Capitulo 31 (FINAL)

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Sasuke enfurecido colocó la katana en el cuello de Madara.
-Eres un mentiroso, ¿crees que voy a creerte semejante estupidez? No puedes devolverle la vida a los muertos, ¡nadie puede!
-Alguien sí pudo una vez, yo lo presencié y lo copié con mi Sharingan. Una anciana que salvó la vida de su querido nieto a costa de su propia vida...
-¡¿Acaso has enloquecido?!
-Sasuke... -el morocho observó a Naruto, su rostro estaba desfigurado por el dolor, sin embargo en sus ojos había una leve esperanza- quiero oírlo, si hay algo que pueda devolvérmela, lo haré, no me importa el costo...
-Tú no harás nada Uzumaki Naruto, ya has hecho suficiente –respondió Madara apartando a Sasuke de un empujón- por tu culpa está muerta, tú la llevaste a que actuara en mi contra, tú provocaste esta pelea, tú hiciste que ella se interpusiera...
-No voy a discutir contigo Madara, si te tranquiliza oír que es mi culpa entonces lo diré, es mi culpa. Su último deseo fue que acabara esta pelea, que trajera la paz, y lo cumpliré, a diferencia de ti, sé lo que "paz" significa.
Madara lo observó, siempre lo odió, desde el primer momento en que llevó a ese niño, aún siendo un bebé lo odió. No había razón, simplemente era algo que sentía. Pero allí estaba ese hombre que él llamó chiquillo dándole una lección de humildad, demostrándole una vez más que era mejor en todo sentido. Sakura merecía a alguien así...
-El jutsu Madara, termina de decir qué vas a hacer –dijo Sasuke perdiendo la paciencia como siempre.
-La anciana vio a su nieto convertirse en un asesino, lo vio caer muy profundo en la oscuridad y decidió darle la espalda, decidió que su nieto había muerto para ella y no volvió a nombrarlo. Pero un día sus caminos volvieron a juntarse y ella vio un cambio en él, algo en los ojos del asesino le mostró que había esperanzas, que su nieto aún estaba allí. –Madara se acercó a la pelirrosa y arrodillándose a su lado acarició su rostro- Una mujer había cambiado al asesino y ahora volvía a ser lo que una vez ella crió con tanto cariño y esmero. Ella lo cambió, yo lo vi y detesté a Sasori por eso, volvía a vivir lo mismo, alguien me quitaba a quien más quería y no deseaba revivir esa situación. Por esa razón lo mandé a una misión solo, una que era muy difícil, debía matar a dos ancianos de la aldea de la arena, dos ancianos muy poderosos. Lo enfrenté a su propia abuela... Sasori no quería hacerlo, pero no tenía opción, debía obedecerme. Lo seguí para ver que cumplía su cometido, quería verlo quebrado con mis propios ojos, si llegaba a arrepentirse, me encargaría de los tres. Mató al anciano pero no logró hacer lo mismo con la mujer... a último momento, a propósito, se dejó envenenar. La mujer lloró sobre el cuerpo de su nieto y le dijo que le daría una oportunidad más ya que vio un pequeño cambio que podía llegar a ser mayor... Copié todos sus movimientos y vi cómo transmitía su fuerza y chakra a Sasori que regresó a la vida. Al final los dos ancianos murieron pero dejaron algo en uno de mis mejores hombres, ahí decidí que Sasori no podía seguir con Sakura mucho más. Les di una última misión juntos mientras preparaba todo y luego la puse con ustedes –Madara sonrió levemente- quién diría que esa sería una de las peores decisiones de mi vida, luego de haber rechazado a Mebuki. Sasuke, dale esta katana –le dio la katana negra que estaba en su cintura pero que jamás usó durante la batalla- era de su madre, le pertenece más a ella que a mí, tiene su fuerza y su voluntad... más que la de mis antepasados... -el morocho tomó el arma, aún miraba con desconfianza a Madara pero no dijo nada- Naruto, mientras luchábamos y desde siempre sentí odio hacia ti. No podría explicar la razón, sólo sé que al final era por envidia, porque eres más capaz de cuidarla que yo y podrás hacerla feliz a diferencia de lo que yo hice... volví su vida un infierno –Naruto colocó una mano sobre su hombro- la hice sufrir cuando juré protegerla. Espero que algún día me perdone.
