Capitulo 15

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Cuando pudieron estar solos y lejos de Sasuke y Sakura, Pein se giró enojado a ver a su compañera.
-No vuelvas a interrumpirme así, mujer, o la próxima tú saldrás lastimada.
-No hagas eso Yahiko, no te cierres y te vuelvas ese repulsivo ser que Madara creó, no conmigo.
-No me llames con ese nombre.
-Pero ese ES tu nombre.
-Ya no.
-Esto está mal, ¿acaso no lo ves?
-¿Crees que estoy ciego? Por supuesto que sí.
-¿Y por qué no haces nada? Somos fuertes, podemos vencerlo.
-No podemos vencer a toda la Hermandad y no me opondré a Madara.
-¿Por qué?, ¿por qué nos trajiste aquí? ¡Ya perdimos a Nagato, él se lo llevó!
-...
Yahiko no dijo nada, le dio la espalda a Konan y se sentó con calma. No solía demostrar demasiado sus sentimientos, le parecía innecesario y no quería que notaran sus debilidades. La pérdida de su mejor amigo lo había marcado muchísimo, especialmente porque había sido a causa de él, por su envidia, había deseado que Nagato muriera para poder quedarse con ella y ahora que su deseo se había cumplido las cosas no habían funcionado como esperaba. Ahora se esforzaba por mantener con vida al único ser que le quedaba en el mundo. Volvió a mirar a la mujer. Se veía triste, totalmente desdichada. No quería eso para ella, la amaba demasiado, pero no tenía opción, Madara juró decirle toda la verdad a Konan si no hacía lo que él quería y no podía permitirlo, ella lo odiaría y él moriría si Konan lo odiaba.
-Yahiko, no quiero seguir lastimando gente, no puedo seguir...
-No tenemos opción.
-¡Claro que sí!, ¡nos vamos! Desaparecemos por siempre.
-Nos encontrará -"y tú lo sabrás todo".
-¡Pues que lo haga! Lo enfrentaremos, ya no somos niños, podemos ganarle.
-¡Si algo te sucede no tendré nada por qué vivir!
La mujer se quedó callada y lo miró con lágrimas en los ojos, hacía mucho que no la veía llorar. Definitivamente estaba sufriendo demasiado.
-Estoy muriendo lentamente aquí Yahiko, ya no lo soporto, necesito paz, quiero tranquilidad...
-No es posible, no puedes irte y yo tampoco, así que deja las quejas ahora.
-Te prometí que estaría siempre a tu lado, pero cada día me cuesta más.
Volvió a mirarla, le dolía, ella no sabía cuánto le dolía que le dijera eso, no podía perderla así, no cuando había sacrificado todo lo demás por tenerla.
-No puedo protegerte de otra forma... no creo que Madara se enoje si tú te vas, pero yo no puedo, te dañaría, y eso no lo permitiré -no era daño físico lo que le haría, sino algo mucho peor, algo que Konan no soportaría.
-Entonces lucha...
-Nagato murió por luchar contra él, no volveré a sacrificar un amigo nunca más.
-Un amigo... je -sonrió con amargura- no me llames así cuando no me conoces.
-Te conozco más de lo que cualquier otra persona en el mundo te conoce.
-Eso significa solamente que me conoces un poco.
-¿Qué pretendes de mí? ¿Quieres tener una familia con algún campesino? ¿Vivir una vida normal y sin problemas? ¡Pues lo siento, tomé una mala decisión ese día y no puedo cambiarla! ¡Esto es lo que nos toca vivir! -estaba perdiendo la paciencia, algo poco común en él, ¿por qué no lo veía? Todo lo hacía por ella. Quería verla feliz, pero era imposible en ese mundo, él sólo era una marioneta más.
-Una familia con un campesino jajaja -su risa hizo eco en el lugar donde se encontraban, un frío y oscuro refugio que tenían para poder escapar un poco de esa fortaleza- sólo deseaba una vida junto a los dos seres que más quería en el mundo, ahora sólo me queda uno y cada día temo más perderlo.
