Capitulo 25

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Pein tenía los ojos fijos en la ventana pero no veía nada. Su mente estaba en otro lado. Itachi se encontraba a su espalda, lo había llamado porque sabía lo que había hecho. El Maestro le ordenó que no dejara que nadie viera a Naruto y ese Uchiha impertinente había desobedecido. ¿Era realmente importante? Se giró para enfrentarlo. Itachi se mantenía impasible, por supuesto, no le temía, era probable que sus fuerzas estuvieran equilibradas y hasta quizá él fuera más fuerte, esos malditos ojos les daban un gran poder para inclinar cualquier balanza contra cualquiera a quien se enfrentasen. Pero Pein había entrenado duramente durante muchos años, tenía una gran habilidad con la espada y un elemento que vencía al natural de los Uchiha. ¿Qué estaría pensando Itachi ahora? Siempre le fue imposible saber qué pasaba por la mente de ese ser. Su hermano era más simple, intentaba ocultar sus emociones pero siempre saltaban a la vista por algún lado, un movimiento, una leve tensión en sus hombros, el cerrar los puños con fuerza, el crispar el rostro. Sasuke era fácil, Itachi no, seguramente luchar contra alguien como él debía ser sumamente interesante. Una forma digna de morir, a manos de alguien como él. Había pasado todo ese día pensando en la muerte. A pesar de que hacía tan poco, cuando luchó contra Konan, le había tenido un gran temor, ahora la encontraba atrayente. No volvería a verla, eso era obvio, su destino, si es que existía otra vida, era en un lugar muy alejado de la mujer que amó durante toda su vida. Qué irónico que haya entrenado tan duramente para cuidarla y fuera su mano la que se la arrebató.
-Si vas a decir algo por lo que hice mejor que lo hagas rápido, tengo ganas de seguir leyendo.
-Ustedes los Uchiha siempre se muestran tan por encima de todo y de todos –dijo el pelinaranja entrecerrando los ojos irritado por su manera tan osada de hablar, nadie lo trataba así, aunque era porque todos le temían a diferencia de Itachi.
-Quizá sea porque lo estamos. ¿Acaso no estás a las órdenes de uno? –respondió el muy maldito.
-Por propia voluntad –contestó secamente.
-¿O sea que te puedes ir cuando quieras?, qué extraño... porque pensé que por eso había peleado Konan contigo...
-¡Jamás la nombres en mi presencia! –dijo apuntando con su katana el cuello de Itachi. Por supuesto, el maldito ser ni siquiera pestañeó. Tenía su Sharingan activado, seguramente había visto todos sus movimientos por rápidos que fueran. ¿Podría tener una mínima oportunidad contra alguien así?
-Lo siento, no sabía que estabas tan sensible respecto a la mujer que tú mismo sacrificaste.
Esa palabra fue demasiado chocante para él, retrocedió aturdido como si le hubiesen golpeado. Se tocó inconscientemente el lugar donde ella le había clavado su katana, la que ahora tenía en sus manos. Itachi observaba sus movimientos con esos amenazantes ojos rojos. Lo estudiaba todo el tiempo, de la misma forma que el Maestro hacía. Se dio cuenta que los detestaba y no quería verlos vivos a ninguno de los tres.
-No vuelvas a contradecir las órdenes del Maestro.
-Está bien, supongo que le informarás...
-No será necesario.
Itachi sentía más curiosidad ahora. ¿Qué estaba pensando Pein ahora? ¿Por qué presentía que lentamente su actitud estaba cambiando? ¿Acaso se habría dado cuenta que Madara lo había manipulado vilmente? Sintió lástima por esa persona que tenía frente a sí, estaba solo y confundido, ya nada le quedaba y se aferraba a cualquier cosa que se le presentaba sólo para poder seguir un poco más, aunque ya no parecía tener ningún objetivo concreto. Decidió probar un poco de suerte.
-Vuelvo a pedir disculpas... fui algo descortés al decir que la sacrificaste, supongo que no te dio otra opción...
