Capitulo 19

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-¿No permitirás que mate más gente?, ¡¿has perdido la razón Naruto?!, mira a tu alrededor, todos los que se oponen a mí terminan muertos, y tú no serás la excepción si sigues hablando así.
-Dudo que me mates –Naruto sonrió- tengo algo que quieres, por eso me has cuidado todo este tiempo...
Sakura estaba paralizada, ¿qué iba a hacer?, demasiadas cosas pasaban por su cabeza. No estaba preparada para ir contra Madara. Él la había criado, él la salvó de una muerte segura, él era bueno con ella... "te obligó a matar a Sasori, te obligó a matar inocentes, no es buena persona aunque te trate bien" le dijo una vocecita en su cabeza. Era cierto, no podía dudar ahora, estaba con Naruto, pero sólo eran dos, ¿por qué no había actuado antes? Cuando aún quedaba gente en contra de Madara.
Madara frunció el ceño un segundo y luego sonrió. Naruto sintió una leve duda, eso no era la reacción que esperaba. Había algo más, algo con lo que no estaba contando.
-Es cierto, no te mataría, pero no tienes oportunidad de ganar, no llegarías a tocarme un solo pelo porque antes tendrías que pasar por Pein, Itachi y Sasuke. ¿Te crees más fuerte que los tres?
"Por supuesto" pensó, pero el problema era que para ello debía liberar todo su poder que incluía el poder del Kyuubi. Hacía rato que Kurama no le decía nada, y era extraño que no lo hiciera en este momento tan crucial, ¿acaso no contaría con la ayuda de su amigo?
-¿Vas a dejarme solo Kurama?
No obtuvo respuesta. Apretó la katana con fuerza y sacó la otra. No tenía opción, ya era tarde para arrepentirse, su accionar fue precipitado pero ver morir a Haku de esa forma despertó algo en su interior que no pudo contener. Miró hacia atrás de reojo, Pein estaba allí preparado para atacar en cuanto oyera la orden, había vencido a Zabuza pero se notaba que su antiguo sensei había dado pelea, el pelinaranja no estaba en sus mejores condiciones, tenía cortes y sangre en varias zonas. Miró a su izquierda. Sakura estaba en el suelo paralizada, veía en sus ojos el terror que sentía, podía entenderla, no la había preparado y ni siquiera él estaba seguro de estarlo al 100%, al notar que posaba sus ojos en ella hizo un intento de levantarse, le agradeció internamente el gesto, sabía que le daba a entender que lo apoyaría, pero no era el momento, con un simple gesto de su mano le dio a entender que debía quedarse quieta, no quería que se uniera a la batalla aún, quizá pudiera resolverlo solo. A su lado estaba Sasuke, el morocho respiraba agitado, pudo ver que había hecho un monstruo gigante para proteger a Sakura y eso le debió quitar mucho chakra, era posible que no fuera capaz de activar su Sharingan. Miró a la derecha de Madara quien se encontraba frente a él, Itachi caminaba tranquilamente hacia ellos, su katana estaba empapada en sangre, pero aunque al parecer había vencido contra Kisame tampoco estaba bien. Era el momento, en ese estado podía vencerlos y llegar a Madara, esperaba que Sakura pudiera cuidarse sola un poco más, porque no podría estar atento a ella, aunque dudaba que alguien le prestara atención siendo él la mayor amenaza. "Sólo quédate ahí Sakura, todo estará bien muy pronto" pensó esperanzado.
Madara mostró una sonrisa con todos los dientes. Sakura sintió que su corazón golpeaba su pecho con fuerza. El miedo se apoderaba cada vez más de ella. Esto no se veía bien. Se levantó y quiso ir hacia el Maestro, pero Sasuke la tomó del brazo con fuerza y la detuvo.
-¿Qué haces?, ¡va a matarlo!
-Tú no te moverás, es un traidor y los traidores deben morir –respondió Sasuke inmutable.
-¡Suéltame! –trató de zafarse pero su compañero era fuerte, no quería dañarlo por lo que se dio vuelta y gritó- ¡Madara! –el aludido y el resto de las personas que estaban allí expectantes la miraron- ¡por favor, te lo ruego, no le hagas daño! ¡Por favor! –sus ojos se llenaron de lágrimas, tenía miedo, no quería perderlo como a Sasori, no quería estar sola de nuevo, no podría vivir sin volver a ver esa hermosa sonrisa, esos sinceros ojos, escuchar su voz, lo quería, lo quería demasiado.