-No moriré Konan, te lo juro.
-No hablo de perderte de esa forma... solo... sólo déjame un poco, no quiero estar a tu lado el día de hoy, vete al castillo, volveré más tarde –le dio la espalda.
-No me iré sin ti.
-¡Te pido que me dejes sola!
Se giró bruscamente para enfrentarlo y trató de apartarlo de un empujón pero su compañero y mejor amigo era fuerte, no se movió, la miraba fijamente con ese rostro tan inexpresivo, hubo un tiempo que no era así, antes de Madara, Yahiko era alegre, hiperactivo, escandaloso, sólo una cosa no cambió, su afán por querer protegerla.  No quería ver a ese hombre que tanto amaba convertido en un monstruo por ella. ¿Por qué debía ser tan cruel la vida?, no, no era la vida, era Madara...
-Sabes que jamás te dejaré sola.
-¿Por qué? -él se acercó y ella hizo lo mismo hasta apoyar su cabeza sobre el hombro de él- ¿por qué no te olvidas de mí y escapas?
-Ya te lo dije, si algo te pasa yo me muero.
-¡No digas eso por favor!
-Es la verdad, vamos Konan, no temas, cuando el Maestro deje su lugar a sus sucesores mi trabajo habrá terminado, quizá ahí podamos ser libres. Otro ocupará mi lugar...
-¿Y si nunca termina?
-Ten algo de fe...
Sonrió sobre su pecho, ese es el Yahiko que recordaba, siempre lleno de esperanzas y fuerza.
-Está bien, si todo termina, ¿serás campesino? -preguntó mirándolo con una leve sonrisa.
-Je, supongo que mi jutsu puede servirme para recolectar la siembra y tampoco necesitaría regar.
Lo amaba tanto que a veces dolía y adoraba y atesoraba esos pocos momentos en los cuales pensaban en un futuro distinto, además de poder sacarle a él su maldita máscara y recordarle que aún vivía en su interior el viejo Yahiko. Pero no duraba demasiado, él se separó y la miró seriamente de nuevo.
-Volvamos al castillo, debemos informarle al Maestro todo.
-Yahiko...
-Pein es mi nombre.
Una puñalada en el corazón era lo que sentía cada vez que la trataba así.
-No estoy llamando a Pein -los ojos de él mostraron su sorpresa ante sus palabras -quiero a Yahiko, a mi amigo, a la persona que amo, ¿puedes dejarlo quedarse un rato más?, lo necesito.
¿Por qué le hacía eso? Demonios era tan difícil, no le gustaba ser el malo de la película pero lo era, no la merecía, lo que había hecho era imperdonable y si ella se enteraba... nunca podría ser suya. Cuando vio que Konan se llevaba mejor con Nagato decidió ponerle fin a eso, Madara se cruzó en su camino en esa época y le ofreció un trato, sus servicios a cambio de su poder. Nunca imaginó que acabaría con la vida de su mejor amigo, simplemente quería que lo asustara o se lo llevara lejos. Pero no fue así, Madara mató a Nagato y a cambio de su silencio debía trabajar para él. Si Konan se enteraba de lo que había hecho lo detestaría. Su amor la había condenado...
-Volvamos al castillo Konan...
La mujer bajó la vista y asintió en silencio, con el pasar de los años él se había alejado tanto que ya ni siquiera la tocaba. Decía que quería protegerla, pero a veces sentía que era más una obligación para él que otra cosa.
-¿Me odias? -preguntó con miedo de descubrir que la respuesta era sí.
-¿Por qué piensas eso?
-¿Me odias? -repitió la pregunta con mayor decisión, necesitaba saberlo.
-No.
-¿Soy una carga para ti?
-Volvamos al castillo Konan.
-¡¿Soy una carga para ti?! -gritó furiosa.
-¡¿Por qué sigues hablando así?! ¡¿Cómo puedes pensar eso?!
-¡Es así como me siento!
