Capitulo 6

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Sakura miró por la ventana bastante deprimida. El día estaba horrible, llovía muchísimo y eso hacía que no pudiera salir a entrenar. Últimamente eso era lo único que la despejaba. Ahora su cabeza daba vueltas con las últimas novedades. Sasori se había ido hacía dos días. Poco pudo hablar con él antes de ello. Cerró los ojos y vio su triste rostro.
-Siento haberte preocupado, Sakura, Itachi me dijo que fuiste a verlo.
-Sí, y no me dijo nada que quisiera oír.
-Eso es bastante común en él. Sin embargo deberías hacerle caso, por lo general tiene razón.
-Veo que llevas una mochila. ¿Ya les dieron una nueva misión?
-No... simplemente tengo cosas que hacer.
-Y supongo que no me dirás qué cosas...
-Supones bien... -Sakura miró hacia otro lado visiblemente ofendida. Sasori sonrió y le tomó el mentón para que lo mirara- te enterarás en algún momento. Lo prometo.
-¿Qué me ocultas, Sasori? –tomó sus manos con fuerza- ¿acaso ya no confías en mí?, quiero saber qué es lo que te sucede... Siento que me estás abandonando...
-Todo lo contrario... -susurró el pelirrojo. Volvió a sonreír y la besó, soltándose de su agarre con delicadeza- siempre confiaré en ti.
Ella se había quedado quieta, sabiendo que algo andaba verdaderamente mal. Su beso había sido distinto, demasiado. No siguió insistiendo. Conocía muy bien a su sensei. Le mostró una leve sonrisa, lo mejor que podía hacer, ya que hacía mucho que no sonreía de verdad. Él pareció relajarse un poco y se fue, saludando con la mano cuando se había alejado un poco. Nunca miró hacia atrás, como era de esperarse de alguien como Sasori.
-Parece que lo extrañas mucho –la voz de Sasuke la sacó de sus pensamientos lo cual agradeció.
-¿A quién te refieres?
-A tu maestro. Lo vi irse el otro día.
-Aaah... no... en absoluto...
-¿En serio? Tuvieron una despedida bastante emotiva diría yo.
-¿Acaso me espías Uchiha?
-No, para nada, simplemente pasaba por allí.
-Me sorprende lo mucho que intentas deducir mis relaciones. Primero con Madara, luego con Sasori.
-¿Vas a negarme que tienes algo con ellos?
-Con Sasori no. Tuvimos algo mientras él fue mi sensei. Nada romántico como es de esperarse de gente como nosotros. Con respecto a Madara ya te lo dije, no sé porqué se preocupa tanto por mí, pero no es que yo le esté dando "algo" a cambio.
Sasuke sonrió. Su rostro demostraba que no estaba mintiendo. Le molestó un poco pensar que había estado con Sasori, y al mismo tiempo se alegró porque no hubiese tenido nada con Madara. Suspiró fastidiado, ¿por qué pensaba así?, no era adecuado.
-Bien...
-¿Contento?
-¿Por qué lo estaría?
-No lo sé, quizá por conocerme un poco más.
-Está bien. No me importa lo que hagas de todas formas –"estúpido, claro que te importa si lo preguntas" pensó con odio el morocho.
-Mira no estoy de mucho humor. ¿Qué quieres?
-Simplemente venía a ver cómo estaba mi compañera.
-Realmente eres ciclotímico.
-Nos hemos estado llevando mejor estos días, ¿no te parece?
-Sí... pero nunca pensé que te importaría saber cómo estoy.
-Es simple. Tu estado anímico puede afectar tu desempeño, y por lo tanto, tu efectividad en una misión. Y eso sí me importa.
-Aaah, ya veo. Estoy bien, no te preocupes por eso. Si en nuestra primera misión me viste con dudas o actué mal... te prometo que no volverá a pasar. Ya no tengo más dudas. El Maestro me mostró mi futuro, mi destino y mi lugar.
-Bien...
