Capitulo 21

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Madara acabó su historia y observó a Sakura, en su rostro no había ninguna muestra de sentimientos, se preguntó qué estaría pensando en estos momentos. A pesar de que el color de su cabello era idéntico al de la mujer que amó, sus ojos eran los de Kizashi y su personalidad era única. Quizá si hubiese sido criada por ella habría sido distinta, podría ver la sonrisa de su madre en esa mujer que tenía frente a él, pero no la encontraba, hacía años que no sonreía de verdad. Entendía que la vida que le había dado era dura, pero a su parecer era necesaria para poder alcanzar su objetivo. "¿Hice bien Mebuki?, ¿qué me dirías si nos vieras ahora?"
-Así que desea destruir todas las Villas para conseguir la paz que mi madre deseaba –afirmó Sakura con total calma. Mientras el relato de Madara se extendía había decido que no demostraría nada a ese ser. Era obvio que estaba muy errado pero era imposible mostrárselo, no iba a gastar energías en él, debía pensar en cómo ayudar a Naruto y poniendo a Madara en su contra seguramente no era una buena opción.
-Exacto, mañana empezaremos con la primer muestra de nuestro poder, ya es hora –la intensidad de su mirada, aunque no tuviera el Sharingan, era sumamente poderosa, sentía que estuviera desnudando su alma. Seguramente esperaba que ella se quejara, pero sólo asintió.
-Bien.
-¿Bien?, hace poco pensabas que mi idea era una locura.
-¿Podría convencerlo que lo es? –Madara detestaba que ella lo tratara de esa forma tan respetuosa. Si hubiese sido su hija de verdad todas esas cosas no estarían sucediendo, ella lo abrazaría con felicidad y disfrutaría de momentos de charla junto a Mebuki.
-Por supuesto que no.
-¿Entonces de qué sirve luchar en una pelea que desde el comienzo está perdida?
-¿Te rindes entonces?, ¿harás mi voluntad sin quejas?
-Por tercera vez, lo haré, no tengo más opción... -miró a Sasuke, no se había movido de su sitio pero ahora tenía la cabeza gacha, mirando el suelo, ¿se daría cuenta de la demencia de Madara?
-Bien, vayan, de ahora en más la habitación grande del ala sur es suya, ya ha sido acondicionada. Lleven sus cosas allí. Mañana a penas salga el sol saldré, tú te quedarás aquí y comenzarás a aprender a ser un líder.
-Sí, Maestro –se inclinó ante él, el Uchiha le tomó el mentón y la obligó a mirarlo.
-Lo hago por tu bien, Sakura. Pronto te darás cuenta que tenía razón y podrás ser feliz, Sasuke te cuidará mejor que nadie. Amar a Naruto es un error, él es peligroso, es un simple arma, saldrías lastimada a su lado.
No respondió, se alejó de él y dando media vuelta salió del lugar. Sasuke la siguió en silencio.
En su habitación la pelirrosa se permitió ser un poco más débil y volvió a dejar caer unas lágrimas. Su madre, haber escuchado esa historia le había dolido muchísimo. Su nombre había sido Mebuki, era muy pequeña cuando la perdió y lo había olvidado. Su padre, estaba segura de que había luchado por ellas, sólo que no fue suficiente. El culpable de sus muertes era Madara, no había otro, apretó los puños con fuerza. Lo destruiría, ese sería su objetivo de ahora en más.
-¿Ya estás lista? –la voz de Sasuke la sobresaltó. Se giró y lo miró con odio, a él no iba a ocultarle sus sentimientos, lo detestaba, y de sólo pensar que tendría que dejar que la tocara le repugnaba. Su belleza demoníaca ya no le causaba el mismo efecto que antes.
-Sí.
