Capitulo 12

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Lamentó no poder ver el rostro de esa mujer de la arena al saltar, no parecía ser propensa a cambiar su dura expresión pero estaba seguro de que la habría sorprendido. Sakura caía un poco más adelante que él, juntó los brazos para poder alcanzarla, sólo quedaba poco, el acantilado no era tan profundo como parecía, estaban cerca del río ya. Ella volvió a levantar la mano hacia él. La alcanzó y la tomó, atrajo su cuerpo al suyo y la cubrió en un fuerte abrazo. Seguían cayendo de cabeza pero ya estaba, lo más difícil había pasado.
-¡Kurama! -gritó, el zorro no necesitaba el aviso, sabía lo que debía hacer, compartían un cuerpo y una mente desde hacía demasiado tiempo, las acciones temerarias del rubio ya no lo sorprendían en absoluto.
Un brazo de chakra salió de la espalda del rubio y se adelantó para llegar al suelo y sostenerlos. Frenaron de golpe y quedaron colgando unidos al chakra rojo del Kyuubi. Sakura aún tenía su cabeza hundida en su pecho. Él sonrió, se habían salvado. Unas gotas del agua del río alcanzaron su rostro, estuvieron muy cerca, más de lo que calculó. Ella por fin levantó la mirada.
-Gracias...
-Aún tenemos que salir de aquí, y vamos a tener que mojarnos...
-El río está demasiado agitado.
-Ey, dijiste que confiabas en mí...
-Sí, y es cierto –sonrió con cierta melancolía, estar en sus brazos era muy reconfortante.
-Bien, déjame trabajar entonces.
El brazo de chakra desapareció y los dos cayeron al agua. No la soltó en ningún momento, el agua los arrastró lejos, cada vez que estaban a punto de ser golpeados por algo, un nuevo brazo los salvaba. Sakura pensó que ese viaje tan agitado y tan cercano a la muerte no terminaría nunca, pero por fin Naruto se aferró a un árbol y los sacó del río.
Estaba temblando de frío. Ya había oscurecido y casi no podía ver a su alrededor.
-Prenderé una fogata -dijo el rubio.
-Pueden descubrirnos...
-Estamos muy lejos, ellos no nos encontrarán ya –se veía tan tranquilo y seguro.
-... ¿crees que Sasuke esté bien?
-Por supuesto, es tan testarudo como yo para abandonar la vida así como así.
-Pero el Kazekage...
-Es un Uchiha, no le va a ganar ni con toda la arena del mundo –Naruto se quedó en silencio pensativo por un momento.
-Debemos ir al punto de encuentro... -con tantas vueltas que dieron y el viaje en el río se sentía desorientada y perdida. Mientras hablaban Naruto ya había conseguido algo de fuego. Debía admitir que era más hábil de lo que jamás pensó.
-Ya estamos en él.
Sakura casi se queda con la boca abierta. ¿Cómo sabía?, ¿cómo lo había hecho?
-¿Me estás hablando en serio?
-Jajaja, ¡claro!, me enseñaron a leer las estrellas, puedo encontrar cualquier lugar si las veo. Estamos aquí, por eso seguí un poco más en el río, cuando vi que iba para el mismo lugar...
No sabía qué decir, era demasiado bueno, un compañero impresionante y también un enemigo temible. No, definitivamente no tenía chance contra alguien como él. ¿Sería verdad lo que sintió antes? ¿Podría Naruto desear lo mismo que ella? Si estaba equivocada estaría muerta. Se abrazó a sí misma sintiendo más frío. Él se acercó.
-Hace frío... este... si quieres... puedo... podemos...
Un temible enemigo, un hábil luchador, pero algo tímido... sonrió y se acercó a él.
-Me vendría bien algo de calor extra...
La abrazó. Ella se acurrucó más a su lado. La verdad era que tener la ropa puesta no era la mejor de las ideas, pero ya era demasiado si también quedaban desnudos, prefirió arriesgarse, ya tenían fuego, en un tiempo se irían secando.
.......
Sasuke mató al último de los hombres del Kazekage que había ido de manera tan torpe a atacarlo. Esquivó un nuevo ataque de arena y vio los ojos furiosos del pelirrojo, lo único de su rostro que demostraba sus sentimientos. Sentía su odio, había acabado con su gente, en cierta manera entendía el dolor que eso conlleva, pero no podía perder, debía ir con su equipo, lo había prometido.
