Profesor Shipper. [Rubegetta]

T•R•E•I•N•T•A••Y••D•O•S

¡Mi Profesor Es Shipper!

"Estúpida Mala Suerte..."

-N. O.-

Doblas se encontraba en su habitación, una sonrisita tonta aún se encontraba en su rostro y no podía dejar de pensar en que tendría una cita con el castaño... Sí, había negado en mas de una ocasión que le gustaba, pero joder, de alguna forma había terminado enamorandose del chico, y aunque no le gustaba del todo la idea de comenzar algo con el castaño debido a que sus amigos seguro le molestarían con el tema por un largo tiempo, valdría la pena si se trataba de Samuel.

Ruben estaba feliz, demasiado, y sabía que sería difícil ocultarlo.

No pasó mucho tiempo para que recibiera un mensaje en el chat grupal con sus amigos, quienes preguntaban qué es lo que le había dicho Samuel.
Rubén fue breve, no quería tampoco hacer tan larga la situación para sus amigos.

Tan solo les dijo que De Luque lo había invitado a una cita.
Los amigos del chico le felicitaron, y parecían, incluso, que estaban mas emocionados que el propio Ruben, sus amigos eran unos completos idiotas, pero en cierto punto, de no haber sido por ellos, quizá jamás habría admitido sentir algo por el castaño.

Sí, la forma en la que lo habían ayudado no había sido la mejor... Pero si las cosas iban bien, reprogramaría su asesinato hasta nuevo aviso.

El peliblanco suspiró, para acto seguido sonreír... De Luque lo tenía completamente en otro mundo.

Raúl.- Espero que hayas ahorrado para la cena que me vas a invitar
Borja.- *Ríe* Espero que hayas ayudado en serio a Doblas para que puedas ganarte esa cena
Raúl.- El chico está más que preparado, ya te lo digo yo, tu psicólogo de confianza

Ambos se sonrieron mutuamente.
Se encontraban aún en el edifico escolar, habían tenido una reunión de profesores por lo que se habían quedado después de clases.

Raúl.- Iré a revisar que no dejé nada en el aula, adelantate si quieres
Borja.- Vale, no tardes

Borja se acercó al contrario y le depósito un beso rápido en los labios, para después Raúl caminar hacia el último salón en el que había impartido su última clase del día.

El profesor se detuvo un momento antes de abrir la puerta, pues le pareció escuchar algo.
Guardó silencio y, en efecto, se escuchaba a alguien llorando dentro.

Con lentitud abrió la puerta y ahí, sentado y recargado en la pared, se encontraba uno de sus alumnos.

Raúl.- Elyas...