Profesor Shipper. [Rubegetta]

T•R•E•I•N•T•A••Y••T•R•E•S

¡Mi Profesor Es Shipper!

"Estúpidos Pensamientos...".

-N. O.-

Rubén.- Eh... S- Samuel...
Guillermo.- Nosotros iremos a la cafetería, te esperamos allá

El chico se retiró de ahí a paso rápido, siendo seguido por sus demás amigos, mientras Rubén se quedaba detrás, maldiciendolo internamente por su manía de hablar de más.

Samuel.- Bueno... Sólo venía a pedirte tu número... Ya sabes, para ponernos de acuerdo para mañana...
Rubén.- A-ah... Sí, eh... Lo que escuchaste... Bueno...
Samuel.- No escuché nada...

¡Sé que lo escuchaste, joder! Pensó el peliblanco.

Rubén.- Oh, vale... Eh...
Samuel.- Bueno, eh... ¿Podrías... Pasarme tu numero de móvil?
Rubén.- Ah, sí... Seguro

Tras intercambiar números, De Luque habló.

Samuel.- Vas... A la cafetería ¿Cierto?

El peliblanco asintió.

Samuel.- Bueno, también voy para allá así que... Vamos

El par de chicos comenzó a caminar hacia la cafetería del lugar, con la incomodidad aún rodeando el ambiente.

Una vez llegaron, ambos chicos se despidieron para dirigirse cada uno con su grupo de amigos.

Guillermo.- Juro que fue sin querer...
Rubén.- Solo... No hablemos de ello ¿Vale?
Frank.- Tendréis una cita mañana, qué más da si sueltan una que otra indirecta hoy
Rubén.- N- No es así de simple ¿Vale? Es vergonzoso...
Alex.- Solo dile que te gusta y ya, hombre, tan complicado no puede ser
Miguel.- Es mas difícil de lo que parece, Alex, Rubén en realidad ya lo tiene más fácil porque Samuel lo ha invitado a una cita, pero declarse a alguien no es tan simple
Alex.- Si me gustara alguien, que lo dudo, tan solo se lo diría y ya, es mejor que andar con rodeos
Guillermo.- Ya quiero verte enamorado, para que veas que no es tan sencillo
Alex.- Ajá, lo que digan
Guillermo.- Como sea... ¿Te sientes listo para mañana, Rub?
Rubén.- ¿Bromeas? Estoy demasiado nervioso... ¿Y si no sale bien? ¿O se aburre...?
Miguel.- Tío, solo no pienses demasiado, dejate llevar y disfruta del momento
Rubén.- *Suspiro* Solo espero no arruinarlo...
Frank.- No lo harás, Rubén, todo saldrá bien

El peliblanco asintió, esperaba que así fuera.

Por otro lado, Samuel miraba a su amigo, Elyas.
El chico se veía bien, no parecía deprimido a simple vista, pero Samuel lo conocía y sabía que algo andaba mal con el de tez morena.