El rubio sintió culpa al verla así, no quería que se sintiera preocupada, no quería que sufriera, pero si conseguía su objetivo ya no habrían más lágrimas en sus ojos.
Madara volvió a mirar a Naruto y activó su Sharingan, estaba juntando chakra, veía cómo fluía por todo su ser. También vio otro chakra, uno rojo, mucho mayor, que se unió al de Naruto.
-Kurama... -Naruto lo sintió al instante y se alegró.
-No podía dejarte solo, quise hacerme el enojado, pero me es imposible, sí que me has cambiado chico...
-Gracias, amigo...
-Je, ¡vamos a darle una buena paliza a esos Uchiha!
Sólo eso necesitaba. Su cuerpo se volvió dorado con marcas negras que lo recorrían. Notó la admiración y sorpresa de todos los presentes. Hasta el mismísimo Madara abrió los ojos, pero luego lo notó aún más feliz. Bien, que mantuviera esa confianza no le afectaría, sería más doloroso para él caer. Se estaba preparando para correr cuando vio que el Maestro de la Hermandad levantaba un brazo y lo bajaba rápidamente. A la izquierda, derecha, atrás y frente de Naruto aparecieron cuatro personas que nunca había visto.
-Naruto, te presento a Sakon y su hermano Ukon, Tayuya, Jirobo y Kidomaru, entrené a estos chicos para que sean expertos en ninjutsu de barrera y de sellado. ¿Te das una idea para qué?
El rubio dudó, y miró uno por uno a sus nuevos contrincantes.
-No me interesa.
-Deberías interesarte... bien dijiste que no te mataría porque posees algo en tu interior que yo estimo. Durante años esperé pacientemente, sabía que algún día lo controlarías, eres especial chico, vienes de una familia de ninjas excepcionales –Naruto frunció el ceño furioso, ¿cómo se atrevía a nombrarlos?- ahora lo controlas, lo cual es excelente, vas a hacer todo lo que te diga Naruto, por las buenas o por las malas, ¿qué eliges?
-¿Cómo... -temblaba de ira, Kurama en su interior trataba de calmarlo pero ya no lo escuchaba- cómo puedes hablar de ellos?, ¡nunca vuelvas a hablar de mis padres!, ¡eres un maldito asesino! ¡Sé que los mataste para apoderarte del Kyuubi y cuando tu plan falló me llevaste a mí! ¡Tantos años me mentiste!, pero ya sé la verdad.
-Parece que hablaste con gente que no debías...
Madara seguía tranquilo. Sakura se sorprendió enormemente por las palabras del rubio.
-¡Tú no vas a utilizarme como arma!
-Qué pena, será por las malas entonces, es una lástima que no prestes más atención Naruto.
Madara le dio la espalda y comenzó a caminar hacia donde estaba Sakura y Sasuke. Itachi miró al rubio con lástima y luego desapareció del lugar. Zabuza que aún seguía en el suelo cerca de Naruto miraba desolado el rostro de Haku, el único alumno que había apreciado murió salvándolo, por su estúpida vanidad al pensar que podría contra esos monstruos. De todas maneras se preguntaba por qué Naruto también lo protegía.
-¿Por qué?... -preguntó sintiendo un gran dolor al esforzarse por hablar, estaba muriendo, lo sentía, no le quedaba mucho tiempo, ¿para qué hacía eso?
-No es por ti... sólo no quiero que esto siga así, Haku y otros perdiendo la vida por el capricho de una sola persona...
Zabuza abrió los ojos asombrado. A pesar de todo ese chico era especial, siempre lo supo, sólo que pensaba que era en otro sentido. Lo que venía a continuación no era bueno para el rubio, lo último que podía hacer era advertirle.
-Chico... -Naruto lo miró- huye rápido de aquí...
Sólo esas palabras le dirigió a su antiguo alumno antes de volver a mirar al otro
-A todos les llega su día –susurró Zabuza antes de respirar por última vez.
Ya no había tiempo, los cuatro asesinos que habían aparecido hicieron unos sellos y de sus manos aparecieron cadenas traslúcidas que lanzaron contra Naruto y se clavaron en su cuerpo.
-¿Qué? –Naruto miró sorprendido las cadenas que se metían rápidamente en su interior.
Los cuatro tiraron y lo hicieron caer. Otra vez volvía a quedarse sin fuerza.