Sasuke la observó con detenimiento. Se veía más ojerosa y cansada. No estaba bien como ella aseguraba. Todo lo contrario. Sin embargo, estaba seguro de que esa duda con respecto al bien y el mal si había sido borrada de ella. Lo que fuera que Madara le mostró en esa ilusión la convenció de que no tenía escapatoria. El problema era que las dudas podían volver... y más con alguien como Naruto. El rubio no pertenecía a ese lugar, Sasuke lo supo desde la primera vez que lo conoció, y la misión que Madara le encomendó cuando los puso en un equipo juntos terminó por convencerlo de ello.
-Sasuke... gracias por venir.
-¿Necesitaba algo Maestro? –preguntó bastante malhumorado.
-Te daré una misión aparte de las que tendrás con tus nuevos compañeros –Sasuke frunció el ceño visiblemente más interesado- quiero que vigiles a Naruto. Cualquier cosa que veas sospechosa en él me la informarás de inmediato. Si llegara el caso en que debes actuar, pide ayuda a Sakura.
-No necesito ayuda para vencer al Uzumaki.
-Oh, te puedo asegurar que la necesitarás.
-¿A qué se debe esto?, si es que puedo preguntar.
-Conoces a Naruto más que nadie. Sabes que su personalidad es bastante errática y peligrosa. Simplemente lo quiero controlado. Que sepa que su lealtad está con la Hermandad y con nadie más.
-Bien.
Si el Maestro sospechaba de Naruto entonces quería decir que alguna cosa habría hecho. Madara era muy astuto y nada se le escapaba. Una prueba de ello fue su absoluto conocimiento de las dudas de Sakura en su primera misión juntos. Nadie había hablado. Él no, y Naruto menos. La pregunta era ¿cómo lo sabía?
Sakura había vuelto a mirar por la ventana mientras él reflexionaba todas esas cosas. Se percató de que estaba allí parado sin hacer o decir nada por lo que se despidió de la pelirrosa y se fue. Estaba más distraído que nunca. Comenzaría a concentrarse en sus cosas o terminaría igual que sus compañeros.
..................
Al otro día, Sakura salió rápidamente de su habitación y se encontró con Naruto. Ambos se miraron con la misma pregunta en mente.
-¿Sabes por qué nos llamó? –dijo el rubio primero.
-No, es extraño que nos convoque a todos.
-Hacía mucho que no hablaba con toda la Hermandad.
Llegaron al patio trasero del castillo, muchos ya estaban allí esperando, el resto que aún estaba en el castillo salió unos minutos después. Sasuke se colocó al lado de ambos y, aunque seguramente se preguntaba lo mismo que ellos, no les habló, simplemente los saludó con un gesto de la cabeza. Madara salió, llevaba su ropa de batalla y también sus armas. Parecía como si se hubiese vestido para salir él mismo en una misión. Sakura sabía que desde hacía años, el Maestro ya no participaba en ellas, no era necesario, contaba con personal suficiente. Él simplemente se encargaba de la logística. Al fin y al cabo era el creador de la Hermandad y su más poderoso miembro. Nadie se atrevería jamás a quejarse.
-Mis hermanos... -pasó la mirada por todos los presentes- los he reunido para hablar sobre ciertos códigos que tenemos. Siempre supongo que todos los conocen, pero al parecer, pueden olvidarse con facilidad, y la verdad eso me molesta –todos se miraron entre sí, esas palabras sólo podían significar una cosa, alguien había traicionado a la Hermandad- uno de nuestros hermanos ha pensado que podía burlarse de mí, creyó torpemente que no me daría cuenta. Una lástima, porque es un miembro que aprecio mucho y que lamento perder. Pero no puedo permitir que estas cosas pasen...
Sakura miró a sus dos compañeros. Naruto fruncía el entrecejo, creyó haberlo visto retroceder un poco, pero debió ser su imaginación, el rubio no era de ese tipo de personas. Sasuke se mostraba impasible como siempre.
-Ordenaré su búsqueda y exterminio y les traeré la prueba de ello. Por ahora quedará en el anonimato la persona de la que hablo, sólo quiero advertirles, mis ojos lo ven todo, yo siempre lo sé. Ustedes hicieron un juramento para toda la vida, nadie los obligó a entrar. Si pertenecen a la Hermandad lo hacen para siempre. La única forma de salir es muerto... -todos se mantenían en silencio, luego de estas palabras, el Maestro levantó la mano en señal de saludo- gracias por su atención, los dejo continuar con sus actividades.
