Nueva perspectiva

420 32 0
                                    

Capítulo ocho.

JOSTIN

–Dime Jostin, ¿Por qué estás aquí?

–La verdad no lo sé.

La mujer frente a mi hace una mueca y anota algo en las hojas que tiene frente a ella. Después de un segundo de silencio habla:

–Entonces ¿por qué viniste?

No contesto. ¿Por qué vine? Que buena pregunta; porque mi madre me obligó a hacerlo, créanme, no fue precisamente por elección.

Aún no estoy de acuerdo con venir al psicólogo, no lo creo necesario. Pero mis padres están empeñados en obligarme a hacerlo, después de semanas de negación tuve que aceptar, con la condición de venir solo.

Estoy cansado de pasar por todo esto, de no poder controlar estos malditos ataques de ansiedad.

Me diagnosticaron emocionalmente inestable y con trastorno de ansiedad antes de cumplir los quince, cuando mi hermana ya era un caso perdido. Desde entonces mi vida se resume a actuar de manera que todos acepten lo que hago, aunque a estas alturas realmente necesito estar en lo alto de la pirámide social del campus para sentir que realmente estoy en control.

He pasado años fingiendo ser lo que las personas quieren ver, siendo otra persona solo para convencer a los demás de que soy lo que quieren y sentirme bien con ello. Creo que ni mis padres saben quién soy realmente, a duras penas mi hermano ha visto algo real de mí. Además, soy de esos que tienen que mantener todo ordenado y limpio para no colapsar.

Por eso decidí enfocar mi energía en organizar el escritorio de Jennifer hace una semana. Si no veía eso un poco ordenado iba a empezar a gritar y a golpear cosas.

En conclusión; tengo un trastorno de ansiedad, soy perfeccionista, inseguro y, para colmo de males -aunque no sé exactamente si es un problema- soy freysexual*.

Es horrible algunas veces.

–Entonces, cuéntame sobre ti – vuelve a hablar la mujer. Es irritante a más no poder; llegue hace unos veinte minutos y desde entonces siento que estoy a prueba con cada acción, si respiro bien o no puede cambiarlo todo. Como si quisiera saber lo que pasa por mi cabeza, como si quisiera saber qué es lo que no quiero decir.

Nadie aparte de mi familia sabe de mis trastornos y es perfecto, nadie más tiene por qué saberlo, al menos hasta que encuentre la manera de manejarlo o de curarme. O en el peor de los casos, hasta el un día mis miedos se cumplan y me muera.

–Tengo diecisiete años, estoy en último año de preparatoria en Beiker. Vivo con mis padres John y Carly Miller y mis hermanos Jonas y Kelly...

–Si, pero no sobre eso – interrumpe, hace una pausa y mira las hojas que sostiene en una mano –. Quiero saber sobre tu trastorno, que sientes, cada cuanto tiempo los tienes, si hay algo que te ayude a calmarte. Ese tipo de cosas.

–No sé de qué habla. No tengo ningún problema – la corto, a pesar de ser psicóloga profesional y con especialidad en adolescentes (lo sé por qué lo dice bajo el nombre en su escritorio), parece no saber muy bien sobre lo incómodo y horrible que es hablar con otras personas sobre el trastorno que nadie sabe que tienes.

Sigue mirando mis movimientos detenidamente, y ¿qué más da? Se supone que no puede hablar de nada de esto con nadie. Eso no hace que quiera hablarle abiertamente de ellos, pero me da más tranquilidad al respecto.

–Escucha, Jostin, sé que no es fácil hablar sobre esto, tienes tus razones para desconfiar de mí y lo entiendo, es la primera vez que nos vemos y respeto tu decisión de no decir lo que te pasa, pero quiero ayudarte, déjame...

Entre Tu Y Yo  © [Completa ✔️]Where stories live. Discover now