Enamórate de alguien más

316 28 1
                                    

~ JUAN PABLO VILLAMIL ~

Todavía no me creía que ella estuviera allí. De nuevo, en un coche con nosotros, viajando a cualquier parte.

Cinco años. Cinco años. Y la miraba entonces y el corazón se me expandía en el pecho.

Estaba preciosa. Se había cortado el pelo, que le cubría la frente. Seguía manteniendo esa mirada brillante que me enamoró.

Poco a poco, fui saliendo del estado de shock. Los chicos se quejaban a Pedro, nuestro mánager, que como siempre pretendía poner orden en nuestra vida.
- Muchachos, son las 2.30 de la madrugada. ¿Qué paseo quieren dar? Vamos al hotel a descansar. Les recuerdo que no están de vacaciones
Más quejas.
- No, hombre, usted no tiene ninguna empatía. Nos hemos encontrado con nuestra amiga. Es una señal. Nos quiere amargar la fiesta- hablé por fin.
- No, Juan Pablo, yo tenía fe en usted, que es el único con sentido de la responsabilidad- se quejó Pedro- Miren. Hagan lo que quieran. Mañana a las 10.00 los quiero preparados y bien despiertos, ¿listo? Y ahora me acercan al hotel, que uno sí ha venido a trabajar- cedió de mala gana.
- Nooo, Pedrito, pero no te enfades. Entienda. Que es sólo por hoy.- le explicó Monchito.

Se hizo el silencio, pero en cuanto Pedro se bajó, estallamos a reír.
- No os quiero meter en problemas- dijo Afri.
- ¡Qué va! Lo que sucede es que Pedrito a veces es demasiado... Intensito- le justficó Marto y volvimos a echarnos a reír.
- Bueno y... ¿a dónde vamos?- preguntó Afri inocentemente.

Nos miramos entre nosotros. La misma pregunta que me hizo cinco años atrás y que me habían inspirado una canción que salía en unos días como nuevo single.

- Yo quiero ir a ver las fuentes de colores. Me han dicho que es muy cool, con música- salvó Isaza la situación.
- Isa, son las 2.30 de la noche. El espectáculo de las fuentes es mucho más temprano- informó ella.- Podemos dejar el coche en un parking, cerca de Gracia. Y damos un paseo hasta el Triunfo. El barrio de Gracia es bohemio, vive mucha gente alternativa con vena artística.- explicó.
- ¿Tú vives por allá?- preguntó Marto.
- No, qué va, ya me gustaría. Pero vivo cerca de la Sagrada Familia, que no está mal tampoco.

Se le veía pletórica. Algo en ella había cambiado. Se le veía más segura de sí misma, más alegre. Me fijé en sus manos. Sus manos finas de dedos alargados. La miré y nuestras miradas se encontraron. Supe que me había descubierto estudiándola.

Nos dejamos guiar por ella por una ciudad mágica, llena de vida, incluso a esas horas. Afri se paraba en cada edificio para explicarnos algo de Gaudí o de la historia de Barcelona. Era un almacén de información.
- ¿Y cómo es que has acabado por Barcelona y has salido nuestro añorado Madrid?
- Buscándome la vida. El empleo que tenía allí no me motivaba, así que Álex me ofreció venirme con él.
- ¿Cómo sigue el bueno de Álex? - preguntó Moncho- Es un caso.
- Como sepa que estoy con vosotros...
- Quedamos otro día con él y te vienes- lo arregló Isaza.
- Si me permitís, voy a hacer una videollamada a Clau. Le encantará veros.

Tras hablar con su amiga, nos fuimos a tomar algo. Para cuando nos quisimos dar cuenta estaba amaneciendo.
- Barcelona es de amaneceres lentos- concluyó ella mientras contemplábamos la salida del sol.

Nos habíamos sentado en un banco de piedra de un parque enorme. Apoyé mis manos en el asiento y mi mano tocó la suya. Ella me miró y una corriente eléctrica me sacudió. Sonrió.
- ¿Cómo estás? - me susurró, pegándose a mí hasta darme un pequeño empujoncito.
- Bien. Y después de verla mucho mejor- dije.

"¡Juan Pablo! ¿En qué estás pensando? Tienes novia. No puedes andar coqueteando con tus ex", me dije. Pero Afri era mucho más que una ex. Fue la relación más pura y auténtica que he tenido. La única que hubo que cortar por razones que se le escapaban al corazón. Y al volver a verla, no podía negar que me pasaban cosas, aunque no quisiera admitírmelo.

