Capitulo 7

1K 71 4
                                    

Ninguno parecía reaccionar, Sasori se adelantó unos pasos. No había logrado hacer lo suficiente, pero sí les había dado lo que prometió: tiempo. La destrucción de los laboratorios de Madara iba a retrasar todo un largo rato.
-Así que me encontraron... -dijo sonriendo sin mirarlos, su cabello le tapaba la mitad del rostro- ¡qué pena!, pensé que lograría más... supongo que Madara es más astuto de lo que imaginaba.
-¿Qué?, ¿por qué? -preguntó Sakura bajando el arma y acercándose a él.
-No deberías bajar tu guardia frente a un traidor, Sakura, creo que te lo enseñé...
-Tú no eres el traidor... no puedes serlo... -la mano que llevaba el arma temblaba. No sabía qué hacer, simplemente era imposible que eso estuviera sucediendo. Estaba teniendo una pesadilla, una horrible pesadilla, tenía que despertar.
-Lo siento -la miró- sólo quería liberarte, darte un lugar mejor...
Sakura sintió un nudo en la garganta, lágrimas que se acumulaban en sus ojos pero no las dejó caer. Se puso seria y volvió a levantar el arma contra el pelirrojo. No era un sueño, era la realidad, su realidad.
-¿A qué te refieres?
-La Hermandad no es un lugar para ti... me cansé de ella, me cansé de verte caer día tras día, de que sufras en silencio... pero parece que yo no seré el que te de la libertad -miró a los dos jóvenes que se habían quedado en silencio. Sasuke lo observaba con el ceño fruncido, Naruto con lástima- Naruto... recuerda mis palabras y usa mi regalo con sabiduría.
Sasuke y Sakura miraron al rubio quien simplemente asintió, en sus ojos se veía la tristeza, sabía qué había hecho y lo agradecía, seguiría con su objetivo y lo completaría a como diera lugar.
-Sakura... -habló Sasuke- es nuestro trabajo. Decide de qué lado estarás...
No la amenazaba, le daba la oportunidad de dejar escapar a Sasori e irse con él. Ella lo vio en sus ojos. Por alguna razón ese día él estaba de su lado e iba a ayudarla. Miró a Naruto, éste estaba en silencio y con su mirada fija en Sasori. Quizá esperaba que le dijera que estaba mintiendo al igual que ella. Pero no, Sasori era el traidor... por ella... ¿qué iba a hacer?
-Los traidores a la causa deben morir porque nunca dejarán de perseguirlos... -dijo Sasori a Sakura. Esa era la frase que ella debía decir, lo miró y vio en sus ojos todo lo que necesitaba saber. Asintió seriamente. Naruto pasó su vista de uno a otro sospechando algo.
-Debemos hacer cumplir su sentencia... debo matarlo...
-Deja que yo... -quiso decir Sasuke, pero Naruto lo interrumpió extendiendo su brazo para detenerlo.
-El Maestro pidió que ella lo hiciera. Sólo de esa forma volverá a ser de confianza -dijo el rubio con firmeza. Sasuke quiso replicar, las palabras de su hermano daban vuelta en su cabeza sin parar, pero comprendió a qué se refería el rubio, por lo que volvió a su lugar sin decir nada más.
-Ven, Sakura -dijo Sasori volviendo a entrar en la casa. La mujer lo siguió, mientras que sus dos compañeros esperaron afuera.
Sasuke miró a Naruto, el rubio tenía la vista en el cielo, parecía estar reflexionando sobre algo. Se veía triste y cansado, al igual que Sakura. ¿Qué estaban ocultando? ¿Qué es lo que planeaban? ¿Qué pretendían? ¿Podía confiar en ellos?
-Naruto... -lo miró, en sus ojos celestes vio reflejado el dolor, conocía esa mirada, de chicos el rubio solía ser muy hiperactivo y chillón, pero algunos días, parecía que el dolor ganaba la batalla interior y lo encontraba en la parte más alta del castillo mirando el cielo con tristeza, extrañando algo o alguien que nunca conoció- rodea el lugar, no podemos permitir que escape...
-Kage bunshin no jutsu -recitó su compañero, aparecieron decenas de copias que se repartieron por toda la zona.