Pein frunció el ceño, no respondió, simplemente le dio la espalda para volver a mirar por la ventana.
-No creo que fuera una mujer insensata, no la conocí demasiado, solo crucé pocas palabras con ella cuando llegaron, éramos bastante chicos todos, se veía tan triste y se notaba que necesitaba apoyo. Tú estabas a su lado, siempre lo estuviste...
El pelinaranja suspiró. Konan siempre lo necesitó y antes de morir le dijo que solo lo había amado a él. Por lo tanto todo lo que hizo fue en vano, si lo hubiese sabido desde un principio quizá no hubiese tenido celos de Nagato. ¿Fue culpa de ella por no aclarar las cosas o su culpa por ser tan retorcido y egoísta? Sí, siempre estuvo a su lado, pero no necesariamente apoyándola como se merecía.
-¿Por qué crees que actuó de la forma en que lo hizo? –continuó el Uchiha, lo estaba irritando demasiado pero al mismo tiempo sus palabras hacían eco en sus propios pensamientos.
-Supongo que enloqueció –respondió- tú viste lo que Naruto hizo –se volvió a mirarlo- estabas allí. Fue una masacre muy grande ¿verdad?
El rostro de Itachi por fin mostró algo, sus ojos expresaron vacilación y por un momento pareció perderse en recuerdos. Ver algo así no pudo ser fácil ni siquiera para alguien como ese Uchiha. Pein se lamentaba no haber insistido más en ir él mismo. Por fin el morocho volvió a hablar.
-Mató a casi 300 personas, aún no puedo creer que el chico siga cuerdo con lo que detesta hacer eso, pero bueno, tiene una gran fuerza de voluntad y algo por lo cual luchar...
-Konan jamás había matado a nadie –no sabía por qué le decía eso a Itachi- ni siquiera veía cuando yo lo hacía, es probable que ver toda esa masacre la haya trastornado, ciertamente estaba bastante histérica cuando fui a verla...
-¿Pero te culpaba de algo a ti?
-No... bueno en realidad se enojó porque no hice nada, pero eso siempre me lo recriminaba... ¿a qué quieres llegar? –preguntó frunciendo el ceño y volviendo a mirarlo. Itachi elevó sus hombros en una actitud tranquila y dando media vuelta abrió la puerta para salir.
-Simple curiosidad –respondió antes de irse cerrando la puerta tras de sí y dejando a un Pein más confundido y furioso que antes- el resto lo tendrás que deducir solo –susurró caminando hacia la sala de entrenamiento donde había dejado a Sakura. Si algo había aprendido de Madara es que las palabras eran más peligrosas que la más filosa katana.
....................
Sasuke volvió dos días después de partir. Se sentía agotado mental y físicamente. Nunca había entrenado con Madara por lo que no sabía lo estricto que era. Sakura no debió pasarla muy bien en sus tiempos como alumna de él. Naruto tampoco con Zabuza ahora que lo pensaba. Él había sido el más afortunado en ese sentido al contar con la presencia de su hermano, alguien en quien podía confiar plenamente. Los tres perdieron a sus padres de una forma horrible pero sólo Sasuke recordaba la situación a la perfección. Aún así seguía siendo el más afortunado porque alguien le quedó y lo cuidó. A pesar de ello era la peor persona. El más cruel, el más desapegado a los sentimientos ajenos, el orgulloso y el egoísta.
