Pagando karma

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Capitulo cuarenta.

Dos meses después.

–Esto es una porquería – gruño, mirando la triste y abandonada lapida de mi hermano.

Por fin, luego de dos meses desde que Conor murió pude venir a verlo, bueno, venir al cementerio y ver su lapida.

En ella está escrito "Nos diste tu vida para que siguiéramos la nuestra, eres un héroe. Tu padre y hermanos." Cosa que yo escribí para contribuir en algo con relación a su funeral.

Lo extraño jodidamente, y el hecho de no haber podido estar en su funeral me irrita a un nivel que ni siquiera puedo explicar.

–Ya lo sé – responde Jostin a mi lado –. Tu padre no se atreve a venir jamás y Nick intenta recuperarse aún.

Para contextualizarlos de lo que ha pasado en estos últimos dos meses; Jostin y yo hemos salido un par de veces desde que deje el hospital, aun no camino del todo bien; hay una férula o como mierda se llame, cubriendo mi pierna y ando en muletas la mayor parte del tiempo desde que mi brazo está completamente sano.

Mi padre aparece cada vez menos por la casa y Nick está metido de cabeza en todo lo que puede con tal de no llevar su mente a pensamientos que le recuerden el accidente y todas las desgracias que le trajeron a esta familia.

Kate intentó hablar conmigo unas semanas después del accidente, pero me reúse a siquiera dejarla entrar a mi habitación. Y mis amigas, ellas han estado tan pendientes de mí, que realmente me pregunto si lo hacen por mi o por mi relación con Jostin.

Con Math, por otro lado, ha intentado normalizar las cosas entre los dos -yo he hecho mis intentos también, no crean que no- pero aún hay mucho, mucho en lo que trabajar.

Y Jostin ha estado acompañándome todo el tiempo, su pierna esta totalmente curada y no ha habido señales de vida de la encarnación del diablo en la vida de ninguno de los dos.

–Pon esas estúpidas flores ahí – le indico a Jostin, señalando la lápida –. Déjalas ya y vámonos, no puedo estar aquí mucho tiempo.

–Bien – asiente y hace lo que le digo.

Sin decir nada más salimos del cementerio en la camioneta de mi chico (lo sé, lo sé, suena infantil decirle así, pero es la primera vez que siento que de verdad tengo a alguien de esta manera, así que déjenme ser. Seré tan cursi como mi alma me lo permita)

–¿Estas bien? – pregunta después de un rato de absoluto silencio.

–Si.

Una de sus manos deja la palanca de cambios y cae sobre la mía para darle un cariñoso apretón.

–Iremos por unas hamburguesas antes de volver a tu casa – informa, como si no fuera la gran cosa.

–Si tú pagas – comento, ahora con una sonrisa –, yo me apunto.

Joder, es increíble como este tiempo juntos me ha vuelto tan blanda.

Nadie dice nada más, el silencio es llenado por la música que sale disparada por los parlantes de la camioneta y yo tamborileo con las uñas sobre la ventana con el ritmo. Unos minutos después estamos en el servicio Drive in del Mc Donald's más cercano.

–¿Qué van a pedir? – pregunta la voz del parlante.

–¿Qué quieres? – cuestiona entonces Jostin volviéndose hacia mí.

–Yo quiero una hamburguesa triple con queso – me recargo un poco en la silla de Jostin para decírselo al aparato –, una porción extra de papas y una Coca Cola.

Entre Tu Y Yo  © [Completa ✔️]Where stories live. Discover now