Capitulo 17

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Despertó pero no vio nada, todo era oscuro, intentó tocarse los ojos pero una venda le impedía llegar a ellos. Claro, ya había terminado, pronto podría ver con el Sharingan definitivo, pronto sería más fuerte y podría protegerla mejor. Suspiró, proteger a alguien que no sentía nada por él. No era Naruto, no solía hacer las cosas sin esperar nada a cambio. Trató de concentrarse en el presente, lo último que recordaba era a Orochimaru sonriendo, le había dado un líquido que en poco tiempo lo dejó inconsciente. Tuvo la misma sensación cuando lo habían dormido en el castillo de Makoto, lo último que vio al sentir desvanecerse sus fuerzas fue a un hombre de negro con una máscara. Apretó los puños con fuerza, lo habían engañado tan fácilmente ese día. La misma sensación...
-Ya despertaste...
-Maestro –intentó sentarse, pero aún estaba algo mareado y no veía nada.
-Tranquilo Sasuke, no es necesario que te levantes, quédate recostado, deberás hacer reposo una semana o quizá algo más, depende de tu recuperación.
-Eso quiere decir que la operación fue exitosa.
-No necesariamente, cuando puedas abrir los ojos lo sabremos.
-¿Si no sirve qué pasará?
-No podrás ver, pero no te preocupes, estoy seguro de que servirán, los Uchiha compartimos un linaje, hay un poco de todos en nuestra sangre.
-¿A quién pertenecían estos ojos?
-A un Uchiha asesinado en la masacre que realizaron los de Konoha.
-¿Y cómo lo obtuvo?
-Se lo robé a alguien que también ansiaba nuestros ojos pero que no era un Uchiha.
-Maestro... usted me prometió que los vengaríamos.
-Lo sé, no lo olvido Sasuke, Konoha es mi principal objetivo, pero para vencer a una Villa entera de ese tamaño y fortaleza se necesita tiempo y gente.
-Por eso creó la Hermandad...
-Al principio fue por otras razones, pretendía hacer mi propio camino, tener mi gente, ya que no aceptaron mis ideas... -el Maestro se quedó en silencio un buen tiempo, parecía estar recordando algo, luego siguió- me alejé de ellos y desaparecí para siempre, pero... Konoha siempre sospechó de nuestro Clan, y cuando tuvieron oportunidad los aplastaron, para cuando lo supe fue tarde, no había quedado nadie.
-Excepto mi hermano y yo...
-Sí, después me enteré que habían escapado y por eso los busqué. Nuestro linaje moría, no podía abandonarlos.
-Cuando se alejó de Konoha, ¿no pretendía dañarla?
-No, allí aún vivía alguien que no deseaba dañar.
-¿Y esa persona ya no vive en Konoha?
-No, ellos también la mataron. La vengaré y vengaré a nuestro Clan.
-¿Cuándo?
-Pronto... no te impacientes, toda tu vida entrenaste para esto, no falta mucho tiempo para que veamos caer a Konoha, luego seguirán el resto de las villas y cuando acabemos con todos los ninjas por fin tendremos paz... la paz que ella deseaba...
Sasuke no respondió, ¿ella?, así que la persona que Maestro perdió a manos de los de Konoha era una mujer, ¿de quién se trataría?
-¿Por qué la mataron?
No obtuvo respuesta, pensó que el Maestro había salido sin que lo hubiera notado, pero luego escuchó sus pasos, se acercaban, luego lo oyó sentarse.
-En poco tiempo les daré a ti y a tu equipo una misión muy importante, una que definirá todo el curso de lo que se aproxima. Debemos debilitar a Konoha, ustedes se encargarán de eliminar a quien los dirige.
-¿Al quinto Hokage? Eso será muy difícil.
-Los Hokages no son inmortales Sasuke, yo mismo ayudé a acabar con el cuarto, no habrá problemas con la quinta, es mucho más débil y ustedes son tres, mis tres mejores guerreros.
Aún dudaba de las fuerzas de Sakura, era fuerte, pero pensaba que habían muchos asesinos mejores, sin embargo no iba a contradecir las palabras del Maestro, al fin y al cabo era su más preciada alumna. Matar a la quinta Hokage, eso sí sería complicado.
......................