-Kurama ¿qué pasa? ¿Es el mismo truco que usó Haku?
-No... Haku sólo tocó con sus agujas una serie de puntos por donde circula el chakra para poder detenerlo, esto es distinto, esto está drenando mi chakra también, no sólo el tuyo y nos debilita a ambos. Naruto a esto se refería, ese maldito no estuvo ocioso todo este tiempo, tenía un as bajo la manga para controlarnos...
-Por si yo me rebelaba... algo con qué atarme... no... no... no puede ser...
Su rostro golpeó el suelo. Se sentía aturdido y sumamente débil. Veía borroso, lo último que pudo ver fue a Madara hablando con Sakura, ella parecía gritar y quería ir hacia él pero Sasuke se lo impedía, vio sus lágrimas caer por sus mejillas. "Lo siento, fui demasiado arrogante y ahora los dos perdimos"... ese fue su último pensamiento antes de quedar inconsciente.
-¡¡Narutoooo!! –ya no le importaba nada, tenía que ayudarlo, usó todas sus fuerzas pero era en vano, no podía liberarse de Sasuke, tenía sus dos manos atrapadas y no le permitía hacer sellos- ¡déjame ahora!, ¡¿cómo puedes dejar que le hagan eso?! ¡Es tu amigo!
El morocho seguía sin ningún atisbo de emoción. Por dentro era muy distinto. Por un lado sentía un gran odio hacia Naruto por llevarse toda la atención de ella, por el otro quería ayudarlo ya que era su único amigo. Su lealtad, sin embargo, estaba con el Maestro, no podía traicionarlo después de todo lo que le dio.
-Sakura... no temas, no le haré daño como me pediste –la mujer miró a Madara, ya no pudo contener las lágrimas que corrían libres por sus mejillas- pero obviamente deberás hacer lo que te pida, ¿está bien?
La pelirrosa se sintió desfallecer, las fuerzas le fallaron y si no fuera por Sasuke hubiese caído al suelo. Estaba mareada, era demasiado, no podía soportarlo. Sus ojos se dirigieron al rubio, había caído al suelo y ya no se movía. No les había costado nada detenerlo, Madara lo tenía completamente a su merced, al igual que a ella.
-Sí... haré lo que quieras... sólo no lo lastimes... por favor... te lo ruego...
No le importaba que todo el mundo notara que era importante para ella, sólo quería cuidarlo de la misma manera que él la cuidó.
-Bien, es una buena noticia que accedas a cooperar. Llévala a su habitación Sasuke, cuando veas que se siente mejor acompáñala a mi escritorio. Pein, Zetsu, encárguense de que se limpie todo este desastre. Kabuto, atiende a los heridos.
A pesar de que nadie había visto ni a Zetsu ni a Kabuto, los dos hicieron acto de presencia asintiendo ante las órdenes del Maestro.
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Naruto abrió los ojos de golpe y se encontró en un lugar muy oscuro, no sentía que estuviera parado sobre algo, al instante se preparó, escuchó unos pasos y agudizó el oído.
-A todos les llega su día Naruto, no lo olvides.
Sobresaltado se giró hacia el lugar de donde provenía la voz, estaba seguro de a quién pertenecía: Zabuza. Una gran luz iluminó todo el lugar y lo cegó. Se tapó los ojos y cayó de rodillas. Luego de unos instantes en los que sintió verdadera desesperación pudo abrir los ojos lentamente. Estaba rodeado, decenas de sombras se encontraban a su alrededor.
-¿Qué?, ¿quiénes son ustedes?
-¿Ya no nos reconoces Naruto?
Quien habló se adelantó, el rubio hizo un esfuerzo para poder centrar su vista y por fin pudo ver con claridad. Reconocía ese rostro, un anciano, el primer hombre que mató.
-¿Tú? Pero... no puede ser... yo...
-¿Tú me mataste? Sí, lo hiciste, no tuviste piedad de mí, hiciste lo que te ordenaron sin dudar.
-¡Sí tenía dudas! Pero yo...
-A todos les llega su día Naruto –otra vez era la voz de su maestro a su espalda, se giró pero sólo vio más personas, ninguna era Zabuza. Al mirar con más detenimiento notó que reconocía a todos y cada uno de los que lo rodeaban: sus víctimas.
Aún seguía de rodillas mirando sin poder dar crédito a sus ojos. No faltaba nadie.
