpido por Sasori que esbozó una leve sonrisa.
-Como tú siempre te preocupas por Sasuke, yo me preocupo por Sakura. La verdad es que aunque me uní a la Hermandad por voluntad propia no siento un lazo demasiado fuerte con ellos, poco me interesan las reglas del Maestro. Sakura de chica quiso aprender algo de curación y no pude negarme.
La mujer lo miró y sonrió. Agradecía enormemente esos gestos de Sasori, siempre la cuidó y siempre le permitió hacer lo que quisiera. Gracias a ello, ahora sabía los jutsus básicos de curación, y con ellos pudo también cuidar de quien tanto había hecho por ella.
-Déjame ver... por favor... al fin y al cabo, estás herido por mi culpa, yo te golpeé y quisiste protegerme de la explosión...
-No "quise" protegerte, sólo... -Sasuke no sabía cómo justificarse así que prefirió seguir-  y... ese golpe tuyo no me hizo nada.
-Deja de ser tan orgulloso una vez, por favor –le dijo la pelirrosa arrodillándose frente a él- quítate la remera.
-Estúpida mujer –refunfuñó el morocho, pero le hizo caso, la verdad es que le estaba molestando bastante el dolor.
Itachi y Naruto se sorprendieron al ver el tremendo moretón que se extendía por todo el pecho de Sasuke, causado por Sakura. Sasori asintió levemente, sí ya había visto antes ese tipo de heridas, él también las había tenido y en realidad Sakura no lo había golpeado con toda su fuerza, de lo contrario todos sus órganos estaría destrozados, eso también lo había visto...
-Sólo tienes algunas costillas rotas, lo sanaré rápido. Luego tendré que ver tu espalda.
-Bien...
Terminó media hora después. Estaba agotada, con su chakra casi al límite, se sentó pesadamente y se secó el sudor que le cubría el rostro. Necesitaba un buen baño, dormir y... pensar, eso era lo que más quería, un momento de paz para ordenar sus pensamientos. Sasuke la miró y sin decir nada se alejó. Sasori se aproximó sonriendo amablemente y colocó una mano sobre su cabeza.
-Buen trabajo, Sakura...
-Era lo menos que podía hacer... supongo... -se sentía mal por un lado, había curado a ese temible asesino. Pero por el otro, haber hecho algo distinto de matar la dejaba más tranquila.
-Podrías no haber dicho nada.
-No era correcto.
-Sólo tú piensas esas cosas, Sakura.
-Lo sé.
-Tu cabello se ve mejor con su color natural.
-¿Eh? –se tomó un mechón de pelo, y lo observó. Color negro, un color más apto para una asesina, un color más común y quizá mejor. Su color natural no era lindo, ni se veía mejor, Sasori sólo estaba siendo amable, como siempre- ...si... con todo esto lo había olvidado, de todas formas, seguro volvería a la normalidad en cualquier momento, estoy al límite de chakra, Sasori...
-Lo sé, no temas, nadie te hará nada, yo estoy aquí para cuidarte.
-No temo por mí, pero te lo agradezco –miró a sus dos compañeros. El rubio estaba con los ojos cerrados apoyado contra un árbol, al parecer durmiendo,  el morocho de brazos cruzados, hablaba con su hermano mayor, parecía aún más malhumorado de lo normal.
-No van muy bien las cosas ¿verdad?
-Cometí un error... quise ayudar a quien debíamos matar...
-Sakura... demonios, te lo dije miles de veces, eso es peligroso y...
-No lo soporto más, ya no...
-Si el Maestro se entera...
-Sasuke dijo que no lo diría.
-¿Y qué hay de Naruto?, además ¿puedes confiar en ese Uchiha?
-No lo sé... pero no pienso huir, que sea lo que tenga que ser.
-Sabes que no podré protegerte de él, es demasiado poderoso.
-Yo jamás te pediría eso, Sasori –tomó su rostro- eres lo único que tengo, si te pierdo, no sé qué haría.
-Ahora tienes nuevos compañeros, deberías confiar en ellos.
-Sabes que no puedo... no confío en nadie a excepción de ti...
El pelo de Sakura comenzó a volverse rosa, y se acortó hasta llegar a sus hombros. Sasori tomó un mechón y lo acarició. Recordaba el día en que ella lo había cortado diciendo que una asesina no tenía porqué verse bonita, ni cuidar de su pelo, corto era más fácil de llevar. Siempre fue una persona terca, él no pudo decir nada, ya que carecía de sentido, Sakura haría lo que le viniera en ganas fuera como fuera.
-Lo sé. En cierto sentido me gusta... -sonrió, pero ella no lo hizo, parecía triste y eso le dolía, ¿qué le pasaba?, siempre había odiado matar, pero este tipo de reacciones eran raras en ella- Sakura, deja de preocuparte por ahora, ¿sí?, lo hecho, hecho está.