-Ya lo hizo, por eso dio su vida para salvarlo... -le respondió el rubio.
-No lo valía, para nada... yo hace rato que estoy muerto... cuando Mebuki murió una parte de mí se fue con ella y cuando Sakura dejó de decirme "padre", terminé de morir. Me hubiese gustado ver una vez más su sonrisa y escuchar de sus labios cómo me llamaba... cuídala Uzumaki Naruto, sé que lo harás bien, ahora sé que puedes hacerlo.
-Lo haré.
Madara colocó sus manos sobre el pecho de Sakura, su chakra comenzó a fluir hacia la mujer. Los tres observaron el rostro de la mujer que tanto querían y que tanto los había cambiado. El Uchiha recordó los momentos en que era pequeña y sonrió para sus adentros. "Lo hice todo mal Mebuki, lo siento tanto, nunca entendí tus intenciones y no quise escuchar a Sakura cuando aún había tiempo, tuve que perderla para abrir los ojos, por lo menos al final haré algo por tu hija, por la niña que me encomendaste y que se volvió tan importante para mí como tú, que se convirtió en tu voluntad, ella con sus compañeros lograrán tu sueño, lo sé"
-Eres igual a Kisashi –Naruto lo observó- fue mi mejor amigo, mi rival, el hombre que se casó con la mujer que amaba y a quien siempre culpé de todo. Supongo que por eso nunca creí en ti. Lo lamento Naruto, lamento el daño que te hice.
-Está bien, no soy rencoroso –sonrió.
Sasuke los escuchaba sin decir nada. Se veía muy bien reflejado en Madara. Él también iba a perder a la mujer que amaba a manos de su mejor amigo y rival. ¿Qué iba a hacer? Juró protegerlos pero ¿podría hacerlo? Seguía dudando y el dolor lo estaba consumiendo. Si se dejaba vencer entonces sería igual al Maestro de la Hermandad. Tenía que aprovechar esa oportunidad y aprender de los errores de ese hombre, la envidia y el odio no lograban nada.
-Ahora sé que siempre estuve equivocado, nadie me quitó lo que amaba, yo los alejé de mí.
El morocho abrió los ojos sorprendido al escuchar esas palabras de Madara, bajó la cabeza y observó la katana en su mano. Había tomado una decisión.
Sakura abrió los ojos y lo primero que vio fue a Naruto sonriéndole, le devolvió la sonrisa algo insegura, no entendía bien que había pasado, estaba segura que había muerto.
-¿Naruto? ¿Dónde estamos? –preguntó sintiendo miedo, ¿y si él también estaba muerto?
-Regresaste –le dijo él y la besó, cuando se separó lágrimas de alegría inundaban sus ojos- volviste Sakura, estabas muerta y él te revivió.
-¿Él? –el rostro del rubio se puso serio y miró hacia un lado, ella siguió su vista y vio un cuerpo acostado a su derecha, se levantó lentamente.
-¿Madara?
Estaba muerto, se tapó la boca al darse cuenta. Ella no quería eso. ¿Qué había pasado?
-Dio su vida para que tengas una nueva oportunidad. Porque descubrió que te amaba mucho, al fin y al cabo, eras su querida hija.
-Yo no quería esto, yo... se supone que debía salvarlo...
-Y lo hiciste Sakura –la pelirrosa miró al rubio que sonreía levemente- él cambió al final y estaba feliz de poder hacer algo bien para ti. Me pidió que te dijera que lo disculparas por todo el dolor que te causó y que fueras feliz. Hasta me dio su bendición, je –Sakura sonrió un poco y acarició el rostro del hombre que tanto había hecho en su vida- No sólo salvaste a Madara, impediste que volviera a matar, algo que detesto, gracias Sakura, por devolverme la luz...