Terminó de guardar sus últimas prendas en la mochila y metió el cuaderno de Sasori. Aún no había terminado de memorizarlo, pero no le quedaba demasiado. Antes de salir miró su habitación una última vez, allí había pasado tanto tiempo con su querido sensei, Sasori... por suerte él le había dado el mejor arma para enfrentarse a los Uchiha, lo único que Madara no tenía en sus planes, las pastillas para no poder quedar embarazada. Sonrió de lado, no sabía si Sasori estaba enterado de todas estas ideas de Madara pero se alegraba de lo que había hecho. Siguió a Sasuke hasta el ala sur, había un largo pasillo, allí se encontraban las habitaciones de Zetsu, Pein y Konan y de Madara. Ahora también estarían ellos. Cuando Sasuke abrió la puerta y la dejó pasar observó el lugar, era inmenso, por supuesto tenía una cama doble, también había un sillón, un escritorio, una mesa pequeña y unas sillas. Dos grandes armarios se encontraban sobre la pared de la derecha, se dirigió a uno, lo abrió y tiró dentro su bolso sin darle mucha más importancia, cuando estuviera de mejor humor desempacaría como se debía.
El morocho la observó atentamente, dejó su bolso junto al otro armario y luego fue a sentarse al sillón. Era cómodo, el lugar estaba bien. Más espacioso de lo que estaba acostumbrado... trataba de no pensar en nada pero le era imposible. Ella lo odiaba, era obvio por cómo lo miraba, ¿podría acostarse con una mujer que tenía esos sentimientos hacia él?, la deseaba, pero no así. ¿Le había ganado a Naruto?, no, era obvio que no, había perdido desde el comienzo, porque ella lo amaba, podría tener su cuerpo, pero no le servía de nada. ¡Cuánto había cambiado con esos dos como sus compañeros! No dejaba de sorprenderse por ello. Hace unos meses atrás poco le hubiera interesado lo que ella pensaba, cumpliría con lo que tendría que hacer y de paso disfrutaría de su cuerpo. Ahora detestaba la sensación de estarla obligando aunque ella no se negara abiertamente. Sakura se sentó en una de las sillas, se veía triste, estaba dolida, pero también descubrió algo más. Mientras Madara contaba su historia algo crecía en su interior. Ahora odiaba también al Maestro y estaba seguro de que no sería una mujer mansa por mucho tiempo. Saber que su Clan había sido destruido a causa del accionar de Madara tampoco le había gustado demasiado, sin embargo, su rencor seguía apuntando hacia Konoha, ellos no debieron desquitarse con los demás Uchiha si eran simplemente unos incompetentes para encontrar a Madara.
-¿No te molesta? –la miró al escuchar su voz.
-¿Qué?
-Saber que tu familia murió por él –se extrañó por sus palabras porque era justamente lo que estaba pensando.
-No, Madara no mató a mi familia.
-Sus acciones la mataron.
-La incompetencia y envidia de Konoha los mató.
-¿Cómo puedes ser tan ciego teniendo esos ojos? ¿Cómo puedes seguir a un hombre que es completamente inestable?, ¿acaso no has oído lo que dijo?, ¡está loco!, Sasuke tienes que verlo –se paró y se acercó a él, el morocho quería retroceder, pero no podía, así que trató de aparentar calma y seguir allí sentado.
-Le debo todo a Madara.
-Que te haya dado ojos nuevos no significa que debas jurarle lealtad.
-¡¿Entonces qué hago?!, ¡me pongo en su contra, lucho contra él, salvo a tu querido Naruto y los veo partir felices hacia el amanecer!
-¿Es por eso que no haces nada?, si es a mí a quien quieres entonces me quedaré a tu lado si lo salvas –esas palabras le molestaron aún más que cualquier otra, ella se sacrificaría por él, lo más horrible era que considerara un sacrificio quedarse a su lado.
-No voy a obligarte a quedarte conmigo, Sakura.
-Lo estás haciendo ahora.
Miró a otro lado, estaba confundido, quería ayudarlos, una parte de su ser lo deseaba con mucha fuerza, pero también estaba el hecho de que la perdería y que no podía ir en contra de su Clan. Madara los había salvado, le dio nuevos ojos, le dio un objetivo, él debía destruir Konoha.
-Le daremos al Maestro lo que quiere, cuando todo termine serás libre de irte si lo deseas.
-¿Quieres decir que debería tener un hijo contigo y dejárselo a Madara?
-Es lo que quiere...
-¿Qué clase de persona crees que soy?, yo jamás abandonaría a un hijo mío a su suerte con ese monstruo.
-Tu madre lo hizo.