Caminó por el castillo tratando de aparentar calma pero sólo quería verla. Subió hasta la habitación que compartían pero no la encontró. Sintió pánico de pronto, pero luego se calmó, su hermano la cuidaba era imposible que algo le sucediera. ¿En qué otro sitio podía estar? Sólo dos lugares se le ocurrían: la biblioteca o la sala de entrenamiento. Como sabía que Sakura era una mujer práctica y en esos momentos se estaba preparando para una batalla no estaría leyendo tranquilamente. El patio estaba vacío porque ya había anochecido. Fue al gran salón. Entró, habían varios asesinos practicando. Vio a su hermano sentado tranquilamente leyendo, él sí parecía no molestarse en perder el tiempo en esas cosas seguro de su fuerza. Itachi notó su mirada enseguida, con un simple movimiento de sus ojos le indicó dónde estaba la pelirrosa. No era necesario, casi se podría decir que la presentía, por estúpido que sonara. Se encontraba con un arco y al parecer le estaba enseñando a un joven a disparar. Fue hacia ellos sintiendo una punzada de celos, se veía tan natural al lado de ese desconocido, hasta tranquila, tan diferente a como se comportaba con él, ¿por qué no conseguía que confiara en él? "Quizá porque nunca la trataste con respeto y porque no la ayudas" le respondió una voz interna, más irritado aún caminó deprisa. Sakura estaba apuntando hacia la diana y explicando al chico unas cosas más sobre su postura. Cuando el joven vio al Uchiha se puso blanco, sus ojos se agrandaron y retrocedió unos pasos de ella visiblemente asustado. Sí, eso era lo que generaba en todo el que lo conocía, simple y llano terror. Sakura notó la tensión y se dio vuelta para encontrarse con Sasuke.
La pelirrosa miró al morocho tratando de aparentar calma a pesar de que tenía tanto miedo como el chico a su lado. El Uchiha sólo dijo una palabra: "lárgate", para que el sobrante huyera lo más rápido que podía. Luego posó sus negros ojos sobre ella. En parte agradecía que no tuviera la misma costumbre que su hermano de llevar siempre el Sharingan activado, la verdad es que le causaba más temor y además la hacía sentirse indefensa.
-¿Qué estabas haciendo con ese? –se oía furioso. ¿Cómo iba a lograr convencerlo de ayudarlos si se ponía así con cada hombre que se le aproximaba?
-Le daba algunos consejos –explicó con calma tratando de aparentar normalidad, debía convencerlo, de alguna manera tenía que lograrlo y lo mejor era intentando ser amable y ganándose su amistad, sólo esperaba que él la aceptara sin nada más incluido- quiere aprender a disparar con el arco, se ve prometedor...
-No me importa, no quiero que te acerques a ninguno de ellos.
-No eres mi dueño para decirme qué es lo que tengo que hacer –replicó ofendida de pronto, ¿por qué se comportaba tan estúpidamente siempre? Era imposible razonar con alguien así.
-Claro que lo soy –contestó tomándola del brazo con fuerza, luego la obligó a seguirlo hacia fuera. La siguió arrastrando hacia su habitación. Sólo cuando cerró la puerta tras de sí volvió a hablar- no te volverás a relacionar con ninguno de ellos.
-¿Por qué? –preguntó altiva, bueno el plan estaba saliendo demasiado mal. Pero no podía con su propio genio y menos con el de él. ¡¿Qué problema tenía ese hombre?!
-Porque todos y cada uno de ellos son peligrosos –contestó secamente. Sakura se quedó estática, ¿acaso se preocupaba por su bienestar a ese nivel?
-Yo también Sasuke –respondió intentando calmarse, sus intenciones parecían buenas, aunque sus acciones siempre fueran tan violentas.
-A veces lo dudo –"aunque para mí eres una bomba a punto de explotar continuamente" pensó el morocho.
-Además estaba Itachi, a quien dejaste para que me cuidara según me dijo...
-Aún así, no te acerques a ninguno.
-Sasuke, es sólo un chico de quince años ¿qué daño me puede hacer?
-Es un asesino...
Sakura notó su nerviosismo, estaba cansado y seguramente eso lo tenía irritado. Conocía los entrenamientos de Madara demasiado bien para saber cómo terminaba alguien y seguramente había sido más duro con Sasuke por ser un Uchiha, un hombre y un adulto... casi sin pensarlo apoyó su mano sobre su mejilla con ternura. Le generaba cariño, jamás lo amaría como a Naruto, pero sí lo quería.