-Aunque la próxima intenta algo menos arriesgado que meterte en el medio –la mujer miró a Sasuke que se había mantenido al margen de la conversación hasta ese momento, se levantó y lo abrazó con fuerza.
-Gracias por estar aquí Sasuke, gracias...
El morocho se separó y extendiendo el brazo mostró la katana negra.
-Madara me dio esto para ti, la katana que fue de tu madre, aunque por el símbolo que lleva la empuñadura debió ser de los Uchiha en un primer momento. Lleva su voluntad para que tú hagas realidad su deseo.
Sakura sonrió y la tomó con cariño. Luego miró a Naruto que esperaba sonriendo, se lanzó a sus brazos llorando de felicidad.
-Somos libres, lo conseguiste Naruto, gracias a ti también.
-Lo conseguimos juntos –respondió el rubio cerrando los ojos y sintiéndose por fin tranquilo después de tantos años.
-Perdóname por haberte llamado demonio amarillo, la verdad no sabía qué hacer en ese momento para engañar a Madara.
-Está bien... -"en parte lo soy" pensó con algo de tristeza el rubio.
-No lo eres Naruto –la miró sorprendido, ¿podía leerle la mente?- tú eres quien me salvó, quien me dio esperanzas, un demonio no haría eso –le sonrió, y él le devolvió la sonrisa. Volvió a abrazarla con fuerza, perderla dos veces había sido demasiado pero por suerte también la recuperó dos veces.
Sasuke los observó con tristeza y luego dio media vuelta y se preparó. Activó su Sharingan una vez más y sacó su katana. Alrededor de los tres aparecieron muchos ninjas. Sakura y Naruto se separaron y se tomaron de las manos, los ninjas de Konoha habían ganado la batalla y ahora iban por los que quedaban. Una mujer rubia apareció frente a ellos seguida de Jiraya.
-Así que estos son los tres asesinos que mataron a Uchiha Madara –dijo la mujer, tenía una voz autoritaria, Naruto supo al instante que se trataba de Tsunade la quinta Hokage de Konoha.
-Tsunade... -trató de decir Jiraya.
-Sabes que no podemos dejarlos ir, ellos han sido buscados por años por nuestros hombres.
Sasuke se adelantó y poniéndose de rodillas frente a la rubia dejó su katana en el suelo.
-Le pido humildemente recibir todo el castigo, por favor, deje a mis compañeros, ellos han luchado mucho por la libertad, odiaban matar, pero no tenían opción... luchamos contra Madara para poder escapar de esa obligación...
Todos los presentes estaban sorprendidos ante semejante muestra de humildad de parte de un Uchiha, como Sasuke no había desactivado su Sharingan se podía ver a qué Clan pertenecía. Kakashi apareció en ese momento ayudado por Juugo.
-Tsunade-sama, por favor, estos chicos tienen un gran potencial, no lo desperdicie encerrándolos, doy fe de que son buenas personas, están arrepentidos y desean limpiar sus nombres.
Naruto y Sakura se miraron y sólo eso bastó para saber qué pensaba el otro, se colocaron a cada lado de Sasuke que seguía de rodillas.
-Aceptaremos el castigo que decida Tsunade-sama –dijo Naruto con seguridad.
-¡¿Qué hacen?! –preguntó Sasuke mirando al rubio.
-No dejaremos que te sacrifiques por nosotros Sasuke –respondió Sakura con una sonrisa.
-Ustedes creyeron en mí... después de todo lo que hice... es hora de que les de algo a cambio...
-¿Aún no lo entiendes tonto? –preguntó la pelirrosa.
-Somos un equipo, eso es lo que hacen los equipos, deja de pensar en función de costos y devoluciones, no nos debes nada –siguió Naruto.