-Fue imprudente venir con tan pocos Gaara de la Arena...
-Lamento admitir que dices la verdad, pensé que los Uchiha eran un Clan extinto, increíble encontrar a uno, sin embargo pronto acompañarás a tu familia en la otra vida. No pienso perdonarte por esto.
Había tenido que mostrar su Sharingan si deseaba seguir viviendo, al Maestro no le iba a gustar eso.
-Un Kazekage debería ser más piadoso, sin contar con más astuto y precavido. No se ataca a un Uchiha de frente.
-Nunca seré piadoso contra aquellos que atacan a mi gente, y tienes razón, si es imposible atacarte de frente, lo haré de todos los lados.
La arena se elevó alrededor de Sasuke. Éste se mantuvo quieto y mostró una leve sonrisa. Había aprendido a evadir muchos estilos de lucha y muchos jutsus, la arena era compleja, pero no podía ser muy diferente del elemento tierra, hacía un tiempo había entrenado con un asesino de la Hermandad que sabía usarla y ya conocía todas las debilidades. Hizo una serie de sellos y luego colocó una mano sobre su boca, lanzó fuego a todo a su alrededor antes de que la arena lo alcanzara. Ésta se detuvo se había convertido en una masa sólida que el Kazekage ya no podía controlar. Volvió a sonreír pero la alegría no le duró demasiado una mano de arena alcanzó su pierna izquierda y lo tiró al suelo, luego comenzó a arrastrarlo, estaba yendo directo hacia Gaara. Sacó su katana y la clavó al suelo, luego lanzó electricidad por su cuerpo, pero ésta no alcanzó a su objetivo, por supuesto, la arena no transmitía la corriente.
-Parece que estás comenzando a desesperar Uchiha, ya no piensas con claridad, tu elemento rayo no te servirá en nada contra mí -apretó las manos, la arena presionó su pierna y estaba a punto de destrozarla pero volvió a usar el fuego junto con un kunai.
Se alejó rápidamente, no había roto el hueso pero le había hecho daño, ahora no podía usar bien la pierna. ¿Cómo pudo ser tan torpe? ¡Era un Uchiha, esas cosas no deberían pasarle!
Volvió a hacer sellos y lanzó bolas de fuego para usar de distracción, Gaara hizo una pared de arena para cubrirse, Sasuke sacó provecho de eso para poder escabullirse entre los árboles y huir de allí, en su estado actual no ganaría.
-¡Vuelve aquí cobarde! -oyó gritar a Gaara. Sabía que no estaba lejos, tenía que apurarse.
Apretó los dientes y apuró el paso como mejor pudo dejando en el camino algunos sellos bomba por las dudas, escuchó que algunos se activaron y deseó haber terminado con la vida del maldito Kazekage, pero sabía que no tendría tanta suerte. Gaara tenía su armadura de arena, como mucho habría logrado quebrarla y eso no le serviría de nada. Esperaba que Sakura y Naruto estuvieran bien. Tenía que encontrarse con ellos de inmediato.
.....
-¿Naruto?
-¿Mmm? –se levantó algo avergonzada, se había quedado dormida sobre el pecho de su compañero que aún la abrazaba brindándole calor.
-Lo siento, no quise dormirme.
-Está bien, no pasa nada, en un par de horas ya va a amanecer, tendremos que movernos en ese momento, así que es mejor que descanses todo lo que puedas.
-Pero, ¿y tú?
-Te dije que estoy bien. Sigues sin confiar en mí, a pesar de que lo dijiste... a propósito, gracias...
-¿Por?
-Por eso... de verdad no tuviste miedo, pensé que dudarías cuando te soltara la mano...
Sonrió, aún seguía recostada sobre su pecho, se sentía tan pequeña a su lado, frágil, su calor era tan liberador, debía ser una sensación muy satisfactoria estar a su lado por siempre, ser su mujer.... ¡¿qué cosas pensaba?! Ella no podía ser la mujer de nadie, nunca jamás, su vida... no lo merecía...
-Tus ojos... -se separó y colocó una mano sobre la mejilla del rubio- no mienten... eres demasiado transparente...
