|Lydia Martin|

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Protagonista: Lydia Martin x Elena Lodge

(Fem x Fem)

Pedido de:@erickawonderwoman

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—Por favor, dime que no me hiciste venir por nada

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—Por favor, dime que no me hiciste venir por nada.

Elena Lodge volteó a ver a su mejor amiga, era de noche y las luces del campo iluminaban el lugar. Aún así, Lydia no se veía para nada fuera de lugar, traía un look increíble y como siempre, se veía hermosa.
Lodge salió de su burbuja y llevó las manos a su cabello, haciendo una coleta baja. Este era un juego importante y ahora que lo había pensado dos veces no estaba segura de que invitar a Lydia haya sido la mejor idea porque necesitaba estar concentrada y con ella aquí no podía. La rubia fresa le sonrió y pasó un brazo por sus hombros, poniendo a Elena más nerviosa.

—No necesito recordarte que si es que quieres puedes patearle el trasero a todos aquí, ¿Cierto?.

—Es que no puedo evitarlo.-Lydia rodó los ojos.—Es mi primer partido desde que me rompí la pierna al comenzar la temporada y el entrenador está poniendo demasiada fe en mí para meterme en el juego final.

—Sólo ve tu potencial, tu también solías hacerlo así que ¿Qué está pasando?.

—Discúlpame si comencé a tener problemas de confianza aquí, pero el que luchemos contra criaturas sobrenaturales que intentan matarnos puede bajarle el autoestima a cualquiera. De hecho me sorprende qué aún no me hayan tenido que internar en Eichen House.

—Número uno: No digas eso ni de broma.-Advirtió Lydia colocándose frente a ella.—Y número dos: El juego no es nada. Puedes hacer esto, puedes hacer cualquier cosa.

Y allí estaba de nuevo. Embobada ante la mirada juguetona y sonrisa radiante de Lydia Martin. Elena Lodge siempre disfrutó de la compañía de su amiga, se sentía bien estar junto a ella, se sentía bien estar con ella. Eso hasta que notó las manos sudorosas, el calor en su cara y las cosquillas en el estómago. ¡Cielos, es que simplemente la rubio fresa era perfecta! Y no supo en qué momento sus sentimientos cambiaron de quererla en cierto modo a quizá ahora gustarle. Fue algo que se demoró en aceptar, pero una vez reconocido ante ella misma algunas de sus preguntas obtuvieron respuestas. Y ahora el debate sólo se basaba en si decir algo al respecto (En voz alta, con alguien) o no.
Pero el tiempo era algo insuficiente y nada a su favor, lo aprendió últimamente con todo lo acontecido en Beacon Hills. Así que el no decir lo que sintieran en el momento que lo hicieran era como tirar una moneda al aire, y ella estaba muy consciente de eso.
Solía tener pensamientos pesimistas al respecto, solía imaginarse el peor escenario. Uno en el que ella no sobreviviera lo suficiente, o lo que cree peor que Lydia no lo lograra el suficiente tiempo para decirle. Bueno si, la vida era una perra.

Se sobresaltó al sentir las manos de Lydia recorrer su cabello, acomodándolo para al final dirigir sus manos a las suyas quitándole el casco y colocándoselo.

—Ve y gana por mí.-Dijo guiñando un ojo.-

Y justo esta clase de actitudes son las que seguían manteniendo su atención en el tema. Lodge suspiró pesadamente mientras veía marcharse a Lydia hacía las gradas. Elena tomó un palo de lacrosse y se preparaba para acercarse al campo, el juego estaba a nada de empezar ella suponía.
Pudo ver al alfa verdadero acercarse a ella y no habría ningún problema con eso claro, si es que el chico no tuviera una sonrisa tonta en el rostro.
Ella rodó los ojos, ya ni siquiera le sorprendía que Scott lo haya averiguado, incluso antes que ella. Porque claro, los hombres lobo tienen esos súper sentidos, así que Mccall sabía perfectamente como el corazón de Elena saltaba cada que estaba cerca de la banshee.

—Te atreves a decir una palabra y voy a castrarte.

Lo amenazó señalándolo con un dedo. El chico pareció sorprendido en un principio, sin embargo sin borrar la sonrisa alzó las manos en señal de inocencia. El sonido del silbato del entrenador los sobresaltó a ambos y momentos después estaban listos para entrar al campo.

Pronto tomaron posiciones y Lodge cerró los ojos mientras respiraba, otro pitido del silbato anunció el comienzo del juego. Corrió por el campo, siguiendo la táctica planeada por los siguientes minutos del juego y entonces en el momento preciso atrapó la bola, la opción entonces era lanzarla al alfa o correr por su cuenta, eligiendo esta última y teniendo mucha adrenalina en su sistema salió disparada, sólo para ser tacleada por un jugador con el doble de su tamaño.
Scott se acercó a ella.

—Elena, ¿Te encuentras bien?.-Pudo ver a través del casco los ojitos de cachorro preocupado de su amigo.-

La verdad es que no tanto, estaba algo mareada y confundida, pero los síntomas se iban calmando con el paso del tiempo. Cuando Scott a regañadientes la ayudó a reincorporarse ella fijó su vista entonces hacia las gradas.

—Estoy bien...-Murmuró la chica.-

Lyds tenía razón. No podía rendirse, no con ella aquí.

—Estoy bien.-Repitió más alto para que el resto la escuchara.-

El juego se reanudó luego de eso, Lodge no volvió a tener un altercado así y aunque ahora su preocupación por salir lesionada de nuevo tenía un espacio presente en su mente, también sabía que no debía haber ningún impedimento para ganar esto.
Fue así como el partido transcurrió hasta agotarse en tiempo y sobrar los últimos minutos. El equipo iba a la cabeza por apenas un pelo, pero si algo había aprendido es que cualquier cosa podía pasar así que no debía bajar la guardia.
Fue entonces cuando sugirió aplicar la misma estrategia que al principio del juego, ser ella la que corriera directo a la portería.
Y así lo hizo. Si es que se lo preguntaban, fue un final bastante apegado al de las películas, pero eso no importó para nada. Porque cuando ella anotó y el partido se dio por terminado, cuando todos festejaron y saltaron, entonces ella pudo ir directo a Lydia y ser recibida con un gran abrazo.

Y justo esa cercanía fue la que valió la pena.



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