-Está bien -él pareció sorprendido tanto por su contacto como por su respuesta. Se alejó algo perturbado-deberías descansar. Faltan dos horas para la cena, te despierto ahí, ¿quieres?
-Bue... bueno... -tartamudeó él completamente desequilibrado, ¿cómo podía un simple contacto hacerle eso? Seguramente era a causa del cansancio. No debía amarla, no era suya, nunca lo sería. Veía sus ojos, sólo lo apreciaba. Otra parte de su ser se rehusaba a dar el brazo a torcer y se quejaba a gritos. Iba a volverse loco muy pronto. Sin decir nada más se recostó en la cama.
Al despertar se sentía un poco mejor, por lo menos tenía la cabeza más despejada. Miró hacia un lado y allí estaba ella, recostada tranquilamente leyendo. ¿Por qué le pasaba eso? Todo era más fácil cuando no sentía nada, aunque también más vacío y solitario.
-Desearía... -ella lo observó sorprendida de verlo despierto- desearía poder volver el tiempo atrás, cambiar las cosas, si sólo pudiera hacerte mía –estiró la mano y tocó su rostro.
Sakura lo observaba con tristeza, no, tampoco deseaba eso. Cerró los ojos ante su contacto, luego con delicadeza le tomó la mano y la separó de su rostro.
-Deja de hacerte esto Sasuke, no puedo ofrecerte más que amistad...
-No me basta...
-Entonces no hay ninguna salida en esta relación –se levantó de la cama, él hizo lo mismo y de un rápido movimiento estuvo frente a ella.
-¿No tengo ninguna oportunidad? –preguntó mirándola fijamente a los ojos y tomándola con fuerza de los brazos.
-Lo siento... -contestó sin ningún temor, por alguna razón no se sentía amenazada por su agarre.
Apartó la vista de ella y se alejó un poco. Su hermano le dijo que ayudarlos le daría paz interior, pero no le servía, la necesitaba, era increíble pensarlo así, pero le era muy necesaria. ¿Cómo se lo podría demostrar?
-Si te ayudo me quedo con nada. Si ayudo a Madara te tendré... -susurró casi para sí mismo pero Sakura lo oyó. Le tomó el rostro con las manos.
-Mírame Sasuke –él le hizo caso- nunca podrás tenerme, tienes que entenderlo. Esto no puede seguir para siempre así. ¿De verdad estás satisfecho con esta vida?, ¿de verdad crees que más adelante será más fácil?, si aún no has hecho lo que Madara te ordenó, ¿por qué piensas que serás capaz en un futuro?
Abrió los ojos sorprendido por sus palabras. Era cierto, si no podía forzarla ahora, no lo haría en el futuro y todo seguiría igual. Madara se daría cuenta de todo en algún momento al no verla embarazada y los problemas volverían a empezar. Sin contar con que aún tendrían a Naruto encerrado. ¿Iba a vivir con la mujer de su mejor amigo teniéndolo a él tras un muro impenetrable?
-¿Qué quieres de mí? –preguntó derrotado.
-Ayuda, ayúdanos, eres el único que me queda para salvarlo ahora. Te necesito Sasuke, sola no puedo contra esto –tenía los ojos llenos de lágrimas. No podía resistirse a un pedido así. No quería dejarla sola, pero él tampoco era lo que demostraba. Era débil y ahora se sentía como si cualquier cosa pudiera romperlo en mil trozos. Sentía dolor en el corazón.
-No puedo... yo tampoco puedo... Madara nos matará a todos... es imposible...
-No me importa si morimos en el intento, pero no podemos quedarnos así, somos peones que se mueven según su voluntad, no quiero seguir siéndolo. Al menos muerta sería libre.
"No, no hables así, no podría soportarlo, ¿qué sería de mi vida sin ti?"
-Tengo miedo Sakura –sólo a ella podría confesarle algo así.
-Yo también, estoy aterrorizada, pero juntos podremos, si existe alguna posibilidad sólo es luchando unidos.