Eso fue un golpe bajo, la mujer retrocedió visiblemente dolida, miró hacia un lado. Era cierto, su madre debía saber qué clase de persona era Madara. ¿Bondad?, no había bondad en ese ser, sólo odio, ¿había estado tan enamorada que no pudo verlo?, ¿lo habría amado más que a su padre?, quizá prefirió a Kizashi porque el Uchiha le había dado la espalda. Podría haberle pedido que la entregara a Konoha, estaba segura que Madara lo haría si tanto la amaba, por mucho que le doliera. No, no le pidió eso, le pidió que la cuidara y con ello desató esa serie de sucesos. Su madre sabía que había raptado a Naruto y tampoco hizo mucho por impedirlo. Era tan cruel como Madara.
-¿Ahora lo ves? –Sasuke volvía a hablarle, ella lo observó extrañada como si no lo conociera- Madara no estuvo solo en esto. ¿Y si fue ella la que traicionó a Konoha?, el Maestro no lo creía, pero hay que admitir que estaba cegado por su amor a ella. La mujer no hizo nada al saber que él tenía al Kyuubi cuando era obvio que lo utilizaría para destruir. Hasta sabía que había matado al cuarto Hokage en el proceso...
-Mi madre quería la paz... eso intentaba explicarle a Madara, no iba a luchar contra él porque ella odiaba eso.
-O amaba al monstruo... te dejó a ti, su única hija bajo su cuidado. ¿Estás segura que te encuentras del lado correcto?, al parecer ella esperaba que te mantuvieras al lado de tu padre adoptivo...
"Hay bondad en tu corazón", si creía eso, quizá pensó que ella lo haría cambiar de parecer. Ahora que lo pensaba las pocas veces que recordaba ver sonreír a Madara era estando con ella. Cuando se alejó él se volvió más frío y duro, concentrado en cumplir su objetivo. Quizá era porque veía que ya no le quedaba nada más, que también la había perdido. ¿Qué hacer?
-Quiero ver a Naruto –dijo con un hilo de voz.
-Eso no puedo cumplirlo, el Maestro debe dejarte verlo.
-¡Quiero ver a Naruto! –le gritó furiosa, Sasuke siempre la confundía, la llenaba de dudas, el único que le traía paz era Naruto.
Sasuke la observó con el ceño fruncido. Luego se levantó.
-Ven...
Sakura lo siguió sintiéndose levemente aliviada, iba a verlo, eso la ayudaría, le daría fuerzas y también a él, o eso esperaba. Pero Sasuke no se estaba dirigiendo a las mazmorras. Frunció el ceño cuando la hizo pasar al salón interno de entrenamiento. Se trataba de una habitación inmensa de forma rectangular en la cual tenía en sus paredes innumerables tipos de armas. Sasuke cerró la puerta tras de sí y caminando con tranquilidad tomó una katana de la pared.
-Si quieres verlo, vénceme.
-¿Qué?
-Demuéstrame que deseas de verdad verlo. Si me ganas te llevaré con él.
-Bien –Sakura tomó dos katanas y las movió un poco. Estaba acostumbrada a sus propias katanas, se las había prestado a Naruto y cuando lo capturaron obviamente las dejaron en el suelo, logró recuperarlas por suerte. Igualmente Sasuke estaba en las mismas condiciones, no estaba usando su  propia espada- pero sin Sharingan.
-Y sin ningún tipo de ninjutsu o genjutsu. Sólo taijutsu –agregó el morocho y se preparó.
La mujer respiró profundo, a pesar de todo sabía que no sería fácil, pero tenía un objetivo.
...............
Madara observaba la katana que Miliana le había conseguido. Acarició su filo de manera melancólica. Zetsu apareció a su espalda.
-Veo que por fin está en su poder.
-Sí... la katana de Mebuki. Tantos años la busqué.
-Esa chica, Miliana, sí que era buena.
-Tardó su buen tiempo, pero volvió a mí. Se la regalé para uno de sus cumpleaños. Era una reliquia familiar. Mi padre al enterarse enfureció. Pero no me importó, prefería que estuviera en sus manos y la protegiera. No sirvió de mucho. Un arma sin un buen usuario es inútil... en mi Clan decían que esta espada llevaba la voluntad de mis ancestros. Qué tontería...
-Pero la quiso buscar.
-Sólo fue un capricho que quise darme, estuvo mucho tiempo en su poder y es un recuerdo más de ella...
