Cambiando apariencias

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Capítulo diez.

Jenny.

–Necesito encontrar algo que hacer – le digo a Morgan mientras busco algo de tomar. Llevamos toda la mañana hablando de películas y lo que paso ayer en el centro comercial con David. Después de un rato llegamos a la conclusión que debo buscar algún deporte o algo que hacer para disminuir mi estrés y distraerme de todo.

–¿Y qué vas a hacer? ¿Qué te parece una academia de baile?

–Disculpa, pero creo que te equivocaste de casa ¿Acaso no sabes lo pésima que soy para bailar?

–No seas estúpida. Claro que lo sé, sólo intentaba dar ideas – añade, robando parte de mi desayuno; sólo tengo un poco de fruta fría y un vaso de leche, también fría –. Además... ¿Qué más puedes hacer? ¿Inscribirte en el gimnasio?

Perfecto.

–¿Te dolió? - le digo en medio se risas lanzando un golpe a su cabeza, ella tuerce el rostro ya que no entiende nada de lo que he dicho y ahora robándole fruta de su plato, digo: –. Es la primera vez en el día que dices algo inteligente – hago una pausa y miro el reloj de la pared –. Y hasta ahora son las diez de la mañana, hoy será tu día.

–Muy graciosa. Ahora ve a vestirte o no llegaremos nunca al centro comercial y las ofertas son hasta las doce.

–¿Quieres recordarme por qué vamos al centro comercial? – pregunto recordando lo que pasó la ultima vez que estuve ahí, justo ayer.

–Porque hay ofertas. Muévete.

–Como digas – digo rodando los ojos y terminando mi leche de un solo trago.

Termino de comer mi fruta lo más rápido que puedo y subo las escaleras hacia a mi habitación para hacer lo posible por arreglarme para cumplir con el sueño de mi mejor amiga; ir el centro comercial un día de rebajas.

Cuando termino de vestirme tengo puesto un jean gastado y una sudadera gris con una calavera en medio.

Hoy, mañana y siempre será lo mejor que haré por mi aspecto físico. No soy fan de las faldas, los vestidos, las camisetas cortas ni los pantalones cortos o pegados así que; o es esto o es quedarme en la cama todo el día todos los días para no tener que enfrentarme a la sociedad y sus estúpidos estándares de belleza.

–¡¿Quieres moverte?! – escucho gritar a Morgan desde la sala, en donde juro por lo que sea, que está mirando uno de esos programas de acumuladores que tanto le gustan.

Algún día terminará siendo la protagonista de ese programa si no estoy yo para detenerla.

Acertaste, buena manera de empezar el día. Me recuerda mi conciencia en cuanto llego a la sala y, efectivamente, mi mejor amiga está en medio de uno de sus estúpidos programas.

–¡Aquí estoy! – respondo –. A veces eres insoportable, de verdad.

–Si, si, luego discutimos eso, ahora vámonos.

Y así me arrastra hasta la puerta de mi propia casa para tomar las llaves y salir camino a la parada del autobús. Sí, yo, Jennifer Palmer, con mi aspecto revuelto de emo o punk tengo que tomar el autobús para ir al centro comercial.

¿Porqué? Bueno, la respuesta es simple, demasiado, a decir verdad; en la familia Palmer sólo existen dos coches; uno es de papá y él otro de Conor, así que si quiero utilizar alguno de ellos primero necesito que alguien lo conduzca. Porqué sí, tampoco tengo licencia. Aunque pienso tenerla muy pronto.

–¿Qué es eso que tanto quieres comprar? Más vale que sea algo que sirva o yo misma te mataré – le advierto a Morgan en cuanto logramos subir al autobús y encontrar un lugar para esperar mientras llegamos.

Entre Tu Y Yo  © [Completa ✔️]Where stories live. Discover now