Una amiga como tú

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- ¿Y bien? - preguntó Clau, alzando una ceja y observándome con una sonrisilla maliciosa - ¿Tienes algo que contarme, señorita?
- ¿Yo? Llevamos toda la semana pegadas como lapas, ¿qué me podría quedar por contarte?
- Tienes razón. Con lo que he visto, tengo más que suficiente para sacar mis propias conclusiones. Pero te lo advierto, quiero ser la madrina de tu boda o hasta aquí ha llegado nuestra amistad.
- ¿De qué hablas?- me eché a reír - Tú y tus ocurrencias. ¡Estás loca!
- Villa es todo un caballero. Tienes mi visto bueno.

Sentí que se me subían los colores y agaché la cabeza. ¿Tanto se me había notado que me empezaba a gustar? En menos de un día. A mí, que era la chica formal y con los pies en el suelo.

- No te preocupes. A él se le nota más que a ti. Tú sabes mantener mejor las distancias. Pero, chica, por una vez en tu vida... ¡suéltate la melena!- me contestó Clau cuando le hablé de mis temores.- ¿A qué hora te recojo para volver a verlos en concierto?

- No creo que pueda este finde. Seguro que me toca cuidar de mis sobrinos. Mi hermana tenía una cena de trabajo.
- ¡Ni hablar!! - gritó mi amiga, consiguiendo que todo el vagón del metro levantara la cabeza para mirarnos - Lo siento, pero no. Con todo el dolor de mi corazón- dijo poniéndose solemne- Te cedo mi sitio. Yo me quedo con tus sobris hasta que vuelvas.
- Claro que no. ¿Y tus avances con Simón?
- ¿Avances? ¡Si me llama "hermanita"! ¿¡Qué avances?! Pero tú no puedes desaprovechar la ocasión.
- No quiero que piense que estoy desesperada o algo así.
- Una mujer como tú ya se sabe que nunca va a estar desesperada. Aunque el jueguito ese de esconderse para que él te busque, puede ser interesante para más adelante...
- ¿De qué jueguito hablas?- no entendía nada.

Pero habíamos llegado a mi parada y tuve que bajar.
- ¡Ponte sexy!! A las 20h estaré en tu casa como un clavo- me gritó con una sonrisa mientras se cerraban las puertas.

Y efectivamente, allí estaba ella. Siempre puntual y con su buen rollo. Ya conocía a los pequeños de la casa y se llevaban muy bien.
- ¿Estás segura de esto?- volví a preguntar mientras me recogía el pelo.
- No he estado tan segura de nada en la vida. Eres una diosa. Ve y cómetelo.

Le abracé.

- Ainsh... Si es que, aunque a veces seas tan bruta... Todo el mundo debería tener una amiga como tú.- le dije tan agradecida como nunca había estado en mi vida.

Al otro lado del banjoWhere stories live. Discover now