(( C · 09 ))

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Majora levantó un brazo, indicándole a Ocarina que retrocediera. A este no le gustó tener que ser protegido de esa forma, pero en parte lo trataba de comprender ya que, bueno, no iba armado. Atacar con las manos vacías sería demasiada imprudencia, incluso para un chaval como él.

La chica dio un par de pasos hacia adelante, extendiendo una mano.

— No es necesario ni que me la des, puedes tratar de golpearme con tu espada si quieres —el otro comenzó a estar cada vez más confundido— no estoy aquí físicamente, todo esto es a base de, bueno, mi magia, digamos.

— ¿Eres capaz de hacerte presente en otro lugar sin... estar ahí realmente? —Majora realmente no tenía idea alguna de lo que estaba diciendo.

Pero la otra asintió, así que pareció haber dicho lo correcto. Más o menos.

— He intentado comunicarme con otras reencarnaciones, tanto del héroe como de la diosa Hylia —hizo una pausa, suspirando— pero parece ser que hay una fuerza mayor que la mía impidiéndome que lo haga.

"Sekai" pensó Ocarina, y probablemente también Majora.

Zelda juntó ambas manos, entrelazando los dedos. Agachó un poco la cabeza con expresión melancólica, cerrando ambos ojos.

— He aparecido aquí para pediros un único favor —levantó la mirada, frunciendo el ceño— a cambio de esto.

Sacó lo que parecía ser... no, era una llave. La estaba sujetando con ambas manos y había hecho que apareciera así como si nada. A ambos les recordaba a ciertos templos que en su día, tuvieron que investigar.

— No hay absolutamente ninguna llave por aquí, quien sea quien os encerrase, no tenía intención de dejaros salir, solamente ganar tiempo.

Majora apretó los dientes, pero por lo poco que sabía de Sekai, no le sorprendía que hubiera jugado sucio en aquel momento.

Zelda les lanzó el objeto, siendo Majora quien lo atrapó, aún sujetando el arma con la otra mano.

Ocarina le apartó, pero sin brusquedad alguna.

— ¿Qué quieres a cambio? —le preguntó— espero que no sea nada material, ya que no tenemos intención de darte la Espada Maestra... o bueno, una de las mil y pico que hay. Supongo.

La rubia sonrió, pero aquella tristeza se mantenía presente en su rostro. Y ninguno de los dos podía deducir el por qué, quizás simplemente fuera sensible y la situación le afectase. Imposible confirmar nada.

— No matéis a ninguna reencarnación.

Ocarina abrió los ojos como platos. Jamás había tratado de atacar a alguien de su misma especie, siempre había peleado con criaturas que mucho cariño no les agarrabas. Pero...

¿Por qué matarían a otra sacerdotisa o a otro héroe? ¿Qué motivos tendrían para ello?

— ¿A qué viene esa promesa? —intervino quien iba armado, arqueando una ceja con desconfianza— al fin y al cabo, da igual lo que hagamos, la Ocarina del Tiempo lo devolverá todo a la normalidad de nuevo.

La sonrisa que Zelda traída desapareció, seguido de una mueca de no estar de humor para bromas.

— No. No todo seguirá igual.

Majora frunció el ceño, apretando el mango de la espada y tendiéndole la llave al otro.

— En su mayoría, sí —hizo una pausa, inclinándose levemente hacia ellos— pero hay cosas que no cambiarán, como por ejemplo: la muerte.

❛ Accident ❜ )) The Legend of Zelda [ AU ]Where stories live. Discover now