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No quería creer que estuviéramos allí

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No quería creer que estuviéramos allí. Pero por mucho que cerrase los ojos y negase con la cabeza fingiendo no estar presente, me encontraba sentada en el asiento del copiloto con mi tío al lado y mi falso novio en los asientos de atrás.

Llegamos a mi casa, llevaba mucho tiempo sin pasarme, pese a la insistencia de mi madre. Puede que los malos recuerdos me mantuvieran alejada.

——No me lo puedo creer.—— murmuró mi tío al ver que papá había contratado un aparcacoches, se suponía que a esta fiesta solo estarían invitados la familia y los amigos cercanos.
Me di cuenta de que yo no estaba a la altura de aquella fiesta, me había puesto un vestido de margaritas que me costó 20 euros, olvidé maquillarme y ni siquiera había conseguido alisarme el pelo completamente.

Me di cuenta de que yo no estaba a la altura de aquella fiesta, me había puesto un vestido de margaritas que me costó 20 euros, olvidé maquillarme y ni siquiera había conseguido alisarme el pelo completamente

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Los invitados (de los cuales no reconocí ni a un solo alma a primera vista) estaban desperdigados por el jardín, sin prestarnos atención.

——No puedo.—— físicamente era incapaz de moverme, me había quedado vegetal de forma instantánea.

——Tranquila.—— Alex me agarró la mano tratando de apoyarme. Pero no podía mentir, no si su cara delataba tantísima inseguridad. Él debía sentir lo mismo que yo al ver a toda aquella burguesía frívola, disfrutando de los entrantes, que servía gente como Alex cobrando una miseria.

——Amy, hola cielo.—— mi madre apareció con una copa de champagne tan pequeña que resultaba ridícula.
Era un maldito hada con aquel vestido morado pomposo y el sombrerito a juego.——Cariño, ¿qué te parece si vas a ponerte el vestido que te hemos comprado antes de saludar a los invitados?

——Hola, Isa.—— mi tío era el único que la llamaba así, incluso mi padre se dirigía a ella como "Isabel". Y es que siempre ha habido una relación muy peculiar entre ellos, eran amigos antes de que mis padres se conocieran y siempre estuvieron un poco colgados el uno del otro. Sin embargo, cuando llegó el momento de madurar y formar una familia, mi madre optó por el valor seguro y decidió casarse con el rey de las finanzas, no con el tipo que se dedicaba a vender pastillas sin efecto (y todo lo demás que ella ni se imaginaba).

——Roberto... ha pasado tanto tiempo.—— Alex y yo nos miramos incómodos al ver cómo brillaban los ojos de mi madre.—— Estás muy guapo.—— dicho esto, sacudió la cabeza y se fijó en que no estábamos solos.—— ¿Y tú eres...?

——Alex, el novio de su hija.—— dijo él adelantándose a nosotros.——Encantado de conocerla.

——No me trates de usted, no tengo cien años, aunque lo parezca.—— le miró de arriba a abajo un par de veces y se dio por satisfecha, aparentemente no necesitaba saber nada más sobre mi pareja. —— Tienes el vestido en tu habitación.

Asentí y me dispuse a subir las escaleras, de pronto vi cómo pasaba por delante una silueta muy familiar.

——¡Ana!—— me quité los tacones y subí la escalera corriendo. Escuché a mi madre suspirar avergonzada, pero no me importó.

——Mi niña, estás preciosa.—— Ana era quien me había criado realmente; por el mismo precio que limpiaba la casa, cocinaba, hacía la compra, lavaba la ropa y demás tareas titánicas.
Ella era mi referente en la vida, de hecho me había mudado a la misma ciudad en la que ella se crió, además me había enseñado todo lo que sabía sobre la vida de verdad.
Los años habían maltratado a Ana mucho más que a mi madre, ella estaba más arrugada y sus ojos cargaban con bolsas.

——¿Qué dices?¿No has visto la pinta que tiene la gente de ahí afuera?—— por mucho que me quisiera, debería estar ciega para no admitir que me daban mil vueltas.

——Solo están un poco más emperifollados, si tienes dinero es fácil hacer que te vean bien.—— como siempre, Ana tenía las palabras justas que necesitaba oír.——Pero tú también lo tienes, tú vestido te espera.

Sonreí y me dirigí hacia mí habitación antes de que nadie más me viera y dejase en ridículo a todo mi linaje.

——¿Este quién es?—— me di la vuelta para ver a Ana sujetando la muñeca de Alex con el ceño fruncido.

——Soy Alex, su novio.—— en realidad, la pregunta iba más dirigida hacia mí.

——¿Sí?—— nos miró a ambos. Sabía lo que venía a continuación, jamás había sido capaz de engañarla y aquella no iba a ser una excepción.——¿Cuál es su marca de coches favorita?

——Eh...—— Alex me miró nervioso.——Mercedes.—— nos había descubierto.

——Tú no eres su novio ¿me equivoco?—— se giró hacia mí y la contesté negando con la cabeza.—— Está chica no tiene ni idea de coches, deberías saberlo.

——Me está haciendo un favor, sabes que lo paso mal en estas cosas, pensé que no estar sola me ayudaría.—— Ana suspiró, ella me comprendía.

—— Ana suspiró, ella me comprendía

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El negocio familiarWo Geschichten leben. Entdecke jetzt