Capitulo 11

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El animal volaba a una velocidad increíble, se notaba que ahora que no llevaba toda la carga anterior estaba mucho mejor. Sakura recordó el rostro de esas mujeres y niños, los ojos tristes de la joven que supuestamente debían rescatar. Era increíble que esas situaciones sucedieran, las creían débiles, a todas las mujeres, por eso pasaban esas cosas, las trataban como objetos. Ella también había vivido algo similar. Madara la encontró de pequeña y ella vio en él un salvador, alguien que la cuidaría de esa gente mala que había matado a sus padres. Sin embargo la utilizó para sus propios planes, como si no tuviera sentimientos, como si no pudiera elegir otro camino. Si alguien le hubiese preguntado, ella sin dudarlo hubiera respondido que quería estudiar medicina, pero se había convertido en algo completamente contrario a sus propios deseos. ¿Su mirada sería igual a la de esas mujeres? Vacía y sin esperanzas... ¿podría remediarlo? ¿Habría una cura para ese dolor? Sintió más ira y más frustración. Nadie debería ser privado de la libertad de elegir, era algo propio de cada ser, no tenía precio. Sintió lágrimas correr por sus mejillas. Madara no era muy distinto a Makoto, la única diferencia es que le dio armas, un grave error, porque ella no estaba indefensa como esas mujeres, ella podía pelear y así lo haría. Apretó los puños con fuerza, usaría esa ira y las vengaría.
El águila dejó a Sakura sobre la muralla frente a la entrada de la fortaleza, fue un aterrizaje bastante forzoso ya que habían algunos arqueros que no dudaron en dispararles, al bajar, la mujer se deshizo de ellos. El águila estaba herida pero no parecía de gravedad.
-Te curaré –se acercó al animal, pero éste extendió sus alas.
-No hace falta, ya debo irme, el chakra de Sasuke-sama se está agotando y el mío también.
-Gracias por todo.
El águila inclinó la cabeza en señal de saludo y desapareció en una nube de humo. La pelirrosa miró al frente, desde allí podía ver perfectamente todo el lugar, dentro del castillo debían estar sus compañeros, si Sasuke tenía poco chakra, Naruto debía estar igual, la necesitarían, aunque ella no estaba en sus mejores condiciones. Logró cerrar algunas heridas que sufrió con el desmoronamiento del techo de las mazmorras pero aún tenía otras menos graves que igual dolían bastante. De pronto lo vio. Makoto corría hacia allí. Estaba huyendo hacia la única entrada y salida del lugar que justamente estaba debajo de ella. La mujer entrecerró los ojos con odio. Ese hombre había dañado a mucha gente, merecía morir. No tenía derecho a quitar una vida, pero una más a la lista ya no haría diferencia. Si se condenaba, por lo menos se llevaría a hombres tan malos como ella. Tomó un arco y flecha de los dedos tiesos de otra de sus víctimas. Antes de acabar con ese le había pedido perdón, no sabía por qué pero lo hizo. Obviamente el hombre no la perdonaría, pero jamás llegó a escuchar una respuesta, le había abierto la garganta tanto que se ahogó en su propia sangre demasiado rápido. Colocó la flecha en el arco, se puso de costado, espalda recta. Makoto seguía corriendo, tropezando de vez en cuando debido a la desesperación. Vio que Sasuke y Naruto salían del castillo, pero estaban a varios metros de él y no quería que lo alcanzaran, ella lo acabaría, se lo debía a esas mujeres, las vengaría... tensó la cuerda, respiró profundo, apuntó bien, era buena, había entrenado mucho con el arco, esa arma de alguna forma la calmaba.
-Tienes gran puntería Sakura.
-Gracias sensei...
-Sasori...
-Lo siento sen... Sasori... -la sonrisa del pelirrojo era tierna, quizá podía considerarlo un amigo a pesar de que le llevaba varios años. Él no parecía ser cruel como había oído decir que eran otros sensei.