-Sí... supongo...
Sasuke miró de reojo hacia donde se encontraba la pelirrosa. Itachi lo observó con detenimiento. Siempre había sido bueno al leer el rostro de su hermano menor. Sus ojos lo veían todo, sin embargo habían cosas que ahora no comprendía. ¿Qué había pasado esos días que estuvieron separados?, el Sasuke que estaba frente a él le parecía un desconocido en cierto sentido.
-¿Por qué vinieron? –preguntó el Uchiha menor fulminando a su hermano con la mirada. Sí, ahí estaba su verdadero hermanito.
-Sasori estaba preocupado, y a decir verdad yo también, me alegro que hayamos ido a buscarlos, de lo contrario ahora estaría viendo la forma más sencilla de escapar de una invasión al castillo por parte de Suna.
-Siempre tan catastrófico. Nada hubiese pasado.
-Estarías muerto, Sasuke.
-Claro que no, ¿quién crees que soy?
-Sasuke... debo decirte algo muy importante... tienes de compañero a un Jinchuriki, al mismísimo portador del Kyuubi, el demonio más poderoso que ha existido. Naruto con su poder los hubiese borrado de la faz de la tierra.
-¿Jinchuriki?
-¿Ahora sí quieres escucharme?, mira, Sasuke, pase lo que pase, nunca lo enfrentes, mantente tranquilo y apartado y todo saldrá bien.
-¿Estás diciendo que ese estúpido es más fuerte que yo? –lo observó, parecía estar durmiendo, muy tranquilo, demasiado.
Conocía a Naruto desde pequeños. Cuando lo llevaron a formar parte de la Hermandad ya estaba Naruto allí. El rubio era muy diferente en ese entonces, más alegre e hiperactivo. Se habían hecho amigos casi de inmediato. Pero el tiempo y la misma Hermandad los habían conducido por caminos deferentes y acabaron siendo rivales. Sin embargo nunca había escuchado nada sobre que Naruto tenía un demonio en su interior, probablemente era un secreto para no causar lío. ¿Quién sabe cómo habría averiguado eso Itachi?
-Sí –escuchó la respuesta de su hermano muy lejana, sus pensamientos lo estaban distrayendo.
-Pero... -dijo sin apartar la vista del rubio.
-Y otra cosa. Olvida la mujer también. Te conozco muy bien, y sé que la quieres, pero es peligroso. Es importante para el Maestro, por lo cual, no se puede tocar.
-¿Qué tan importante?, no veo que le haya dicho nada a Sasori –el Uzumaki pasó a segundo lugar al escuchar que su hermano nombraba a la mujer.
-¿Por qué crees que los separaron?, no le dirá nada directamente porque no quiere perder a Sasori, es el mejor titiritero y el mejor en la preparación de venenos y curas.
-¿Por qué es importante para el Maestro?
-Quién sabe, no es de nuestra incumbencia, sólo no te metas con ella. Hay miles de mujeres en el mundo.
-No haré nada, Itachi, de todas formas no es mi tipo.
-Sí, seguro.
-¿Qué?
-Nada –suspiró Itachi cansado.
-A unas horas de aquí hay un pequeño pueblito, podremos quedarnos por hoy y la noche allí, así recuperaremos fuerzas –dijo Sasori acercándose a los hermanos, pero hablando más a Itachi que a Sasuke.
-¿Sakura podrá llegar? –preguntó Itachi- parece agotada, no le queda mucho chakra.
-Yo me encargaré de ella. Si es necesario, la llevaré, pero debemos movernos de aquí –contestó el pelirrojo.
-Sasori tiene razón –Naruto se levantó y comenzó a sacudirse la ropa de forma despreocupada- ya perdimos bastante tiempo. Estar quietos por estas zonas es peligroso. Cambiaremos de aspecto y nos quedaremos en alguna posada.
-¿Cómo va a hacer aquella mujer para cambiar de aspecto si con suerte puede mantenerse en pie? –preguntó Sasuke de manera despectiva.
-Dije que de eso me encargo yo. Ustedes pueden ir adelantándose si lo desean. Vayan a la posada el Caballo Rojo y digan que van de parte mía. Conozco al hombre, nos dará habitaciones y se mantendrá callado. Nosotros no tardaremos demasiado.
-Bien –Sasuke partió de inmediato, Itachi lo siguió en silencio.
-¿Podrás solo? –preguntó Naruto.
-Es raro que el demonio amarillo me ofrezca ayuda –respondió Sasori. Naruto sonrió con cierta amargura al escuchar ese apodo, a decir verdad, lo odiaba.
-No me conoces lo suficiente como para decir eso. No suelo dejar a compañeros atrás, por eso es que prefiero trabajar solo.