-¡¡¡Naruto-kuuuuun!!! –unos brazos le rodearon el cuello por detrás. El rubio sonrió y cuando la chica lo soltó se dio vuelta para mirarla. Era menuda, de cabello azul largo, siempre lo llevaba atado de alguna forma, ese día se había decidido por una trenza. Los ojos eran de un color avellana y siempre estaban risueños.
-Miliana, volviste de tu viaje.
-¡Sí! Uuuf fue agotador, pero conseguí lo que el Maestro me mandó a buscar. ¡Dos meses lejos! ¡Me debes haber extrañado mucho!
-Jajajaja ¡claro!
Tenía un par de años menos que él, había ingresado a la Hermandad con 15 y habían entablado amistad. Una amistad que con el tiempo se convirtió en algo más para ella, pero el corazón del rubio le pertenecía a otra persona, algo que le aclaró desde el principio. "No te preocupes, no me interpondré entre ustedes si algún día logras algo, mientras tanto me puedes tener a mí" respondió ella sin borrar su sonrisa.
Sakura había salido al patio en ese momento y observó a la pareja con cierta curiosidad pero apartó la vista luego de unos minutos.
-¿Qué has hecho todo este tiempo sin mi alegre compañía? –preguntó la peliazul volviendo a saltar sobre él para abrazarlo.
-Bueno... pasaron muchas cosas... -Naruto levantó la vista y miró a Sakura que seguía cerca entrenando. Miliana siguió su mirada.
-¿Algún avance? –preguntó con menos ánimos y haciéndose la distraída.
-Muchos, pronto Mili...
-¿Es un hecho?
-Sí.
-Tú... ¿sabes... te... corresponde? –por primera vez la vio decaída, le había costado formular la pregunta, eso era obvio.
-Creo que sí, no está segura en realidad...
-Me... -se aclaró la garganta y le sonrió- me alegro por ti Naruto-kun.
-Nos han puesto en el mismo equipo, junto con Sasuke.
-Guau, eso debió haber sido digno de ver, ¿y qué tal van?
-Sasuke es... complicado...
Escuché que se fue unos días.
-Sí, hace una semana, el Maestro también.
-Sí, yo volviendo de un largo viaje y a ese se le ocurre desaparecer.
-Algo planea, se llevó a Zetsu, Pein y Sasuke.
-Pff toda la vida ha estado planeando algo Madara, no me sorprende eso.
-Je, sí es cierto.
Naruto no apartaba la vista de Sakura, y Miliana no lo hacía de su amigo. Había ingresado a la Hermandad luego de que lo viera asesinar a unos hombres malos que habían atacado su aldea y matado a todos los que conocía. Quiso seguir sus pasos, ser una justiciera, pero el lugar no era precisamente para eso, tarde se dio cuenta. Sin embargo, no quería abandonar a Naruto, lo sabía todo de él, y aunque no sentía lo mismo por ella no podía odiarlo. Los sentimientos no eran algo fácil y encontrar a quien los corresponda menos. Sabía que Naruto estaba enamorado de Sakura desde siempre y lo respetaba, eso hacía que ella lo amara más, era tan fiel, tan único, desearía tener a alguien como ese hombre luchando por ella, cuidándola de esa forma.
-¿Estás bien? –su pregunta la descolocó, había estado divagando en sus pensamientos y no notó que él la observaba.
-¡Claro que sí!
-Je, genial.
-Me voy a dormir un rato, estoy destruida, luego nos vemos ¿sí?
-¡Claro!, ¡que descanses!
-Gracias –se acercó a él y le dio un beso en la mejilla, el rubio le sonrió con cariño y ella se fue satisfecha, ¿qué más podía pedir? Tenía su sonrisa de vez en cuando, eso bastaba.
...
Sakura daba vueltas por la habitación llena de marionetas sin parar. Cuando por fin apareció Naruto frenó y lo miró, verlo simplemente ya la ponía de un mejor humor.
-¿Pasó algo? –preguntó el rubio preocupado y demasiado serio.
-No, solo... quería verte –le sonrió y él le devolvió el gesto.
-Tu mensaje fue bastante ingenioso, me dijiste que no sabías hacer muñecos.
-Dije que no sabía hacer marionetas, lo que te dejé fue un pequeño osito echo con palillos.
-¿Era un oso? Mmm
Sakura rió, su compañero le generaba ese tipo de reacciones que jamás nadie le produjo. Aún así tenía algunas dudas.
-Esa mujer...
-Oooh sabía que preguntarías –el rubio sonrió aún más, se acercó a ella unos pasos bien calculados- no me digas que estás celosa.
