Nunca te olvidé

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DEDICADO A L@S MENORES VÍCTIMAS:
"🇨🇴 Hoy 9 de abril día Nacional de la memoria y solidaridad con las víctimas del conflicto, los niños, niñas y adolescentes que sufrimos o hemos sufrido los impactos del conflicto, como somos sujetos de reparación integral exigimos que los principios constitucionales de Verdad, Justicia, Reparacion y No Repeticion sean una garantía para la dignificación de nuestra vida." - Benposta.
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Villamil no se separó de mí durante los días que permanecimos en el hospital. El sentimiento que sentía por él llegó a extremos que nunca había imaginado. No sólo estaba enamorada. Me estaba demostrando que era el tipo de persona que se la jugaba, que estaba también en los malos momentos, aunque su vida quedara paralizada sin saber hasta cuándo. Y es gracias a él que esos días no fueron tan duros. Los recuerdo incluso con cierta luz.

Por las mañanas era él quien se encargaba de refrescar y asear al niño.
- Usted, vaya a dar una vuelta. Esto es cosa de hombres- bromeaba. Le hubiera comido la boca allí mismo. Era lo más tierno que podía existir.

Algunas noches, me despertaba sobresaltada en la sala de espera. Villa dormía a mi lado y su mano agarraba la mía con suavidad. Me infundía coraje tenerlo allí. Sabía que me sostendría si el desenlace era fatal.

Villa me contó cosas suyas, de su vida, de sus miedos y de sus deseos más profundos que nada tenían que ver con el éxito y la música.
- Me encantaría ser papá- me confesó una noche mientras cenábamos en la cafetería del hospital- No ahora, pero más adelante.
- No lo sabía. Estoy segura de que serás un padre excelente. Tienes buena mano con los niños.
- ¿Y a ti? No hay ser muy listo para ver que te gustan, pero un día me dijiste que no necesitas estar en pareja. ¿Eso significa que no quieres ser madre? ¿Quieres ser madre soltera?
- Lo que te dije es cierto. No es el mayor deseo de mi vida ni casarme ni tener criaturas. Tal vez sea por llevar la contraria a esa falsa idea de que las mujeres sólo estamos completas cuando engendramos. Me da muchísima rabia. Pero... Querría formar una familia... Si es con la persona adecuada.- me sinceré- Y cuando veo a estos críos... Tampoco descarto adoptar, acoger... Para mí ser madre no está ligado a lo biológico. Hay tantos niños sin padres... Sin cariño ni amor...
- Siempre me sorprenden tus respuestas... Eso me gusta. En serio.

Le miré pensando que bromeaba, pero supe que no lo hacía.
- ¿Qué te condujo a buscar a Manuel por las calles de noche? ¿No tuvo miedo?- preguntó después.
- Muchísimo. Pero me venían todo el rato unas palabras que me dijo uno de los educadores cuando estuvimos debatiendo qué hacer. Dijo... Dijo que lo mejor que le podía pasar era morir antes de que sufriera más, que para estos niños no existía la plena reinserción. ¡Qué no existía la reinserción para un niño!! ¡Venga ya! Y desde ese momento, supe que no cesaría en mi empeño. Pero no sabía cómo hacerlo. Todo el mundo parecía muerto de miedo por hacer algo. Igual fui demasiado temeraria... Lo que es la ignorancia... Una noche, mientras daba un paseo por los jardines de Benposta, atisbé a Wendy escapando por uno de los muros más bajos, colocando unas piedras para auparse y subir. Ella me dio la idea. Se ve con un chico de fuera.- aclaré- Y es lo que hice durante tres noches, hasta que encontré a Manuel.
- Eres increíble. Y realmente temeraria y una cabezota. Ese niño te debe la vida.
- Yo se la debo a todos ellos. Al llegar aquí me cure ¿sabes? De mi egoísmo, el materialismo, la vanidad. Cosieron todas mis partes rotas.