Zetsu observó a su Maestro, cambiaba tanto su personalidad al recordarla. Era increíble lo que los sentimientos generaban a las personas, hasta las del tipo de Madara Uchiha.
-¿Ya está todo listo?
-Sí, Maestro, mañana podremos partir.
-Sakura se quedará aquí con Pein. Me llevaré a Sasuke, Itachi y Konan junto con los que has elegido.
-Je, de todas maneras estoy seguro que no serán necesarios.
-No, Naruto hará todo el trabajo, pero por las dudas... puedes retirarte Zetsu.
-Sí, Maestro... emm... -Madara lo miró por fin, sus ojos reflejaban abiertamente que no quería que siguiera allí así que mejor decía todo rápido- Sasuke y Sakura están peleando en el salón de entrenamientos.
-¿A esta hora de la noche?, bueno no es mi problema en qué pierden el tiempo esos dos mientras hagan lo que les ordene. No intervengas.
-Sí, Maestro.
Zetsu desapareció y Madara volvió a observar la katana. Era totalmente negra, hasta el acero y sumamente filosa. Quizá llevara la voluntad de sus ancestros, pero no llevó la suya a Mebuki o seguiría aún con vida.
...............
Naruto volvió a golpear la pared de su prisión. Ya no salía disparado hacia atrás, se estaba acostumbrando al tipo de chakra del que estaba hecho el muro, pero le era imposible romperlo. Tenía los puños ensangrentados de tanto intentarlo. Furioso dio un cabezazo, sintió la sangre correr desde su frente. Ningún dolor era suficiente. Había permitido que todo se saliera de control. No supo luchar más, no fue lo suficientemente fuerte.
-Vas a acabar desmayado si sigues así, Naruto.
Itachi de nuevo. Al parecer estaba encargado de vigilarlo de vez en cuando porque ya había ido varias veces. Lo miró con odio.
-No te preocupes por mí, sobreviviré a todos ustedes y pienso vengarme...
-Nunca imaginé que iba a escuchar esas palabras de tu boca. Se supone que quieres escapar de esto...
-Ya no... ahora quiero destruirlos. No habrá paz hasta que eso suceda.
-Interesante deducción, ¿sabías que lo que el Maestro persigue es la paz?
-Ningún Uchiha podría tener un deseo tan desinteresado, ustedes son egoístas por naturaleza. Supongo que al fin y al cabo no fue tan mala idea destruirlos por completo.
El rostro del Uchiha se tensó al oír eso, sus ojos reflejaron el efecto que habían causado sus palabras. Dolor y odio. Itachi era igual a su hermano, sólo que con algo más de inteligencia para ocultar mejor todo lo que sentía. Pero por lo menos había causado un ligero cambio en su expresión. Increíblemente se sintió satisfecho. Era lo único que podía hacer desde ese lugar.
-Dudo que pienses eso de verdad, no deberías gastar energías en hacerme enojar, es imposible lograrlo.
-No... sé cómo liberaría toda tu furia... matando a tu miserable hermano. Y no lo dudes, lo haré cuando lo tenga enfrente.
-No, no lo harás. Lo sé. No eres así, por algo quieres salir de este lugar. Tú no deseas matar.
-Quizá ahora sí. Quizá hayan liberado a la bestia.
-Sigues enojado por tu amiga ¿eh?, Miliana ¿no?
-¡No pronuncies su nombre en mi presencia bastardo!
-De verdad estás enojado.
Naruto caminaba de un lado al otro de su pequeña celda sin apartar la vista de su enemigo.
-¿Tú qué crees?
-Creo que no harás nada. Porque aún tienes algo que perder, ¿o ya la olvidaste?
El rubio detuvo su andar. Sakura... todo su cuerpo se tensó. Apretó los puños con fuerza por un momento, luego se relajó. Bajó los hombros y apartó la vista. Itachi se acercó más a la celda.
-Eres un hombre vencido, ¿no te lo había dicho ya?
-Sí, dijiste que había perdido la guerra antes de la batalla.
-Exacto. Eres demasiado abierto, demasiado obvio. Tus ojos no mienten Naruto Uzumaki. Si de verdad deseas ganar tienes que aprender a no demostrar nada.
-No veo que te sirva mucho a ti.
-Debes aprender a hacer sacrificios. También te lo dije.