-Nunca dudes y recuerda: el viento puede ser tan buen aliado como enemigo cuando usas un arco.
-Lo sé... gracias...
-No tienes que agradecerme –volvió a sonreírle y le tocó la cabeza- Eres una buena chica... -lo vio entristecerse- una buena chica en un lugar así...
La flecha se liberó y recorrió la distancia que lo separaba de su objetivo a gran velocidad, clavándose justo donde la pelirrosa había calculado: la rodilla izquierda de Makoto. El hombre cayó al suelo de frente sin poder siquiera interponer las manos para no golpearse tanto, comió tierra mientras resbalaba y gritó de dolor al mismo tiempo. Sakura se lanzó desde la muralla y con ayuda de su chakra aterrizó en la tierra de manera perfecta. Caminó con parsimonia hacia su objetivo, quería verlo sufrir, quería que sienta el dolor. Ella no era una buena chica, Sasori se había equivocado...
Sasuke y Naruto también llegaron. Se detuvieron en silencio ambos asombrados de encontrarla y además al ver lo que había hecho.
-Sakura... -Naruto quiso llamarla, pero vio el fuego en sus ojos, el odio que se extendía sin remedio en su interior así que calló.
-¿Lo sientes? -preguntó la mujer mientras tomaba del cabello a Makoto- ¿sientes el dolor? -el hombre gritaba y la miraba con terror, llorando sin parar- espero que lo sientas, no me importa si te arrepientes de lo que hiciste, yo no seré quien te juzgue por esas cosas, yo sólo seré tu verdugo, te mataré lentamente, para que puedas entender el dolor, para que sepas que las mujeres no somos objetos, que no somos débiles y que no tenías derecho a hacer lo que les hiciste.
Sacó un kunai y cortó su pecho, profundo pero no tanto, el hombre gritaba más. Sasuke sonreía levemente, así que ella también tenía un lado cruel, era interesante verlo.
Naruto en cambio, estaba horrorizado y al mismo tiempo paralizado, no podía ser, ella no podía tener tanto odio, ¿cómo la salvaría si caía tan profundo? ¿Cómo iba a hacer para rescatar a una persona que disfrutaba con el sufrimiento ajeno? No importaba quién fuera Makoto, ni lo que hubiese hecho, no era justicia lo que estaba haciendo. Sakura seguía cortado, los gritos eran insoportables. Se adelantó.
-¡Sakura basta! ¡Detente ahora mismo!
-¡¿Por qué?! ¿Acaso no ves lo que este hombre le hizo a tantas otras mujeres? ¡No deben subestimarnos! ¡No somos el sexo débil! ¡No dejaré que nos hagan el sexo débil!
-¡Yo tampoco lo permitiré! -la mujer abrió los ojos sorprendida, Sasuke lo miró intrigado- siempre protegeré a los que necesiten de mi cuidado, siempre defenderé a todos, pero ésta no es la forma, no estás haciendo justicia, ¡estás vengándote!
-¡No hacemos justicia! ¡Somos asesinos! -gritó ella- y sí lo que pretendo es venganza –susurró entre dientes.
-¡Pero tú no deseas ser una asesina, deja de fingir!
-¿Fingir? -Sakura sonrió- me parece que eres demasiado iluso Uzumaki Naruto- la pelirrosa tomó del pelo al hombre y lo levantó hasta que sus pies no tocaban el suelo, la sangre corría por todo su cuerpo, sin apartar la mirada de los ojos del rubio le cortó la garganta a su objetivo, a su enemigo, a ese ser que detestaba, la sangre saltó y manchó su rostro, pero no se inmutó en absoluto- ¿sigues creyendo que finjo?
Naruto estaba casi pálido, temblaba de ira o de impotencia, no podía saberlo, vio su decepción nuevamente, vio sus ojos llenarse de lágrimas que no derramó, luego agachó la cabeza.