-¡Claro que no eres una carga! Te dije que eres la razón para que yo siga respirando, ¿Tan difícil de entender es?
-¡Entonces demuéstramelo!
Él se acercó a ella rápidamente tomándola de la cintura para atraerla más y la besó. Konan se sorprendió al principio pero luego correspondió el beso, hacía tanto que no la besaba que ya había olvidado todos los sentimientos que le generaba, ¿Cómo pudo olvidar lo mucho que le gustaba besarlo? El pelinaranja se separó tan rápido de ella como se había acercado dejándola agitada y al mismo tiempo ensimismada.
-Volvamos al castillo...
Otra vez Pein hablando. Ya no tenía fuerzas para seguir peleando, supo que ese beso había sido la despedida, Yahiko no volvería jamás, las esperanzas no existían en su mundo, Madara nunca los dejaría libres, ella siempre sería el rehén y él siempre sería el perro del Gran Maestro de la Hermandad. Sintió el peso del dolor sobre su espalda, bajó los hombros y agachó la cabeza, luego se deshizo en miles de papeles que se fueron volando con el viento.
Yahiko vio los papeles perderse en la distancia, Konan había entendido que no quedaban opciones. A pesar de sus palabras ni él tenía esperanzas ya, intentó mostrarlas pero era en vano. Suspiró, no había opción, sólo vivía por ella, y sólo ella le importaba, que el resto de las personas mueran si con eso Konan vivía. Extrañaba besarla, extrañaba su contacto, ahora se daba cuenta la falta que le hacía todo eso, pero tenerla en parte no le servía, él la tenía a causa de un deseo que se convirtió en pesadilla, él la tenía porque su mejor amigo había muerto. No le parecía correcto, no era justo y ella no se merecía alguien como él a su lado.
..........
Había estado entrenando sin parar durante tres horas seguidas y recién ahora podía sentir algo de fatiga, el chakra casi ilimitado del zorro era de gran ayuda. Desearía poder tener un poco más de privacidad en ese asqueroso castillo para poder practicar su control del modo Kyuubi y así mejorar sus habilidades, pero le era imposible en especial ahora que lo había puesto en un grupo, mientras estuvo trabajando solo era más fácil, pero al parecer Madara se había dado cuenta de sus intenciones o por lo menos ya no lo quería solo.
-Cada día mejoras un poco más Naruto.
El rubio se giró para poder ver de frente a Uchiha Itachi, uno de los tantos extraños personajes que vivían en la Hermandad y uno de los pocos dentro de los cuales no podía siquiera vislumbrar sus intenciones.
-¿Necesitas algo Uchiha?
-Hablar contigo un poco... si es posible.
-En este lugar no se puede hablar sin ser escuchado, ¿estás seguro?
-Madara ha salido, junto con Zetsu, ni siquiera Pein está en casa...
Naruto frunció el ceño, él lo sabía, los había sentido, pero estaba seguro de que Madara hacía todas las maniobras necesarias para que sus salidas no se conocieran, de todas maneras, la mayoría de los integrantes de la Hermandad eran habilidosos así que seguramente sabían todo eso. Ninguno actuaba en su contra simplemente porque no le importaba, estaban allí por su propia elección y les gustaba hacer lo que hacían. Naruto nunca pudo elegir, Itachi tampoco había tenido demasiadas opciones.
-Ya sabías eso –continuó Itachi con parsimonia- ¿querías saber si yo también?
-No me gusta que la gente pretenda averiguar mis intenciones Uchiha, deja de intentar deducir lo que pienso.
-Y tú deja de jugar al desentendido, así podremos tener una conversación más sincera.
-Bien –suspiró con cansancio y se cruzó de brazos- ¿qué pasa?
-Tienes que escapar Naruto, ahora es el momento perfecto, vete a Konoha con tus aliados y no vuelvas.
-¿De qué hablas? ¿De qué aliados...