-Lo intenté, quise alejarme pero no pude, ¡no tenía la fuerza! –se tocó el lugar donde Madara le había dejado su primer y única cicatriz hacía muchos años atrás- él lo controló y nos obligó a destruir...
-¿Y ahora? Ahora sí poseías la fuerza, ¿por qué fallaste?
-Porque... porque fui arrogante... necesito más fuerza. Pero redimiré mis culpas, ¡lo juro!, no hay día que pase sin que piense en ustedes y en el mal que les causé...
Las personas lo miraban con desprecio, le recriminaban lo que había hecho y tenían todo el derecho de hacerlo. Sentía su odio aplastándolo.
-Es demasiado tarde para ti Uzumaki Naruto, nada de lo que hagas va a cambiar lo que hiciste en el pasado –dijo el anciano.
-A todos les llega su día Naruto...
-¡No!, ¡no puedo morir aún! Yo no moriré hasta acabar con la Hermandad y salvar a Sakura.
-El día del juicio está pronto Naruto. Y ahí no podrás escapar.
-Lo siento... -agachó la cabeza y dejó que las lágrimas salieran por sus ojos, volver a ver a esa gente era demasiado doloroso- lo siento tanto...
-Tú deseas la absolución, nosotros queremos venganza...
-Les daré lo que desean, pero aún no... no puedo entregarles mi vida aún...
-Un asesino no puede ser un héroe...
-No deseo ser un héroe, sólo detener esta locura.
Las personas se esfumaron y apareció un hombre encapuchado, estaba todo vestido de negro y tenía un gran libro en las manos, Naruto lo miró como hipnotizado. Unos grilletes rodearon sus muñecas y lo ataron al suelo, los miró y se sintió derrotado.
-Uzumaki Naruto –el hombre abrió el libro, pasó unas páginas y luego recorrió con un largo dedo la hoja leyendo nombres, los nombres de las personas a las que les había quitado la vida.
Naruto lo observó suplicante.
-Por favor, debo salvarla, déjeme salvarla...
El encapuchado terminó de leer la lista de nombres y levantó la cabeza fijándola hacia él, el rubio no pudo ver ningún rostro, una sombra lo cubría todo, pero notó perfectamente cuando negó con la cabeza y cerró el libro, luego dio media vuelta y se fue con paso lento.
-Tu alma no tiene salvación, tu vida no vale nada Uzumaki Naruto...
Eso fue lo último que oyó antes de volver a abrir los ojos.
Despertó sobresaltado nuevamente y cuando miró a su alrededor se encontró en una prisión, las paredes brillaban debido a algún tipo de jutsu de sellado. Quiso tocarlas pero enseguida sintió una descarga que lo tiró al suelo. Se tomó la cabeza recordando el extraño sueño que había tenido, ¿qué significaba? No tuvo tiempo de pensarlo más ya que no se encontraba solo en el lugar.
-No es aconsejable que toques las paredes de tu nueva habitación, Naruto...
Madara estaba sentado afuera, lo miraba tranquilamente. Qué estúpido había sido, ¿cómo pudo no prever todo ese desastre?, había sido arrogante y descuidado, ¿por qué se apuró?, ¿por qué pensó que los vencería a todos?
-¿Dónde está Sakura?
-Segura obviamente. No mataré mi mejor inversión. Pero sí puedo dañarla, y quiero que eso entiendas Naruto. Sé lo mucho que te importa, siempre lo supe, y si la puse en tu mismo equipo fue para que justamente hicieras más fuerte ese sentimiento y ahora poder tenerte así, en la palma de mi mano.
-¿Qué quieres?
-Vas a hacer absolutamente todo lo que te diga sin rechistar, sin sublevarte. Mientras cumplas, ella seguirá perfectamente.
-Pensé que era importante para ti también.
-Lo es, pero no está por encima de mi objetivo, por lo tanto, haré lo que sea para conseguirlo, así tenga que dejar marcas por todo su cuerpo o arruine su mente con espantosas imágenes.
Estaba a su merced como siempre lo estuvo, y ahora no tenía salida, nadie lo ayudaría, luego de todo lo que había hecho, luego de tanto entrenamiento, luego de buscar y recolectar información. Tantos años tirados a la basura. No había esperanza. Sintió un gran dolor en el pecho. "Lo siento tanto Sakura, lo arruiné"
Madara sonrió ampliamente al verlo tan decaído, eso es lo que quería, había destruido su espíritu, lo último que quedaba del rebelde Naruto Uzumaki. Ahora lo tenía por completo para cumplir con su plan, mientras fuera necesario.