Sasuke abrió los ojos sorprendido y asintió con una leve sonrisa. Tsunade los observaba sin poder decidirse. Miró a su compañero de tantos años, Jiraya estaba de brazos cruzados, tenía algunas heridas pero ninguna muy grave, el peliblanco la miró y entonces supo qué pensaba, él también ponía su fe en ellos.
-Quizá yo podría hacer un trato mejor -Itachi se abrió camino entre la multitud, llevaba a alguien atado a su lado- ofrezco a Konoha uno de los criminales más buscados –empujó a la persona y todos vieron que se trataba de Orochimaru, Naruto se sorprendió al reconocer al hombre contra el que había luchado en la fortaleza de Makoto- y nuestras habilidades para que las usen como mejor crean –concluyó el Uchiha.
Tsunade estaba cada vez más sorprendida. Miró a Jiraya nuevamente, se veía un poco triste al reconocer a su antiguo compañero de equipo pero al notar que ella buscaba su guía habló.
-Me parece que es un buen trato Tsunade, como dijo Kakashi estos chicos en la cárcel son un desperdicio, sus habilidades son increíbles, vencieron a Madara...
Tsunade asintió y los miró con seriedad.
-Estarán a prueba, no crean que podrán ser ninjas de Konoha así como así -los cuatro sonrieron- han hecho mucho daño y tendrán que rehacerlo, si llegan a traicionarnos no habrá piedad, se los buscará y morirán. Les damos una nueva oportunidad, espero que la aprovechen... y por favor, no hagan que me arrepienta, esta batalla fue demasiado...
-Jamás se arrepentirá –dijo Naruto.
-Eres un digno hijo de tu padre Uzumaki Naruto.
-No... aún no... pero lo seré algún día –contestó sintiéndose triste de pronto, había matado mucha gente no debía olvidarlo.
El día parecía no terminar más, pero cuando por fin pudieron acostarse, Naruto miró a la mujer que amaba y sonrió, había cumplido su promesa en parte, aún faltaba mucho, pero a partir de mañana comenzaba el camino para limpiar sus errores. Sakura se acostó a su lado y lo besó.
-Al fin, sin miedo a nada... no terminó como esperaba pero estoy en paz... por lo menos una parte de mí.
-Redimiremos nuestras culpas.
-Ahora sé que a tu lado podré hacer lo que sea.
El rubio volvió a recordar cuando la había perdido, fueron los minutos más espantosos de su vida, la atrajo hacia él y la abrazó con fuerza.
-No vuelvas a dejarme así, prométemelo Sakura.
-Te lo prometo, no me iré de tu lado Naruto, te amo y aún nos queda mucho por vivir.
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Sasuke miraba por la ventana, era de noche y bastante tarde, por fin les habían asignado un departamento, no entendía por qué razón no lograba dormir, quizá se debía al dolor en su corazón.
-Hacer lo correcto duele a veces, ¿verdad? –preguntó Itachi acercándose.
-Sí, nunca pensé que me dolería tanto, pero de todas maneras sé que actué bien, ellos serán felices, nadie la hace sonreír como él y nadie la cuidará mejor, y Naruto... merece un final feliz, luego de tanto sufrimiento, al lado de la mujer que amó desde el primer momento que vio.
-¿Y tú?
-Yo velaré por su felicidad, es lo que me toca y estoy feliz de ocupar ese lugar...
-¿De verdad?
-Los Uchiha estamos malditos hermano, es lo que nos merecemos y no deseo que otro comparta ese destino, seremos los últimos.
-Si es lo que deseas, te acompañare hasta el final hermano.
-Gracias Itachi...
Velar por su felicidad... sí, ese era su lugar, el Maestro se equivocó desde el comienzo, el fiel perro guardián no iba a ser Naruto, sería él. Lo merecía, había actuado mal, había hecho daño y había permitido que se dañara gente. Él tendría que haberlo detenido, la masacre de la Villa del Sonido era tanto responsabilidad de Naruto como suya y se encargaría de que algo así no volviera a suceder. Llegaría a ser ninja de Konoha y buscaría la paz junto a sus compañeros.