-Vuelvo a repetir, deja de hacerte el desentendido y esto será más simple y rápido. Sé que has tenido contacto con la gente de Konoha, uno particularmente te ha ayudado a mejorar tus habilidades, es hora de que vayas con ellos antes de que sea demasiado tarde, aún no entiendo por qué no te han sacado.
-No, no puedo.
-No puedes salvarla, Madara no te lo permitirá, pero tú puedes salvar miles de vidas, lo que posees en tu interior es demasiado peligroso, usado de mala manera puede destruir ciudades enteras.
-Lo sé –colocó una mano sobre su estómago donde se encontraba el sello que mantenía aprisionado a Kurama en su interior- pero no dejaré que eso pase.
-No tendrás opción llegado el momento. Hazle un favor al mundo, a la gente inocente que vive en él, vete de aquí y olvida esa mujer, ésta es tu última oportunidad.
-No. Jamás podría olvidarla.
El rostro del Uchiha, por más raro que suene, cambió, reflejó tristeza.
-Entonces condenarás a miles...
-No será así, nadie lo usará.
-Ya te lo dije, no tendrás opción...
-¿Qué es lo que sabes? Deberías hablar con más claridad tú si tienes algún tipo de información...
-No puedo ayudarte más, hice demasiado y quien puede pagar por mi traición es lo único que me importa en el mundo.
-Tú no abandonarías a tu hermano, ¿por qué no puedes entenderme a mí?
-Yo no tengo la capacidad de destruirlo todo.
-Una vida no es distinta a miles, no hay diferencia para mí...
-La vida que deseas proteger ya está perdida, y no necesita que la protejas, él nunca la dañaría –Kurama, en el interior de Naruto, le gritó un "te lo dije" infernal, pero el rubio no le prestó atención.
-Eso no lo sabes.
-Lo sé perfectamente.
-¿Por qué?
-Porque también es importante para él. Lo único que le queda además de su venganza –"llegado el momento te encontrarás en un conflicto de intereses" le había dicho Zabuza, cada vez las cosas le cerraban más, pero aún faltaban algunas piezas del rompecabezas y él no pensaba dejarse llevar por sólo habladurías.
-No puedo arriesgarme.
-Los condenarás a todos... ¿podrás vivir con eso Naruto?
-Me haré cargo de las decisiones que tome como de las que he tomado al igual que siempre, y el dolor que he causado lo llevo en mi interior constantemente, no creas que lo olvido, yo soportaré el dolor y el odio de todos.
-Eso no será suficiente ya lo verás y recordarás mis palabras. Esta es tu última oportunidad...
Naruto lo miró fijamente a los ojos. Itachi tenía el Sharingan activado todo el tiempo pero obviamente no le iba a realizar un genjutsu por lo que no temía a su poder. Parecía que ese hombre siempre estuviera listo para la batalla, como si la esperara toda su vida. Comenzó a llover, Naruto miró hacia arriba. Pein había vuelto. Itachi dio media vuelta y comenzó a alejarse.
-Naruto, llegado el caso... si todo sale mal, juro que acabaré con tu vida. Espero que sepas entenderlo, pero si pierdo lo único que me queda, mi objetivo será salvar al resto de las personas y tú eres la mayor de las amenazas... -Itachi no lo miraba y por el ruido de la lluvia casi no podía oírse su voz, pero Naruto la escuchó a la perfección.
-Nunca podrías, hace tiempo que te he superado, Itachi Uchiha.
Itachi lo miró de reojo y sonrió.
-Un hombre sin nada que perder y desesperado puede encontrar la fuerza que necesita para hacer lo necesario.
-Pero estarías luchando contra un hombre con convicción y un objetivo, alguien que hizo una promesa que no puede romper. No permitiré que nadie me gane, no puedo darme ese lujo.
-Hace rato has perdido la guerra Naruto...
Itachi desapareció en una nube de humo dejando a Naruto pensativo, ¿a qué se refería con eso? Ni siquiera había empezado una guerra, ¿cómo podía haberla perdido? ¡Cómo le molestaba que la gente hablara con códigos! Las cosas se decían de frente o no se decían nada. Se miró la ropa, estúpido Pein, siempre tenía que empapar todo para avisar de su llegada, como si no fuera suficiente con sentir su terrible chakra.