-No dejes que nadie escape, ¿entendido?
-Pensé que le habías dado esa oportunidad.
-Eso fue sólo tu imaginación, yo jamás permitiría que un traidor escape.
-Es chistoso que quites algo que no posees...
-Si te refieres a la libertad, no me interesa no tenerla.
-Lo dudo... todo el mundo desea la libertad, casi tanto como la felicidad, y uno no puede existir sin lo otro.
Sasuke volvió a mirarlo. Si seguía hablando así debería reportarlo, esas palabras eran claramente signos de rebelión. Por alguna razón permitió que pasaran, quizá sólo estaba hablando así por la situación en la que se encontraban.
Sakura entró en la habitación, el corazón le latía con fuerza, su mente estaba trabajando sin parar, trataba de encontrar explicaciones, salidas y algo de cordura ya que las tres cosas se le estaban escapando. Su maestro, la única persona en quien confiaba y con la que había tenido algo que podría llamarse relación la observaba con paciencia, parecía estarle dejando tiempo para procesar todo. Iba a enloquecer, lo sabía, necesitaba un plan algo a lo que aferrarse, su única columna, quien la mantenía en pie, se estaba desmoronando y ella caía sin remedio.
-Trata de calmarte...
-No me pidas eso estando en esta situación Sasori, simplemente... -sintió odio contra él, ¿por qué le hacía eso? ¿Por qué la abandonaba?, ella lo necesitaba a él no quería a otra cosa, ¿o sí?, era cierto que deseaba ser libre, pero ¿a qué costo? Esto era demasiado.
-De ahora en más te convertirás en una asesina Sakura, te enseñaré cómo hacerlo y de esa forma jamás volverás a estar vulnerable, nadie nunca te dañará porque tú sabrás cómo defenderte.
Madara le había dicho eso al cumplir los seis años, un año después de haberla llevado a la Hermandad, ese día había sentido una gran felicidad, pensó ilusamente, que nunca nadie volvería a lastimarla y que podría proteger a todos sus seres queridos. ¡Qué tonta de su parte! Ya no le quedaban seres queridos y ahora que tenía uno lo iba a perder sin remedio y ella iba a ser quien lo matara. Su mundo, su realidad, era una pesadilla que parecía no tener fin, pero ella lo encontraría. Respirando profundamente para tratar de calmarse y ordenar sus ideas habló.
-No quiero hacerlo, Sasori.
-Tienes que hacerlo. Madara te matará a ti de lo contrario.
-¿Por qué? No quería esto...
-Lo sé, es mi decisión y la verdad es que estoy orgulloso de ella y contento por morir en tus manos... aunque seguramente Madara piense que mi castigo es mayor porque tú seas quien lo aplique, je, nunca entendió...
-¡No puedo matarte! -dijo soltando el arma y abrazándose a sí misma mientras bajaba la vista al suelo.
-Sakura -Sasori la tomó de los brazos con fuerza y la obligó a mirarlo- Madara debe volver a confiar en ti... sé que es difícil, sé que es doloroso para ti, pero no tienes opción - la besó rápidamente, luego tomó un frasco que había en una mesa y lo bebió sin demoras.
-¡¿Qué tomaste?!
-Sabía que no lo harías...
-¡Veneno!
-Te dejé algunas cosas, sabes dónde, úsalas como mejor te parezca.
-Sasori, no puedes dejarme... ¿dónde está el antídoto?
-No estás sola. Confía en ellos, te cuidarán. Sé que lograrás ser libre. Feliz al final. No te preocupes, no le temo a la muerte, porque muerto seré libre al fin, lo único que lamento es no poder estar a tu lado...
La pelirrosa se sorprendió con esas palabras, la noche anterior, Naruto le había dicho algo similar.
Sasori cayó de rodillas, ella se colocó a su altura. El pelirrojo tomó su arma y la colocó en su pecho.
-Madara se dará cuenta... tienes que matarme con tu propia katana.
-No lo haré.
-Tardaré horas en morir con este veneno y sufriré mucho. Tienes que hacerlo como un último favor.
-Eres un maldito retorcido... -dijo a punto de llorar.