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El hombre vio que ella estaba allí, se deslizó con cuidado en la habitación, estaba oscuro pero la luz de luna iluminaba lo necesario para poder notar siluetas, conocía el lugar, era su escritorio al fin y al cabo, pasaba varias horas al día allí planificando cosas. Pero la silueta femenina que ahora rebuscaba con increíble silencio entre los papeles no pertenecía a ese lugar. La haría sufrir por meterse en su propiedad, él era un excelente ladrón, nadie le robaba, de lo contrario, ¿quién lo contrataría? Era bueno luchando, silencioso y rápido. La mujer estaba demasiado concentrada en lo suyo por lo que no lo escuchó hasta que fue demasiado tarde, colocó un kunai en su cuello y la tomó con el otro brazo de la cintura para inmovilizarla.
-No debiste venir sola...
-¿Quién dice que está sola? –dijo una voz profunda a su espalda.
El ladrón abrió los ojos al notar el frío de una katana en su garganta, una segunda espada le pinchó levemente la espalda.
-¿Qué clase de compañeros seríamos si la abandonamos? –preguntó una otra voz.
-Tardaron demasiado... -una mujer prendió una lámpara, estaba sentada muy tranquilamente en uno de los sillones de un rincón y jugaba con un pergamino.
-Demonios Sakura, tus clones cada vez son mejores.
-¿Clones? –preguntó el aturdido ladrón y sin previo aviso la figura que aún sostenía desapareció en una nube de humo.
-Sasuke me ayuda.
-No sé por qué no me pides ayuda a mí.
-Porque él tiene un Sharingan...
-Bah, está supra valorado.
-¿Ya tienes el pergamino? –el ladrón miró con terror los ojos rojos del hombre que acababa de hablar, ¿Sharingan?, ¿el Uchiha?
-Claro, lo tomé mientras ustedes jugaban afuera chicos...
-No jugábamos, estábamos venciendo a los guardias, que eran bastantes, este hombre debe tener mucho dinero...
-No somos ladrones Naruto...
-Lo sé Sasuke, lo sé, no es a lo que me refiero...
-Tenemos que llevarlo, así que átenlo y vámonos.
-¡Sí señora!
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Los tres estaban arrodillados frente a la rubia Hokage de Konoha. La mujer los miraba sonriendo, a su lado se encontraba su más querido amigo Jiraya y más atrás Kakashi.
-Ya pasaron cuatro años desde que les permití quedarse en Konoha y han demostrado siempre su lealtad. Esta última misión era complicada, ese pergamino era muy valioso para continuar con las relaciones diplomáticas con los demás países, y ese ladrón y sus compañeros eran muy buenos. Como siempre hicieron un trabajo impecable, es hora que les dé esto.
Extendió una mano y mostró tres protectores frontales con la insignia de la hoja. Los tres compañeros los tomaron y se los colocaron parándose con orgullo.
-Ahora son verdaderos ninjas de Konoha.
-Gracias Tsunade-sama –dijo la pelirrosa.
-Esto es genial, ¡gracias! –dijo el rubio.
El morocho simplemente asintió un poco y luego de inclinar su cabeza dio media vuelta para irse.
-Tu hermano ha recibido uno también Sasuke –le informó la Hokage.
-No lo dudaba... -simplemente respondió el aludido y desapareció.
-Hombre de pocas palabras...
Sus dos compañeros se miraron entre sí y luego de volver a agradecer y charlar un poco más, salieron de la Torre Hokage rumbo a su casa.
-Sakura, nos vemos en un rato ¿sí?
-Claro, ve con él, eres su amigo, te necesita.