Él tragó saliva, sentir su contacto era demasiado, le dolía y al mismo tiempo sanaba su ser herido por tanto sufrimiento. Colocó su mano sobre la de ella y acercó su rostro.
-Entonces deberías saberlo... lo que siento...
El corazón de Sakura dio un salto, estaba conteniendo la respiración, por lo que abrió un poco la boca para buscar aire. Sus ojos se llenaron de lágrimas. Necesitaba confiar, necesitaba un aliado, estaba desesperada, ¿sería tan malo morir en sus manos si él llegaba a ser fiel a Madara? Lo que sentía... ¿lo sabía? Ahora podía verlo... se levantó.
-No es algo que deberías sentir -le dio la espalda cerrando los ojos con fuerza, no iba a derramar lágrimas. Ella no era así.
-¿Es tan malo?
-Te matará... -susurró sintiendo un gran dolor en el pecho- como lo hizo con él... -Sasori había muerto por su relación con ella, lo sabía muy bien, por alguna razón Madara no quería que se relacionara con nadie de forma demasiado estrecha.
-Eso depende de ti... fue tu mano la que mató a Sasori... -respondió Naruto frunciendo el ceño, ella lo miró nuevamente. La estaba juzgando.
-No tuve opción... Sasori... todo lo que hizo... -si no lo mataba iba a sufrir a causa del veneno que había tomado. Pero su acción la había cambiado mucho.
-Sé qué trataba de hacer, sólo que de a uno no se puede. Sakura, esta vida no es para ti, como no lo es para mí. Si nos unimos... podemos hacer la diferencia...
-Hablas de una traición, y eso es imposible -se acercó a él mirando hacia todos lados, tenía miedo que los escucharan, de alguna manera Madara siempre lo sabía todo.
-Estamos solos. Esta vez no nos vigilan, nos perdieron de vista -Naruto tenía una mirada fiera ahora, se veía su odio y su deseo de acabar con la Hermandad, tan transparente, Madara no necesitaba alguien que los escuchara sólo debía mirar en la profundidad de los ojos de Naruto.
-Lo sientes ¿verdad? Como la otra vez con Zetsu...
-Sí... Mandó a alguien a seguirnos en nuestro primer trabajo, luego me di cuenta, esa sensación extraña que sentía. Su maldito subordinado que se fusiona con los árboles y cosas... pero no está aquí hoy. No debes temer.
-Quien debería temer eres tú. ¿Cómo sabes que no le diré nada al Maestro?
Naruto sonrió y dio un paso más hacia ella. Le llevaba media cabeza y en esos momentos se veía más intimidante, aún estaba algo oscuro pero la luna mostraba perfectamente su rostro.
-Dudé de ti cuando mataste a Sasori y de nuevo con lo que le hiciste a Makoto. Debo admitir que temí que te había perdido, pero luego lo pensé mejor. Mientras huíamos... dices que mis ojos son transparentes, los tuyos son iguales, reflejamos lo mismo, ansías la libertad pero tienes miedo. Por miedo mataste a ese hombre, la desesperación, el encontrarte encerrada sin salida te llevó a no tener opción. Mostraste tu máscara una vez más para poder vivir otro día, porque no confiabas en mí ni en Sasuke. Conozco la sensación...
-Es más por Sasuke... tú... siempre me generaste sentimientos encontrados...
-Sasuke... él... Madara ha trabajado mucho más sobre su cabeza... él lo perdió todo, la Hermandad es su única familia ahora, es complicado, no sé cómo sacarlo... es mi amigo, no quiero tener que luchar contra él. Como tampoco querría tener que luchar contra ti. Yo acabaré con la Hermandad, sólo necesito la oportunidad, el tiempo es valioso, Sasori me regaló un poco más, pero no puedo solo. Y tampoco puedo dejarme vencer. Lo que poseo en mi interior, es el zorro de nueve colas... si Madara me vence y lo pone en un nuevo recipiente, no sé qué podría pasar.
Sakura miró su estómago con cierto temor, así que eso era lo que ocultaba. Definitivamente Madara conservaba a Naruto por ese ser y es cierto que si sabe que lo puede controlar lo obligaría a usarlo.