Lo peor era que lo había pasado bien, a pesar del cansancio. Afri seguía siendo para mí una caja de sorpresas, un misterio y una caricia al alma.
- Ha sido un placer el haber vuelto a coincidir.- contestó con secillez.

- Oiga Afri, ¿y está saliendo con alguien?- preguntó Simón, cortando esa extraña tensión que nos seguía uniendo más allá del tiempo y la distancia.
- ¡No!- se levantó para poder ver a Monchi- Estoy dedicada a mi trabajo. No tengo tiempo para otras cosas.

Ella no preguntó. Imaginé que sabría los detalles por el bailarín. Esperaba que no le hubiese contado el interrogatorio al que le sometí sobre ella la última vez que estuvo en Colombia. Quizás, incluso estuvieran juntos. Llevaban varios años conviviendo...

Afri nos acompañó al coche y nos guió hasta el hotel.
- Todavía os quedan unas horas para descansar.
- Pregúntele cuando le volvemos a ver- le susurré a Marto.
- Ah ¿y yo por qué? Si soy el que menos la conoce...- se quejó el otro.
- Por favor...
- Estaría bien verte otro día- soltó en voz alta.
- Nosotros pasaremos todavía unos días por Barcelona. Después iremos a Madrid unos días de descanso antes de volver a grabar el disco a L.A- explicó Isaza
- Claro. Lo habláis con Álex.- se desentendió- Ha sido divertido volver a pasar una noche loca con vosotros. No sabía que las había echado tanto en falta.

Nos besó a cada uno en la mejilla y se marchó tras el espectáculo de colores que nos brindaba el cielo barcelonés.

- ¿Qué le pasa??- me abofeteó Simón
- ¡Ay! ¿Por qué ha hecho eso?- me quejé, palpando mi mejilla golpeada.
- Recuerde que tiene novia.
- No hace falta que me lo recuerde. Sé perfectamente cómo es mi vida.
- Todos nos hemos dado cuenta de cómo la mira. Díganselo ustedes. Eso ya pasó. A Gaby la conocemos desde niños. Sólo le pido, le ruego, que no le haga daño.
- Ve cosas donde no las hay- mentí, sabiendo que tenía razón- Si no quisiera a Gaby, no estaría con ella. Puede quedarse tranquilo. Y métase en sus asuntos.

Aquellas últimas palabras sacudieron aún más a Simón, pero Isaza, siempre pacificador, entró en medio de nuestra discusión

- Estamos todos muy cansados. Ha sido una noche con muchas emociones. Vayamos a dormir y dentro de unas horas lo veremos todo de otro color. ¡Qué anden, dije!- nos espoleó ante nuestra pasividad.

Compartía habitación con Isaza. Los cuatro éramos amigos desde niños, pero con Isaza siempre me había entendido mejor. También a nivel musical.

Nos tumbamos en las camas para dormir un par de horas. Pero yo no pude hacerlo. No podía borrar de mi mente ni de mi cuerpo su rostro, su risa, el roce de su piel... Despertaba en mí sentimientos que creía enterrados. Y por otro lado, sabía que Monchi estaba en lo cierto: no podía hacer daño a Gabriela. Antes que pareja, habíamos sido amigos y no me perdonaría destrozar una relación de tantos años. ¡Me enfadaba conmigo mismo! Qué impotencia. Ojalá Afri se enamorara de alguien para, al menos, poder "odiarla" por preferir a otro.

- No puede dormir ¿cierto?- Isaza me miraba con los brazos detrás de la cabeza. Negué sin decir palabra- Aproveche todo lo que está sintiendo para componer.- me dijo con ironía.
- No estoy de humor para bromas.- me quejé.
Él se incorporó.
- Se lo digo en serio. Sáquelo. Ya que piensa que ninguno de nosotros lo entenderíamos. Sáqueselo de dentro y haga una canción. Quizás le sirva para liberarse, para poner orden en su corazón.

Isaza era el más sabio de los cuatro. Y me conocía bien. Simón y yo teníamos la fama de aplicados porque Isaza y Martín eran el despiste hecho persona. Pero Isaza siempre pasaba las palabras, las vivencias... todo, por el filtro del corazón.

- ¿Le importa que prenda una luz?- pregunté, haciendo caso a su consejo.
- No. Estoy lo bastante cansado para dormir aunque brillen mil soles- dijo, dándose la vuelta en la cama.

Cogí papel y boli. Empecé a escribir:

Para variar por fin hoy pienso en mí
Aunque quiera tenerte
Pero no soy tan fuerte,
Para superarte

Al otro lado del banjoWhere stories live. Discover now