-Me llamaste asesino... así que te enteraste de la verdad ¿eh?
-Si... -el pelo tapaba su rostro, su voz sonaba monótona y lejana- supe que atacaste Konoha, quisiste apoderarte del Kyuubi que se encontraba en el interior de mi madre en un momento en que el sello era débil: cuando estaba dando a luz, cuando estaba naciendo yo... mi padre... el cuarto Hokage luchó contra ti, ambos lo intentaron pero no fue suficiente, el Kyuubi los venció, estaba bajo tu influjo... mi padre, con su último aliento selló al Kyuubi en mi interior, y tú al ver fallar tu plan me llevaste contigo.
-No, en absoluto, mi plan salió bien. El Kyuubi es difícil de controlar sin un cuerpo, me era más fácil usar una persona. Pero necesitaba que esa persona lo controlara a la perfección. Tú el hijo de Kushina Uzumaki y Minato Namikaze eras la mejor opción. El tonto de tu padre hizo lo que esperaba. Hice que Zabuza te entrenara y al ver que no te hizo cruel, decidí dejarte solo, sabía que encontrarías la forma de hacerte con el poder el demonio, sólo necesitabas tiempo. Cuando noté tus sentimientos por Sakura al principio me molesté, no permitiría jamás que ella se acercara a ti, pero luego lo pensé mejor, y qué mejor forma de controlarte que mediante un rehén. No debería usar mis ojos. Así que los puse juntos. Detestaba la idea que te acercaras a la mujer que elegí para continuar con el legado de los Uchiha -Naruto por fin levantó la vista y lo miró extrañado- pero era necesario.
-¿Continuar el legado de los Uchiha?
-Mi Clan fue exterminado, casi por completo, necesitamos nuevos niños con nuestros ojos...
-¡¿Qué vas a hacerle?! -gritó enfurecido volviendo a ir contra el muro que nuevamente le dio una descarga que lo lanzó al suelo.
-Yo nada, no podría jamás verla de esa forma, es como una hija para mí. Pero le elegí una persona perfecta para ella, alguien que la cuidará y que será el que siga mi legado. Alguien completamente fiel a mí.
-Sasuke... -Naruto abrió los ojos asombrados. Ahora podía verlo todo- ¡eres un maldito enfermo!, ¿vas a obligarla a hacer algo que no desea?
-¿Por qué no desearía estar con Sasuke? Los puse juntos en el grupo para que se conocieran mejor. Y si aún no lo ve, no será problema, lo entenderá más adelante.
"No desea estar con Sasuke porque me prefiere a mi" pensó el rubio sintiéndose a la vez feliz y desdichado. ¿A qué la había condenado? En vez de salvarla la dejó en las manos de esos enfermos. Tenía que escapar, tenía que hacer algo, pero ¿qué?, si intentaba cualquier cosa la dañarían.
-Ahora una última cosa, no quiero que creas que te estoy engañando, ni nada por el estilo. Así que daré una muestra de que voy en serio.
Madara dio media vuelta y empezó a salir, a un lado de él apareció Itachi, traía en sus brazos un cuerpo lleno de sangre. Naruto abrió los ojos horrorizado al notar de quién se trataba.
-No, no, no, noooo ¡¡Milianaaa!!
Su pelo color azul estaba manchado por su propia sangre, el Uchiha la dejo en el suelo frente a él. No respiraba, la miró fijamente esperando notar que se movía, un indicio de que aún estaba con vida, pero nada. La habían matado. No sólo eso, la habían torturado antes, se notaba por las marcas que cubrían todo su cuerpo.
-Miliana... lo siento... –se dejó caer mirando fijamente su cuerpo. Estaba condenado y condenaba a todos los que se acercaban a él.
-Quisiera decirte que no sufrió -dijo Itachi, se veía triste aunque lo dudaba- pero no fue así, gritó y lloró durante horas... hasta que por fin... me dieron la orden de matarla...
-Sal de aquí, no quiero verte...
-Lo siento Naruto... -el rubio lo miró con odio.
-¡Dije que te vayas!
-Te lo advertí, quedarte sólo traería sufrimiento a todos los que conoces y hasta a desconocidos. Debiste haberme hecho caso.