Estaba perdido en sus ojos, demasiado cansado para seguir batallando contra sí mismo. No podía seguir mintiéndose, la amaba y haría lo que fuera necesario por obtener su felicidad. Si Naruto la hacía feliz, entonces debería soportarlo. Itachi tenía razón, tenía que dejarla ir.
No respondió nada porque Zetsu tocó la puerta diciendo que el Maestro deseaba cenar con los dos, los esperaba en quince minutos. Sakura cambió su rostro, sí, se notaba que le tenía mucho miedo.
-Iremos –le tomó la mano con fuerza, era hora de mostrarse como siempre dijo que era- yo estaré ahí todo el tiempo, no te hará nada. No lo permitiré nuevamente, lo juro. Por ahora debemos seguir su juego. Luego pensaremos cómo vencerlo.
-Gracias –le sonrió y eso hizo que su corazón se saltara un latido. Demonios, iba a matarlo. Definitivamente era más peligrosa ella para él que un ejército de mil Madaras.
Se vistieron rápidamente con ropa un poco mejor que la que llevaban. Sasuke se puso una camisa blanca y unos pantalones negros. Ella un sencillo vestido rojo entallado que le llegaba por arriba de las rodillas con un escote cuadrado. Se arregló el pelo y luego volvió a mirarlo. Estaba nerviosa, tanto como él por solo verla. Asintieron en silencio para darse fuerza mutuamente y salieron.
Madara los observó entrar con su Sharingan activado. Sakura sintió que le costaba respirar. No podía, no soportaba estar allí con él en la misma habitación. Se detuvo sintiéndose clavada al suelo. Sasuke que estaba a su lado apoyó una mano sobre su espalda y la empujó levemente. La pelirrosa regresó al presente y apretando con fuerza los puños caminó hasta sentarse al lado del hombre que más la había torturado. Sasuke se sentó del otro lado de la mesa frente a ella. Tenerlo como aliado la ayudaba, le daba más confianza.
-Me alegra verte bien –dijo Madara tomando su mano con delicadeza. Sakura la apartó rápidamente mirándolo como si no pudiera creer lo que le decía.
-Tú fuiste el que me dejó en cama por casi tres días, ¿cómo puedes ser tan cínico?
-Sakura, simplemente te muestro el camino correcto. Verás que entenderás, mis métodos son drásticos pero necesarios.
-¡Drásticos! –se levantó, Sasuke no quitaba la vista de Madara, pero éste parecía tranquilo aún- llenas mi cabeza de imágenes horribles, recuerdos, y... -comenzó a temblar, no, no podía seguir haciendo eso, ya no tenía la capacidad de fingir, ¿cómo pudo pensar que estaría normal frente a él?
-Siéntate... -su voz era calmada pero estaba llena de significados, era obvio que se estaba cansando. Lo obedeció tratando de recuperar el aire que le faltaba.
-No quiero seguir esto, Madara tienes que ser un poco más lógico, no podemos seguir así... ¿cuánta gente eres capaz de matar para probar que tienes el control, que lo que dices es la verdad absoluta?, mejor dicho, cuánta gente ordenarás que maten... -si lograba hacerlo cambiar de parecer. Las palabras de su madre seguían en su cabeza. Ella vio bondad, tenía que haberla, no podía estar tan equivocada, ¿el amor podía cegar tanto a alguien?
-Todo terminará cuando yo lo diga, no tienes poder para decidir nada Sakura.
-Déjanos libre, tienes que entenderlo, por favor...
Madara cerró los ojos con fuerza. Estaba comenzando a irritarse. Sasuke tensó su cuerpo, no lo dejaría tocarla, así muriera en el intento no volvería a fallarles. Pero cuando el Uchiha volvió a abrir los ojos eran negros, los dirigió a su plato que ya estaba servido y comenzó a comer.
