Capítulo 54.

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Benjamín llegó a su clan y todas las personas lo miraron callados, él sabía muy bien que muchos lo odian, pero por miedo no se atrevían a pronunciar ninguna palabra

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Benjamín llegó a su clan y todas las personas lo miraron callados, él sabía muy bien que muchos lo odian, pero por miedo no se atrevían a pronunciar ninguna palabra. En eso estaba bien porque sabían muy bien, quién se atrevía a decirle algo, iba directo a la muerte. Solo él tenía el derecho en todo su clan.

Se quitó la ropa y decidió darse un baño. Se relajó y estaba seguro que Peter ya sabría que él estaba atrás de todo lo ocurrido, tenía que tener mucha preocupación, porque si a Peter se le daba por atacar a su clan nadie iba a lograr detenerlo y más cuándo él tiene varios aliados de algunos clanes. Eso no seria nada bueno, porque si llegara a pasar, el clan Lanzani terminaría haciendo suya sus tierras cuando él quería todo lo contrario. Saliendo del agua le hizo señas a Leonora para que lo secara. Ella se acercó y lo hizo, después le entregó su ropa nueva y él se cambió.

— Dime Leonora. — le tomó la mejilla para que lo mirara. — ¿tú te atreverías a traicionarme?

— No....señor. — dijo casi en susurro.

— Quisiera creerte, pero si tuvieras la oportunidad, serías capaz. — la soltó. — solo te advierto que si me entero de algo yo te mataré como lo hice con la zorra de tu hermana. — se sentó en la cama. — quiero que busques a Ricardo y le diga que venga a mi habitación. Quiero verlo.

Asistiendo ella salió rápidamente y se apoyó en la pared. Tenía el corazón acelerado, solo imaginar que él se diera cuenta que ella fue la que ayudó al hijo de su hermana a escapar le entraba miedo. Sabía que tenía que buscar la manera de salir de ese lugar, pero estaba atrapada siendo la favorita de Benjamín. Lo odiaba con toda su alma y deseaba que los Lanzani viniera y lo matarán para así acabar con la tortura. Secándose las lágrimas, comenzó a buscar a Ricardo hasta que lo encontró en las caballerizas.

— Señor Ricardo. — lo llamó.

Él giró y la miró con una sonrisa.

— Querido Leo, sabes que no tienes que llamarme señor. Yo no soy tu señor, solo dime: Ricardo. Por favor.

— Lo siento... Pasa que es muy difícil para mí.

— No te preocupes. ¿Deseas algo?

— Yo no, pero el señor Amadeo desea que lo vaya a ver a sus aposentos....

Ella notó como la cara de él se arrugó al escuchar el nombre de Benjamín.

— No sé porque sigo antes sus órdenes. — le escuchó decir, pero lo vio abrir los ojos al darse cuenta que lo dijo en voz alta. — Leonora...., Por favor no vayas a decir lo que....

— No sé preocupe. Entiendo lo que usted siente hacia ese hombre.... Yo.... Lo odio con todo mi ser.... Que aunque es malo, le deseo la muerte con todo mi corazón.

— Lo odias por lo que te hizo.

Ella apartó la mirada y una lágrima cayó de sus ojos.

— Yo no deseaba esta vida...... Mi hermana me sacó de un infierno para entrar al peor de todo y con el mismísimo diablo.... — no pudo evitar sollozar. Ricardo se acercó a ella y la abrazó.

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