-Tampoco lo has hecho tú. ¡Me das consejos pero no los sigues!
-Ya te expliqué que yo no soy el peligroso aquí, Naruto. Supongo que mañana lo entenderás.
-¿Volverás a hablar en código? No estoy de humor para tus estúpidos jueguitos de palabras.
-No hay nada oculto en mis palabras. Mañana verás el daño que puedes causar. Espero que seas capaz de soportarlo. Si aún decides que ella es lo más importante para ti, entonces significa que estás condenado.
-Nada me hará cambiar de parecer. El Maestro no matará su preciado tesoro.
-No, pero puede herirlo...
-No lo hará.
-No puedes saberlo. ¿Acaso no lo consideras lo suficientemente inestable para ello?
Itachi calló. Naruto tenía razón en ese sentido. Madara había perdido completamente la cabeza. Podía hacer cualquier cosa para conseguir su objetivo, al fin y al cabo sólo amó a una persona. Sakura podía ser su hija, pero también lo era de otro hombre por lo tanto quizá la considerara prescindible llegado el caso. Su odio a Konoha ya no tenía cura.
-Descansa un poco Naruto, mañana será un día largo...
Se fue dejándolo tranquilo por fin. Se miró los puños, Kurama los había curado nuevamente, seguramente su frente estaba igual ya que no sentía nada. Bien, así podría seguir golpeando.
................
Sakura esquivó el ataque y corrió rápidamente hacia una esquina. Estaba buscando un arma en especial, Sasuke la siguió de cerca aunque sin apurar demasiado el paso. Estaba disfrutando la pelea. Ella estaba dando todo de sí y era increíblemente buena. Lo había cortado en dos ocasiones, no demasiado, porque llegó a esquivar un poco, pero sí lo suficiente para hacerlo sangrar. Cuando vio qué es lo que buscaba la pelirrosa odió haber sido tan confiado. Aumentó la velocidad pero fue tarde. Ella se giró y apuntó la flecha directo a su cabeza. Sasuke frenó en seco.
-Gané –dijo ella sin sonreír. Estaba agitada y adolorida por tanto esfuerzo físico. La mano le temblaba un poco.
-Debes dispararme.
-No sabía que era una batalla a muerte.
-No lo es, pero puede que te arrepientas de no hacerlo ahora mismo.
Tembló más ante el pensamiento de matarlo. ¿Podía hacerlo?, a pesar de todo se daba cuenta que no odiaba a Sasuke, simplemente le generaba lástima por ser tan ciego. Su furia por todo lo referido a Madara se había apaciguado un poco con la lucha, ¿habría sido ese el objetivo de Sasuke desde el principio? Dudaba que quisiera calmarla, a él no le importaba nada.
-No lo haré. Sólo dame la victoria y llévame con Naruto.
-Es tu última oportunidad Sakura. ¿Y si soy el que mata a tu querido Naruto?
-Lo dudo...
-¿Lo amas de verdad?
-Sí...
Los ojos de él la observaron fijamente unos segundos, luego cerró los párpados lentamente. Se giró sobre sí mismo agachándose en el camino y haciéndole una zancadilla. Sakura totalmente sorprendida no pudo ver ese nuevo ataque y cayó al suelo de espalda soltando el arco y la flecha. Estaba a punto de ponerse en pie pero él volvió a aparecer y se colocó sobre ella inmovilizando sus manos y piernas con su peso. Sakura se quedó rígida, una parte de su ser estaba muy asustada, la otra furiosa.
-Te dije que no debías dudar. ¿De verdad creíste que podrías ganarme?, sólo te permití tener esa ilusión. No todas se realizan con ojos como los míos...
-Suéltame –dijo entre dientes, y aunque no quiso las lágrimas inundaron sus ojos. Se sentía tan desesperada. ¿Por qué no podía hacer nada bien?
-No, me gusta esta posición, y ya que sólo amas a Naruto tendré que conformarme con el resto de ti.
Una mano sostenía las dos de ella y con la otra siguió el contorno de su rostro con delicadeza.
-Ya tienes eso, no es necesario que hagas estas cosas. Dije que iba a cooperar.
-Sí, sé que lo dijiste, pero ¿de verdad lo harás?, ¿te sacrificarías por él?, casi ni lo conoces, hasta hace un mes ni lo mirabas.
