Chantaje

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Capítulo diecisiete.

Encontrarlo a él no es exactamente lo que esperaba.

Tal vez solo esperaba que mi mejor amiga actuará como tal y no me abandonará en medio de la calle a las siete de la noche. Aunque debí saber que esto pasaría en el momento en que empezó a correr; esa debió ser mi razón para NO empezar a correr como estúpida detrás de ella.

Pero no. Por un minúsculo periodo de tiempo creí que podría hacerlo, que no estaría al borde de desmayarme en la calle y que podría correr como si fuera lo más normal del mundo para mí.

Otra vez, no.

Sigo siendo la persona menos atlética que ha pisado el planeta y lo seré hasta el día de mi muerte.

Han pasado alrededor de diez minutos desde que Jostin me ayudo a sentarme sobre los ladrillos de la acera. Diez minutos de silencio en los que intenté explicarme o justificar a Morgan por no volver por mí y, además, diez minutos en los que he intentado recuperar el aliento del todo.

La primera parte ya está hecha, no hay razón para que Morgan no volviera. De hecho, en este momento debería estar buscándome, digo, han pasado diez minutos y yo no aparezco, pero a ella le da igual.

La otra parte está controlada, más o menos. Mi respiración es constante al igual que mi corazón, ninguno de los dos me matará al menos por ahora.

Jostin no ha dicho nada desde que llegó y le agradezco mentalmente por ello. Por su postura sé que está nervioso, pasa sus manos una y otra vez por su cabello despeinándolo cada vez más y no ha parado de caminar.

Con cuidado me paro de los ladrillos y sacudo mis shorts. Jostin llega a mi lado sin decir nada, sólo me mira y en su mirada veo un brillo que reconozco cómo ¿Tensión? O... ¿Duda? No estoy muy segura de cuál de ellas es, pero presiento que sea lo que sea que viene no me va a gustar.

–¿Como te sientes? –es lo primero que dice. Supongo que encontrarme a punto de desmayarme no era lo que alguien esperaba.

–Bien – respondo seca.

–¿Quieres que te acompañe a algún lugar? – insiste.

Con la sonrisa más falsa de mi repertorio contesto: –No, estoy bien.

Empiezo a caminar hacia el lugar por donde Morgan desapareció en un intento de alejarme de él. Se que anoche cuando me escribió no respondí de la misma manera en que lo estoy haciendo ahora, pero en mi defensa tenía sueño y fue tierno de su parte haber preguntado cómo me encontraba.

La diferencia es que justo ahora no tengo ganas de hablar ni con él ni con nadie.

No soy la persona más social que existe, tengo amigos que puedo contar con los dedos de mi mano, pero las cosas que me pasan no pienso hablarlas con un extraño. Por mucho que quiera hablar con alguien.

Además, ¿Por qué le importaría a él todo lo que me pasa? Por entrometido, así de simple.

Antes de llegar a la esquina, alguien -ya sabemos quién- me toma del brazo para detenerme.

–¿Podemos hablar? – pregunta en el momento que mi cuerpo gira hacia él.

–¿Sobre qué? – me suelto de su agarre y como no responde agrego –: Debo irme, adiós.

Antes de poder dar la vuelta y empezar a caminar su voz resuena de nuevo, esta vez, más como una súplica.

–Por favor.

–Habla, tienes cinco minutos – declaro.

Su mirada vacila, pasa sus manos una y otra vez por su cabello mientras espero en silencio a que decida hablar.

Entre Tu Y Yo  © [Completa ✔️]Where stories live. Discover now