Naruto corrió entre las calles de Konoha, habían pasado cuatro años, muchas cosas, demasiadas. En el camino para llegar a ser lo que eran ese día tuvieron que esforzarse, también visitaron a los familiares de algunas de sus víctimas, pidieron disculpas y juraron ayudar cuando los necesitaran, algunos aceptaron, otros no pudieron perdonarlos, pero eso jamás los hizo decaer. Sasuke volvió a encontrarse con Gaara y tuvieron una pelea para poder limar asperezas. Terminaron en buenos términos por suerte, aunque en el hospital en ambos casos. Itachi se unió a ANBU y realizaba otro tipo de misiones por lo que lo veían poco, sin embargo estaba tan contento como ellos de poder ayudar. Sakura aprendió medicina, era una excelente alumna de la Hokage la cual se asombraba siempre de las capacidades de la pelirrosa. Él entrenó aún más con Jiraya, lo mismo sucedió con Sasuke y Kakashi. Por fin estaba con Sakura y nada podía separarlos, aún no habían tenido hijos, preferían esperar hasta sentirse completamente sanados, no sabían si eso sucedería algún día pero tenían fe. Sin embargo el que no parecía estar sanando era Sasuke, cada día se retraía más, hablaba lo justo y necesario y Naruto notaba que nunca miraba a Sakura a los ojos. Aún la amaba lo sabía, y también sabía cuánto le dolía. Lo encontró en donde se imaginó: la antigua zona del Clan Uchiha, estaba sentado frente a un lago mirando al frente.
-¿Qué quieres Naruto?
-No estás bien, ¿no te gusta Konoha?
-Me gusta.
-¿No te gusta nuestro nuevo trabajo?
-Me gusta.
-Aún la amas... -no lo preguntó, por lo que el morocho no contestó, apretó los puños con fuerza- Sasuke...
-Me odio a mí mismo por desear lo que tú tienes... muchas veces me encontré deseando que hubieses muerto junto con Madara ese día para poder estar a su lado, ser yo quien la haga feliz... ella viene a pedirme que la ayude con algún jutsu y yo... -suspiró y por fin lo miró- no puedo vivir aquí Naruto, no así –sus ojos reflejaban un gran dolor.
-Lo entiendo...
-Hablé con Tsunade la semana pasada antes de irnos en esta misión... le pedí permiso para irme...
-Pero... Sasuke... dijiste que te gustaba...
-Sí, una parte de mí desea quedarse, pero no puedo seguir así o terminaré convirtiéndome en él... no quiero odiarte, no quiero seguir deseando tu muerte, eres mi mejor amigo Naruto, necesito... necesito alejarme un tiempo.
-Bien...
-Me voy esta noche.
-Ella no te lo perdonará si no se lo dices.
-Lo sé, se lo diré, si me lo permites...
-Por supuesto –extendió su mano, la cual tomó el morocho- buena suerte amigo, y espero verte de vuelta algún día.
-Yo también, gracias por todo hermano.
Sasuke se fue y Naruto se quedó un rato más allí, les dejaría su tiempo, él lo necesitaba y Sakura tenía que entenderlo.
-¿Te vas? –preguntó la pelirrosa asombrada- no entiendo...
-¿No? –preguntó el Uchiha. Ella lo miró a los ojos y él por fin hizo lo mismo.
-¿Es por mí?
-No, es por mí, me convertiré en un monstruo si sigo aquí, deseo su felicidad, la he cuidado desde que vivimos en Konoha, pero ahora me doy cuenta que la mayor amenaza a esa felicidad soy yo... debo protegerlos de mí y debo curarme...
-¿Volverás?
-Algún día.
-Eres una buena persona Sasuke Uchiha, jamás lo olvides, no lo dudes. Yo una vez desee la muerte de Madara, sin embargo cuando lo perdí me di cuenta de mi error. Nadie está libre de ese tipo de deseos cuando te sientes lastimado, pero que lo desees no significa que en el fondo lo sientas. Vuelve a nosotros algún día. Te estaremos esperando.
-Gracias.
Dio media vuelta y se fue no sabiendo qué iba a pasar con su persona, pensando que quizá no volviera a verla jamás.
......................