-Definitivamente me equivoqué con respecto a ti, eres igual a él, igual a tu querido Maestro -dijo luego de unos segundos de tenso silencio y cuando volvió a mirarla sí pudo reconocer el odio, pero aún no sabía hacia quién.
Naruto se sentía desfallecer, la había perdido, quizá desde siempre pensó mal, esa mujer no lo necesitaba, no quería ser rescatada de la Hermandad, era un miembro de ellos, Madara había hecho un gran trabajo y lo odiaba por ello, porque aún así la seguía amando y le dolería más que a nada en el mundo cuando tuviera que enfrentarse a ella también. Estaba solo, pero no podía hacer nada, ya había trazado su camino y nada ni nadie lo haría retroceder. La enfrentaría para salvarla...
................
Cuando por fin pudo estar sola en la habitación de la posada en la que se alojaron esa noche para recuperarse lo primero que hizo fue ducharse, estuvo casi media hora refregándose las manos para quitarse la sangre que ya hacía rato había desaparecido. Cuantas cosas les habían pasado en tan poco tiempo. Hubo un momento en que recordó el beso de Naruto, sus manos recorriendo su cuerpo, se tocó los labios y se sintió muy triste. En otra vida quizá... si... posiblemente si las cosas fueran distintas ella hubiera conocido el amor, tal vez hasta fuera el mismo Naruto ese amor. Salió de la ducha, se tiró sobre la cama y lloró, lloró tanto que le dolió el pecho y los ojos. Debía mostrarse fría si quería lograr su objetivo, Sasuke sonreía pero Naruto la odiaba, ¡cómo lo lamentaba!, él parecía ser bueno, pero ¿cómo confiar? Debía mantener su pantalla hasta decidir qué hacer. Quizá sólo la probaban como lo hacía el Maestro, si quería vencerlos no debía confiar. Se miró las manos, aún podía ver la sangre aunque las tuviera limpias, en su cabeza seguían resonando los aullidos de ese hombre, ¡Dios!, ¿cómo pudo hacer eso? Estaba furiosa y para cuando se dio cuenta ya era tarde, Naruto casi la había descubierto, si mostraba debilidad el Maestro lo sabría y estaría muerta al igual que Sasori sin poder cumplir con lo que tenía que hacer. Sasori... lo necesitaba, lo extrañaba, no soportaba vivir así, no soportaba la mentira, la matanza... "Eres igual a él, igual a tu querido Maestro", colocó una mano sobre su corazón, le dolía, le dolía muchísimo esas palabras, habían sido una estaca que el rubio clavó muy profundo. Volvió a llorar, era lo único que sentía que podía hacer en esos momentos. Quiso demostrar su fortaleza pero falló, ahora se sentía más débil que cualquier persona y completamente vulnerable.
Sasuke Uchiha miraba por la ventana imperturbable como siempre. Habían destruido el castillo entero y se sintió bien, por alguna razón le alegró acabar con un lugar así, en el que se había esclavizado a tantas mujeres y niños, tantos inocentes... no debía pensar así, pero no podía evitarlo, ¿sería posible que tuviera algo de corazón? Esos dos pudieron haber logrado algo... ¿existiría la bondad en algún rincón de su alma? ¿El asesinar podía volver a las personas totalmente malvadas o quedaría algo, alguna esperanza de redención? Suspiró ¿qué estaba haciendo? ¿Redención? ¿Bondad? Eso no existía en su mundo, y debía olvidarlo lo más pronto posible. Naruto... él sí aún poseía bondad, él no era un asesino, nunca lo había sido, siempre lo supo, lo vio en sus ojos cuando se conocieron por primera vez, la Hermandad no era su lugar, si mató antes fue porque no tenía opción, pero ahora... ¿y si se revelaba? ¿Debía advertirle al Maestro para que lo controlara?, al fin y al cabo esa era la otra misión que Madara le encomendó, vigilarlos a Naruto y a Sakura... ¿qué iba a hacer? No quería ver a ese idiota, que aún a su pesar consideraba su amigo, encerrado. Tenía a ese demonio, así que no lo matarían, a no ser que encontraran a alguien que pudiera tenerlo... demonios ¿por qué pensaba así? Volver a pelear lado a lado con su amigo lo hizo regresar al pasado y eso era peligroso, el pasado debía olvidarse porque sólo causaba daño.