-Eres más amable de lo que dicen, Naruto, me alegro de que haya alguien así en el grupo de Sakura. A decir verdad, no me preocupaba la misión, sino ustedes... no es necesaria tu ayuda, no podrías hacer nada en este caso. Pero sí voy a pedirte que cuides de ella en sus próximas misiones. Aunque no lo parezca... Sakura es frágil, tanto como un jarrón de cristal –Sasori miró hacia la mujer que estaba recostada contra un árbol tratando de recuperar fuerzas.
-Me di cuenta. Si pasa más de una hora después de que llegue allá y ustedes no llegan, volveré, así que procura apurarte.
-Bien, una hora es más que suficiente.
Naruto se fue, Sasori se acercó a Sakura y extendió una mano hacia ella.
-Toma un poco de mi chakra, tenemos que movernos.
-Bien... lo siento, Sasori...
-Todo estará bien, Sakura, no te preocupes.
..................
Naruto caminaba de un lado al otro en su habitación. Ya habían pasado 45 minutos y Sasori y Sakura no llegaban. ¿Debería haberse quedado con ellos? Se maldijo a sí mismo por preocuparse. Definitivamente no debía tener compañeros. Suspiró y se dejó caer sobre la cama. Quizá el problema en sí era que ella era su compañera. Desde hacía años que se sentía atraído por esa mujer. Desde chicos, cuando hacían competencias para entrenar y cuando la veía pasear por el castillo. Pero una asesina siempre era peligrosa, se decía así mismo. Mezclar trabajo y placer lo era más. Ese tipo de mujeres eran mentirosas por naturaleza y no se podía confiar mucho en ellas. Pero en la misión que habían tenido, Sakura mostró un lado que jamás pensó que tendría. Le afectaba matar, tenía consciencia con respecto a lo que hacía y lo más importante, no deseaba seguir. De eso último estaba más que seguro. Él mismo pensaba igual, el problema era que uno no podía dejar la Hermandad así como así. En realidad no la podía dejar y punto. Naruto lo pensó muchas veces. De joven no había tenido más opción ya que Madara lo había llevado allí cuando aún era bebé. Pero ahora... Madara era el verdadero impedimento para escapar. Si era vencido, nadie se atrevería a detenerlo. Pero se decía que era muy poderoso y una experiencia pasada le demostraba que eso era cierto. Se tocó la zona por arriba de la clavícula, en ese lugar tenía una cicatriz bastante importante producida por la katana de Madara, cuando a los diecisiete quiso acabar con él e irse de ese infierno, ni siquiera el poder del Kyuubi pudo borrar la marca. El Uchiha le demostró que sólo había una forma de salir, y esa era muerto. Poseía al Kyuubi, sí, estaba seguro de que por eso era tan importante para el "Maestro", pero éste tenía un Sharingan el mejor de ellos, y podía controlarlo a su gusto si Naruto decidía dejarse usar por él. La cuestión era que si había más gente que quería salir, podían tener una oportunidad. Se levantó y miró por la ventana, unos minutos después aparecieron dos personas que se dirigían hacia allí, no había duda, eran Sasori y Sakura. La mujer parecía estar mejor, por lo menos, caminaba por sus propios medios. Salió al pasillo y aguzó el oído para ver si podía escuchar algo.
Sasori se aproximó al dueño de la taberna y sonrió. El otro mostró una gran sonrisa. Ese hombre siempre estaría dispuesto a ayudar al pelirrojo, al fin y al cabo, una vez, hacía varios años, él y Sakura habían salvado a su familia. Si supiera ese buen hombre la clase de personas que ayudaba ¿lo seguiría haciendo?, era probable que lo supiera. Sasori siempre sospechó eso, sin embargo jamás los había traicionado. Era extraño cómo la gente se comportaba ante determinadas situaciones.
-¡Sasori-sama!, sus amigos llegaron hace un rato, si es que lo son...
-Sí, por supuesto, necesitaremos una habitación nosotros también.
-No hay problema, ¿quieren la de siempre?
-Sí, estaría bien.
-Aquí tiene la llave... Sakura-san, ¿se encuentra bien?
-Sí Han-san, sólo un poco agotada. Pero pronto me recuperaré, necesito dormir.
-¿Mucho trabajo?
-Sí...
-Bien, no los retengo más, que descansen bien, cuando lo deseen pueden bajar y mi señora les preparará algo.
-Gracias.
Subieron las escaleras, Sakura tropezó en un momento, Sasori la sostuvo. Entraron en su habitación donde la mujer se dejó caer sobre la cama.
-Descansa ahora, aquí estaremos bien.
-¿Vas a algún lado?
-Debería ir a hablar con Itachi a ver qué quiere hacer.
-Quédate un rato, por favor...