Naruto se despertó al sentir un dulce beso en los labios. Sonrió y sin abrir los ojos abrazó a la mujer que estaba parada a un lado de la cama tirándola sobre él.
-¡Naruto! –gritó ella riendo.
-Adoro despertarme así.
-Por eso lo hago todos los días –respondió ella sonriendo.
Abrió los ojos y la vio, tan perfecta, tan única. Kurama en su interior comenzó a rezongar que iba a matarlo con tanta cursilería.
-Kurama dice que quiere almorzar ramen en el Ichiraku hoy.
-¡Eso no es cierto! –gritó el zorro.
-Jajaja, sabes que no te creo... -dijo Sakura riendo, su risa era la mejor música para sus oídos, agradecía mucho haber luchado tanto por escucharla.
-Por lo menos alguien aquí me conoce mejor...
Golpearon la puerta. Los dos se miraron extrañados. La mujer se levantó y se arregló un poco el pelo que había terminado desordenado. El rubio se puso unos pantalones y bostezando fue a abrir la puerta, de aquí a que la pelirrosa terminara de arreglarse, quien sea que fue a visitarlos se iba a ir. Abrió y se sorprendió de ver quien estaba allí.
-Sasuke...
-Volví.
-¿Sasuke? –Sakura se asomó y sonriendo lo abrazó, luego se separó algo preocupada, pero el morocho sonreía.
-Pasa –le dijo el rubio tan contento como su mujer.
Al entrar Sasuke observó a sus dos antiguos compañeros, diez años se había ido pero nada había cambiado, sus personalidades eran las mismas y se alegraba de ello. Él sí había cambiado, pero estaba seguro que para bien.
-¡Papá!, ¿podemos comer ramen hoy? –un niño rubio apareció frente a ellos, estaba totalmente despeinado y parecía que recién se levantaba.
-¡Claro!, Kurama me decía que tenía antojo de ramen también.
-¡Genial! Kurama es el mejor.
-Sí, sí, lo soy... jejeje...
-Sasuke, te presento a Kisashi, nuestro hijo... -dijo Sakura tomando al pequeño de la mano para acercarlo al morocho quien se agachó para estar a su altura, tenía el pelo del padre pero los ojos de Sakura.
-Mucho gusto, Sasuke-san, papá y mamá me hablaron bastante de usted.
-Mucho gusto –respondió el morocho, así que ahora eran una familia con hijos y todo, eso lo alegraba.
-¡Mamá! ¡Kisashi tiró su chocolatada sobre la cama! –otro niño apareció, este tenía el pelo color rosa aunque igual de revuelto que Naruto y el pequeño Kisashi, los ojos eran celestes y grandes.
-Y él es Sasori, ven a saludar a Sasuke, Sasori.
-¡Claro!, ¡mucho gusto!
Los dos niños tenían el espíritu de sus padres y se veían bien. Sakura le contó que Kisashi tenía cuatro años y Sasori seis. Hablaron de sus trabajos, ambos aún seguían siendo ninjas y salían en misiones aunque intentaban siempre hacerlo por separado para que los niños no se quedaran solos. Se notaba que lamentaban eso pero también que no deseaban que fuera de otra forma. Sasuke escuchó todo en silencio y aportando poco, ninguno de los dos insistió demasiado en saber qué había hecho. Cuando Sakura fue con los dos niños a comprar ramen para comerlo en la casa, Naruto por fin miró a su amigo esperando que hablara. Sasuke lo sabía y entendía que esperaba que le aclarara algunas cosas. Suspirando decidió no darle demasiadas vueltas al asunto.
-Logré cambiar, ya no soy el mismo de hace diez años Naruto...
-Pero...
-Pero mis sentimientos son los mismos... supongo que no puedes dejar de amar, no es algo que pueda curarse...
-Sin embargo volviste.
-Sí, ya no siento más rencor, tuve tiempo suficiente para pensar muchas cosas, hice también otras, ayudé a mucha gente en otros países.
-Nos enteramos sí.
