Mi Tormento Favorito©+18 [MCF#2]

C3

Evan POV

—Es lo único que tengo, si lo pierdo prácticamente me quedaré en la calle —gruñí, tratando de explicarle a Camille que si Brody conseguía quitarme las acciones de Pharma Bio sería mi única fuente de dinero, ya no tenía nada más que eso, me aferraba a conservarlo.

Estaba temeroso de que las consiguiera pues en estos días no se había sabido nada de él, lo que quería decir que pensaba que yo estaba consiguiendo el dinero, eso fue lo último que le hice saber, sí sabía que no tenía nada de la cantidad que me faltaba...era capaz de buscarlo a su manera.

—Deberías dejarlo por unos días, Evan —comentó Camille, observándome por encima de su celular y sentada cómodamente en su sofá como inhalaba droga desde su mesita de centro, ella estaba con su cabeza apoyada en su mano, con una apariencia aburrida. —Ya basta, ¿Quieres? Te estás excediendo.

Le dirigí una mirada envenenada, dejándome caer sobre otro sofá, ella me regresó la mirada con cierto disgusto, la verdad es que no me importaba si me miraba con felicidad, asco o tristeza, no iba a causarme ninguna reacción.

—¿Qué más da? No puedes decirme que hacer. —respondí con la voz demasiado baja para que pudiera oírme, cerré los ojos y conté para mis adentros los latidos de mi corazón que iban acelerándose cada vez más.

—¿Y cuándo Tori te pidió un beso, aceptaste sin más?

Resoplé, estaba más molesto que sorprendido por lo que dijo, abrí poco a poco los ojos, sin quitar mi mirada  arrogante y déspota.

—¿Qué mierda has dicho? Ella me besó, yo la alejé de mí.

—No sé lo contaré a Jordan...

—No le vas a decir —la interrumpí yo de manera brusca —Porque no pasó nada, Tori estaba tan drogada que no daba cuenta de lo que hacía.

Ella no respondió pero supe interpretar muy bien su semblante.

—¿No me crees, verdad? Pues me vale una reverenda mierda, no te voy a rogar a que me creas.

Ella se echó a reír.

—¿Cuándo me has rogado por algo?

—Exacto —ignoré que se estaba divirtiendo con sus propios chistes —Jamás le ruego a nadie. No te hagas ilusiones.

—Bueno, tal vez me ruegues cuando te quedes sin donde vivir, puedo echarte de aquí en cuanto se me dé la gana, Evan, será mejor que me trates bien.

—¿Es una maldita amenaza? —alcé una ceja, al tiempo que me incorporaba para poder sentarme en el sofá, poco a poco me estaba sacando de mis casillas esta mujer, ¿Cuándo no?

Se encogió de hombros, siguió en el celular, tratando de hacerme ver que no le importaba mi enojo, a veces se ponía en ese plan porque sabía que tenía un poco de control sobre mí al dejarme vivir bajo su techo y eso me molestaba mucho, no quería deberle el favor pero mi economía estaba pésima, en bancarrota para ser más claros.

—Tómalo como quieras, solo que mejora ese jodido tono de voz, ¿Me oíste?

—¿Y si no quiero? —la provoqué a que me mirara otra vez, mi voz tosca la hizo levantar sus ojos pero eso tampoco logró perturbarla, de hecho hasta parecía que se cansaba de discutir conmigo.

Al principio solo se quedó viéndome otra vez en silencio y después suspiró, de nueva cuenta se le veía cansada, harta del tema.

—Te largas de aquí, así de sencillo. Escucha, puedo conseguir a alguien en cualquier momento, eres bueno en el sexo, me gustas, Evan, eres un hombre atractivo pero tu actitud es un dolor de cabeza. Estoy harta de tu maldito comportamiento, me asfixias en mi propio departamento.