Capitulo 16

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Cuando los vio volver se sintió feliz, pero tuvo que ocultarlo, ni siquiera salió a saludarlos, se quedó frente a la ventana pensando que odiaba no poder ir a abrazarla como tanto deseaba. Su corazón dio un vuelco al ver salir a Madara y tomar a su pelirrosa por el brazo con fuerza casi arrastrándola hacia adentro, bajó las escaleras corriendo y los vio en el salón de entrada, Sasuke había puesto su mano sobre el brazo de Madara con el que tenía a Sakura, su amigo miraba al Maestro con seriedad.
-¡¿Qué haces Sasuke?! –preguntó Madara furioso. Tenía activado el Sharingan pero Sasuke no.
-Te dije que la sueltes. No permitiré que la trates así –Naruto no recordaba algún momento en el que el Uchiha hubiese tratado a Madara de esa forma, sin la formalidad, sin el respeto.
Todos los que estaban en el castillo en ese momento se encontraban allí, era obvio que se olían los problemas y era más que seguro que deseaban ver lo que sucedería a continuación. Parecía como si todos los seres del lugar estuvieran conteniendo la respiración.
Madara soltó a Sakura quien se alejó con rostro asustado, Naruto no lo soportó más, no sería espectador, en un segundo se interpuso entre ella y el Uchiha.
-¿Naruto? –Madara lo miró con el ceño fruncido, Sasuke también se veía confuso.
-Tampoco voy a dejar que dañes a mi compañera.
-Vengan los tres ya a mi escritorio.
Ninguno habló en el camino. Naruto trataba de pensar cómo actuar a continuación, no estaba listo, no podía atacar aún, pero la situación se estaba volviendo incontrolable. Miró a su alrededor, Pein no estaba por ninguna parte, sabía que no había dejado el castillo, sin embargo Madara no lo llevó con él, ¿tan seguro estaba de poder ganarles sin ayuda o confiaba tanto en ellos que no pensaba que podrían atacarlo?
Cuando estuvieron los cuatro dentro de la habitación el Uchiha volvió a hablar.
-Si mandé a Pein a buscar esa libreta era para que me la entregaras, ¿me quieres explicar por qué no lo hiciste Sakura?
-Porque me pertenece, Sasori me la dejó a mí, no permitiré que caiga en manos irresponsables, lo que hay escrito en ella es sumamente peligroso, si no se usa con precaución y...
-¡No te la estaba pidiendo cualquier miembro de la Hermandad, te la estaba pidiendo yo, y no fue un pedido en realidad, fue una orden!
-Lo siento Maestro, pero la libreta es mía, no se la daré a nadie.
Naruto pensó que eso se había ido de las manos, Sakura se había pasado mucho.
-¿Vas a realizar los venenos que te pida?
-Si es su deseo, por supuesto Maestro -se pasó la mano por el pelo de manera casual- jamás lo traicionaría, simplemente deseo poder quedarme con la libreta, significa mucho para mí...
-Sí... sé lo que sentías por Sasori... y lo que él sentía por ti... yo siempre lo sé todo –miró a Naruto y luego a Sasuke- Uzumaki, Haruno, salgan ya mismo, debo hablar con Sasuke.
La pelirrosa pareció dudar, pero una mirada de Sasuke hizo que diera media vuelta y se fuera. Naruto la siguió y salió sin decir nada.
-Maestro yo... -quiso decir Sasuke, le había prometido protegerla pero sintió que traicionaba a la persona que más respetaba en el mundo.
-Te has vuelto seguro de ti mismo, el niño que conocí ya es un verdadero hombre y un gran orgullo para mí, eres un miembro de mi Clan, Sasuke, somos pocos y debemos cuidarnos. Te daré un regalo –se dio vuelta y buscó en un cajón, de allí sacó un frasco con un líquido, dentro flotando, había un par de ojos- ojos de un Uchiha muy fuerte, logré quitárselos al enemigo cuando destruyeron el Clan, esto te dará una mejor vista y una ventaja más contra los enemigos a los que nos enfrentaremos, también te ayudará a controlar a Naruto si en algún momento pierde el control, ya debes saber lo que tiene en su interior...
-Sí... -dudó un segundo, pero luego se decidió, su lealtad estaba con su Clan y con el Maestro- dudo que pierda el control...
-¿Por qué lo dices?
