Cuando el amor se escapa

281 21 5
                                    

Nunca había deseado tanto que llegara el lunes para ir a trabajar. Eso me mantendría la cabeza ocupada. Pero no iba a ser tan fácil con Xavi al lado.
- ¿Cómo es que eres amiga de Morat?- comenzó su batería de preguntas.
- Los conocí antes de que alcanzaran éxito- respondí secamente.
- O sea que fuiste de las primeras personas que escuchó su música...
- ¿Podemos hablar de otra cosa, por favor?
Xavi me observó, extrañado por mi reacción.
- Tuviste algo con alguno de ellos y no funcionó ¿no? ¿Con quién? ¿Isaza o Villamil? Tiene que ser alguno de ellos.

Dejé lo que estaba haciendo y me fui. Necesitaba tomar el aire. Aproveché la hora de la comida para salir a un centro comercial que había en el mismo Polígono donde estaban los estudios. No estaba de humor para comer con el equipo.

- ¡Hey, mirad, es África!- oí una voz conocida.

NO-PODÍA-SER-VERDAD. Ellos otra vez. El que había hablado era Marto. Iba seguido por Isaza y Simón. Más lejos, Villa hablaba por teléfono.

- ¿Qué hace acá, Afri?- me preguntó Isaza.
- Necesitaba desconectar del trabajo- contesté.- ¿Y vosotros?
- Vinimos a comer. Nos hablaron de que en este lugar había diferentes establecimientos para almorzar.- explicó Simón.
- Muero por una hamburguesa- dijo Martín haciéndole ojitos al KFC.- Qué bueno... Comamos juntos, Afri.
- No tengo mucho tiempo...
- Hágale. No nos queda mucho para irnos. Déjenos disfrutar de usted- rogó Isaza.

- Claro que la extraño- le oí hablar a Villa. Estaba en videollamada- Espere que le presente a alguien.

Villa se volvió y me enfocó. La chica del otro lado del teléfono era guapísima. Morena y pecosa. Parecía una modelo. La saludé con la mano.

- Ella es Afri. Fue mi...
- Su primera fan- le interrumpí mostrando una sonrisa falsa. ¿Qué pretendía Villa? ¿Decirle que fui su novia? ¿Para que me odiara o se sintiera insegura? Aunque una mujer así, era imposible que se sintiera insegura. Vale, ese pensamiento había sido totalmente sexista, pero yo también tenía mis defectos.- Encantada de conocerte. Gabriela ¿no?
- Cuídemelo mientras está en España.- pidió.
- No te preocupes. Él es mayor y sabe cuidarse solo.
- Bueno, mi vida, vamos a almorzar que luego tenemos una sesión de fotos. Más tarde la llamo. Yo también la amo. - colgó.
- ¿Se puede saber qué pretendes? - le enfrenté.
- ¿Qué hice ahora?- se hizo el inocente.
- ¿Le ibas a decir que fui tu novia? ¿Estás loco o qué te pasa?
- Usted me dijo que prefería las cosas claras. ¿Qué problema hay?
- Pues que no, que eso no se le dice a otra chica estando lejos.
- Gaby confía en mí. No habría problema.
- Mira... Olvídalo. Haz lo que te plazca. Pero no me metas a mí por medio- dije recogiendo mis cosas- Que os vaya bien, chicos. Y que disfrutéis de la comida. A mí se me ha cerrado el estómago.

No lo soportaba. ¿Por qué me hacía sufrir de esa manera? ¿Estaba celosa? Vale ¿y qué si lo estaba? ¡Argh! Sentía ganas de gritar.
- ¿Comemos juntos?- me preguntó una voz - Juro cerrar mi bocaza y no volver a preguntar nada al respecto.

Era Xavi. Me traía un regalo.
- No tenías que haberte molestado, Xavi. Si soy yo, que estoy insoportable.
- Es un detalle muy simple. - rasgué el papel. Una caja de bombones. Mis favoritos- Dicen que el chocolate siempre ayuda.- me ofreció su brazo- ¿Vamos a comer?
- Gracias...

Xavi y yo nos sentamos en una mesa de un restaurante italiano. Xavi no cesaba en su parloteo. Hablaba de todo. Y yo, disimuladamente, miraba por si veía pasar a Morat, que me diese tiempo a esconderme detrás de la carta.

No tardaron mucho. Me agazapé detrás de la carta, pero Xavi la apartó y luego, todo sucedió muy rápido. Xavi me besó.
- ¿Qué haces?
- No has escuchado nada de lo que te he dicho. Sólo pensabas en esos tíos. Un clavo saca otro clavo.
- Pero es que yo no quiero liarme contigo para olvidar a nadie.
- Vaya, sí que eres directa.
- Perdona... No quise decir que no quiero contigo... No quiero con nadie. Sería mentirme a mí misma. Muchas gracias por intentar ayudarme de todas formas.

Aquella tarde de curro fue un no parar, algo que agradecí. La directora no paró de pedirme cosas, incluso al límite de mis funciones, pero lo preferí.

Esa noche, cuando nos acercábamos al coche de Xavi. Villa me salió al paso.
- ¿Podemos hablar?
- No- contesté continuando por mi camino.
- Afri...
- Te ha dicho que no, ¿no le has oído? - saltó Xavi.
Nos subimos al coche.
- Deberías escuchar lo que te tiene que decir, Afri. Es de personas abiertas al diálogo, empáticas- me recomendó Núria.
- Ni hablar. Ese tipo ya le ha hecho suficiente daño.- gruñó Xavi poniendo el vehículo en marcha.

Abrí la puerta y me bajé.
- Afri...
- Dime lo que tengas que decir y vete, por favor.
- ¿Podemos buscar un sitio lejos de mirones?

Le seguí hasta un rincón apenas iluminado. Allí me tendió una rosa blanca que había ocultado allí.
- ¿A qué viene esto? ¿Puedes dejarme en paz? Olvídame, Villa. Vete y olvídate de mí.
- No puedo- confesó.
- Me da igual si no puedes. Hazlo y no pretendas comprarme con flores- insistí, devolviéndole la rosa.

Entonces, él me sostuvo contra la pared del edificio. Iba a besarme.
- No, por favor, Villa, no...

Pero lo hizo y me dejé llevar por ese beso que tantas veces había recordado en sueños, pero sin los detalles. Mis manos acariciaron su pelo. Pinchaba un poquito. Fue un beso largo. Y bonito.
- Basta- pedí en un susurro, todavía con los ojos cerrados y el recuerdo del tacto de su boca sobre la mía- Por favor, basta... No le podemos hacer esto a Gabriela- le recordé.

Él se echó hacia atrás y se llevó las manos a la cabeza mientras se mordía el labio.
- Adiós, Villa. Es lo mejor- musité con la voz rota.
- Afri...- le oí nombrarme mientras me alejaba.

Al otro lado del banjoWhere stories live. Discover now