-Solo quiero saber –respondió algo molesta con el comentario, ¿celosa?
-Es mi mejor amiga, teníamos la misma relación que tú con Sasori.
-Ah... -por alguna razón la respuesta la decepcionaba, pero claro, todo el mundo tenía necesidades, Naruto no podía esperar hasta que por fin ella lo notara. Ojala lo hubiese hecho antes.
-Ey –acortó el espacio entre ambos y colocó una mano sobre su mejilla con delicadeza, ella lo miró a los ojos, se sentía algo angustiada y hasta tenía ganas de llorar- ya sabes lo que siento por ti, nada ni nadie puede quitarme ese sentimiento. Ahora que lo sabes, no volveré a estar con Miliana.
A pesar de lo que le decía se sentía insegura, aún no sabía qué sentía por completo y no quería terminar lastimándolo. Él al ver que ella no respondía nada se alejó y comenzó a caminar por el lugar mirando las marionetas. Se veía tan fuerte y seguro en ese momento, igualmente seguía esquivo como hacía una semana.
-¿Qué sucede Naruto?
-¿Con qué? –le sonrió de lado, una sonrisa claramente falsa, ya no podía ocultarle nada.
-A pesar de lo que me confiesas... no has vuelto a besarme... ¿acaso aún dudas sobre lo que te dije de Sasuke?
No la miró, las sombras ocultaban sus facciones y su silencio se le hizo eterno. Se había detenido nuevamente en la marioneta que se parecía a ella.
-Es Sasuke Uchiha, las mujeres caen rendidas a sus pies. Ha cambiado, te has vuelto importante para él, no quiere demostrarlo pero lo sé. ¿Por qué me preferirías a mí?
-Porque eres mejor en todo sentido, y aunque no fuera así lo que tú me provocas no es lo mismo que él me provoca. Me preocupo por su bienestar, pero como compañera, quizá hasta como amiga, pero nada más. Tú también estás celoso –rió un poco.
-Je –el rubio también rió- sí, supongo que los dos sabemos qué se siente.
-No te traicionaré Naruto, lo prometo.
-Ni yo a ti.
-No veo muy seguido a tu amiga...
-Miliana hace encargos de Madara, suele estar mucho tiempo afuera, tiene una excelente habilidad para escabullirse, no ser escuchada ni vista, es buena robando digamos.
-Y se hizo tu mejor amiga.
-Sin querer vengué a su familia, por lo que vino siguiéndome a mí. No sabía lo que era la Hermandad pero cuando lo supo quiso quedarse de todas formas. Así que la cuidé lo mejor que pude del resto, al fin y al cabo, no es buena luchando.
-Y ella te daba algo a cambio...
-Sakura, no era un intercambio de favores, simplemente...
-No quiero saberlo.
-Es lo mismo que tú y Sasori. Tampoco es fácil para mí pensarlo, pero por lo menos mis sentimientos son claros. Tú sabes perfectamente lo que siento, deseo y pretendo, en cambio yo aún no sé eso de ti...
-Lo siento... -se sintió pésima, Naruto tenía razón, nunca le dijo que lo amaba ni siquiera que estaba enamorada de él, pero no quería mentirle tampoco, aún no comprendía sus sentimientos, era complicado darle un nombre- es difícil aclararlo aún para mí.
-Está bien, te daré el tiempo que necesites, y si llega el caso en el que descubres que no sientes lo mismo, te dejaré tranquila, cumpliré con mi objetivo de liberarte y luego podrás vivir en paz, lo único que pido es que cuando lo descubras seas sincera.
-Lo seré.
El rubio volvió a estar en silencio, continuó su recorrido por el lugar, así que por eso estaba tan extraño, la sensación de incertidumbre debía ser horrible, especialmente cuando has confesado todo lo que sentías.
-Mientras estuviste solo, ¿qué hiciste? –quiso cambiar de tema porque deseaba conocerlo mejor, aunque el tema en sí no fuera el mejor, también quería saber sobre la otra vida de Naruto, la vida del asesino.
-Los encargos de Madara.
-O sea, matabas a la gente que te decía.
-Sí... no tenía más opción.
-Pudiste escapar...
-Imposible –la miró y sonrió levemente- no podía abandonar algo preciado que tenía aquí.
-Naruto... no debes hacer tanto por mí, yo no valgo...