Sakura... había visto su lado más cruel y una parte de su ser lo lamentó, aunque se mostró alegre, representando su papel como siempre, no le gustaba la idea. El rubio se había vuelto depresivo y callado, prefería que se quedara así, la sonrisa de suficiencia lo molestaba, ver a su rival decaído le daba una especie de fuerza.
Se sentía completamente loco, por un lado se alegraba de ser amigo de Naruto de nuevo, y por el otro disfrutaba con su dolor. Algo estaba mal en él, le tenía envidia, era obvio, había algo entre él y la pelirrosa, lo vio en los ojos de ambos, ella jamás dejó de mirarlo mientras mataba a Makoto, le quería demostrar algo a Naruto, no a él, pero ¿qué? ¿Esperaba alguna reacción del rubio? ¿Por qué no se fijó en él? Le molestaba que no le diera la atención que merecía, él era el mejor, ¿por qué ella veía más a Naruto?
El rubio revisó su mochila mientras buscaba un pergamino, estaba tan absorto en el recuerdo de Makoto muriendo, en su sangre manchando el hermoso rostro de Sakura que no notó que ya lo había sacado hacía rato y estaba tirado en el suelo. Siguió revolviendo y sacando cosas hasta que no quedó nada. Al ver la mochila vacía suspiró y se sentó cansado. Tenía sueño, mucho, demasiado, tanto que pensó que podría dormir una semana entera sin despertar.
Sentía el cuerpo entero dolorido, la tensión, la lucha excesiva, el terrible gasto de chakra y el estrés le estaban pasando la cuenta. ¿Morir sería más fácil que vivir?, por lo menos dolería una sola vez y listo, pero esto... era demasiado... Tenía que haber una esperanza, no se podía dejar vencer con tanta facilidad.
-Aún piensas que puedes salvarla.
El Kyuubi no le hacía una pregunta, lo estaba afirmando.
-Puede que sí... no deseo enfrentarla, quizá la convenza, tengo que convencerla, mostrarle que hay otro mundo.
-¿Crees que ser ninja te redimirá? ¿Por qué piensas que son tan distintos de los asesinos?
-Tengo que creerlo o no me quedará nada Kurama.
-Naruto, tu plan es insostenible, no puedes ganar... no sólo.
-Tengo algunos aliados y a ti...
-¿Cómo sabes que puedes confiar en ellos? Eres muy joven aún, demasiado crédulo para haber vivido la vida que viviste. ¿Aún no aprendiste que los humanos mienten para lograr lo que quieren? ¿Que los humanos usan a otros?
-Kurama, estoy cansado, si vas a estar siendo fatídico, prefiero dormir.
-Te duele... amar es doloroso siempre, lo siento chico, por eso yo preferí durante mucho tiempo el odio, es más fácil...
-El odio no sirve.
-La chica está demasiado hundida.
-Lo sé...
-Pero tus esperanzas no se van.
-Ni yo sé por qué.
-¿Recuerdas la primera vez que la viste?
-Claro que sí.
-¿Recuerdas lo que te dije?
Naruto cerró los ojos volviendo hacia atrás tantos años en el pasado. El largo cabello rosa de Sakura ondeaba en el viento, él y Sasuke mirándola por una de las ventanas del castillo, su triste mirada, la voz en su interior que no lo dejaba en paz, esa voz grave que siempre parecía querer lo peor para él. Chico olvida a esa niña o morirás por querer alcanzarla.
-Dijiste que moriría.
-Sí y eso creo que sucederá.
-No, porque aún me queda mucho por hacer, no moriré sin haber probado la libertad, sin sentir que he redimido parte de mis pecados.