-En tres días atacaremos Konoha –comenzó a decir, Sakura lo miraba tan sorprendida que no podía responder- al destruir la villa ninja más fuerte sólo bastará un poco más para que las demás se inclinen ante nosotros. No quiero súbditos, no quiero gente arrodillada, los destruiremos a todos. Sasuke estarás al mando del ataque a la villa de la hoja.
-Sí Maestro.
-Ya puedes usar mejor a Susanoo gracias a nuestro entrenamiento, así que lo utilizarás y tú comenzarás. Deberás demostrarme que serás un digno líder. Naruto sólo será liberado si la situación se complica, el chico se está volviendo muy inestable.
"Le tiene miedo" pensó Sakura más furiosa. Observó a Sasuke que se mostraba impasible, no le dirigió ningún gesto, le gustaría saber qué pensaba en esos momentos y cómo se mantenía tan calmado. Ella estaba a punto de estallar.
-Sí Maestro.
-Sakura, como veo que sigues debilitada tendrás que quedarte. Pero vas a continuar los entrenamientos.
Lo hacía a propósito, no era que estaba preocupado, simplemente seguía usándola para que Naruto no se revelara.
-No, no seré más tu marioneta. Me cansé.
Madara abrió los ojos al escucharla. Esas palabras ya se las había dicho otra persona en el pasado: Naruto... apretó los puños con fuerza. Su rostro se deformó con el odio. La había contaminado, le había llenado la cabeza en su contra, ese maldito Uzumaki había destruido lo único que le quedaba de su antiguo amor. No, no lo permitiría. Se levantó, ella hizo lo mismo enfrentándolo. Activó su Sharingan dispuesto a volverle a demostrar cuál era su lugar. Pero Sasuke se interpuso saltando la mesa, también había activado su Sharingan. Se miraron fijamente unos segundos. Sakura se dio cuenta de su error, no, aún no tenían ningún plan. Su estupidez iba a hacer que Sasuke se enfrentara a Madara y aún no era el momento. Desesperada tomó el brazo del morocho para detenerlo. Luego miró al Maestro.
-Lo siento, Maestro. Aún estoy algo perturbada como dijo por las visiones. Yo... no sé qué digo...
-Yo creo que sí lo sabes. Tus palabras son un reflejo de las de él... -la pelirrosa no entendía a qué se refería, apretó con más fuerza el brazo de Sasuke quien no se movía de su lugar. La voz de Madara sonaba inestable por primera vez.
-Ella me pertenece –dijo por fin Sasuke- usted me la entregó para que la cuidara, asumo que tendré que hacerlo también de usted.
-Por supuesto... eso es lo que esperaba de ti. Aunque debes entender que si ella no está de nuestro lado no nos sirve –era una clara amenaza, Sakura sintió un sudor frío recorrer todo su cuerpo. ¡Qué estaba haciendo! La situación desesperada los estaba volviendo a todos muy imprudentes y Madara cada vez tenía menos paciencia.
-Yo me encargaré de que esté del lado correcto.
-Bien... -Madara pareció relajarse- siéntense.
Sakura quería gritar y destruir todo a su alrededor, ¿cómo podía seguir fingiendo que todo estaba bien? ¿Cómo esperaba que comiera algo? Pero luego se dio cuenta de algo, había una esperanza de victoria. Madara los llevaría a la villa de la hoja y actuaría por sorpresa, pero ¿qué pasaría si estaban preparados?, entonces les podrían hacer frente y Sasuke y Naruto podrían enfrentarse a Madara. El problema es que ella no estaría allí. Iba a tener que escapar, no iba a dejarlos solos, pero era una buena opción. Naruto le dijo que tenía aliados en Konoha, si lograban contactarlos podrían tener una gran ventaja. Tres días, sólo tenían tres días, ¿cómo podría hablar con uno de ellos?
Madara estaba demasiado furioso, miraba a la mujer pensando en que ya no había más salida. Estaba perdida y fue por su culpa, nunca debió dejar que Naruto se relacionara con ella. Pensó que así podría tenerlo a él atrapado pero fue mutuo. Esa forma de ser... por supuesto, había algo de Kisashi en su sangre. "No es Mebuki y debo dejar de verla como tal". Si no era capaz de seguirlo entonces no merecía vivir en el nuevo mundo que iba a construir.