-¡No quiero que me hables basura Uchiha!
Itachi dio media vuelta y salió. Naruto comenzó a llorar sin parar. ¡Cómo se había equivocado! Y ahora una muerte más pesaba sobre su consciencia. "A todos les llega su día Naruto" sólo esperaba que el suyo fuera pronto, para dejar de hacer daño.
..................
Sakura estaba recostada abrazándose las piernas con fuerza y llorando sin poder contenerse. ¿Cómo pudo todo salirse de control de esa forma?, ¿por qué no había podido ser capaz de hacer algo? ¿Qué iba a hacer ahora? Tenía que pensar, debía haber alguna forma de solucionar las cosas, sólo tenía que liberar a Naruto, pero ¿cómo?
Abrieron la puerta. Sabía que era él. Había estado fuera de su habitación durante las tres horas que se encontró allí. Parecía que estaba perdiendo la paciencia. Qué poco le importaba.
-Levántate, te llevaré con el Maestro.
-Muérete Uchiha -dijo entre dientes.
-Sakura...
-Me lo prometiste -se incorporó para poder sentarse en la cama y mirarlo, quería demostrarle todo el odio que sentía hacia él- juraste protegerme, que no dejarías que me haga daño. Lo está haciendo ahora, y también está dañando a alguien que te consideraba su amigo. ¡Naruto está encerrado porque no tuviste las agallas de apoyarlo cuando más te necesitaba!
-Estás proyectándote en mi -respondió el Uchiha con tranquilidad, ella se sobresaltó con su respuesta- la que no lo apoyó fuiste tú. Tuviste miedo de enfrentar al Maestro.
-No es cierto, quise ir, ¡tú me detuviste!
-¡Vamos! Si hubieras querido de verdad te habrías zafado de mi agarre de la misma forma que hiciste con Deidara -la pelirrosa se sintió más golpeada que si lo hubiese hecho físicamente.
-Yo... no...
-Una parte de tu ser sabía que fallaría y preferiste no verte envuelta.
-No es cierto, cállate.
-¿Y ahora? Sólo estás ahí, llorando sin parar como la patética mujer que la primera vez vi frente a mí. Por un momento pensé que eras diferente, pero no, eres débil...
-Cállate... -Sakura se tomó la cabeza con las manos.
-¿Te dije que encontré a Karín? Intentó ocultarse, pero ahora lo veo todo, matarla fue más fácil de lo que me esperaba. Suplicó por piedad. Me pregunto si tú también lo harías... -se acercó a ella con una rapidez que desconocía en su persona y la tomó del cuello presionando con fuerza.
La mujer sorprendida abrió los ojos y simplemente por instinto intentó liberarse. Pero luego, dejó caer las manos y lo miró fijamente a los ojos. No sería tan malo morir así, de una manera patética como lo que era. Sus palabras eran ciertas, abandonó a Naruto cuando él luchaba por ella. Era una cobarde y la peor de las basuras.
Sasuke siguió presionando, no faltaría demasiado para quebrarle el cuello, así de fácil sería acabar con la vida de la mujer que le traía tanto dolor, tantas contradicciones a su mente, tanto odio. Sin embargo aflojó el agarre al notar que ella dejaba de luchar y se entregaba a lo que consideraba su destino sin resistencia. La soltó y ella cayó tosiendo. La observó alejándose. Se estaba rindiendo. No podía verla así, eso era aún más doloroso que saber que estaba enamorada de Naruto.
-¿Por qué no luchaste?
-¿De qué serviría? -respondió mirándolo, nuevamente volvía a llorar, nuevamente volvía a mostrarse débil. La primera vez que la vio así le generó mucha bronca, ahora sólo sentía tristeza.
-¿Acaso te estás rindiendo?
-Si muero... él ya no tendrá más debilidades, ¿crees que no lo sé?, Madara va a usarme de rehén, para que sea su marioneta. No quiero que eso suceda, es mejor morir.
Frunció el entrecejo.
-Naruto me dijo una vez que lo que yo consideraba una debilidad, para él era una fortaleza...
Ella lo miró sorprendida, las lágrimas dejaron de salir. ¿Por qué le decía esas cosas?, no sabía, se suponía que debía mantenerla tranquila y dócil, pero detestaba que fuera así. Él no se había enamorado de esa Sakura, prefería la otra, la guerrera, la que siempre le discutía todo y no temía enfrentarlo.