Alguien golpeó la puerta antes de que Sasori llegara a responder. El pelirrojo fue a abrir y se encontró con Sasuke. El morocho miró al hombre y luego a la mujer que se había sentado en la cama y lo miraba extrañada.
-Me gustaría hablar con ella, a solas.
Sasori miró a Sakura quien asintió, y sonriendo levemente a la pelirrosa salió de la habitación. Sasuke cerró la puerta a su espalda y se quedó allí.
-¿Y bien?, desearía dormir, así que si te apuras sería bueno...
-¿Por qué?
-¿Qué? –la sorprendió demasiado, ¿viviría toda su vida escuchando esa misma pregunta?
-¿Por qué me ayudaste?, casi te quedas sin chakra y sin embargo nunca te detuviste. Yo... te había tratado mal y...
-Sasuke... ¿para eso viniste?, ¿acaso ahora tienes remordimientos en cuanto a tu tan deplorable comportamiento?, no te preocupes, lo hice porque debía hacerlo. De vez en cuando me gusta hacer lo correcto, para variar... -se dejó caer de nuevo en la cama y cerró los ojos.
-No deberías estar tan confiada en mi presencia.
-Ya dijiste que no ibas a matarme.
-Eso no quiere decir que pueda cambiar de parecer.
-¿Y por qué lo harías?, te ayudé, ¿no?
-Pero también perjudicaste la misión, y al fin y al cabo, lo que me sucedió fue culpa tuya.
-Te equivocas. Lo que te sucedió pasó por las decisiones que tú solo tomaste. Nadie te obligó a aparecer a mis espaldas tan cerca de mí y pensando que yo no iba a hacer nada, y nadie te obligó a cubrirme de esa explosión.
-¿Qué harías para que no le dijera a Madara lo que causaste?, estoy seguro de que se enfurecerá si se entera.
-Dijiste que no se lo dirías. ¿Cambiaste de opinión porque se me ocurrió curarte? ¿O es que quieres otra cosa?
-Cambié de opinión debido a la situación. Ahora el Kazekage estará más atento a los asesinos, y puede que quiera empezar a buscar nuestra guarida.
-¿Y sería tan malo que la encontrara?, quizá alguien por fin haría justicia –tenía sueño y no se daba cuenta de con quién estaba hablando o quizá no tenía más ganas de fingir.
-¿Acaso quieres morir y que maten a todos tus compañeros?
-Nadie es mi compañero, porque nadie haría nada por mí... aunque quizá debería quitarte a ti–sonrió. Sintió que el morocho se acercaba, pero no quiso abrir los ojos.
-Ya te dije que fue un reflejo.
-¿Y qué si no lo fue? –abrió los ojos y encontró su rostro cerca del suyo. No se inmutó.
-Sería muy estúpido arriesgar mi vida por una escoria como tú.
-Esta escoria te curó, me parece que te olvidas muy fácil de las cosas.
-No, en absoluto. Vine justamente para eso. Estamos a mano, mujer, yo no diré nada porque tú me curaste. Pero no habrá próxima vez. Si te cruzas en mi camino, te eliminaré o mínimo haré que desaparezcas de mi vida.
-Ok.
Su tranquilidad lo estaba exasperando. El que tenía ese tipo de actitudes era él, no esa estúpida mujer. Tenía ganas de rodear su cuello con sus manos y asfixiarla, aunque también tenía muchos deseos de probar esos labios que ahora le sonreían tan sobradoramente. La miró de arriba abajo. Estaba recostada en la cama, muy relajada y no parecía incomodarle que él estuviera tan cerca. Recordó las palabras de su hermano y se alejó de inmediato. ¿Sería la mujer de Madara?, pero estaba seguro de que estaba con Sasori, ¿acaso el Maestro simplemente disfrutaba ese cuerpo de vez en cuando?
-¿Cuál es tu relación con Madara? –soltó sin pensarlo dos veces. La chica se mostró sorprendida, su rostro se transformó y se volvió sombrío.
-La misma que tú tienes, y que tiene el resto de los integrantes de la Hermandad.
-No te creo. ¿Por qué te protege tanto?
-¿Por qué no le preguntas?, si llegaras a enterarte entonces ven a contármelo porque no lo sé.
-¿En serio?
-Creo, Uchiha, que me estás considerando algo que no soy. Que la mayoría de las mujeres de la Hermandad sean en realidad unas mujerzuelas no me hace a mí una de ellas.
-No me hagas reír.
-No me importa si no me crees, es la verdad.  ¿Deseas algo más?
Una pregunta tentadora, sonrió mirándola de reojo.
-Nada que puedas ofrecerme.
-Perfecto, adiós.
Salió saludando con un simple gesto de su mano. La pelirrosa frunció el ceño. "Estúpido y vanidoso Uchiha", odiaba la gente como él.

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