-Aférrate a tu objetivo y olvídate de ella...
-Ojalá fuera tan fácil como decirlo...
-Naruto -la voz de Sasuke se oyó detrás de la puerta de su habitación.
-¡¿Qué quieres?! No estoy de humor Sasuke, vete a dormir -el morocho abrió la puerta.
-¿Aún no aprendes a cerrar con llave?
-Me da igual, ¿por qué estás adentro si te dije que te fueras? ¿Acaso te cuesta acatar simples órdenes? Que yo sepa, eres el mejor en cerrar los ojos y seguir al líder.
-Sigo órdenes, pero no de ti, idiota.
-¡¿Qué quieres?!
-Vas a explicarme qué sucedió en el castillo, ¿qué hiciste?
-¿Te molesta que haya vencido a todos? Si querías el protagonismo no te hubieras dormido en un principio -el rubio se levantó de la cama y le dio la espalda a su compañero, se dirigió a la ventana pero una mano atrapó su hombro. Sacó un kunai y lo colocó sobre el cuello de Sasuke quien lo miraba con el Sharingan activado y el ceño fruncido.
-¿Qué eres?
-¡Suéltame ahora!
-¿Qué eres?
-¡Un monstruo! ¡Igual que tú, igual que todos, igual que ella! -gritó con toda su furia.
Justo en ese momento había aparecido Sakura en la puerta. La mujer lo miró mostrándose herida por el comentario, ¿por qué? Si al fin y al cabo eso era y parecía gustarle.
Sasuke la observó de reojo. Los tres estaban tiesos en sus lugares sin moverse. El kunai aún seguía en el cuello de Sasuke. Sakura sacó una katana y la apuntó hacia Naruto quien abrió los ojos sorprendido.
-Déjalo, no puedes atacar a un compañero.
-Qué raro, pensé que no tendrías problemas ya que no se llevan muy bien... aaah cierto, estuvieron entrenando juntos -Naruto sonrió con asco- ahora son buenos amigos. Los quiero a los dos fuera de mi habitación ahora. Puedo vencerlos a ambos así que no jueguen.
-Quiero respuestas Naruto -dijo entre dientes Sasuke que también comenzaba a enojarse.
-Y yo quiero la libertad, pero no todos tenemos lo que deseamos, ¿no?
-¡Quita ese kunai de su cuello Naruto!
-Bah -retiró el kunai y lo lanzó contra una pared donde quedo clavado- dile a él que guarde esos ojos demoníacos, no quiero que me mire con ellos, me recuerda a Madara. A su asqueroso Clan...
-No vuelvas a hablar así de mi Clan -escupió el morocho lanzándose contra el rubio, pero Sakura lo detuvo interponiéndose en su camino para sorpresa de ambos, Sasuke se detuvo de inmediato.
-¡Ey! Se supone que intento que no se maten entre sí, ya basta.
-¡Ese idiota nos oculta cosas, a nosotros, a la Hermandad entera! ¡Puedes controlarlo Naruto admítelo! -Sakura miró al rubio de reojo.
Naruto cerró los ojos por un momento.
-No tienes muchas opciones Naruto, diles la verdad.
-Sí, y la razón por la cual no quiero que Madara lo sepa es porque me usará, como arma de gran escala. No quiero ser usado así, no lo permitiré, así que adelante, ve y cuéntale a tu querido Maestro...
-¿Por qué piensas que lo haría?, ya callé un secreto... -miró a Sakura, luego de nuevo a Naruto- él se enterará de todas formas, no hay manera de que lo ocultes por siempre, tarde o temprano lo sabrá.
-Sí... -"y para cuando lo sepa yo lo habré matado" pensó para sus adentros.
-Yo tampoco diré nada... -dijo Sakura. La mujer no terminaba de entender a qué se referían pero sabía que era algo relacionado con ese chakra que salió del cuerpo del rubio durante la batalla, esa forma, esas colas... algo había leído al respecto...