-Eres fuerte, nunca la dudes, mi bella flor de cerezo, confía más en ti misma y en tus compañeros. Siempre te amé, tú me mostraste otro camino, no creas que me llevaste a la muerte, piensa que me llevaste a una vida digna, a una que merecía la pena vivir.
-Confiaré en mí y lo intentaré con ellos.
Las últimas palabras las dijo juntando todo el valor que tenía en su interior y mirándolo con decisión. No iba a llorar, no quería que la viera sufrir, habría tiempo para eso luego, cuando estuviera sola. Tomó la katana y sin quitar los ojos de los de él, la clavó en el corazón del pelirrojo. Un golpe certero, no tardó más de unos pocos segundos en morir. Hubiese querido corresponder a sus sentimientos. Decirle que también lo amaba, pero mentirle en el último momento no era su estilo y sabía que Sasori no lo creería. Le sonrió antes de que sus ojos perdieran su brillo. Una sonrisa que no olvidaría. Se levantó decidida y extrajo la katana del pecho del hombre. Sasori le había dejado un legado, se encargaría de cumplirlo. Pero en base a esta experiencia debería ser mucho más cuidadosa. Se preguntó si sería mejor. Sonrió con tristeza mirando el cuerpo de su sensei. Había aprendido todo de él y de Madara. Tenía que ser mejor, no... sería mejor.
-Te lo prometo, seré libre y feliz como tú deseaste. Tu muerte no será en vano, Sasori, juro vengarme.
-Sakura... -Naruto y Sasuke entraron.
La pelirrosa se dio vuelta para mirarlos. A diferencia de lo que los dos jóvenes pensaron, la chica estaba como siempre. No había lágrimas en sus ojos, no había duda tampoco. Frente a ellos limpió su katana.
-¿Qué pasa?
-¿Sakura?, ¿estás bien? -preguntó Naruto sorprendido por su actitud y preocupado, la verdad es que esperaba encontrarla llorando.
-Por supuesto. Usa el pergamino y guarda el cadáver. -le ordenó al rubio, su voz no titubeó. Asintió e hizo lo que ella le dijo.
-Buen trabajo... -agregó Sasuke observando a la mujer con detenimiento.
-No fue nada, Sasori no quiso atacarme por nuestra antigua relación. Usé eso para acabarlo.
Naruto escuchaba sin decir nada, mientras realizaba los sellos para transportar a Sasori. Una sombra apareció frente a él, Sasuke rápidamente se colocó delante de sus compañeros y apuntó con su katana a quien fuera que había entrado.
-Siempre veloz, Sasuke Uchiha...
-Es Zetsu, Sasuke, baja el arma -respondió Naruto con calma.
-Me sorprende, Uzumaki Naruto, ¿sabías quién era y por eso no actuaste?
-Sabía que estabas espiándonos, al igual que la otra vez... me costó descubrir tu chakra, pero ahora ya está. Viniste para luego poder decirle a Madara que fue Sakura y no otro quien mató a Sasori.
La pelirrosa se sorprendió. Sasuke frunció el ceño ¿cómo supo Naruto eso y él no?
-Es cierto. Me llevaré el cuerpo si no te molesta, Naruto... el Maestro quiere que vuelvan ya a la Hermandad, tiene una nueva misión para ustedes, pero primero quiere hablarles.
-Saldremos en seguida -contestó el rubio con sequedad.
Zetsu desapareció, Sasuke y Sakura miraron a Naruto que comenzó a irse.
-Espera, quiero saber cómo lo supiste -preguntó Sasuke, su orgullo le molestó terriblemente pero la duda lo estaba carcomiendo aún más.
-Simple, Madara no puede ver nuestras mentes, el Sharingan es poderoso, pero no para tanto, tú deberías saberlo mejor que nadie... Zetsu es la persona más fiel a Madara y quien ha estado a su lado siempre. Además de que tiene esa habilidad de "aparecer y desaparecer" de la nada. Él era la respuesta más lógica. ¿Te parece demasiado extraño que piense, Sasuke? Ya no soy el niño tonto que conocías, deberías tenerlo en cuenta.
-Je, a mi me parece que sigues teniendo las mismas actitudes -respondió el morocho cruzándose de brazos. Naruto no parecía querer seguir el juego, lo miró con seriedad y dando media vuelta respondió.