-Aunque fuéramos dos las cosas no cambiarían.
-No, pero te lo juro Sakura, te salvaré de este destino. Nos salvaré. Me lo prometí hace mucho tiempo y no voy a cejar en mi intento.
-¿Me salvarás? ¿Por qué a mí?
-Siempre has sido importante para mí... aunque nunca me hayas advertido hasta ahora...
Sakura se quedó callada, ¿cómo responder a eso?, ella nunca reparó en él, era un simple chico más, un asesino como todos, la falta de contacto con el resto de los integrantes de la Hermandad, como Madara le había ordenado, hizo que jamás se fijara en nadie, sólo en quien estuvo a su lado que fue Sasori. Sin embargo allí estaba Naruto, jurando protegerla, prometiéndole una vida diferente cuando en realidad no la conocía nada. No lo entendía.
-¿Cómo puedes decir eso? Nunca hablamos, no me conoces.
-No, pero es lo que siento. Desde el primer momento que te vi, cuando Madara te trajo a la Hermandad. Allí conocí mi destino y mi propósito...
-Yo...
No pudo continuar, un sonido interrumpió su charla y los hizo ponerse en guardia. Pero entre los árboles no apareció el enemigo, simplemente Sasuke. El morocho cayó al suelo frente a ellos de rodillas. Se veía cansado y muy dolorido. La pelirrosa corrió a su lado y lo mismo hizo el rubio.
-Sasuke, ¿estás bien? ¿Qué te pasó?
-El endemoniado Kazekage, casi me atrapa... la pierna...
Sakura miró su pierna, estaba sangrando y se veía bastante lastimada. Hizo unos sellos y comenzó a curarla.
-No parece que tengas el hueso roto, tranquilo, la sanaré pronto.
-Lo hiciste maldito Uchiha -sonrió Naruto al ver que su amigo estaba bien.
-Te dije que no me vencerían, aunque tuve algunos contratiempos -se sentó mejor y los observó con detenimiento- ustedes se ven bien.
-Gracias, también tuvimos algunos problemas, pero el río fue de ayuda.
-Pronto amanecerá, deberíamos movernos.
-Tranquilo Uchiha, aún estás cansado, duerme un poco, deja que Sakura te cure, yo vigilaré, en cuanto te vea mejor nos vamos.
-No eres el maldito jefe -rezongó Sasuke aunque sin mucho entusiasmo.
-No, pero para tu desgracia ahora soy el que en mejor estado está, así que hazme caso, si no quieres que te rompan la pierna en serio.
-Ni en mil años podrías... -sonrió, y a pesar de sus amenazas y negaciones, terminó por quedarse dormido en poco tiempo.
Sakura acabó de curarlo y lo dejaron dormir un poco más. Naruto se acercó a ella y la tomó del brazo.
-Nadie puede saber lo que hablamos, no confíes nunca en ninguno de los asesinos y sólo espera...
-Nunca confiaría... no tardes demasiado Naruto... no quiero tener que seguir viendo cómo muere la gente a nuestro alrededor. Ni tampoco ser yo la que los mate... estoy enloqueciendo... no sé cuánto más soportaré...
-Lo sé, yo tampoco. Si fuera fácil ya estaría hecho.
............................
Itachi se encontraba sentado en la cama de su habitación, no podía dejar de pensar en las cosas que habían sucedido recientemente. Madara estaba cerrando cada vez más el nudo de su horca. Muy pronto lo descubriría a él. ¿Qué haría entonces? Sabía que Madara le tenía un gran aprecio al igual que por Sasuke al pertenecer a su Clan. Pero también era muy estricto y cruel en cuanto a hacer valer sus reglas. Si lo hubiese sabido, si de niño hubiese comprendido que estaba llevando a su hermanito a ese nido de víboras... peor que víboras, un nido de monstruos, multitud de ellos. Sin embargo, ¿a dónde ir cuando lo perdiste todo? Eran muy pequeños, Sasuke tenía sólo cuatro años, él lo llevaba de la mano. Le habían hablado de Uchiha Madara y estaba dispuesto a encontrarlo, y así sucedió, sólo que fue Madara en persona quien apareció frente a ellos un día. Era su salvación pensó ilusamente en ese momento. Demasiado joven, siempre fue inteligente y astuto, pero ahí tenía miedo y no pensaba con claridad. Su hermano se estaba debilitando, podía morir.