-Las cosas cambian... Naruto iba a sacrificarse por mí aunque yo ni lo reconociera.
-Sí, que gran hombre ¿verdad?, todo un romántico. Supongo que esa actitud derretiría hasta un corazón como el tuyo –su mano siguió por su cuello y bajó un poco.
-No lo amo por su sacrificio. Lo amo por lo que es. Algo que tú nunca serás.
Sasuke detuvo sus caricias, la miraba fijamente. Sus palabras lo habían hecho enojar, había fruncido el ceño. Se levantó de golpe liberándola. Ella retrocedió rápidamente aún en el suelo, buscando de reojo un arma por si él pensaba atacar de nuevo.
-Te llevaré a verlo.
-¿Qué?
-Vamos.
Sakura se levantó y corrió hasta donde él se encontraba. Bajaron por varias escaleras hasta una zona que ella no conocía. Aún no podía entender cómo hacía Madara para ocultar habitaciones en ese lugar. Aunque debía admitir que era inmenso y sabía que constantemente hacía modificaciones a la estructura. Quizá el cuarto de Sasori había desaparecido, no sería de extrañar.
Observó el lugar al entrar. Sasuke se paró y habló unas cosas con uno de los hombres que había capturado a Naruto. Así que estaban allí. En el centro de la habitación había una especie de celda hecha de unos brillantes muros. Una barrera. Corrió al ver que su querido rubio se encontraba dentro.
-¡Naruto! –gritó llamándolo. El aludido que estaba en el suelo levantó la vista al escucharla. Sakura casi llora al ver su estado. Tenía los puños llenos de sangre, al igual que la frente. Estaba algo ojeroso y se notaba muy decaído. Habían destruido su espíritu- oh, Naruto, ¿te hicieron algo? –preguntó tragándose las lágrimas que querían salir, no deseaba que la viera mal.
-Sakura –sonrió y apoyó una mano sobre el muro que los separaba- estás bien... ¿te han hecho algo?
-No, tranquilo, estoy bien... pero tú...
-Ah... esto... trataba de encontrar un punto débil a la barrera, je –se miró los puños lamentándose porque ella lo viera así.
-Lo siento tanto, perdóname... yo quise ayudarte... yo...
-No hubiese servido de nada, el estúpido fui yo al confiarme. Tranquila, mi promesa sigue en pie, de alguna forma la cumpliré.
-No es necesario... sólo sálvate tú, escapa, no te preocupes por mí, estaré bien.
-Hice una promesa, no la romperé, es para toda la vida Sakura, te salvaré.
Se tapó la boca completamente dolida y emocionada ante sus palabras. ¿Qué le había hecho?, ¿cómo había logrado obtener una fidelidad tan ferviente en ese hombre?
-Naruto yo...
-Bien, ya lo has visto, ¿contenta?, hay que volver ya –Sasuke la interrumpió. El rubio por fin se fijó en él. Completamente furioso golpeó la barrera con fuerza. El chakra del Kyuubi comenzó a fluir a su alrededor.
-¡Tú! –dijo con una voz más grave, Sakura nunca lo había visto así- si la tocas juro que te mato...
-Je, siempre tan chistoso Naruto. Lamento  informarte que lo haré, Madara te habrá contado sus planes.
-¿¡Cómo fui tan estúpido al pensar que seguías siendo el de antes!?
-Lamento defraudarte –sus palabras no correspondían con su sonrisa.
-Naruto –la voz de Sakura devolvió al rubio a su estado normal instantáneamente- no lo escuches y no te preocupes por mí. No pierdas las fuerzas. Soy fuerte, puedo superar cualquier cosa mientras sepa que tú estás bien...
El rubio se entristeció aún más. Él no estaba bien, ella tampoco podía estarlo, todo estaba mal. Sakura debía ser capaz de elegir con quién vivir, no ser obligada a ello. Detestaba la idea de Sasuke tocándola. La sentía suya, y él era de ella. Nadie más podía estar en el medio.
-Lo siento, Sakura... -dijo con un hilo de voz, algo iba a hacer, verla le devolvió la fuerza y también la cordura. No se dejaría vencer por los ataques psicológicos de Madara y sus secuaces.