-Sakura, necesito hablarte un momento a solas por favor.
Sasuke la observó, estaba segura de que si le decía que no quería él la apoyaría hasta el final, pero obviamente asintió. Su nuevo aliado se levantó y mirando una vez más a Madara de una forma que inquietaría a cualquier persona normal salió de la habitación.
-Ya te conté toda la historia de mi vida, mi relación con tu madre y sus consecuencias. ¿De verdad crees que estoy actuando por un simple capricho?, sé sincera contigo misma y dime, ¿no te gustaría que vengara a los que mataron a tus padres? –debía convencerla, no podía perderla a ella también, no le quedaría nada.
-Si eso me los trajera de vuelta, creo que hasta yo misma iría y los cazaría uno por uno. Pero no es así, no volverán... además hay gente inocente en el medio. Lo único que haces es generar más dolor y odio, nunca encontrarás la paz que deseas por el camino que estás tomando. ¿Qué crees que sientan los familiares de la gente de la villa del sonido que ordenaste matar? ¿No puedes por una vez ponerte en el lugar de otros?
-No sienten nada porque nadie sobrevivió esa es la diferencia. Lo que deseo destruir son las villas ninjas, las que generan las guerras.
-Y las únicas protectoras de los distintos países. Cuando todo termine, solo tú y los de la Hermandad tendrán poder para pelear. ¿Matarás también a los de aquí?, ¿te matarás a ti mismo?
-Un grupo reducido que pienso elegir y nosotros seremos los que controlemos la paz, nosotros y las futuras generaciones. Tus hijos...
-No me gustaría tener hijos en un mundo controlado por ti.
Más furia, lo estaba haciendo enojarse a cada momento. Por Mebuki intentaba ser razonable pero era imposible. Maldito fuera Kisashi y su interminable bondad y sentido de la justicia, maldito fuera Naruto y maldito el día en que decidió dejar su entrenamiento en manos de otros. ¿Cómo se le pudo escapar un detalle tan grande?, ¿cómo no se esforzó más en lavar la mente de ese rubio tonto?, era hijo de Minato Namikaze, no debió jamás subestimarlo. "Lo siento Mebuki, no creo poder mantener mi promesa, ella no es quien yo creí" Se levantó para poder pasear por la habitación y tratar de pensar. ¿Había una salida o la única opción era...
-Lo estuve pensando –la miró intrigado- repasé en mi mente una y otra vez algunas de las imágenes que me mostraste, son recuerdos, pero no míos, son tuyos, me muestras tu propia desesperación al no poder llegar a salvarla... lo otro es una ilusión, pero el comienzo... tú una vez sentiste miedo, una vez amaste a alguien, una vez luchaste por quien querías, ¿es tan difícil entender a Naruto o a mí misma?
-No es que no los entienda, es que es el camino que elegí. Tu madre me pidió en su lecho de muerte que te cuidara y ¡eso hago!
-Quizá una vez lo hiciste pero ya no más, del único que deberías protegerme es de ti mismo, eres la única amenaza que me rodea.
Otro golpe fuerte en su interior, abrió los ojos sorprendido. ¿Él?, ¿cómo podía ser él de quien debía temer? ¿Qué estaba haciendo mal? No, Sakura estaba siendo manipulada, él buscaba la paz para ella, pero si no lo entendía entonces es porque ya era tarde. Frunció el ceño.
-Vete, mañana hablaremos con los miembros de la Hermandad, tú y Sasuke me acompañarán como futuros líderes. Luego será el turno de ver arder a Konoha.
