Yo no merezco volver

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Los días que siguieron no fueron fáciles. No podía quitármelo de la cabeza. Pensé mucho en lo que sentía, en el porqué de mi rabia.

El día que Isaza llamó a Álex para despedirse, le escuché discutir por salir en mi defensa.
- Vale, Álex- le pedí entrando en su habitación con suavidad- Estoy bien. De verdad. ¿Puedo hablar con Isaza?- me pasó su móvil- Hola ¿Isaza? Soy Afri.
- Afri... No sé que pasó exactamente entre ustedes la otra noche. Me figuraba que esto no acabaría bien... Hablaré con Villamil.
- No te preocupes, Isaza. Todo quedó claro entre nosotros. Sólo quiero despedirme de vosotros. Me hubiese gustado hacerlo de otra manera, pero...
- Nos podemos ver. Álex, usted y yo.
- Mejor no.
- ¿Qué le hizo?
- Isa... Eso es cosa de nosotros dos. Vosotros sois amigos. Debes apoyarle a él. Os deseo mucha suerte. Gracias por ser mi amigo también.

Para mí, aquellas palabras simbolizaban un final. Un cierre. Morat pasaba a ser historia.

Si Villa me dejaba... Pero estaba poco dispuesto.

Aquel día hice limpia y tiré todas las fotos que aún conservaba. Cuando bajé la basura, un pedazo de fotografía en la que salía dándole un beso a Villa en la mejilla, se escapó volando a causa del viento.
- Qué lástima que se deshaga de recuerdos tan bonitos- ahí estaba de nuevo. Se guardó la foto en el bolsillo.
- ¿Qué haces aquí otra vez?- me puse a la defensiva- Por favor, deja de perseguirme.
- No te preocupes. Mañana nos vamos a Madrid y no volverás a verme más si es lo que quieres.
- Sí, es lo que quiero.
- No quería irme sin pedirle perdón por todo lo que dije e hice estos días. No sé qué me pasó. Supongo que soy un imbécil.
- Supones muy bien- le confirmé.
- Le aseguro que no quería hacerle daño. Creí que eras cosa del pasado, pero la realidad es que no he podido olvidarla- iba a contestarle con otra descortesía, pero no me dejó hablar- Lo sé. Sé que está cansada de mí, que hasta ahora no he sabido qué quiero realmente. Que no quiere saber nada de mí y lo comprendo. Y sin embargo, no quiero marcharme sin que sepa que la admiro y que ojalá hubiera aprovechado mejor este encuentro para ser... su amigo. Te deseo todo lo mejor para tu vida. Y tengo el coraje de pedirte que, si un día me quiso, no me guarde rencor.

Se le humedecieron los ojos. Y mi dureza tenía unos límites. Le abracé. Sentí su abrazo derrotado. No podía soportarlo. No porque fuera él. No lo podría soportar en nadie.
- Juan Pablo Villamil Cortés, escúcheme bien. Todo va a estar bien. Quizás necesitemos más tiempo. Quizás no nos prestamos la suficiente atención porque dolía demasiado y las heridas mal curadas, tarde o temprano, vuelven a abrirse. No te guardo ningún rencor ¿vale? Incluso entiendo todo lo que ha pasado estos días. Yo también he estado muy confusa.
- Ojalá las circunstancias hubiesen sido diferentes.
- No pienses eso. Las circunstancias han sido las mejores para vivir lo que debíamos vivir. - dije- Tal vez, en otra vida, lleguemos a entendernos- bromeé mientras me separaba.

Soltó una risita.

- Entonces, ¿me perdona?
- Sí. Olvida, Villa, y disfruta de tu vida. No mires hacia atrás.

Le besé en la frente y me alejé envuelta en mil lágrimas, pero sabiendo que había hecho lo correcto.

Al otro lado del banjoحيث تعيش القصص. اكتشف الآن