¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Laura Martin lo intentó. Dejemos eso en claro. Pero no pudo evitar sentirse atraída hacia lo que ahora había tomado control de Stiles. ¿O era hacia Stiles? ¿Oh hacia ambos?. Esto no pasó desapercibido por el Nogitsune, que también vio algo peculiar en la hermana de Lydia. Quizá ambos tenían una chispa malvada dentro. Después de todo el destino los hizo conocerse. Así que entre algunos coqueteos y comentarios subidos de tono ambos comenzaron a pasar tiempo juntos, eso hasta que su hermana y la manada rescataran por un momento a Stiles y este decidiera ir a Eichen House. A Laura le arruinaron la diversión y se llevó una larga charla de su hermana. Le prohibió cualquier contacto con el chico hasta que lograran salvarlo. ¿Salvarlo de qué? Se preguntaba ella, pues en su opinión está era la mejor versión del chico de lunares. ¿Es que acaso a su hermana ahora le inportaba? ¿Le gustaba a Lydia?. No era secreto que para él su hermana era como una diosa inalcanzable, pero el sentimiento no era correspondido. Y esperaba que siguiera así. Lo sentía por el chico y no quería desearle mal pero había algo en el mítico zorro que la había hecho sentirse como nunca antes. Estaba molesta. Está vez había decidido faltar a la clase de economía del entrenador, tenía las mejores notas, todos los Martin eran unos genios, por lo que se encontraba en su habitación intentando alejarse de su mamá, su hermana y de todo el mundo. Eso hasta que tocaron a su puerta. Ella rodó los ojos. Hablando de ellas. Se levantó y caminó hacia la puerta.
—Mamá ya te dije que el entrenador no tiene problema en que yo...
Se quedó muda en cuánto vio al chico parado en el marco de la puerta. O bueno, no era él. El Nogitsune no perdió tiempo en entrar a la habitación y en un segundo había cerrado ya puerta y cambiado de lugar con la chica. Ahora Laura estaba entre la puerta y él.
—No te olvidaste de mi, ¿Verdad hermosa?.
Y entonces se dio cuenta. No era Stiles.
—¿Que estás haciendo aquí?
—¿Qué estás haciendo tú aquí? Hiciste que fuera a buscarte a la escuela.- Él comenzó a besar su cuello. Laura cerró los ojos, disfrutando de la sensación de sus labios sobre su piel.— Así todo esto hubiera sido más divertido, ¿No te parece?
Ella no pudo evitar gemir cuando de manera brusca él la pegó hacia su cuerpo. Laura no lo pudo evitar, lo tomó del rostro y se lanzó a su boca de manera desesperada, ansiosa. Él correspondió colocando sus manos sobre la cadera de la chica. Su celular comenzó a sonar, pero para nada rompió la atmósfera del momento. Sin embargo la persona del otro lado de la línea parecía bastante insistente, a ella le dieron ganas de lanzar su teléfono por la ventana. Ella quería moverse de esa maldita puerta, pero él no la dejaba, y pese a las prendas de ropa que llevaban puestos con el paso del tiempo ella comenzó a sentir su bulto apretando contra ella. El maldito teléfono por fin dejó de sonar. Bajó la mano hacía los pantalones y tocó sobre estos haciendo que él gruñera. Ella sonrió. Él se quitó la camisa e hizo lo mismo con la prenda de la chica, sin perder más tiempo la llevó hacia la cama. Laura no podía pensar con claridad, si esto estaba bien o mal era lo de menos, bastaba con sentir las manos de él recorriendo su cuerpo e imaginarlo dentro de ella para que todo valiera la pena. El Nogitsune dio un tirón deshaciéndose de la falda de la chica, que ahora sólo quedaba en ropa interior. Se lanzó a besarla de nuevo y fue bajando lento, recorriendo su cuello, pechos y abdomen, acarició el interior de su piernas mientras su mirada no se apartaba de la de ella que estaba llena de placer y que cada vez se le dificultaba más respirar con normalidad.
—Mírate, tan vulnerable.-Él pasó sus dedos por la boca de la chica.— Tan ansiosa por mí.
Laura podía jurar que por sólo escucharlo hablar la hacía necesitarlo más. Ella lo atrajo de nuevo, y en medio de ese beso él comenzó a quitarse los pantalones. La estaba haciendo sufrir, delirar por los besos tan ardientes pero todo era tan lento y pesado...
Pero entonces un gran golpe en la planta de abajo se escuchó, pasos apresurados y la voz de su hermana llamándola en tono preocupado la hizo alejarse de golpe.