Ahora Sasori estaba muerto por no pensar con claridad.
-Estás loco, no puedes seguir actuando así, Madara se enterará, debes ser más astuto Sasori...
-Quizá esté demasiado cansado para ello ya Itachi... no seguiré viéndola sufrir así, no permitiré que le suceda lo mismo que a Kira...
Eso fue un golpe bajo para él. Pero Sakura no era Kira. Sakura era importante para el Maestro, Kira sólo fue importante para una persona.
Kira había sido su compañera, su confidente, su amante cuando sólo tenía quince años. Era un típico Uchiha, amargado, orgulloso y poderoso. Ella apareció y minó todo su mundo. Poco a poco ganó su confianza y su corazón.
-Kira...
No había sido una gran asesina, era mejor informante. Madara la usaba para ello. Nunca parecía estar de mal humor, sonreía y hablaba con cualquiera, nadie jamás sospecharía de una mujer como ella. Itachi al principio sí lo hizo, ya que en ese tiempo ya odiaba a Madara y quería escapar y llevarse a su hermano lejos de ese infierno, por lo que veía trampas en cada rincón. Ahora sabía que Madara era mucho más astuto.
Kira ocultaba demasiadas cosas detrás de su sonrisa. Ella también deseaba huir. Para obtener información debía hacer cosas que no quería. Odiaba a Madara por obligarla a hacer eso, pero no podía escapar, nadie podía hacerlo.
Se fue acercando a él y con el tiempo terminó conquistándolo. Recordaba el olor de su piel, sus caricias y hasta su dulce risa como si aún estuviera a su lado. ¿Cuánto había durado eso? Tres años, tres años que no fueron tan duros como los anteriores, porque sabía que la tenía a ella, que al regresar estaría allí.
Pero el Maestro se enteró... y un día lo llamó.
-Itachi me alegro que estés aquí... hay algunos asuntos que debemos tratar, chico.
-¿Si, Maestro?, ¿hay otra misión?
-No, esto es algo personal.
Dio un paso al costado y a su espalda apareció Zetsu junto con Pain trayendo a Kira. La mujer estaba malherida y atada.
-Ya conoces a Kira.
Itachi no se movió, ningún músculo de su cara se contrajo, siguió tan calmado como siempre, muchos años había entrenado para que nada se viera en su expresión, un movimiento en falso y ella estaría muerta. Si lograba convencer a Madara que no le importaba la dejaría, estaba seguro, la necesitaba, era su informante.
-Verás chico, no me molesta que estés con alguna mujer de vez en cuando, mientras jamás te involucres... sin embargo, aquí tenemos a Kira, que ha visitado tu habitación y tú la suya muchas noches por tres años...
No podía ser que los vieran, habían sido tan cuidadosos. ¿Cómo lo supo?
-Los sentimientos debilitan a la gente -continuó Madara- y la hacen fuerte al mismo tiempo. La debilidad yace en el simple hecho de que tienes algo por lo que harías cualquier cosa que te pidieran sólo para mantener ese algo a salvo. La fuerza está dada porque si algo le sucede, puedes encontrar el poder oculto en tu interior para intentar hacer lo que sea al respecto. Conozco el poder de los sentimientos y a diferencia de muchos, los respeto. Los Uchiha... estamos malditos... el amor es nuestra maldición, por él nos hacemos más fuertes, pero a causa de la pérdida de ese amor. Así que como seguramente entenderás, nunca seremos felices si queremos poder... otra lección muy bien aprendida por mí...
-¿Así es como obtuvo su poder, Maestro? -preguntó el chico imperturbable. No había vuelto a mirarla, como si no le importara, pero estaba tratando de calcular si podría vencer a los tres enemigos y rescatarla. No parecía probable de ninguna manera.
Madara cerró los ojos unos instantes y suspiró.
-Sí...
-¿Y ya no tiene debilidades por ello?
-Exacto.
-¿Mató a quien amaba?
-A uno sí, al otro no.
-Pero aún así esa segunda persona tampoco está más en este mundo ¿verdad?
-Así es...