La pelirrosa se levantó y limpiándose las lágrimas lo miró decidida. Era cierto, Naruto tampoco era su debilidad, era su fuerza, y debería usarla ahora. Buscaría la forma de salvarlo y juntos terminarían con todo eso. Sólo necesitaba algo de tiempo, ver qué quería Madara y tratar de aparentar estar de acuerdo con él.
-Me ibas a llevar con el Maestro, ¿no?
-Sí. Sígueme...
Caminaron lentamente cada uno sumido en sus propios pensamientos. Al llegar al escritorio de Madara entraron. El Uchiha se encontraba sentado tranquilamente. Sakura sintió su sangre hervir al verlo de esa forma, como si nada hubiese pasado, como si la vida continuara como siempre. Sasuke cerró la puerta tras de sí y se quedó parado a un lado, las sombras lo ocultaban casi completamente, era como si estuviera sola con el otro monstruo.
-¿Qué desea hablar conmigo, Maestro?
-Sakura... -Madara sonrió y levantándose se acercó a ella, al estar frente a frente, extendió su mano y acarició su rostro, ella se mantuvo inmóvil sin ningún tipo de emoción- me sorprendió que me pidieras por Naruto, ¿acaso ese chico es importante para ti?
-Es mi compañero...
-Sabes que no es a eso a lo que me refiero.
-Tuvimos varias misiones juntos y...
-No acabes con mi paciencia, ha sido un largo día.
-No sé a qué se refiere, Maestro...
-¡Sakura! -su grito la sobresaltó, pero intentó recomponerse inmediatamente, apretó los puños con fuerza, bien si quería la verdad, entonces la diría.
-Lo quiero... lo... -lo sabía ahora, no sabía cómo, cuándo o por qué, era increíble que sucediera en tan poco tiempo, pero su mente y su corazón  se habían puesto de acuerdo en algo, lástima que no fuera antes, cuando aún podía significar algo, cuando aún podía decírselo- lo amo...
Vio el rostro de Madara contraerse por la ira y lo disfrutó. Sufriría las consecuencias, quizá Naruto también, pero sabía que una parte de Madara también estaba dolido por esa confesión. Otra cosa más había notado, y era que definitivamente era importante para el Maestro, quizá pudiera usar eso en su contra, pero primero debía saber por qué, haber sido salvada y criada por él no podía ser la única razón.
-Bien... -Madara pareció recomponerse- vas a hacer lo que te diga entonces, o él sufrirá las consecuencias.
-Ya le dije antes que lo haré.
-Perfecto. Vas a tener un hijo Uchiha... -eso sí que no se lo esperaba, se alejó asombrada y asustada de nuevo- tu hijo será el comienzo de la restauración de nuestro Clan. Sasuke será mi sucesor, y por ello le daré mi más preciado bien a él -tomó su brazo con fuerza.
Sakura miró al morocho, ¿acaso él sabía todo eso? No podía negarse o dañarían a Naruto, pero no quería hacer eso, de una forma u otra terminaría trayéndole dolor al rubio, si se enteraba... ¿qué iba a hacer?
-Juntos revivirán nuestro Clan y así cumpliremos con mi objetivo: eliminar todas las villas ninjas para poder traer la paz en el mundo. Cuando acabemos con los que generan las guerras ya no será más necesario luchar.
-¿Qué?, ¿cómo puedes decir que vas a traer paz haciendo una guerra?
-Si... tu madre tampoco pudo entenderlo en su momento. Pero la paz era su mayor deseo y yo lo cumpliré.
-¿Mi madre?, ¿qué tiene que ver ella con todo esto?
-Tu madre, Mebuki Haruno es la razón por la cual creé la Hermandad, la razón por la cual odio a Konoha. Sólo vivo para ver cumplido mi objetivo, aunque temo que me tarde más años que los que esperaba y quizá no pueda ver su sueño cumplido, sin embargo ustedes lo seguirán, serán mi legado.
-No te entiendo, ¿conociste a mi madre?
-Sakura, más que eso, amé a tu madre con todo mi corazón, y cuando me la arrebataron... cuando la perdí, se fue con ella una parte de mi ser. Pero su pérdida no fue en vano, me dio un gran poder que yace en mis ojos, y me dejó un tesoro que juré cuidar, y eso haré aunque no lo puedas ver ahora...

AsesinosWhere stories live. Discover now