Sakura se mantuvo estática en su lugar: "la única forma de salir es muerto", lo sabía, siempre lo supo, pero qué horrible le sonaba cuando ella quería tan desesperadamente otro tipo de vida. Por supuesto, la tortura de Madara la había convencido de no volver a traicionarlo, pero no podía controlar sus deseos.
-El Maestro quiere verlos. Ya tiene una nueva misión para ustedes –Zetsu había aparecido a sus espaldas. La pelirrosa dio un respingo al escucharlo, mientras los dos jóvenes asintieron en silencio.
-Seguramente nos encargará a nosotros la misión de exterminar al traidor –dijo Naruto de manera sombría.
-O quizá, el traidor es uno de nosotros –respondió Sasuke sonriendo con soberbia y mirando al rubio- vamos.
Naruto pensó que eso no era así. Sabía cómo actuaba Madara. Si los había llamado, era porque el traidor era alguien que conocían, no uno de ellos. Su crueldad no tenía límites y siempre probaba a sus "hermanos".
Al llegar al despacho de Madara, Sasuke y Naruto se sentaron en silencio en unas sillas frente a la mesa, Sakura prefirió quedarse parada. El Maestro los miraba de forma extraña. Luego de un momento habló.
-El traidor está escondido en una cabaña a un día de aquí. Irán allí y acabarán con él.
-¿De quién se trata, Maestro? –preguntó la pelirrosa.
-Lo sabrán cuando lleguen. Simplemente hagan el trabajo. Me gustaría que fueras tú, Sakura, quien se encargara. Al fin y al cabo, tú también tuviste un acto de traición y perdoné tu vida. Esto te dará una lección de lo que sucederá si vuelves a hacerlo.
-Sí, Maestro. Le demostraré que puede confiar en mí –respondió la mujer agachando la cabeza.
-Perfecto, ustedes dos la acompañarán y la ayudarán en caso de que la cuestión se le escape de las manos. Quiero todo el cuerpo del culpable. Aquí tienen el mapa con la ubicación exacta de la guarida del traidor, pueden irse.
-Sí, Maestro –respondieron Sasuke y Sakura. Naruto dio media vuelta y se fue sin decir nada.
Los tres salieron en silencio, Sasuke ni siquiera los miró, se retiró a su habitación caminando con tranquilidad. Por supuesto, él no tenía ningún temor, estaba en el lugar que quería estar y no deseaba nada más. Naruto pensó por un momento que le gustaría ser así, sin preocupaciones, sólo cumpliendo órdenes, sin que la consciencia le impida dormir. Sacudió la cabeza, no, eso no estaba bien, matar estaba mal y no se podía mirar para otro lado, los problemas se enfrentaban al igual que las decisiones que cada uno tomaba. Sasuke algún día se daría cuenta o debería demostrárselo él mismo. Lo lamentó profundamente, aún apreciaba a su antiguo amigo, pero no le quedaban opciones.
-Naruto... -el rubio miró a Sakura, la mujer se había detenido y él, tan inmerso en sus cavilaciones, no lo había notado. Estaba triste, estaba mal, sospechaba la razón.
-¿Si?
-¿Tienes alguna idea de quién es? –"Sí" pensó el rubio con tristeza.
-No, hay muchos miembros aquí, podría ser cualquiera.
-Temo que... -pareció dudar en si seguir hablando o no, deseaba que se abriera y le contara sus temores, deseaba decirle que no debía temer, que él haría cualquier cosa por cuidarla, pero no abrió la boca, no era cierto, habían cosas que no podía hacer, y una de ellas era que aún no confiaba completamente en ella. ¿Qué tanto la había convencido Madara?
-Descansa, mañana saldremos, no te conviene adelantarte a nada.
-Sí...
Sakura se fue con paso lento. El rubio dio media vuelta y caminó a su habitación. Tenía muchas cosas que pensar y poco tiempo.
..............