-Porque el demonio está de su parte... -el único que siempre lo ayudó fue el Maestro, no podía seguir ocultándole esas cosas. Vio que el rostro de Madara cambiaba de sorprendido a feliz, se preguntó por qué, estaba seguro de que Naruto no se prestaría a usar el demonio.
.................
Sakura volvió su mirada hacia la puerta del escritorio de Madara. Naruto la observó con cierta tristeza, era imposible, ella jamás lo amaría a él con el Uchiha en el medio, era obvio que ellos llamaban la atención más, las mujeres adoran esa actitud sombría que poseen.
-No temas, no lo dañará.
-Pero él se interpuso... me defendió... él... no es bueno ir en contra del Maestro...
-Sí, pero Sasuke es un Uchiha, no dañará a alguien de su Clan.
-¿Cómo puedes estar tan seguro?
-Sólo lo sé.
Sakura por fin miró al rubio, en toda la conversación no había podido sacar la vista de la puerta mientras se retorcía los dedos de la mano con nerviosismo. Lo vio triste, decaído, ¿qué le sucedía?
-Naruto, ¿qué... -no la dejó terminar, le dio la espalda.
-Bien, ya que todo se solucionó, vuelvo a lo mío.
Necesitaba hablar con él, pero el castillo era peligroso, ¿cómo se podrían comunicar sin problemas? Odiaba no poder expresar sus sentimientos y pensamientos con libertad, aunque aún no sabía qué sentía completamente. Definitivamente no era algo que hubiese sentido antes, pero aún no podía darle nombre.
-Me gustaría que entrenemos juntos...
-No, no te quiero cerca de mí.
Era una pantalla, lo sabía, pero le dañaba que le hablara así, era demasiado frío, demasiado bien actuado, parecía real. La dejó allí, en silencio y con los puños fuertemente apretados. No lo soportaba, necesitaba hablarle. Corrió tras él y lo tomó de un brazo con fuerza haciéndolo girar para que la mirara.
-¡No! No vamos a seguir llevándonos así, estoy cansada de esto, tenemos que aclarar unas cosas, ven –él no dijo nada, se dejó arrastrar, ella sabía a dónde podían ir y donde nadie buscaría.
-Naruto esto es peligro, tienes que seguir con la farsa de que no se llevan bien.
-No puedo hacer nada Kurama, lo siento.
-¡Esto es ridículo! Tiras todo por la borda.
-Ya te lo dije, por ella, cualquier cosa.
-¿Y si ama al Uchiha?
-No importa de quien sea su corazón, la protegeré, es lo más importante para mí.
-¡Deja de ser tan estúpidamente bueno!
-Y tú déjame en paz, necesito silencio, tengo que pensar solo.
-Bah, me voy a dormir, si necesitas un pensamiento de alguien cuerdo llámame, no me iré lejos.
Bajaron por interminables escaleras, Naruto pensó que jamás había estado en esa parte del castillo, aún cuando de chico había dedicado bastante tiempo en explorarlo, era amplio y Madara constantemente le hacía cambios. Sakura parecía saber exactamente a dónde iban. Se frenó, giró en su lugar y llegó a una puerta que no tenía picaporte y se veía sellada. La mujer realizó unos sellos y luego apoyó la mano sobre ella, la puerta se abrió, ambos pasaron a una habitación que era más amplia de lo que esperaba. El rubio observó con detenimiento el lugar, estaba oscuro pero había formas.
-¿Qué es esto?
Ella se separó de él, se sintió algo inseguro caminando allí, por lo que no se movió más que unos pasos, vio la figura de Sakura perderse en la oscuridad y luego luz, ella había encendido una vela y a continuación prendió más que estaban alrededor. Por fin tenía la iluminación necesaria. Ese lugar era una especie de taller y estaba lleno de...
-Marionetas... este lugar era de Sasori –vio la típica marca del escorpión en todos los muñecos.
-Sasori no era el tipo de persona que le gustaba relacionarse demasiado, pidió una habitación subterránea para poder trabajar con tranquilidad y que ningún sonido externo lo molestara. Sólo yo aparte de él se los sellos necesarios para abrirla, Sasori no quería que sus obras terminaran en manos equivocadas. Pasaba horas haciendo estas marionetas... lo calmaban y además eran sus armas.
-¿Tú no aprendiste su arte?
-No soy marionetista, mi habilidad es diferente, no me serviría de nada saber hacer estos muñecos –la pelirrosa sonrió y acarició el rostro de uno- de Sasori aprendí taijutsu y a realizar venenos y antídotos. Además mejoró mi control del chakra.
-Madara habló de una libreta.
