Profesor Shipper. [Rubegetta]

C•I•N•C•U•E•N•T•A

¡Mi Profesor Es Shipper!

"Estúpidas Preocupaciones..."

-N. O.-

Ah, que bien se sentía salir con Samuel.
Besarlo.
Decirle que le quería...

Aunque tan solo lo hacía en su mente, porque Rubén Doblas era un lento de cojones...

El peliblanco había pasado su cita improvisada con el castaño pensando en qué decirle a Samuel, si tenía que ser más lindo o cómo demonios tenía que actuar con él ahora que eran una pareja.

Samuel, por su parte, no podía sentirse más feliz, era novio de Rubén Doblas y joder, le encantaba.

Aquella tarde, el par de chicos no habían hecho algo realmente especial, tan solo se habían divertido juntos y eso era mas que suficiente para ambos.

Samuel.- Te acompaño a tu casa
Rubén.- Gracias...

Ambos se sonrieron, para seguir caminando con sus manos aún entrelazadas.

Al llegar al hogar del peliblanco, Rubén abrió la puerta de su hogar, y al no ver a nadie cerca, se acercó a Samuel y depositó
un corto beso en sus labios.

Rubén.- G- Gracias por acompañarme, Samuel...
Samuel.- No es nada... Nos... Nos vemos mañana
Rubén.- Sí, hasta mañana...

El par de chicos se sonrieron y Samuel se dispuso a regresar a su hogar.

Rubén le miró alejarse con una sonrisa tonta en su rostro, al ya no verle más entró a casa.

Avisó a sus padres que había llegado y subió sin más a su habitación, cerró la puerta de la misma y se dejó caer en su cama... Que gran día había tenido.

Estaba feliz y no podía ocultarlo, sin embargo, ahora que no estaba con el castaño, recordó lo que mas le preocupaba... ¿Qué diría su padre?

Estúpidas Preocupaciones... Pensó, para después suspirar y mirar la pantalla de su móvil, dejando salir una sonrisa tonta al ver que tenía algunos mensajes de Samuel.

Samuel, por su parte, llegó a su hogar y subió a su habitación, comenzó a pensar y prepararse mentalmente para hablar con sus padres acerca de su relación con Rubén.

Dio una cuantas vueltas en la habitación, nervioso, pensando en qué les diría y cómo.

Dio un último suspiro y salió de la habitación, dirigiéndose a la sala, en donde estaban ambos adultos.

Samuel.- Mamá, papá... ¿Podemos hablar?

Ambos miraron a su hijo, curiosos.