Sasuke se dejó caer sobre su cama, cerró los ojos y decidió que descansaría un poco, pero el ruido de la puerta al abrirse abruptamente lo puso alerta.
-¡Sasuke-kun!, he vuelto... -Karín estaba parada a su lado sonriéndole tontamente. Nunca le había pasado que le molestara su presencia desde el primer segundo de verla, por lo general era luego de pasar un rato con ella.
-¿Qué quieres? –volvió a cerrar los ojos.
-¡Sasuke-kun! ¿Me estas ignorando?
-Increíble que te des cuenta, pensé que no tenías esa capacidad –recordó que Sakura tuvo una actitud bastante similar con él estando en la cama con los ojos cerrados como si no fuera importante, como si se tratara de una basura, sintió la ira recorrer su cuerpo, esa mujer, no iba a permitir que lo ignorara.
-¡No puedes hacerme eso, Sasuke-kun! No sabes lo veloz que corrí sólo para poder ver tu rostro –sintió su contacto y actuó al instante. Tomó su mano y la retorció con fuerza, cuando abrió los ojos tenía el Sharingan activado.
-No vuelvas a tocarme mujer, no te quiero cerca de mí nunca más.
-¿De qué hablas?, Sasuke-kun, me estas... lastimando... por favor...
Apretaba con más fuerza, ella seguía llorisqueando, pero no parecía querer entender razones porque aún parecía querer convencerlo. Bien, si eso es lo que quería, le mostraría lo que significaba un "no" en boca de un Uchiha. La miró fijamente a los ojos, ella se quedó tiesa y se perdió en ellos. La soltó, la mujer cayó al suelo, lágrimas caían por su rostro, se acurrucó en el suelo temblando. Patético. Ni siquiera Sakura había sido tan patética cuando el Maestro le aplicó un genjutsu y seguramente había sido mucho peor de lo que él hizo.
-Sasuke...
Se sobresaltó al escuchar la voz de Madara y al instante se paró agachando la cabeza y desactivando su Sharingan.
-Maestro...
-Creo que ya te había dicho cuando eras pequeño que no usaras el poder del Sharingan tan a la ligera.
Madara se aproximó a Karín y la ayudó a levantarse del suelo. La mujer aún temblaba y lloraba sin parar. El Maestro no pudo hacer nada por mejorar su estado, por lo que simplemente le ordenó que fuera a su habitación y se calmara por sí misma.
-Lo lamento, pero no quiso escucharme –trató de defenderse Sasuke.
-Siempre has sido propenso a ataques de ira, necesito que te concentres, es muy importante que de ahora en más te controles.
-Sí, Maestro.
-Me agrada que Sakura y tú hayan hecho las pases, es importante para ella tener una contención en su equipo. Sasori ocupaba ese lugar en su momento, ahora lo harás tú. Ayúdala siempre, aunque creas que no esté bien, ¿entendido?
-Sí, Maestro -¿qué le estaba diciendo?, ¿aunque crea que no esté bien?, ¿qué significaba eso?
-De ahora en más tú serás la persona en quien más confíe. No me decepciones chico, tengo mucha fe puesta en ti.
-No lo haré Maestro, es un gran honor.
-Itachi, no te quedes en la puerta, pasa...
Sasuke no había notado que su hermano había llegado, se preguntó cuánto habría oído y si el Maestro había dejado la puerta abierta a propósito.
-No quise molestar, Maestro –respondió Itachi sin inmutarse entrando y colocándose al lado de su hermano.
-En absoluto, es una linda reunión, ¿no crees?, los tres últimos Uchiha que quedan sobre la tierra. Casi diría algo digno de mención en cualquier libro de historia. El mundo va a recordarnos...
-No me interesa que eso suceda –respondió Itachi, Sasuke lo miró sorprendido, no sabía que trataba así al Maestro, era demasiado impertinente y Madara solía ser bastante iracundo si no se lo trataba como se debía. Pero al parecer sus temores estuvieron infundados ya que el Maestro simplemente comenzó a reír.
-Jajajaja, sí, siempre fuiste así Itachi, sin deseos de más, sin instinto de superación, a veces no pareces Uchiha.