-Ya no somos niños y tú tuviste un buen sensei...
Sasuke y Sakura fruncieron el ceño al escuchar hablar de esa forma tan sombría a Naruto, él parecía más afectado con todo lo sucedido que la propia Sakura. La pelirrosa pensó que de todas formas el rubio no había sido del todo franco, ya que dijo que algo de "descubrir su chakra", ¿tendría una habilidad tipo sensor? Eso era sumamente complicado y no todos podían hacerlo...
-Vamos, Madara nos espera... -con estas palabras el rubio dio a entender que la charla estaba zanjada y comenzó a correr. Sus compañeros lo siguieron.
Sakura miró una última vez hacia atrás a la casa en donde había estado viviendo Sasori, en ese momento vio todos los clones de Naruto, éstos desaparecieron y el lugar se cubrió de humo. La mujer suspiró y continuó.
...........................
Madara los esperaba como siempre, sentado en su silla y muy calmado. Los observó uno por uno al entrar, pero en quien más puso sus ojos fue en Sakura. Esperaba ver en ella algún indicio de tristeza, quizá furia, pero se sorprendió de encontrar a la muchacha más seria y fría que nunca. Los tres se sentaron y esperaron a que el Maestro hablara. Naruto era el que parecía más alterado con la situación, se movía impaciente en su silla, Madara estaba seguro de que en un momento u otro terminaría estallando como siempre. El rubio era demasiado impulsivo y si no fuera porque en su interior tenía algo que codiciaba mucho, ya estaría muerto. Por fin se paró. Sasuke cerró los ojos irritado, ya sabía lo que se venía a continuación. Sakura observó a su compañero con extrañeza.
-¿No piensa decirnos nada? ¿Qué está esperando?
-En realidad te esperaba a ti, Naruto -contestó Madara con calma- sabía que pronto actuarías así... como Naruto...
-¡Por supuesto!, nos manda allá, sin saber quién era el traidor, y resulta que era Sasori. ¿A qué quería llegar actuando de esa forma?
-¿Todavía no lo ves? -Madara señaló con la cabeza a la pelirrosa- Sasori fue el sensei de Sakura por más de seis años, tenía que probar su lealtad. Ella podía estar actuando con él...
-Eso fue cruel hasta para ti... -replicó el rubio golpeando la mesa con su puño.
-No me faltes el respeto Naruto. No olvides lo que somos. La crueldad forma parte de nuestra vida, ¿acaso tienes alguna duda al respecto? Además me parece que la única que tiene derecho a quejarse aquí es Sakura. ¿Tienes algo que decir, querida?
Los tres hombres la miraron. Naruto estaba furioso, esperaba que ella contestara y se quejara. Sasuke parecía tener curiosidad por lo que fuera a decir. Madara como siempre esperaba y observaba para poder evaluarla. Sakura sonrió, apoyó los codos sobre la mesa y juntando sus dedos se tapó media cara.
-En realidad quería agradecerle, Maestro. Admito que estos días estuve un poco preocupada por la actitud de mi sensei. No tenía idea de lo que estaba haciendo. Y cuando lo vi allí, como un traidor, todas mis dudas, todo el cariño que alguna vez sentí por esa persona, todo el respeto, todo murió con él. Nadie debe jamás traicionar a sus hermanos, y eso fue lo que él hizo. Un acto imperdonable.
Naruto se dejó caer en su silla, tan sorprendido como amargado por lo que acaba de oír. Sakura era indiscutiblemente uno de ellos. Sasuke sonrió con suficiencia. Mientras que Madara asintió complacido.
-Perfecto, Sakura, has madurado y veo que te has dado cuenta de cuál es tu lugar... su próxima misión es en un pueblo que está a unos días de viaje. Les dejaré las especificaciones en sus habitaciones esta tarde. Partirán pasado mañana, descansen. Buen trabajo... Naruto quédate, hay algo que tenemos que hablar.
-Sí... -el rubio vio salir a sus dos compañeros, luego de que se despidieran con una inclinación, y miró a Madara con el ceño fruncido.
-Quizá seas el más humano de todos los miembros de la Hermandad, sin embargo, no olvides lo que posees en tu interior y que yo soy el único que puede controlarlo y también que puedo usarlo en tu contra. No vuelvas a discutir mis órdenes Uzumaki Naruto, a no ser que desees pasar el resto de tu vida encerrado y con sellos a tu alrededor.