................
La pelirrosa sonrió para sus adentros, el Uchiha tenía algo de divertido, jamás admitiría que estaba cansado, podía morirse en el camino, pero él estaba "perfectamente bien". Ella tampoco estaba en el mejor de los estados, no había luchado mucho pero se sentía agotada, demasiado estrés, demasiado tensa había estado ese tiempo, obviamente no se relajaría mucho en la posada pero por lo menos no dormiría en el suelo esa noche, sino en una cómoda cama. Sasuke se había comportado de manera distante lo que habían caminado. Trató de hablar con él en varios momentos del día, pero no supo qué decirle en realidad, ella no se sentía incómoda, pero él parecía que sí, ¿acaso estaba avergonzado con su accionar? O ¿le molestaba en su orgullo que ella lo rechazara? No era su problema, definitivamente no podrían contar con Sasuke para ayudarlos, salió en su defensa contra Pein pero era obvio que pretendía algo más con ella y eso no podía dárselo, sentía algo por Naruto que aún no terminaba de definir pero sabía que sólo quería estar con él.
Cuando la dueña del lugar les dijo que sólo quedaba una habitación se sintió peor. El destino era demasiado cruel a veces, él ni la miraba y ahora debían compartir habitación. Cuando entraron el cuarto no era muy grande, contaba con su propio baño obviamente, un sillón y una cama de dos plazas. "Perfecto" pensó suspirando, su suerte estaba empeorando, lo único bueno era que ya casi terminaba el día, debía cambiar algo para mañana.
-Iré a darme un baño... -lo observó, él asintió y se dejó caer en el sillón, tomó una revista que había a un lado y se puso a mirarla como si fuera súper interesante, estaba segura que era la primera vez que Sasuke Uchiha miraba una revista con tanto entusiasmo.
Odiaba las revistas, pasó las páginas con un disimulado interés hasta que ella cerró la puerta del baño, luego tiró la revista a un lado y se tomó la cabeza. ¿Qué iba a hacer? Ella era peligrosa, definitivamente había algo raro. La situación no le gustaba, Sakura no se veía el tipo de chica que soportaría eternamente un trato como el de Madara, no parecía estar hecha para seguir órdenes ni menos para que le digan qué hacer con su vida y con quién estar. Si no fuera por Madara ¿estaría con él? ¿Habría sentido algo cuando la besó? Él sí sintió algo, fue extraño, nunca lo experimentó, pero le gustó, no quería soltarla, no quería que nadie más probara esos labios. Era una tortura tenerla tan cerca y no poder hacerla suya. Que lo alejara hirió su orgullo, pero también hirió algo más, increíblemente le dolió en el corazón. Sasuke Uchiha no podía amar, eso lo debilitaría pero quizá ya era tarde. ¿Qué iba a hacer?
Salió un rato después, llevaba unas calzas y una musculosa, ambas negras, el pelo húmedo y algo revuelto, era perfecta y no le pertenecía, le molestaba tanto eso que sentía que podía matar al mismo Maestro, pero no lo haría, el Maestro le dio todo cuando les habían quitado lo que conocían, sus vidas enteras, no podía traicionar a la única persona que le dio un nuevo objetivo en la vida, de quien a prendió todo sobre la lucha, sus ojos, sus raíces.
-¿Estás bien? -¿por qué le hablaba? No quería hablarle.
-Sí.
-¿Vamos a estar mucho tiempo más así?
"No, no me preguntes eso, no me mires así, no puedo resistirlo"
-¿A qué te refieres? –"Sí Uchiha, hazte el desentendido, te viene funcionando de diez con ella" ¿acaso se había vuelto estúpido en ese tiempo junto a sus nuevos compañeros o ella lo volvía así? No pensaba con claridad, nublar el entendimiento debía ser otra de las habilidades de esa mujer.