-Supongo que es porque no todos somos iguales, tengo un solo objetivo en mi vida, y sólo eso me estimula para mejorar y crecer.
-Aaah sí... -Madara posó por un instante su mirada en Sasuke y luego volvió a mirar a Itachi- deberías recordar ese objetivo y aprender cuál es tu lugar si no quieres quedarte sin nada por qué vivir.
La mirada de Itachi cambió, se veía furioso, Sasuke pensó que atacaría, parecía estarlo pensando, pero luego su hermano se relajo y sonrió de lado.
-No lo olvido, usted hizo que me fuera imposible no recordar porqué estoy vivo.
-Perfecto, ese era mi objetivo. Bien los dejo, suerte con tu misión Sasuke y no olvides lo que te dije.
-No, Maestro. Gracias, Maestro.
Madara salió y cerró la puerta tras de sí. Sasuke vio que su hermano lo miraba fijamente con cierta tristeza reflejada en sus ojos.
-¿Qué te pasa?
-Nada, sólo pienso en los errores que cometí en mi vida...
-¿Desearías haberla salvado? –sabía que hablar de esa persona hería a su hermano, pero habían veces que le era imposible no pensar en ella.
-No, ya era tarde y me era imposible si quería mantener mi promesa.
-¿Promesa?
-Una que me hice a mí mismo una vez...
-¿Perderías todo por cumplir esa promesa?
-Ya lo perdí, bueno, casi todo...
-¿Qué quieres?
-Advertirte sobre tu misión.
-¿Cómo lo sabes?, ¿tienes una maldita bola de cristal?
-Ya te dije que todo se sabe aquí, que tú seas tan cerrado y no te importe más nada que realizar a la perfección las misiones no quiere decir que los demás piensen igual.
-¿Y bien?, ¿Qué vas a advertirme?
-Intenta realizar el trabajo tú, o te arrepentirás.
-¿Por qué? El Maestro fue muy explícito, Sakura debe hacerlo.
-Sólo hazme caso o terminarás provocando algo que luego no podrás detener.
-Siempre hablando en clave, si no vas a ser directo no vengas, salte de mi habitación, deseaba descansar tranquilo y aún no pude hacerlo.
-Karín ya está mejor, por si te interesa.
-La verdad no, por algo lo hice.
-No uses tu poder tan a la ligera, Sasuke.
-No eres mi padre para estarme diciendo qué debo hacer. Soy lo suficientemente adulto como para manejarme a mí manera.
-Sí, lo siento, olvide que sólo te gusta que te mande Madara.
Itachi sonrió con sorna y salió de la habitación dejando a Sasuke aún más furioso. Odiaba recibir órdenes, no podía negar eso, pero no quedaban muchas opciones, debía pagar su deuda, el Maestro los acogió en ese lugar cuando se quedaron solos sin nada, obviamente había que darle algo a cambio de esa amabilidad, aunque eso significara matar a todos los que él quería por un poco de oro. Se dejó caer nuevamente en su cama, detestaba los acertijos, y hoy Madara y su hermano le habían dejado muchos.
........
-Mi señor –Zetsu inclinó su cabeza en señal de saludo, Madara lo miró de reojo, estaba de muy mal humor ese día y seguramente, lo que venía a contarle Zetsu empeoraría las cosas.
-¿Y bien?
-Lo destruyó todo, mi señor, no quedó nada, dejó casi muerto a Orochimaru. Sólo se salvó por su capacidad de regeneración, creo que no contó con eso.
-¡Demonios!, ¡lo quiero muerto! Quiero su cuerpo aquí sobre esta mesa Zetsu, irás con el grupo de Sakura y me lo traerás.
-Sí, mi señor.
-Ese centro de investigación era clave. ¿Acabó con todos los prototipos?
-Sí mi señor, Orochimaru está viniendo para darle el informe completo.
-Dime que por lo menos logró salvar eso...
-Sí mi señor, no sufrió daño alguno.