-Sí... lo recordaré... -contestó con sequedad.
-Lo recordaré, ¿qué?
-Maestro... -dijo entre dientes, odiaba llamarlo así, por eso siempre hablaba de él como Madara, pero también sabía que su enemigo era poderoso, por lo que solo no podía hacer nada. Y al parecer, seguiría solo, ya que su única esperanza, la pelirrosa, era un miembro completo y sin lugar a dudas de la Hermandad.
-Sasori habló de un regalo... a ¿qué se refería?
-No tengo ni idea -contestó con naturalidad, hacerse el desentendido era algo que se le daba muy bien, lo había practicado toda su vida.
-Bien, ya puedes irte...
Dio media vuelta y salió, no iba a inclinarse ante él, eso sí que no.
............
Sakura se dejó caer sobre su cama, y reprimió sus deseos de llorar y gritar. Quería romper todo, pero tenía que ser fuerte si pretendía ganar. Cerró los ojos y vio su sonrisa, la que le dedicó segundos antes de morir.
-Sensei, tú nunca mientes...
-Claro que sí, la mentira es parte de ser un asesino. Debes saber mentir para poder ganar. Debes saber ocultar tus emociones y actuar con calma. Cualquier sospecha puede hacer que tu trabajo no sea efectivo. La mayoría de las veces, los que solicitan nuestras habilidades, piden también discreción.
-Pero no puedo notar cuando mientes... es imposible... eres muy bueno, sensei.
-Te dije que me llamaras Sasori, Sakura, no me gusta que me traten con tanta formalidad, me hace sentir viejo y sólo te llevo diez años.
-Lo siento -la chica se ruborizó- Sasori.
-Haremos algo. Tú siempre sabrás cuando miento...
-¿Cómo?
-Si estoy sentado apoyaré mis codos sobre una mesa o mis rodillas y entrecruzando mis dedos taparé la mitad de mi rostro. Si estoy parado pasaré una mano sobre mi cabello de manera casual. Así sabrás cuándo y cómo miento y aprenderás mejor.
-¡Está bien! ¿Es una promesa?
-Es una promesa.
Se abrazó a su almohada y miró el techo de la habitación. Sasori y ella habían compartido muchas cosas, secretos, miedos, cariño... y ahora no estaba. Ella había acabado con su vida, lo había conducido por un camino que terminó llevándolo a un precipicio. Compensaría su muerte y haría pagar a los verdaderos culpables. Tendría que ver qué es lo que el pelirrojo le había dejado antes de morir. El problema era que el lugar estaba un poco lejos y debía encontrar una buena excusa para irse. Decidió que lo mejor sería esperar un poco a ver cómo iban las cosas. Alguien golpeó la puerta. Se levantó de la cama y dejó pasar a quien fuera. Resultó ser su nuevo enemigo. Alguien que una vez consideró su padre, contra quien lucharía por encontrar la felicidad y la libertad.
-Maestro...
-Sakura, vine a traerte los papeles.
-No debió molestarse, Maestro.
A veces se preguntaba por qué era tan distinto con ella. A pesar de lo que todos pensaban, jamás le había insinuado nada. Tampoco era tan fuerte como para ser considerada indispensable, es más, estaba entre los más débiles de la Elite, en lo único que podía resaltar más era en inteligencia, pero Madara era ciertamente más inteligente y astuto que ella, así que tampoco podía servirle en ese sentido. Si lo supiera por lo menos le serviría para usarlo de alguna manera en su contra.
-Quería hablarte algo más, Sakura... espero que no pienses igual que Naruto. No quise ser cruel contigo, sino mostrarte cómo es el mundo. Las personas son traicioneras, hasta en quién más confías un día podría clavarte un puñal en la espalda. No te imaginas lo mucho que apreciaba a Sasori, lo que me dolió su traición, pero no me dejó opción...
-Lo sé, Maestro, y como dije, estoy agradecida por lo que hizo, esa misión me abrió los ojos...
-Me alegro -Madara se acercó a ella y acarició su cabello con delicadeza, haciendo que la pelirrosa sintiera un escalofrío recorrer su espalda- cada día estás más hermosa...