-Sí, Sasori me hizo una libreta con todo lo que sabía, él no la necesitaba, todo estaba en su cabeza, fue algo imprudente, si cae en manos equivocadas... -Sakura sacó la libreta- no permitiré que eso pase, las aprenderé y luego quemaré esto.
-Pensé que lo aprendiste todo de él...
-No, es difícil y pocas veces le presté atención, prefería luchar... y curar... los venenos siempre me parecieron armas de... cobardes... y débiles... -volvió a sonreír con melancolía- supongo que debo aceptar que soy débil y aprender.
-No lo eres, tienes una gran fuerza.
-Naruto, ¿estás bien? Hoy estabas...
-Sí, estoy bien, ¿eso es lo que fuiste a buscar con Sasuke?
-Sí.
-¿Pasó algo más?
-Nos atacó Pein como escuchaste de Madara, Sasuke me salvó –vio los puños de Naruto cerrarse con fuerza- pero no sé qué pensar de él...
El rubio entendía a qué se refería y también veía qué le sucedía a su antiguo amigo, no sólo se había vuelto un capricho, también estaba enamorándose de ella. Ya no era un juego, Sasuke la quería.
-Mmm –esquivó la mirada de ella y se puso a observar los muñecos, encontró uno de cabello rosa, se acercó más y sí, era Sakura, Sasori había hecho una marioneta de su alumna.
-Esa marioneta... nunca la usó, decía que temía que se rompiera aunque la había hecho de un material muy resistente.... Sasori creía que cuando se hacía una marioneta semejante a una persona quedaba una parte de su ser atrapada en ella, los sentimientos que sentía hacia esa persona...
-¿Por qué creería que se rompería?
-Quizá porque siempre supo que nuestro lazo no era fuerte, que yo no sentía por él lo mismo que él por mí...
Naruto la miró, se veía triste de nuevo, odiaba verla así, pero no podía hacer nada. Él no tenía fuerzas ese día, le dolía el corazón.
-¿Pasó algo más con Sasuke? –tenía que preguntarlo, sabía que había algo.
-Sí, me... me besó... -la pelirrosa se sentó en una silla suspirando, Naruto sintió que el corazón se le rompía un poco más- debo admitir que al principio me sentí algo confundida... sin embargo te recordé, y lo aparté... mis sentimientos... yo... no sentí lo mismo que cuando tú me besaste Naruto, es una locura, hace menos de un mes atrás casi ni te conocía y de pronto te has vuelto tan necesario en mi vida como el aire, te necesito a ti, por favor, no lo dudes –el rubio no podía creer lo que oía, estaba viviendo en una realidad hermosa pero en un mundo de terror.
-No volveré a dudarlo –sonrió y le tomó las manos agachándose para poder estar a su altura ya que ella seguía sentada- no me perderás, algo haremos, no te preocupes Sakura, pensaré e idearé una salida.
Sakura observó la marioneta de ella misma, Sasori la hizo fuerte por fuera, así se veía ella, pero en su interior era débil, tenía miedo y su miedo se había multiplicado, no sentía lo mismo por Sasuke, pero le importaba, esperaba que Madara no le hiciera nada.
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-¿Por qué me da esos ojos cuando me revelé contra usted Maestro?
-Porque esperaba que lo hicieras.
-No lo entiendo...
-Sakura es muy importante para mí, necesito que la cuide alguien fuerte para cuando yo no esté más aquí... mi sucesor... pero esa persona no debe temer a nada y debe enfrentar cualquier cosa por ella, hasta a lo que cree que es más fiel. Siempre me fuiste fiel Sasuke, pero yo quiero que tu lealtad hacia mí sea menor a tu amor por Sakura. Así podrás cuidarla de cualquier cosa. Y, obviamente, necesitarás fuerza para ello. Nuestros ojos mejoran por la pérdida de seres queridos, no puedo sacarte tus seres queridos, como ya te dije, Sakura es importante e Itachi también lo es a su manera. Por ello reservé estos ojos para el Uchiha que sería mi sucesor.
-Mi hermano es mejor que yo...
-Puede que tenga la mente más hábil, pero tú tienes mayor capacidad, algún día lo superarás, en todo sentido, sin contar con que mi sucesor debe tener a su lado a mi pequeña Sakura. Itachi no la cuidaría igual que tú, porque no la ama.
-Yo no...
-Sé que quieres ocultar tus sentimientos Sasuke, pero es imposible. Yo lo veo todo...