-Me alegro, hubiese querido torturarlo hasta la muerte, pero sé que Sakura no lo hará, ni siquiera Sasuke... y no tengo tiempo para ir yo mismo, tenemos cosas urgentes que hacer, debemos rehacer los planes. Recuerda a Orochimaru que nadie puede verlo, que venga aquí de inmediato.
-Sí, mi señor.
Zetsu desapareció, Madara se presionó la sien con fuerza, ese día definitivamente estaba empeorando, el maldito había destruido años de investigación y experimento. Sería imposible volver a conseguirlo todo, pero Orochimaru seguía vivo y con suerte esa repugnante serpiente recordaría muchas de las cosas que había hecho. No todo estaba perdido, simplemente era un pequeño retraso. Nunca imaginó que él lo traicionaría.
-La fuerza de los sentimiento ¿eh?, maldito... aunque sea antes de morir recibirás el mayor dolor que existe.
............
Los tres compañeros se encontraron a la entrada del castillo al otro día cuando el sol comenzaba a salir. La pelirrosa los observó. Naruto parecía algo inquieto, se pregunto si sería por la misión o por algo más. Sasuke estaba como siempre: imperturbable.
Salieron de prisa, algo les hacía ir rápido y en silencio. Quizá las palabras del Maestro se habían arraigado en la mente de los tres jóvenes y los hacía pensar o simplemente el hecho de querer conocer a la persona que los había traicionado los tenía ensimismados.
A la noche se detuvieron para comer y descansar un poco. Sakura se recostó y se quedó mirando el cielo entre los árboles. No podía dormir aunque debía. Naruto era el que iba a tomar la primer guardia y luego seguiría ella. El rubio se agachó a su lado y la miró sonriendo.
-No tienes sueño, ¿eh?
-No –respondió la pelirrosa malhumorada- ya sé que tengo que dormir pero no puedo...
-¿Piensas en el traidor o en las palabras del Maestro?
¿Cómo lo sabía? Se sorprendió con el comentario. No esperaba que Naruto fuera a decirle sobre las palabras del Maestro.
-Me di cuenta... cuando te vi la primera vez lo supe... -volvió a hablar el rubio.
-¿Saber qué? –la mujer estaba cada vez más intrigada.
-Que no pertenecías a la Hermandad...
-¿Por qué piensas eso?, no soy la mejor pero...
-No es por fortaleza o habilidad... es por tu corazón...
-¿Mi corazón? Nadie de la Hermandad tiene corazón, yo tampoco...
-Eso es lo que quieres demostrar pero sabes que no es cierto. Todos tenemos un corazón. Es cierto que algunos han olvidado cómo se siente –el rubio miró levemente a Sasuke con algo de tristeza- pero sin embargo allí está... y tú... te sientes encerrada. Asfixiada, en un mundo que no te comprende ni quiere hacerlo. Viviendo como te dicen y sin poder ser libre realmente. Naciste para ser libre...
-Basta... -Sakura miró hacia otro lado con los ojos llenos de lágrimas, ¿cómo podía ese hombre, conociéndola tan poco, decir todas esas verdades? Sus palabras le habían afectado demasiado para su gusto- eso no es cierto. No quiero que vuelvas a decir esas cosas.
-Sakura siempre hay una salida... no lo olvides...
-¿Por qué me dices esto?
-Porque no me gusta ver cómo destruyen las esperanzas de las personas. En especial, las tuyas...
Sakura se quedó dura. Las palabras de Naruto eran sospechosas. Madara le pidió a ella que vigilara al rubio, esa era una de las razones por las que lo ponía en el grupo. Y lo que ahora le decía. Se levantó de un salto y se alejó de él. El rubio la miró con sorpresa y quiso acercarse pero ella volvió a apartarse.
-¡No! –miró a Sasuke que estaba acostado más lejos, parecía que dormía, era mejor que así fuera. Por alguna razón no quería que el Uchiha, un fiel integrante de la Hermandad se diera cuenta de esto. Si el Maestro lo sabía pediría la cabeza de Naruto y esa idea le dolía mucho en el pecho- deja de decir esas cosas... es más... no vuelvas a repetirlas –le dijo casi en un susurro- te llevarán a la muerte...