-¡No lo digas! –su grito la asustó un poco- ¡no digas que tu vida no vale nada! No permitiré que pienses así. Eres importante, tanto como cualquier persona y muchísimo más para mí. La vida... no tiene precio... no puedes ponerle un valor como si fuera algo con lo que comercias.
Los ojos de la mujer se llenaron de lágrimas, nunca nadie le había dicho algo tan hermoso, ni siquiera Sasori. Naruto tenía una forma muy positiva de ver la vida. Se acercó a él.
-Gracias... por todo lo que has hecho por mí, aunque no me conocieras ni yo te reconociera nada.
-Eres lo único que me hizo seguir adelante –acarició su cabello con ternura- la primera vez que te vi me llamó la atención el color de tu pelo, es hermoso.
-Pff lo detesto –sonrió ella.
-No lo hagas.
Apoyó su rostro en el hombro de ella y se dejó embargar por su perfume. Sakura lo abrazó con fuerza. ¿Qué iban a hacer? Si Madara se enteraba seguro los castigaría a ambos, necesitaba al Kyuubi que tenía Naruto, pero de todas maneras podía torturarlo de sólo pensar eso se puso a temblar.
-Sakura –le susurró al oído- no temas por mi –de nuevo volvía a leerle la mente, como si estuviesen conectados, aunque ella no podía saber qué pasaba por su cabeza- ya te lo dije, tengo un objetivo, él no me vencerá y ningún daño será suficiente para alejarme de ti.
-No soportaría verte sufrir Naruto.
-Temo más por ti, por eso no puede saberlo.
-No lo sabrá, seguiremos la farsa...
-Dios voy a odiar seguir actuando así, me vuelve loco no poder tocarte... y sobre besarte... no dejo de pensar en lo mucho me gustó tu beso...
La mujer sonrió y se acercó a escasos milímetros de él.
-Entonces qué esperas para volver a hacerlo –le susurró.
El rubio le tomó el rostro y lo atrajo más para unir sus labios. Había tenido tanto miedo de perderla por Sasuke, de no poder volver a probar su exquisito sabor. Sentir ese calor que le recorría el cuerpo entero con su sólo contacto. Sakura rodeó su cuello con los brazos y abrió la boca para dejarlo pasar. Él la besó con gran intensidad, jugando con su lengua y mordiendo levemente su labio inferior. Ella rió. Su risa era una melodía tan hermosa que sólo escucharla le daba las fuerzas que a veces creía perder para poder seguir. Lo estaba logrando, ella se estaba mostrando tan cual era, y le encantaba aún más. Llenó de besos su cuello y pecho provocándole más cosquillas. La mujer retrocedió seguida de él hasta una mesa y de un salto se sento sobre ella. Naruto siguió besándola con más fuerza acariciando su cintura por debajo de la remera que traía puesta, luego subió hasta sus senos acariciándolos con delicadeza por encima de su corpiño. Sakura soltó un gemido de placer lo cual casi lo hace perder la cabeza en ese mismo momento. Juntaron más sus cuerpos, la exitación de ambos ya saltaba a la vista.
Un fuerte ruido y un temblor los interrumpió. Los dos levantaron la mirada agitados. Provenía de arriba, seguramente de la planta baja del castillo o como mucho del primer piso. El rostro de Naruto palideció al instante y luego la miró.
-¿Qué fue eso?
-Una explosión... quédate aquí y mantente oculta, no salgas por nada del mundo hasta que vuelva.
Comenzó a irse pero ella lo siguió y lo tomó del brazo para poder detenerlo.
-Naruto, ¿qué pasa? No voy a quedarme aquí y dejarte solo.
-No soy yo el que corre peligro... demonios no pensé que fuera hacerlo... -el rubio parecía bastante alarmado, lo cual la asustó aún más.
-Naruto, mírame, ¿qué sucede?
-Es Zabuza, quiere un cambio de jefe, y pretende hacerlo ahora que Madara salió.
-¿El Maestro no está? ¿Y por qué quiere sacarlo sin que esté presente?
-Era lo que esperaba, esperaba que Madara, Sasuke y Pein estuvieran afuera para hacerse con el control del castillo ayudado por un grupo de gente que estuvo reclutando.
-Eso te estaba hablando la otra vez ¿verdad? Cuando fui a tu habitación y los encontré conversando.
-Sí, sabe que no quiero estar aquí, me propuso que me dejaría libre si lo ayudaba.