La pelirosa no dijo nada más, lo miró con la cabeza en alto de manera altiva. Luego abrió la puerta, del otro lado Sasuke la esperaba. El morocho lo saludó inclinando la cabeza, ella no se volvió a mirarlo y se fue. Madara en un ataque de furia tiró todos los platos y vasos que habían aún sobre la mesa. Ese maldito rubio iba a pagarlas una por una, no sabía con quién se había metido pero conocería el verdadero sufrimiento.
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Al otro día Sakura estaba parada frente a todos los miembros de la Hermandad. A su lado se encontraba Sasuke. Ninguno de los dos casi había podido dormir pensando en la mejor forma de enfrentar todo. La pelirrosa le había contado a su nuevo aliado el plan que había pensado mientras cenaban. Él estuvo de acuerdo y decidieron que Itachi era el único que podía informarle a Naruto todo para que pudiera contactar a los de Konoha o les diera a ellos una forma de hacerlo. El único momento posible era ese, donde tanto Madara como sus subordinados más fieles y peligrosos (Pein y Zetsu) estaban allí. Sakura miró al frente, en esos momentos Itachi estaría hablando con Naruto, el rubio sabría qué hacer. Eran tantos... sintió un nudo en la garganta. Demasiados asesinos, Madara había aumentado sus filas sin que ella lo notara. Alrededor de doscientos hombres y mujeres estaban frente a ellos, uno más peligroso que el otro. Miró a Sasuke de reojo, se notaba tranquilo, pero así siempre se mostraba.
-Hace varios días que ninguno ha recibido ningún trabajo, entiendo que estarán aburridos pero todo tiene una razón –Madara había comenzado su discurso, Sakura y Sasuke estaban más atrás esperando, Pein y Zetsu se encontraban a un lado más alejados pero vigilantes- quería tenerlos a todos descansados para un ataque que será el comienzo de una nueva era. ¡Atacaremos Konoha! –gritos de emoción se oyeron por todos lados, Sakura sintió más temor- ellos son fuertes, pero nosotros también y además tenemos nuestra carta maestra –Madara se corrió a un lado señalando hacia su izquierda.
Sakura abrió los ojos al ver a Naruto, lo llevaban atado con cadenas de chakra los cuatro ninjas que Madara entrenó para tenerlo controlado. Caminaba cabizbajo y se notaba muy cansado. Todo el lugar se silenció por unos segundos, luego se oyeron murmullos.
-Uzumaki Naruto es peligroso por ello lo tenemos de esta forma, sé que lo vieron pelear por proteger al castillo, pero eso fue una acción egoísta de su parte por pretender tener el poder para sí mismo. Ahora la bestia que lleva en su interior: el Kyuubi –más murmullos de sorpresa- será liberada en la aldea que intentó controlarla. Sasuke Uchiha, mi sucesor, será quien los guíe a la victoria –esta vez fue Sasuke quien se adelantó sin mirar al rubio, que levantó un poco la vista y lo siguió con los ojos esperando ver alguna señal de amistad. Los gritos de emoción volvieron a oírse, luego empezaron a vitorear el nombre de Sasuke y Madara.
Sakura trataba de hacer contacto visual con Naruto, ¿habría logrado hablar con él Itachi?, nunca habían pensado que Madara lo llevaría allí. Como si leyera su mente, el rubio la observó y asintió levemente. La pelirosa frunció el ceño decidida, sí, Madara se encontraría con una gran sorpresa, esta vez no serían sus marionetas.
Madara sonrió satisfecho. Ya todo estaría en su sitio, cuando acabaran con Konoha, las cosas serían más simples. Miró hacia atrás a la mujer que había criado. Ella se mostraba impasible pero conocía su interior, ya no era la niña que podría controlar con palabras, ningún genjutsu la haría cambiar de opinión. Después de la destrucción de Konoha cambiarían muchas cosas, se desharía del Jinchuriki del Kyuubi y de su tan devota seguidora. Sasuke sería su único sucesor, lo observó, se veía tan entusiasmado como el resto de los asesinos de la Hermandad, sí, con él había hecho un buen trabajo. "Lo lamento Mebuki, no podré cumplir una parte de mi promesa"

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