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Peter.
No puedo creer que Lali se pusiera celosa, aunque me gusta saber le pasas esas cosas porque está interesada en mí. No podía dejar que ella siguiera pensando que yo era capaz de tener a otra mujer viviendo bajo el mismo techo de ella.
Sin pensarlo. La tomé del brazo y la conduje hasta la recámara de Luz. Al entrar la pequeña corre emocionada hacia mí. Y no evita decir que no había venido a verla. Volteo a ver a Lali con una sonrisa y le digo:
— Lali te presento a Luz. La niña de mis ojos, o más bien. Mi amante. — digo arqueando una ceja.
La veo ponerse pálida y dar un paso hacia atrás. No pensé que decirle esto la pusiera de ese modo. De pronto veo como sus ojos se llenan de lágrimas y sale corriendo. Rápidamente bajo a Luz y le prometo que pronto vendré a verla. Salgo de la habitación y sigo a Lali. Al llegar a nuestro aposento la veo sentada en la cama y con la manos tapando su cara mientras la escucho llorar.
— Lali...
— ¡Déjame.....! Quiero estar sola. — pide sin ni siquiera verme.
— Tenemos que hablar.
— No.... No tenemos.... Me siento una completa idiota.... Soy una idiota.
— No digas eso. — me pongo de rodillas y le quito la mano de la cara para que me vea. — entiendo que pensaste mal, y yo tengo la culpa debí decirte de ella.
— Todo tu clan debe estar molesto.... ¡Oh Dios! No debí de decir lo que dije.... Ahora me deben odiar. Dije cosas que no debí haber dicho, tenía que haber hablado contigo, pero en vez de hacerlo, me hizo una tormenta en mi cabeza y cometí el peor error.
— Hermosa. — la tomo de las manos. — fui yo quien te debió decir lo que pasaba. Era natural que pensarás lo peor de mí. Con lo de Raquel y todo eso.
— Pero ni siquiera estuviste con ella.... Preferiste echarte la culpa tú y que pensara lo peor de ti, antes de que tu hermano saliera perjudicado. Aunque estoy molesta con él, por hacer lo que hizo, pero si él prometió no volver hacer lo que hizo, voy a estar tranquila.
— Confío que él no cometa una idiotez. Ahora que te parece si comenzamos de nuevo.
— No sé si podré quitarme de la cabeza la tontería que hice. Te debió dar gracia que yo estuviera celosa.
— Entonces si estabas celosa. — sonrió.
La veo sonrojarse. Me encanta cuando le pasa eso.
— No voy a negarlo. Me molestó pensar que tenías a otra mujer aquí....
— Te aseguro que nunca tendrás ese problema. Yo no soy la clase de hombre que tendrá a otra mujer viviendo en el mismo techo de mi mujer.
— Es que no pude evitar sentirme insegura.... Tú has estado actuando muy extraño conmigo... Y no comprendo la causa, yo no hice nada. Por eso no pude evitar pensar lo peor. Lo siento.