-No esperen que les dé las gracias.
-Sería demasiado ideal -concluyó Sakura dando media vuelta para irse.
-Sakura... -ella se detuvo, pero no se giró a verlo, él sabía, vio sus ojos hinchados, había estado llorando recientemente- no quise decir que eras un monstruo...
-La verdad no ofende....
-Te haces el duro pero no te dura nada idiota -sonrió Sasuke. Luego abrió los ojos, había visto algo por la ventana, Naruto se giró rápidamente.
-¿Qué pasa?
-Están rodeando el lugar –respondió Sasuke volviendo a activar su Sharingan.
-Tenemos que irnos ahora –dijo la pelirrosa.
-A levantar todo gente, en menos de un minuto debemos estar afuera escapando de aquí.
-Creo que no tenemos ese tiempo -contestó Sasuke. Luego salió corriendo y se detuvo en la puerta- iré por el frente y me llevaré a los más que pueda. Naruto, tú y Sakura salgan por atrás y escapen al punto de encuentro F, nos veremos allí.
-¡Ey! ¡No te hagas el héroe! ¿Cómo vas a salir por delante?
-¡Naruto! Hazme caso -el Uchiha lo observó por un segundo, supo al instante qué estaba pensando, Sakura estaba cansada y él era la mejor opción para protegerla ya que el Uchiha contaba con poco chakra debido a la reciente pelea. No había opción.
-Ok, pero más te vale llegar allá.
-Por supuesto idiota, a mí no me van a vencer tan fácil.
-Sasuke... -Sakura se adelantó unos pasos- cuídate ¿sí?, así podemos volver los tres... a casa... -le sonrió levemente.
-Hmp -fue la simple respuesta del morocho antes de desaparecer.
-Bien, deja que guarde algunas cosas, si quieres ve por las tuyas y salimos.
-Ok... -la pelirrosa aún seguía mirando hacia la puerta.
-Sakura... -lo miró, él le sonrió, volvía a sonreírle, qué hermoso gesto, interiormente le agradeció que lo hiciera, por alguna razón dependía ahora de ellos, no confiaba del todo, pero por ahora los necesitaba como una especie de sostén- él estará bien, no temas. Y yo, prometo que te cuidaré...
-Si... -sólo pudo decir con un nudo en la garganta. En otro momento hubiese chillado que se cuidaba sola y que no lo necesitaba, pero estaba demasiado débil psíquica y físicamente para poder replicar algo.
No tardaron demasiado en juntar lo necesario y salieron por una ventana de atrás. Sabían que Sasuke se había ido por delante y que muchos de los ninjas de la arena lo siguieron, incluido el propio Kazekage que al parecer estaba muy empecinado en atraparlos porque había dejado su villa para ello, algo que no era muy común que hicieran los de su posición.
Corrieron adentrándose en el bosque. Saltaron por las ramas de los árboles a toda velocidad. Sakura iba un poco más atrás que el rubio quien no dejaba de pensar en qué hacer. Estaba bastante confundido con todo, si ella era un miembro de la Hermandad, ¿por qué había estado llorando?, si Sasuke era tan frío como decía ¿por qué se arriesgaba para que lograran escapar? Sonrió levemente, definitivamente siempre había esperanzas, nunca debió dudar de su instinto, ella no era mala, sólo tenía miedo, mucho miedo, era entendible, Madara causaba una gran impresión, hasta él se vio intimidado por demasiado tiempo ante su presencia y liderazgo. Le daría sus fuerzas para que pudiera levantarse y así ella estaría de su lado, la salvaría, no podía perder. Y con respecto a Sasuke, puede que sea más difícil, pero algo estaba cambiando, sólo esperaba que fuera para bien y que el morocho no se arrepintiera.