-¿Y por qué no lo hiciste? Esta puede ser nuestra oportunidad.
-Primero porque no pienso cambiar a alguien como Madara por alguien como Zabuza, es lo mismo o peor, y segundo porque su plan incluye hacerte daño a ti.
-¿Qué? ¿De qué hablas? ¿Por qué?
-Zabuza sabe que eres importante para Madara –nuevas explosiones hicieron que todo temblara, el rubio miró hacia arriba como si fuera posible atravesar con la vista las paredes y ver qué sucedía- teniéndote como rehén puede vencerlo.
-Dudo que el Maestro...
-Sakura... es hora que empieces a darte cuenta que eres más importante para Madara de lo que piensas y de lo que quiere hacernos creer... aunque yo personalmente dudo en si no llegaría a sacrificarte si fuera necesario. Es obvio que te aprecia de más... pero sigue siendo Madara.
-Pero yo... no sé por qué jamás me ha dicho nada...
-No es momento para esto, sólo quédate aquí, nadie sabe de este lugar, estarás segura.
-¿Y tú?
-Debo ir y enfrentarlo.
-No, Naruto, no es necesario, quédate aquí, conmigo...
-No puedo protegerte ocultándome.
El rubio salió corriendo y Sakura no pudo decir más nada. Lentamente se dejó caer al suelo sumida en la desesperación. Estar allí sin hacer nada no le parecía bien, pero tampoco quería ir y terminar haciendo que todo fuera más complicado. Sólo le quedaba una opción. Apretó los puños con fuerza. Sasuke le había dicho en dónde estarían.
Naruto salió y encontró el lugar hecho un caos, habían algunos cuerpos sin vida de miembros de la Hermandad que al parecer quisieron resistir el cambio de jefe que les había impuesto Zabuza pero no duraron demasiado, del lado de su antiguo sensei estaban algunos de los más reconocidos asesinos y otros ni siquiera se dignaron a aparecer. Naruto sabía que Itachi por ejemplo, estaba en el castillo y cuando miró hacia el primer piso lo vio allí, observando la escena pero sin hacer nada. Por supuesto, el Uchiha no pensaba meter sus narices a no ser que Madara se lo ordenara directamente, cosa que no sucedería porque allí no estaba.
Corrió y atacó sin seguir pensando, que Itachi hiciera o no hiciera algo no le iba a impedir a él pelear. Aunque estuviera solo cuidaría de Sakura y mantendría a Madara por ahora en el poder. Algunos de sus compañeros de la Hermandad al verlo luchar parecieron sacar fuerzas y contraatacaron al grupo de Zabuza. Pero el mismísimo Zabuza apareció frente a ellos.
-Naruto, ¿qué haces?, deja las espadas, ríndete, juro que cuando todo esto termine serás libre.
-No permitiré que tomes el control.
-¿Dónde está la mujer?
-¿De quién hablas?
Los ojos de Zabuza mostraron su furia. Pero detrás de él apareció alguien que el rubio no se esperaba. La pelirroja sonrió.
-¿Karin? –nunca pensó que estaría en su contra ya que estaba loca por Sasuke, con lo cual seguía a Madara fielmente.
-Bien, ella la encontrará entonces.
-¡No!
El rubio quiso ir hacia ellos pero alguien se cruzó en su camino. ¿Cómo pudo olvidarlo?, pero claro, normalmente no se mostraba ante nadie. Haku era el nuevo alumno de Zabuza, alguien más fiel como él pretendía y muy poderoso. Usaba una combinación de viento y agua que producía hielo. Creó una barrera de hielo que rodeó al rubio.
-Primero debes pelear contra mí, Uzumaki Naruto.
-Tch...
Ahora sí estaba furioso, bien si querían pelea la tendrían, no dejaría que tocaran a Sakura. Pero el tiempo era valioso, Karín podía encontrar a cualquiera en cuestión de segundos. Realizó un clon y entre ambos hicieron un Rasengan.
-Veo que vas en serio, Naruto-kun, me alegro.
-No dejaré que la dañen.
Corrió hacia él pero lo esquivó con facilidad, se sorprendió, la verdad es que lo único que sabía de Haku eran detalles sobre los elementos que usaba, pero no conocía su velocidad u otras habilidades. Ahora lo veía. Era muy rápido y además... abrió los ojos al notar que realizaba sellos con una mano. Demonios no sería fácil, esperaba que Sakura pudiera defenderse mientras él terminaba esto.

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