Sasuke miró hacia otro lado algo confundido, ¿amarla?, no negaba que lo había pensado, pero se suponía que estaba mal. Era extraño, siempre pensó que un Uchiha no debía sentir tales cosas, que era algo que lo debilitaba y lo hacía ser un ser tan común como el resto, pero aquí estaba el Maestro diciéndole que haga eso, que permita a sus sentimientos fluir, y además le estaba entregando a su más preciada miembro de la Hermandad.
-Los dos revivirán nuestro Clan –continuó Madara- los Uchiha volveremos a levantarnos de las cenizas como un fénix y lo dominaremos todo, destruiremos a aquellos que nos dieron por muertos, a los que se deshicieron de nuestros hermanos como si fueran basura.
-Sakura no siente nada por mi –Madara miró al Uchiha algo sorprendido.
-¿A qué te refieres?
-Lo que dije, no le intereso.
Madara lo observó con detenimiento, tenía el ceño fruncido y por un momento se vio algo preocupado, pero luego sonrió.
-Aprenderá a amarte, no lo dudes, sólo debemos encontrar su incentivo.
-Pensé que le importaba su felicidad.
-Así es, solo que ella puede que no lo entienda al principio, luego se dará cuenta...
¿Su incentivo? ¿A qué se referiría el Maestro? No parecía ser capaz de dañarla, pero ¿cómo controlarla si no era en base a la fuerza? ¿Iba a permitir que la dañara? ¿Rompería su promesa? ¿Qué iba a hacer?
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Sakura y Naruto subieron las escaleras en silencio, se habían prometido que si tenían que verse sería en ese lugar de alguna manera se lo harían saber al otro. Ella se sintió mejor, tener un aliado, alguien que pensaba igual era bastante liberador aunque la situación seguía siendo estresante por lo menos contaba con ayuda. A pesar de que el rubio se vio más tranquilo cuando le confesó que sus sentimientos por él eran más fuertes que por Sasuke no volvió a tocarla ni besarla, era extraño desear tanto una simple muestra de cariño como esa, un simple contacto para volver a sentirse viva. No quería obligarlo de todas formas, quizá necesitara pensar algunas cosas. Siguieron caminando juntos un poco más, ambos habían decidido ir a ver si todo estaba bien con su tercer compañero. Lo encontraron en su habitación guardando unas cosas en su mochila de viaje.
-¿Tenemos nueva misión? –preguntó Naruto algo tenso, ver a su amigo de la infancia luego de saber que la había besado no le gustaba nada, solo quería golpearlo, pero una parte de su ser aún estaba preocupada por su bienestar, al fin y al cabo, se había opuesto abiertamente al Maestro.
-Solo yo –respondió el Uchiha con su sequedad habitual.
-¿Estás bien? ¿Qué pasó con el Maestro? –preguntó Sakura acercándose un poco, cosa que los dos notaron, uno se tensó aún más, el otro se alejó.
-Me dio un trabajo, nada más.
-¿Es extraño no te parece? –dijo Naruto tratando de aparentar calma, ¿por qué no los miraba? Estaba actuando demasiado raro.
-¿Por qué lo sería? –el Uchiha le dio la espalda mientras revolvía unos cajones en el escritorio, tomó unos pergaminos y los metió en la mochila. No los miraba, no podía hacerlo, sentía que había traicionado a Naruto con sus sentimientos y le dolía verla a ella y saber que su corazón nunca le pertenecería por más que el Maestro dijera lo contrario.
-Porque te opusiste a él...
-Tú y yo somos distintos, Uzumaki –se obligó a mirarlo finalmente- mi linaje es distinto y único, el mismo que el Maestro, jamás me haría daño –extendió los brazos y sonrió con arrogancia ante la mirada de sus dos compañeros que fruncieron el entrecejo- soy un Uchiha...
-¿Y qué harás? ¿A dónde te ha mandado? –preguntó ella, su torturadora. Volvió a concentrarse en su mochila. ¿Por qué no se iban?
-Es confidencial –respondió secamente.
-¿Por cuánto tiempo? –insistió la pelirrosa.
-El necesario...
-Je –sonrió Sakura- qué estúpida de mi parte preocuparme por ti, veo que fue una completa pérdida de tiempo venir, sigues siendo el mismo, nunca cambiarás y nunca aprenderás –dio media vuelta y se encontró de frente con Naruto, la miró fijamente, cosa que notó Sasuke, luego la dejó pasar, ella salió sin decir nada más y volvió a su habitación.