-Tranquilo –ella le mostró una sonrisa que hizo que él sintiera que volvía a vivir- todo estará bien.
Sasuke furioso al ver esa escena y no poder quebrar a Naruto la tomó del brazo con fuerza. Obligándola a salir de allí. El rubio le gritó algo pero no lo escuchó, estaba demasiado enojado para escuchar algo. Había dudado del plan de Madara pero ahora pensaba que podía hacer lo que quisiera. Él la tendría a ella, no le importaba nada más.
.............
Los ojos de Naruto se entrecerraron a causa del sol, lo tenían de frente, aún no estaba alto en el cielo, pero ya era cerca del mediodía. Habían viajado un buen tiempo luego de salir del castillo. Iba atado de manos aunque no pensaba hacer nada. Sakura no estaba con ellos. Por lo que alcanzó a oír se encontraba en el castillo, pero Madara tenía una forma rápida de hacerle daño si él pensaba en rebelarse. Zetsu se movía por otros planos que él desconocía y llegaría en un abrir y cerrar de ojos a ella. Sasuke, Konan y sus captores estaban allí también, además de un pequeño grupo de asesinos.  Itachi se había adelantado y ahora llegaba para presentarse ante el Maestro.
-Está bien, Maestro... al parecer se encuentran casi todos...
-Perfecto, Naruto –el rubio se adelantó frunciendo el ceño. ¿Qué estaba pasando?
Se encontraban en una colina y cuando ya estaba cerca del borde junto con Madara notó lo que había frente a ellos. Una villa ninja. No parecía muy grande pero se notaba que había bastante movimiento, posiblemente habrían unos 250 o 300 ninjas allí mismo. Tragó con fuerza, sabía lo que iban a ordenarle.
-Destruye todo, libera a la bestia, no quiero que quede nadie con vida.
Naruto dio un paso atrás completamente sorprendido. ¿Era esto lo que lo obligarían a hacer? Destruiría todas las villas, ¿sería él la mano asesina de Madara? Miró casi implorando al Uchiha un poco de piedad. No podía, no quería matar más. Temblaba con la sola idea de liberar todo el poder de Kurama, aunque ahora pudiera controlarlo no quedaría nada. El zorro en su interior se revolvía tan nervioso como él.
-¿Alguna duda?
-No... puedo... -balbuceó.
-Claro que sí, recuerda nuestro trato –miró hacia atrás, Naruto lo imitó, vio que Zetsu sonreía levemente- no le costaría tanto llegar a ella, lo sabes... Zetsu tiene muchas formas de tortura interesantes, oh y Pein tiene tantos deseos de trabajar también, no le hizo gracia quedarse atrás en el castillo sin hacer nada. Sabes que es bastante inquieto...
-Basta... por favor... -odiaba verse tan suplicante pero le era imposible, no podía pensar con claridad, notó que Itachi lo miraba impasible como siempre, ahora lo entendía todo por fin. Un sacrificio por la vida de cientos, miles, millones... pero no podía.
-Mi paciencia se acaba Naruto... no te preocupes, la Villa del Sonido es bastante nueva, creada juntando gente, no tiene muchos niños aún, y casi tampoco hay mujeres. Puedes dejar que el Kyuubi haga el trabajo sin que lo notes si es tu deseo, mientras lo vea realizado no me importa qué métodos uses.
Naruto pasó sus ojos a Sasuke. En el viaje había estado callado y taciturno. ¿Habría estado con ella como dijo?, demonios, ya le hacían daño sin siquiera necesitar a Zetsu. No soportaría pensar que la lastimaban. Miró hacia la villa. Puros desconocidos. ¿Por qué debía cambiar la vida de la mujer que amaba por esa gente? Estaba mal, de cualquier modo que lo viera estaba mal. Sus ojos volvieron a Madara. Parecía regocijarse en la situación. Apretó los puños y asintió. Luego comenzó a correr bajando por la colina a toda velocidad.
-Kurama... libera todo tu poder amigo, pero quiero controlarlo.
-Lo que digas Naruto...
Para su suerte no dijo nada más, no insistió, no lo juzgó, sabía que se estaba torturando solo, sabía que después de esto no habría perdón para Uzumaki Naruto, pero iría hasta el mismo infierno por ella.

AsesinosWhere stories live. Discover now