El Uchiha pareció perderse en algún pensamiento por un momento, su rostro se deformó y pareció sumamente furioso.
-¿Maestro? -preguntó la pelirrosa algo asustada, ahora que lo veía así, se daba cuenta de lo difícil que sería su tarea.
-Disculpa -sonrió- recuerdos... bien... descansa, querida.
-Sí... -él se fue y ella volvió a sentarse sobre la cama.
Se preguntó si usando los métodos de Karín no sería más fácil eliminarlo, pero negó con la cabeza, eso era caer demasiado bajo, ella no era buena en esas cosas, prefería una lucha frente a frente. El problema era que sería difícil, muchísimo. Madara era inmensamente poderoso. Y sus ojos... apretó los puños con fuerza temblando bajo la impotencia y la furia al recordar las visiones que le mostró hacía un tiempo atrás, para devolverla por "el camino correcto". Esas imágenes fueron espantosas, sacadas de su propia mente. Madara le recordó ese día quién la había salvado, gracias a quién vivía y que le debía su lealtad. Pero la verdad era que cuanto más lo pensaba, más se convencía de que no era ni libre, ni feliz, por lo cual no tenía vida alguna. Madara simplemente la usaba, como a todos, había jugado con su mente durante demasiado tiempo, era hora de decir: basta...
.............
Naruto tiró la lámpara de su mesa de luz contra la pared, estaba furioso, más que eso, sentía tanta ira que podría destrozar todo el castillo. El zorro que se encontraba en su interior también estaba exaltado.
-Vamos, Naruto, libera tu furia, destrúyelo todo terminemos esto de una vez por todas...
-No quiero, basta...
-¿Para qué seguir con esta farsa?, quieres escapar ¿no?, bien te ofrezco mi poder...
-Recuerdo lo que hiciste la última vez que te dejé tomar el control.
-No, eso es lo mejor de todo, no lo recuerdas. Puedes echarme la culpa luego, no deberías sentirte mal por ello.
-Cuando desperté ese día, todo estaba destruido y tú reías en mi cabeza... eso es lo único que recuerdo y lo único que necesito para saber que no se te puede dejar en libertad.
-Sabes que las cosas han cambiado entre nosotros, deberías confiar más en mí.
-Lo siento Kurama, no es que no confíe en ti, simplemente deseo conseguir mi libertad por mis propios medios...
Sasuke entró en su habitación sin pedir permiso, interrumpiendo la conversación de Naruto con su demonio interior.
-¿Qué haces aquí? -preguntó el rubio de mala gana- ¿no te enseñaron a tocar?
Sasuke pasó la vista por toda la habitación. Detuvo su mirada por unos segundos en la ropa desperdigada por todos lados, la lámpara rota, un frasco de leche vencida y una rata que estaba comiendo un sandwich cerca del pie de Naruto.
-Le puse Rat -agregó el rubio mirando al animal como si fuera algo natural que estuviera allí.
-Muy original... -Sasuke entró y cerró la puerta. Siguió mirando a su alrededor, estaba seguro que había oído a Naruto hablar, ¿sería de ese tipo de gente que conversaba sola?
-¿Vas a acosarme? -preguntó el rubio.
-Veo que tu mal sentido del humor ha vuelto.
-¿Qué puedo decirte?, soy naturalmente divertido.
-Idiota a mi modo de ver, pero como quieras. ¿Qué te sucedió?
-¿A qué te refieres?
-Estuviste raro durante toda la misión.
-¿Y tú ahora te preocupas por los demás?
-Te diré lo mismo que le dije a Sakura: me importa que las misiones se completen y si ustedes dos no saben controlar sus emociones...
-¡Vamos Sasuke!, nos conocemos desde hace mucho. Te ofreciste a matar tú mismo a Sasori para ahorrarle el problema a ella, también le insinuaste que podía escapar. Ese no es el Sasuke que quieres mostrar. O tu actuación para conquistarla es muy buena, o te estás volviendo más humano...
-No vine a hablar de mí...
-Sí, lo sé, no es nada. No pasó nada.
-Yo también te conozco, ¿sabes? A mi modo de ver sigues siendo igual con un poco más de altura.