-De verdad estaba preocupada por ti, ¿no podías ser un poco menos brusco al menos?
Sasuke volvió a levantar la mirada de su mochila, el pelo le tapaba un poco los ojos y parecía bastante furioso. Hacía mucho que Naruto no lo veía así. ¿Qué había pasado? El morocho sonrió de lado y su compañero supo que venía a continuación: la escenita de chico superado, la detestaba.
-El amable y caballero aquí eres tú, Uzumaki, ve corriendo tras ella y cae a sus pies para ver si logras consolarla, quizá le guste la idea de tener un perro arrastrado como tú a su lado.
Demonios, debía contar hasta diez o iba a romperle la cara ahí mismo. ¿Siempre tenía que comportarse así?, ¿no podía simplemente ser alguien normal?
-Ella te aprecia... -lo tomó del brazo con fuerza, Sasuke lo miró con aún más odio.
-Suéltame ahora.
-Deberías hablarle antes de irte, hoy la defendiste y se sentía mal por quizá ser la causante de una tortura hacia ti... ¿acaso eres tan frio que no puedes entender algo tan simple?
-Tu amor es demasiado evidente, te hace débil y predecible.
-Todo lo contrario, Uchiha, me hace fuerte e impredecible, porque nunca sabrás lo que soy capaz de hacer por ella –respondió el otro entre dientes.
-Me encantaría verlo algún día, pero ahora no tengo tiempo, me tengo que ir.
-Me dijiste que llevarse bien entre los miembros del equipo ayudaba a que las misiones salieran bien, te contradices, porque vives alejándonos.
-Salte de mi camino ahora –listo, ya se había cansado demasiado, no seguiría escuchando tantas estupideces. Odiaba que esos dos usaran sus palabras en su contra.
El rubio se apartó y él comenzó a caminar, pero su cabeza le daba mil vueltas al asunto. ¡Maldita mujer! Se giró sobre sus talones y subió las escaleras, la habitación de Sakura estaba en el tercer piso, golpeó la puerta con excesiva fuerza. Ella la abrió con la misma brutalidad.
-¡¿Qué quieres ahora?!
-Pasar.
-¿Por qué te dejaría pasar?
-Porque vengo a despedirme y no me gusta pensar que me están observando...
Ella frunció el entrecejo, había dicho la verdad, no quería que lo vieran hablando con ella, sentía que su debilidad se reflejaba cuando esa mujer estaba cerca. Como si quedara expuesto y todos pudieran averiguarlo. Amar era debilidad, no entendía cómo Naruto y el Maestro lo consideraban lo contrario.
Lo dejó pasar, cerró la puerta a su espalda y la miró a los ojos. ¿Por dónde empezar? Parecía un estúpido adolescente vergonzoso. ¡Justo él! que podía conquistar a cualquier mujer con una simple sonrisa.
-No fue mi intención tratarte de esa forma, solo que no me gusta que interrumpan en mi habitación y me cuestionen ¡como ustedes dos lo hicieron! –quizá terminar gritando no era una buena forma de empezar una conversación, ¡¿por qué?!, ¡¡¿por qué?!!, ¡¡¡¿POR QUÉ?!!!, "cálmate Sasuke, cálmate"- cuando vuelva... seré más fuerte...
-¿Por qué?
-Sólo eso puedo decirte.
-Está bien...
-Mi promesa sigue en pie Sakura, con mi nuevo poder la cumpliré mejor.
-No hagas una locura por mí, Sasuke, nunca lo pedí, bastante hiciste con enfrentarte así a Pein y al Maestro –se acercó algo titubeante, quería alejarse pero se contuvo, era un Uchiha, un Uchiha, tenía que calmarse- ¿por qué lo hiciste?
-Ya te lo dije... -se sentía un maldito cursi, como el idiota de Naruto.
-Yo... no puedo...
-No tienes que sentirte que me debes algo –la interrumpió, no quería oírlo, no quería saber que ella no le correspondía, era tan obvio, cuando vio cómo se miraron lo supo, su corazón ya tenía dueño, ella le pertenecería en cuerpo según el Maestro, pero nunca sería suya en corazón porque ya se lo había entregado a Naruto.
-Sólo cuídate, ¿sí?
¿Por qué le decía esas cosas?, ¿era importante o no?, ¡¿a quién se le ocurrió decir que los sentimientos eran buenos?! Era la cosa más confusa del universo. Se acercó a ella, levantó la mano derecha y acarició su rostro, tenía una piel tan cálida y tersa, la mujer no se movió pero vio en sus ojos un cierto temor. Se alejó repentinamente y dando la vuelta abrió la puerta.