-¿A qué quiere llegar con todo esto, Maestro? ¿Qué tiene que ver esta mujer?
-Has llegado a amarla y para mí eso es un problema...
Su mundo volvía a desmoronarse. Lo sabía y no lo perdonaría, no... se equivocaba, a ella es a quien no perdonaría. Debía hacer algo, debía convencerlo.
-Yo no amo nada.
-No me mientas Itachi, amas a tu hermano, y la amas a ella. Tu hermano es un Uchiha, no lo dañaré, como tampoco te dañaré a ti, por la sangre que corre por nuestras venas, los Uchiha volveremos al poder, y para ello los necesito. Sin embargo tú no serás un líder jamás, tú serás un guardián, y un guardián no puede amar a otro que no sea a quien cuida, de lo contrario no efectuará un buen trabajo ya que su alma estará dividida al igual que su corazón.
Itachi lo observó sin comprender. ¿Cuáles eran sus planes? ¿Qué pretendía?
-Vete ahora, en unos minutos hablaré con toda la Hermandad, espero que estés ahí.
-Sí señor... -el Uchiha apretaba los puños con fuerza, ya no podía seguir fingiendo que todo estaba bien, que su hermano lo perdonara, pero no se quedaría quieto viendo como le hacían algo, por lo menos se llevaría a Pain y Zetsu, ambos morirían pero no sin antes luchar.
-¡Uchiha Itachi! -gritó ella de pronto, él la miró, al igual que Madara- ¡ni se te ocurra hacer una estupidez! Aún tienes algo que cuidar, piensa en Sasuke... mi vida no vale nada, aún debes hacer mucho... lo juraste ¿recuerdas? No puedes fallar.
Madara los observaba con curiosidad. Itachi la miró fijamente a los ojos por unos segundos, luego dando media vuelta salió de la habitación. Ninguno de los dos se dirían lo que sentían, ya lo sabían, no era necesario, una despedida más larga sería más dolorosa y no llevaría a nada.
Había jurado vencer a Madara y acabar con esa horrible Hermandad una noche cuando había estado con ella, había acariciado sus cabellos plateados con suavidad embriagándose con su aroma, esos cabellos tan hermosos que ahora había visto cubiertos de sangre seca. Esos ojos turquesas que lo habían mirado fijamente. Ella conocía su destino cuando él ni siquiera lo sospechaba. "Los Uchiha son intocables, el Maestro los aprecia mucho, esto es la locura más grande que he hecho en mi vida y sin embargo jamás me arrepentiría". Tenía razón. Él y su hermano eran los juguetes preferidos de Madara y no pensaba compartirlos a no ser que él lo permitiera.
Cuando toda la Hermandad se hubo reunido apareció Madara.
-Todos saben las reglas, el que las quebrante muere, esa es la mayor de ellas. Esta mujer -señaló a Kira que estaba atada a un poste con la cabeza gacha- es una traidora a nuestra preciada Hermandad y por ello pagará con su patética vida -el Maestro había fijado su mirada en Itachi, de entre toda la multitud lo miraba a él. Sasuke a su lado le susurró al oído.
-¿Esa no es la chica con la que andabas Itachi?
-No es nadie... -respondió simplemente el Uchiha mayor sin quitar sus ojos de los del Maestro. Tenían el Sharingan activado los dos. Sasuke lo observó con el ceño fruncido.
-Pensé que esa te gustaba, al fin y al cabo sólo estuviste con ella y...
-Esa mujer no es nadie. No quiero que vuelvas a nombrarla. Yo no siento nada por nadie, no tengo corazón, un Uchiha no lo necesita, deberías aprenderlo.
El Maestro seguía hablando pero ya no supo qué decía, todo su pensamiento estaba centrado en una cosa, el odio hacia Uchiha Madara. Luego activando el Magekyo Sharingan el Maestro utilizó un ataque tan mortal como cruel contra la única mujer que había amado y que amaría Itachi Uchiha.
Aún recordaba sus gritos de agonía. Amaterasu era un fuego negro que lo consumía todo, jamás se extinguía a no ser que su amo así lo deseara o que su objetivo ya no existiera. Ese día había obtenido mejores ojos. Itachi los tocó cerrando los párpados. El dolor de perderla y el odio habían activado un mejor Sharingan, el Mangekyo Sharingan que ahora poseía lo tenía gracias a un sacrificio muy alto, uno que jamás pensó que haría.