Otro día, caminábamos por los pasillos del hospital por no estar siempre sentados. Yo acababa de hablar con Álex por teléfono y él con Pedro. Le había prometido que le enviaría sus solos para añadirlos en la grabación del disco, por lo que imaginé que al día siguiente tendría que desplazarse al estudio para grabar.
- ¿Te puedo decir algo?- preguntó al cabo de un rato.
- Suéltalo- respondí.
- Nunca había sentido tantos celos por alguien como por Álex.- rió bajito.
- ¿Por Álex? ¿Por qué? Si Álex...
- Envidiaba la relación que teníais... De hecho, todavía la envidio un poco. Y llegué a pensar que estabáis saliendo.
- Eso sería imposible- dije sin dar explicaciones. No era cosa mía sacarlo del armario.
- Lo sé. Sé que es gay, pero antes no lo sabía... Y cómo es tan atractivo, fibroso, simpático, divertido... Se llevan tan bien...
- Aunque Álex no fuera gay. No somos compatibles. Pero ¿cómo lo sabes? Él no suele decirlo.
- Me lo dijo Marto al tiempo. Un día que supo de mis patéticos celos. En aquella ocasión que fuimos a bailar en Barcelona debió verle con otro tipo... Usted sabe...
- Liándose. Sí. Álex me lo contó al día siguiente.

Eché una risita al imaginar a Villa, un chico que tiene todo lo que se puede desear, celoso de Álex. En el fondo, me halagaba.

Seguimos hablando de aquella temporada oscura de nuestra vida. Ambos actuamos mal porque pensamos cosas que no eran, nos sentíamos nerviosos y confundidos.

- ¿Son la familia de Manuel Rivas?- nos preguntó de pronto un enfermero. Asentimos- Acaba de despertar. Está estable y lo vamos a subir a planta.

Villa y yo nos abrazamos, felices y corrimos a la UCI. Manuel nos saludó débilmente a través del cristal.
- Suban a la habitación. Ahora mismo, trasladaremos al niño.- nos informó el personal sanitario.

- ¡Manuel!!- le saludé cuando lo vi, llenándole de besos. Estaba demasiado débil todavía como para quejarse de mi efusividad.
- ¡Qué bueno verlo, campeón! - le dijo Villa.
- ¿Son los papás?- nos preguntó la camillera.
- ¡No!- exclamamos a la vez- Él/ Ella y yo no...
- Ah, pensé que eran pareja... Como siempre los veo a los dos por los pasillos. Disculpen el error.- se explicó la celadora.
- No tiene importancia- le tranquilizó Villa con una sonrisa.

Nos dejaron a solas con Manuel.
- ¿Cómo estás? ¿Cómo te encuentras?
- Tengo frío
Le eché la manta por encima y le abrigué bien.
- No vamos a permitir que pase frío nunca más.
- ¿Qué pasó con el Negro y el Sicario?
- La policía los detuvo. Estarán en la cárcel muchos años, así que no se tendrá que volver a preocupar por ellos- informó Villa.

Acompañamos a Manuel hasta que se quedó dormido.
- Voy a llamar a Benposta para avisarles de que ha despertado.- dije y salí al pasillo.

Cuando volví a entrar, Villa se había quedado roque en la silla. Pobrecito, estaba agotado. Yo también lo estaba, pero pesaba más la felicidad de que Manuel estuviera fuera de peligro. Abrí el armario y saqué otra manta con la que tapar a Villa. Parecía un angelito barbudo. Me aproximé un poquito y le besé cerquita de la boca.

Sabía que él me estaba esperando. Esperaba cualquier señal por mi parte para saber qué paso sería el siguiente. Había llegado el momento de tomar la iniciativa. Ya no tenía dudas. Era él. Nunca le había olvidado. Le elegiría siempre. Entre miles.

Al otro lado del banjoWhere stories live. Discover now