Se estaba acercando a él, no, no tenía que hacer eso, no había mucho lugar al que escapar allí, se puso en cuclillas frente al sillón donde estaba sentado y lo miró fijamente. Desvió la vista como si pudiera evadir la situación. Luego suspiró derrotado.
-Lo siento...
-Debes tener fiebre Uchiha.
-¿Qué?
-Porque ya me pediste disculpas dos veces –le sonrió, le ofrecía una tregua, y él, aunque era orgulloso decidió aceptarla, también sonrió levemente.
-Hmp, solo trato de ver si así te ablandas un poco.
-Jajaja, ¿todo lo que haces siempre tiene un objetivo? ¿Nunca eres simplemente tú mismo? Quiero decir ¿no haces cosas sin pensar?
-Nada que se haga de manera espontánea puede salir bien.
-¿Y todo lo que has hecho pensándolo te ha salido bien?
"Touché" era astuta y debía admitir que le costaba ganarle en una batalla de palabras, eso le gustaba, ninguna otra mujer con la que estuvo fue jamás así, quizá no buscó bien, pero estaba seguro de que si no podía tener a Sakura de ahora en más no admitiría a otra que no tuviera un intelecto similar, era mucho más divertido de lo que pensaba. Ahora podía entender a su hermano.
-Deberías descansar, Sakura.
-Sí, es cierto –se levantó y le tomó la mano, él la miró sorprendido- no me malinterpretes, pero creo que tú también debes descansar y la cama es grande, ven.
Se dejó llevar como si no tuviera opción, era imposible negarse aunque ella había explicitado que nada pasaría. Se detuvo cuando la mujer se metió bajo la colcha. ¿Qué debía hacer? No estaba seguro de que descansaría con ella a su lado, aunque tampoco lo haría en el sillón con ella en la misma habitación.
-Sakura...
-¿Sí?
-No le temas, no dejaré que jamás te lastime –otra vez hablaba sin pensar, "con el corazón", de manera espontánea, lo cual lo hacía sentir algo indefenso.
Sakura sintió un golpe en el pecho, sus ojos no eran expresivos, parecían crueles como los de Madara, sin embargo, sabía que estaba diciendo la verdad, su voz lo demostraba.
-Ya te lo dije Sasuke, no temo por mí, a mí no me dañará, no físicamente al menos...
Se metió en la cama con ella y la miró, volvía a verse frágil e insegura, con temor, él le había devuelto a la realidad en la que vivían, lo lamentó, pero debía decirle esas palabras. Se acercó, la mujer no se movió. La rodeó con sus brazos abrazándola, ella no le devolvió el gesto pero tampoco lo apartó.
-Gracias por tus palabras, pero no quiero que nadie me proteja, no es seguro y tampoco quiero que te dañen por mí.
No le respondió, no le importaba lo que le dijera, cumpliría con su palabra.
Sakura se quedó entre sus brazos, hundió su rostro en su pecho, no quería que la viera llorar, las lágrimas cayeron en silencio. Mientras se bañaba se prometió hacer lo posible para por lo menos llevarse bien con él. Quiso hacer borrón y cuenta nueva y lo que obtuvo fue una promesa de protección contra alguien imposible de vencer. ¿Qué estaba haciendo? Debió alejarlo, no acercarlo más, pero también quería protegerlo, no podía dejar que durmiera mal cuando había estado peleando por ella. Sabía que si le decía de dormir ella en el sillón no se lo permitiría, la opción más simple, para evitar problemas era que durmieran juntos, si le aclaraba que no iban a hacer nada, el Uchiha lo entendería, pero nunca pensó que se comportaría así, estaba quebrando a uno de los hombres más duros que conocía de la Hermandad ¿cómo hizo eso?
"Naruto te necesito a ti, ¿qué hago?" se había vuelto tan necesaria la presencia del rubio cerca suyo en tan poco tiempo que le parecía increíble. Definitivamente estaba en problemas, graves problemas.

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