-Bastante más altura, crecí unos cincuenta centímetros más de cuando tenía doce y...
-No cambies de tema. ¿A quién te referías cuando dijiste que no tuvimos el mismo sensei?
-A que tu sensei fue tu hermano, quien me parece una persona bastante buena, contigo por lo menos, con el resto es un poco sombrío, pero creo que es cosa de los Uchiha.
-¿Quieres decir que no tuviste mi misma "suerte"?
-Algo así.
-No recuerdo haberte visto jamás con un sensei.
-No suele presentarse en público. Prefiere la oscuridad porque desde ahí ataca...
-Deja de hacerte el misterioso Naruto.
-Y tú deja de intentar descubrir mi pasado. No te hagas el bueno conmigo, ¿crees que no conozco tus intenciones? Sé que Madara te dio otra misión, pero te equivocaste al principio, Sasuke. Cuando volvimos a vernos debiste ser amable, ahora es tarde. No creo en ti, como no creo en nadie de aquí.
-¿Ni siquiera en tu preciada pelirrosa? -preguntó el morocho sonriendo con maldad.
-No.
-Te sorprendió ¿verdad? Esperabas que fuera como tú, que tuviera consciencia... que volviera a hacer lo mismo que en nuestra primera misión. Pero no, es más similar a mí. Y ¿sabes?, ahora me gusta mucho más.
-Es toda tuya si la quieres.
-¿Cambiaste de opinión? Pensé que no ibas a dejarme meterme con ella.
-Sí, cambié de opinión. Vete de mi habitación si no quieres que te saque a la fuerza.
-Me gustaría ver cómo lo intentas, pero la verdad es que me iré por las buenas, este lugar es un asco.
Si antes sentía odio, ahora se había incrementado gracias al Uchiha. Se dejó caer en la cama. Si lo había sorprendido la pelirrosa y también decepcionado. Había pensado que era igual a él. En su primera misión había actuado tan distinto. Recordó que también se habían encontrado con Itachi y Sasori en esa misión. El pelirrojo lo había detenido antes de irse con el Uchiha mayor, mientras Naruto salía afuera del hotel a tomar aire fresco.
-Naruto-san, ¿podemos hablar?
-Claro, pero con menos formalidades por favor.
-Ya veo... lo que cuentan de ti es puro mito, siempre lo supe.
-¿A qué te refieres?
-A ese cruel y despiadado asesino que jamás se arrepiente y que no trata con nadie...
-Aaaah, eso... bueno, debo admitir que la gente exagera las cosas... ¿pero que te hace pensar que no soy cruel de todas maneras?
-No noto crueldad en tu mirada, ni en tu forma de ser. Estabas preocupado por ella antes. La ayudaste también. Me alegra saber que Sakura tendrá alguien que la cuide.
-No creo que necesite que la cuiden tanto.
-Oh, sí, Naruto, necesitará tu ayuda en el futuro y espero poder contar contigo para que estés allí para ella.
-Si me necesita ahí estaré.
-Es bueno saberlo, me deja más tranquilo... nos veremos pronto supongo, Naruto...
La conversación había sido sumamente extraña, pero en ese momento no lo notó demasiado, de por sí, Sasori le parecía una persona extravagante y misteriosa. Sacudió la cabeza, él no era inteligente, las conspiraciones y las palabras con doble sentido no eran lo suyo. Aunque lo que quería involucraba conocer muy bien ese ámbito. Las mentiras tampoco le gustaban, pero había aprendido mucho sobre ellas a lo largo de su vida. Ese sería un error que sus enemigos lamentarían. En lo único que era realmente bueno era en la lucha y en la estrategia. Y eso es lo que usaría a su favor, como siempre. La pregunta era si debería creer en las palabras de Sasori. ¿Confiaría en Sakura a pesar de lo que vio? ¿Estaría ella actuando tal y como lo hacía él? ¿Le daba una oportunidad o pensaba en otra estrategia? Sasori no era estúpido, sabía lo que hacía y conocía a las personas sin mucho esfuerzo... aunque si lo pensaba con más detenimiento no había vivido mucho y fue asesinado por la persona que defendía, eso definitivamente no hablaba muy a favor de su juicio.

AsesinosWhere stories live. Discover now