-Una vez me prometí que sería el guardián de su felicidad y ahora siento que puedo serlo de verdad. Ustedes cambiaron mi vida, mi forma de pensar, todo...
-Ya te dije que no nos debes nada.
-Yo siento que sí y no es una carga que no desee llevar. Puedo ayudarte a entrenar a tus hijos, seguramente serán buenos...
-Jajaja, lo son, y sería genial que los entrenaras... gracias Sasuke.
-Te felicito, has logrado lo que siempre quisiste.
-Sacrifiqué mucho en el medio... pero lo sigo enmendando, día a día, con mis acciones.
Naruto observó a su amigo y por fin se sintió completamente feliz. Siempre había faltado esa parte de su vida, esa en la que su mejor amigo estaba bien. Cuando llegó Sakura comieron ramen y mientras Naruto lavaba los platos por orden de su mujer, la pelirrosa se sentó junto a su amigo.
-¿Estás bien? –se veía preocupada y levemente triste, Sasuke se odió por ser el culpable de esos sentimientos en la mujer que amaba, después de tanto tiempo nada había cambiado en su corazón.
-Sí, ahora lo estoy, no debes preocuparte por mí Sakura.
-Siempre lo haré Sasuke.
-Gracias... me alegra verlos bien a ti y a Naruto.
-Yo agradezco que hayas vuelto, me preocupaba saber poco de ti y a Naruto también aunque no lo admita.
-Qué poca confianza en mis habilidades.
-No temía por tu salud física...
El morocho quitó sus ojos de los de ella y miró hacia los dos pequeños que se habían puesto a jugar entre ellos. Ya tenían hijos...
-Fue difícil, no voy a negarlo, pero te juro que esta vez sí cumpliré lo que me había propuesto...
-¿Lo que te habías propuesto?
-Velar por su seguridad y felicidad.
Sakura se sorprendió, él la volvió a mirar a los ojos y aunque al instante supo que aún seguía amándola también supo que ya estaba curado, que había entendido que sus sentimientos no eran correspondidos y que además pensaba protegerlos. Tomó su rostro con ternura y le dio un tierno beso en la frente.
-Gracias, es muy importante para mí saber que estarás aquí de ahora en más. Eres parte de mi familia también así que nos cuidaremos entre todos.
-Sí –sonrió el morocho tomando una de sus manos besó su palma- una familia...
Luego de que Naruto terminara con la cocina salieron a entrenar con los chicos. El rubio miró a la mujer que amaba que los saludó con la mano y asintió para sus adentros. Lo había cumplido, eran libres y felices. Ya no era el demonio amarillo, ya no había más oscuridad en su corazón, no podía devolver la vida de la gente que mató, pero día a día cumplía su cuota ayudando a otros, los fantasmas de sus sueños ya no lo molestaban. Por fin sentía que podía ser un digno hijo de Minato Namikaze.
Sakura se apoyó sobre el marco de la puerta, saludó a sus tres hombres y luego sonrió a Sasuke, lo vio mejor, y eso la hacía feliz, era una parte de su vida también y lo quería mucho por lo que volver a tenerlo entre ellos se sentía bien. Pensó en todo lo que pasaron para poder estar allí y agradeció a Madara haberle devuelto la vida. Sabía que estaba lentamente cumpliendo el sueño que él y su madre habían deseado y también sabía que sus hijos seguirían con ese sueño, porque eran sus hijos y los de Naruto, el hombre que le devolvió la sonrisa, el hombre que le dio la libertad, el que le mostró otro camino y cumplió su promesa, el hombre que amaba y amaría con todo su ser para siempre.

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Gracias a todos los que pasaron y leyeron este fic y en especial a los que dejaron hermosos comentarios, siempre ayudan. Escribí "Asesinos" hace bastante y es de mis favoritos, subiré otros más adelante pero me gustaría reescribirlos ya que no me gustan tanto ahora. Saludos! espero que hayan disfrutado la lectura.
Lu

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