Mi Tormento Favorito©+18 [MCF#2]

C7

Evan POV

Esa tarde, miré el sobre manila que Karen me mandó dar de nueva cuenta en el mismo café en dónde nos reunimos por última vez, solo que ella no fue quien me lo entregó, mandó a un empleado, ni siquiera supe de quien se trataba hasta que esa persona me reconoció y me entregó lo que yo ya sabía que era. El acta de divorcio.

Rompí el sobre manila y saqué el documento, sin detenerme a leer nada más que la sección pequeña donde debía ir mi firma junto con mi nombre, después leí solo entre líneas lo poco que quería saber; por supuesto ella no pedía dinero, tal y como me dejó en claro Karen, además, tampoco tenía nada para darle. Firme con la mano echa un puño, justo donde debía ir la firma, traté de ponerme a la defensiva, no quería creer que era el divorcio pero engañarme a mi mismo era más difícil que hacerlo para los demás.

Dejé el documento boca abajo justo cuando Camille se acercaba, ella sabía que era, no era necesario mentir pero tampoco le dije de que se trataba, ella lo intuía. Había vuelto al departamento de Camille, no le rogué, le pagué para que me dejara estar al menos cinco días, con la condición de que me dejara consumir aquí sin reclamarme nada.

—No puedo creer que me convencieras —gruñó ella, agitando la pequeña bolsita con polvo blanco, la dejó caer en la mesa, a mi lado y ella se sentó frente a mí —Pero supongo que tus razones son válidas. La verdad no me importa, ¿Por qué no le pediste a Jordan que te diera un cuarto en su increíble penth house? ¿Te odia por haberte besado con Tori?

Levanté poco a poco la vista hacia ella, no quería discutir pero mis ojos gélidos la hicieron callar de golpe, ella ya no tenía intención al parecer de tocar el tema.

—Necesito estar aquí —admití con un hilo de voz, el departamento estaba en un silencio estremecedor que hablar bajito era de todos modos audible. Acerqué la bolsita y la abrí ella me veía con profundidad, viendo como lo preparaba todo e inhala minutos después.

—¿Por qué? —quiso saber con voz paciente, por primera vez sin un atisbo de cólera hacia mí.

Se hizo un nudo en mi garganta cuando iba a responderle, tuve que pensarlo dos veces antes de hacerlo, la verdad pesaba tanto y me frustraba al mismo tiempo, en algún punto mi depresión volvía a consumirme luego de entender que al parecer, Camille era la única persona que tenía a mi lado y ese dolía mucho, me parecía desastroso, una decepción.

—Supongo que no tengo a nadie más —susurré con voz distante, me daba vergüenza tener que admitirlo.

—¿Y por eso piensas hacer esto?

Alcé la mirada, ella reprimió de nuevo ese tono de reproche cuando me lo preguntó.

—¿Qué cosa?

—Venir y pretender que no me trataste mal ni que quieres destruirte a ti mismo con mi ayuda.

—Quedamos que no hablaríamos de eso —le recordé, desafiándola con la mirada ella titubeó. —Se controlarlo, no necesito niñeras.

—Sí, lo sé, pero, ¿A cambio podría recibir algo?

—¿Qué cosa?

Se levantó de la silla, yo la vi venir hacia mi con expresión ingenua, hasta que se sentó sobre mi regazo, sostuvo mi rostro entre sus manos y me besó, fue un beso dulce, donde sus labios presionaron los míos con delicadeza para después avanzar hacia un movimiento suplicante; enredó sus dedos en mi pelo y me atraía con más insistencia a su rostro y mi cuerpo hacia el suyo. Quise decirle que parara pero no pude hacerlo, no sé pero también deseaba besarla, quería que me  mostrara hasta dónde podía llegar sin que yo la detuviera.