-Una semana y media, luego volveré –contestó cortante- Iré a la guarida de investigación- la miró de reojo una vez más, si algo salía mal podía no volver a ver nunca más, puede que esa fuera la última vez que contemplara su rostro, notó que ella se preocupaba aún más, seguramente sabía qué significaba ir a ese lugar, cerró la puerta y se fue.
Sakura se sentó sobre su cama, el corazón le latía con fuerza, tenía miedo de su compañero, Sasuke tenía un lado un poco siniestro, pero otro era protector y quizá hasta amable. Se tomó la cabeza algo nerviosa. ¿Guarida de investigación? ¿Qué pensaba hacer el Maestro con Sasuke? Rogó que saliera bien, era lo único que podía hacer.
.........................
Sasuke siguió al Maestro y Pein hasta un lugar bajo tierra que jamás había visto aunque había oído sobre él. La entrada tenía la forma de una cabeza de serpiente abriendo las fauces. Estaba a unas horas del castillo, quizá menos si iban a toda velocidad, pero Madara no parecía apurado. El viaje fue sumamente silencioso, de alguna manera pensó que hubiese sido bueno ir con Naruto, él seguramente hubiese cortado el silencio con algún chiste malo o alguna tontería y por lo menos estaría más relajado, la situación lo podía algo nervioso, confiaba en que el Maestro no lo llevaría con cualquier persona si era tan importante para su plan, pero iban a colocarle ojos nuevos, eso no sería una tarea fácil. Miró hacia un lado antes de entrar, Zetsu estaba allí, siempre cerca de su Maestro, pero en las sombras. Observó a Pein, puede que compitiera con su hermano para ser la persona más imperturbable que conocía. Desde su pelea no había vuelto a tratar con él, pero le molestaba sumamente su presencia. Era un poco más alto que él y tenía un aura que daba algo de escalofríos, pero no se iba a dejar amedrentar por alguien así, al fin y al cabo era un Uchiha, y pronto tendría el Sharingan definitivo.
-Han llegado Maestro, me alegra que no hayan sufrido inconvenientes en el camino –la voz le sonaba de algún lado, pero nunca había visto a esa persona, tenía el aspecto de una serpiente aún siendo humano, más pálido que un muerto y bastante desagradable a simple vista.
-¿Tienes todo listo? –preguntó Madara mirándolo fijamente.
-Por supuesto, como ordenó, Kabuto llegó ayer para ayudarme. Solo faltaba el Uchiha –esa persona lo miró a él y casi por instinto su cuerpo reaccionó tensándose por completo- has crecido, Sasuke-kun...
-Creo que no nos han presentado.
-Mi nombre es Orochimaru, seré quien te coloque los ojos nuevos...
Conocía el nombre, era uno de los tres Sannin de Konoha que hacía años había abandonado su villa y desapareció. Al parecer Madara lo había encontrado y lo puso de su lado.
-Más te vale que hagas un buen trabajo –respondió mirándolo con cierto asco, le daban ganas de apartarse lo más lejos posible de él.
-Por supuesto, he investigado toda mi vida sobre jutsus, linajes de sangre y demás, no debes preocuparte, nada te sucederá, bueno, en realidad cambiarás por completo, te volverás un Uchiha completo y nadie podrá vencerte, eso sin haber perdido ningún ser querido, deberías agradecerle al Maestro semejante acto de benevolencia –Orochimaru miró de reojo a Madara quien estaba de brazos cruzados esperando pacientemente, ¿quién sabe qué estaría pasando por la cabeza de esa serpiente al hablar de esa forma?
-Bien, vamos, no tenemos que perder más tiempo –dijo Madara. Sasuke se tensó, someterse a una operación con ese tipo como médico no parecía nada bueno. No se movió de su lugar, a pesar de que el resto ya había comenzado a caminar. Pein se detuvo y lo miró.
-¿Vas a quedarte mucho tiempo ahí? ¿Acaso tienes miedo, Uchiha?
-Claro que no –respondió con odio.
-Entonces camina, no temas, Orochimaru es desagradable pero sabe hacer su trabajo –sonrió de lado- la mayoría de las veces. Experimenta con muchos cadáveres, je.
Sí definitivamente le hubiese gustado llevar a Naruto, por lo menos él sabría decir palabras más esperanzadoras.

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