Se levantó de su cama y miró hacia la puerta, la cual se abrió un segundo después. Madara entró y la cerró tras él.
-Siempre sabes cuándo estoy por llegar. Como un perro fiel.
-Supongo que has venido a ver si yo también soy un traidor como mi último compañero.
-Oh, ya sé lo que eres Itachi, lo he sabido siempre, desde el primer momento. Pero no me preocupa porque jamás harás nada. Tienes algo que perder y esa sigue siendo tu debilidad.
-No te arriesgarías a matar a Sasuke, al fin y al cabo es el futuro líder ¿no? Y yo su guardián -un poco después lo comprendió.
-Es cierto, te mataría a ti, entonces Sasuke estaría solo, ¿te gustaría eso?
-Se quedaría sin guardián.
-Un precio que no temo pagar, y de todas maneras, tengo otro...
Supo que volvía a tenerlo atado de manos sin siquiera mover un dedo. No podía morir, no podía dejar solo a Sasuke a merced de ese hombre, al menos no por ahora, demasiado tiempo le había llenado la cabeza a su hermanito, tanto que temía que lo hubiera vuelto su marioneta permanente.
-Hablas de mí debilidad, pero yo ya encontré la tuya. Ese día me mentiste, aún te queda algo que no deseas perder.
-¿Ah sí?
-Sakura es tu debilidad. No es tu amante, no, esa idea te enfermaría, porque la amas como si fueras su padre... porque amabas a su madre...
-Sacrifiqué a mi hermano para obtener mayor poder para mi Clan, sin embargo todo ese poder no me sirvió para salvarla. Sakura no es mi hija de sangre, pero lo es por destino.
-Sabía que algún día encontraría tu debilidad, yo también te tengo capturado Madara.
-No, y en tu interior lo sabes, no eres ningún tonto, siempre fuiste más observador que cualquiera. No le harás daño, porque no te gusta dañar mujeres, pero llegado el caso quizá sí sacrificarías una por un bien mayor, eres una persona práctica al fin y al cabo, lo que no sacrificarías jamás es la felicidad de tu hermano. Y sabes que él está comenzando a sentir algo por ella. Por ello no la tocarás y por ello no tienes nada. Seguirás siendo el fiel perro que siempre has sido, sin chistar, sin gruñir.
-¿Dejarás que te quite mi hermano lo que tanto amas?
-Esa siempre fue mi idea.
-Tú... querías esto... la utilizas como a todos, dices amarla pero igualmente la usas... la usas para controlarme a mí, para tener a Sasuke y también... a Naruto... mientras ella siga aquí, el chico ese, portador del Kyuubi seguirá aquí cumpliendo tus órdenes... les temes, a los dos... por eso lo haces... por eso los juntaste aunque estuvieras contradiciendo a tu regla de equipos de dos...
-Yo no temo a nada, no te equivoques, pero no estaré aquí por siempre, y ya que no tuve hijos propios quiero que Sakura y un Uchiha continúen mi legado. Tú no podrías ser ese Uchiha, te perdí cuando te enamoraste de esa mujer. Serías mejor líder, tienes la mente más aguda y eres más calmado a la hora de actuar que tu hermano. Sasuke es más manipulable, pero será más fuerte que los dos y con Sakura ya tengo el cerebro que necesito. Para eso los entrené desde que llegaron. Tú y el chico Kyuubi cuidarán mi inversión porque el amor los mantiene atados por siempre... te lo advertí... los sentimientos son armas de doble filo...
Itachi quería lanzarse sobre él, atacarlo y vencer o morir en el intento, pero sabía que era una locura, Madara siempre mantenía su propio guardián cerca. Pain no lo dejaría siquiera tocarle un pelo. Y para cuando acabara con él, no le quedaría chakra para usarlo contra Madara. No... debería esperar, quizá con suerte, su hermano pudiera abrir los ojos. La chica no había salido como Madara deseaba. Estaba seguro de que no sabía que ella quería curar no matar, eso era un adelanto, quizá pudiera cambiar la mentalidad de su hermano, o quizá él la terminara de llevar a la oscuridad.

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