-No le temo a la muerte... -sonrió el Uzumaki- convivo con ella todos los días, vivo de ella y... muerto sería libre...
-Basta Naruto... -se acercó a él tomándolo de los brazos con fuerza- no quiero que muera un compañero mío... yo...
-¿Sólo porque soy tu compañero? ¡Qué decepción! –sonrió divertido- no te preocupes, soy duro de matar... y además... sé lo que hago...
-Eso no es un chiste. No quiero que vuelvas a hablar así, no quiero que digas esas cosas a otros. No puedes confiar en nadie aquí y lo sabes. Tampoco deberías confiar en mí...
-Tú eres la única persona de la Hermandad en la que podría depositar mi confianza... -"en la que deseo depositar mi confianza, no me decepciones Sakura" pensó con tristeza.
-Haces mal. Déjame sola, tengo que dormir.
-Lo siento... no quise... lo siento... -se alejó sin decir nada más.
Sakura volvió a recostarse, ahora sí que no podría dormir. Cerca, Sasuke fruncía el ceño y apretaba los puños con fuerza.
La guardia de Sakura pasó tranquila en el exterior, aunque su interior era otra cosa. Sentía un conjunto de emociones contradictorias que no quería ni siquiera analizar. Se levantó al llegar el turno del morocho y fue a buscarlo.
-¿Sasuke? –lo llamó, él abrió los ojos de inmediato- ya es hora... -dijo y volvió a su lugar.
El morocho se acercó a ella. Sakura pensó que si él también iría a hacerle extraños planteos terminaría gritando mucho.
-Mañana deberás estar preparada, Sakura. Tu credibilidad en la Hermandad está en juego...
-Lo sé...
-Si lo deseas... puedo hacer el trabajo por ti –lo miró sorprendida. No se esperaba que le dijera eso.
-¿Y a qué viene tanta amabilidad?
-Matar a desconocidos es una cosa, algo que de por sí, se nota que te cuesta, pero esta vez nos enfrentamos a un antiguo aliado... alguien que por el simple hecho de pertenecer a la Hermandad es poderoso. Eres buena, pero puede que esto no esté a tu altura.
-No deberías molestarte si algo me sucede, Sasuke... no necesito que me cuiden, yo misma haré este trabajo y les demostraré a todos que soy digna de pertenecer a la Hermandad y que soy fuerte.
-Mmmm, como quieras –respondió el morocho no muy convencido- descansa bien entonces, para mañana, si sigues pensando tanto, el cansancio te jugará en contra.
-Sí...
Lo observó desaparecer en la oscuridad. ¿Cómo demonios se había dado cuenta que no había dormido aún? Se estaba cansando de sus dos extraños compañeros. Aunque una parte de su ser se alegraba que alguien se preocupara por ella, más ahora que Sasori parecía haberla olvidado. Sin embargo eran asesinos. No podía confiar en ellos. Cerró los ojos frustrada. Odiaba no poder confiar en nadie, odiaba pensar en que todos a su alrededor, por más amables que parecieran eran malas personas... al igual que ella.
Siguieron viaje a la mañana a penas salió el sol. Sasuke les había dejado dormir una hora más de lo pautado. El rubio no se quejó para sorpresa de sus dos compañeros y Sakura tampoco, la verdad es que esa hora le había venido muy bien.
Encontraron el lugar señalado en el mapa con un poco de dificultad cerca del mediodía. La zona era difícil de acceder, por algo su habitante la había usado de escondite. Estaba entre montañas con rocas afiladas y resbalosas. Rodearon la casa en completo silencio. Naruto fue quien habló, Sasuke notó que estaba algo impaciente.
-¡Sal de ahí!, sabemos que estás escondido en esta casa. La Hermandad no tolera traidores, venimos a cobrar tu deuda... -la voz del rubio fue bajando de tono a medida que hablaba, parecía no gustarle realmente la situación.
Lo más probable era que deseara que no hubiese nada allí, Sasuke negó levemente con la cabeza, sus dos compañeros eran demasiado blandos, con consciencia... La puerta se abrió y quién salió dejó sorprendidos a los tres jóvenes pero más a la pelirrosa.
-Sasori... -susurró.

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