-Naruto, aún estoy cansada, no creo poder seguir demasiado -le dijo la mujer luego de un rato de correr. Sabía que el rubio no le diría nada, si hubiesen estado con Sasuke se hubiera tragado sus quejas ya que el morocho se burlaría y no haría nada por ella. Pero sentía que Naruto era muy distinto. Aunque el ver salir a Sasuke para ser carnada para que ellos huyeran fue algo que la sorprendió muchísimo.
-No te preocupes, más adelante frenaremos, pero el problema es que nos siguen, así que deberás aguantar un poco más Sakura... -calló por un momento, aún seguían corriendo pero él pareció algo distraído con algún pensamiento- puedo llevarte si te sientes muy mal.
-Tú también estás cansado, has gastado más chakra que yo... aunque... -recordó lo que había dicho Sasuke y lo que el propio rubio respondió "soy un monstruo". 
-Sí, exactamente -le dijo él sonriendo levemente y mirando hacia otro lado como si sintiera vergüenza- me recupero más rápido gracias a "él" -el zorro en su interior rió, por lo menos ya no lo trataba de eso, aunque sí se había llamado a sí mismo monstruo, ¿era por él o por todo lo que había hecho en el pasado?
-Pero no tan rápido...
-No... no estoy al máximo, pero puedo cargar un pequeño peso como el tuyo, aún no estoy vencido. No me van a ganar estos ninjas.
-Te ves muy confiado.
-¡Por supuesto! Nunca pierdo -rió como siempre hacía, era muy extraño para ella ver a alguien así, pero le gustaba su actitud, le daba algo de luz a su oscura vida.
No pudo responder porque tuvo que frenar de golpe. Naruto hizo lo mismo, el bosque se terminaba de pronto y frente a ellos había un acantilado. Sakura miró hacia abajo y sintió miedo. Estaban arrinconados, en cualquier momento aparecerían los ninjas y ellos estaban a un paso de caer al vacío. Abajo, muy lejos, se veía un río que parecía tener una corriente demasiado rápida y peligrosa.
Tragó saliva y se giró, no tenían opción debían pelear. Naruto se adelantó unos pasos y ahí fue cuando lo oyó, fue una especie de "crak" igual que suena cualquier cosa dura al quebrarse. Los ojos de Naruto se abrieron y miraron hacia ella, pero no pudo hacer mucho, el suelo se desmoronó llevándola hacia abajo, casi sin pensarlo gritó, fue algo abrupto, la tomó por sorpresa y sin nada para agarrarse, instintivamente levantó una mano y otra la tomó. Había cerrado los ojos, los abrió y miró hacia arriba. Naruto la sostenía. Le sonrió aliviada, pero no pudo respirar demasiado, la tranquilidad dio paso a la desesperación nuevamente al ver un kunai clavarse al lado del rubio. Los ninjas de la arena llegaron.
Naruto giró un poco la cabeza. Eran alrededor de diez, y estaba la mujer del abanico con ellos. La rubia sonrió.
-Parece que hemos tenido buena suerte... un asesino caerá y el otro pagará por los pecados de ambos durante lo que le queda de vida, encerrado por siempre... –dijo la mujer. Se veía fuerte y segura de la victoria.
El rubio frunció el ceño, no podía soltar a Sakura, el más mínimo movimiento para subirla haría que su enemigo se moviera y terminara matándolo, lo cual acarrearía la muerte de la pelirrosa. Debía pensar rápido y sólo se le ocurrió una cosa. Sonrió. Miró a Sakura.
-¿Confías en mi?
Ella lo miró fijamente, quizá fueron dos segundos, pero él sintió que fue una eternidad. Oyó que la mujer del abanico les daba órdenes a sus hombres de ir a buscarlo. Sakura asintió.
-Sí, confío en ti... lo prometiste...
Hablaba de la promesa que le hizo antes de salir sobre que iba a cuidarla, y él nunca rompía una promesa, esa no sería la excepción. La soltó, no vio miedo en los ojos de ella. Se giró y sonrió a su enemiga.
-Lo siento, pero no será hoy...
Luego se levantó rápidamente y saltó al vacío.

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