(( C · 24 ))

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— ¿Qué piensas hacer con eso? —preguntó Grahim, señalando el instrumento que la rubia traía entre manos— yo que tú lo tiraría por ahí, no es más que un estorbo.

Sekai frunció el ceño, negando con la cabeza.

— Lo guardaré, quizás nos... pueda dar pistas... sobre algo... —murmuró, sin estar muy convencida de lo que estaba diciendo.

El otro arqueó una ceja a la vez que dibujaba una sonrisa un tanto bastante pícara en su rostro. No era humano, seguramente no les pudiera entender en cuanto a cómo funcionaba su psicología, pero sabía lo básico para no terminar siendo él el engañado.

— Quizás te interesaría encontrar esos... "umbrales del juicio" que mencionó la sierva de la Diosa —comentó, acercándose un poco a ella— al fin y al cabo, todos los demás estarán allí, por lo tanto, ese poder al que llamas "Trifuerza" se encontrará con ellos.

La rubia ladeó la cabeza.

— ¿Quieres decir a pesar del engaño de la Diosa Hylia, la Trifuerza está en este lugar?

Grahim asintió, apoyando una mano en el hombro izquierdo de la chica y la otra en su propia cadera, manteniendo aún la misma expresión pícara de antes.

— La Diosa parecía tener el poder suficiente para engañarte de esa forma —Sekai se encogió con algo de vergüenza, suspirando— pero para ello debió utilizar ella misma ese poder... antes de dividirlo de nuevo.

La otra dio un respingo.

— ¿"De nuevo"?

— Claro mujer, llevas tres años hablándome de la línea temporal y de cómo mi amo y señor fue derrotado por ese mísero mortal —se teletransportó delante suya, haciendo que casi pegase un brinco por el sobresalto— entiendo tu frustración mejor que nadie, por eso mismo te quiero ayudar. ¿No piensas devolverme el favor?

Ella entrecerró los ojos, se sentía incómoda, lo que le demostraba que no debía fiarse de él.

— Tú quieres revivir al Heraldo y yo quiero formar parte de este mundo... no son deseos fáciles de cumplir, pero creo que hay una forma de hacerlo rápido sin ninguno de tus extraños rituales como el que intentaste hacer con la reencarnación mortal de Hylia.

Grahim se hizo el ofendido.

— Perdona que te lo recuerde, pero ese ritual salió perfectamente. ¡Fue en el final cuando el condenado elegido de la Diosa se metió dónde no le llamaban!

Sekai no replicó nada ante aquella afirmación, limitándose a comenzar a andar.

— He detectado la presencia de otra sacerdotisa en el lugar —mencionó— se encuentra con el Héroe del Crepúsculo y el Héroe de Lo Salvaje. Debo evitar que salga de esa habitación en concreto antes de que Fay y todos los demás lleguen ahí.

El chico arqueó una ceja, sin comprender mucho de lo que decía.

— ¿Puedo preguntar por qué?

— Sí —respondió— para que esos "juicios" de los que el espíritu de la espada hablaba se cumplan, deben estar todas las reencarnaciones juntas, pero supongo que debido al estado de la propia arma, esa tal Fay no puede rastrearlos.

— ¿Sugieres que nosotros hagamos esa parte del trabajo?

La rubia sonrió, cruzándose de brazos.

— Es la única forma de encontrar la Trifuerza y así expulsar a Hylia de su cuerpo mortal —le miró fijamente, con el ceño fruncido esta vez— solo así podrás recuperar a la primera reencarnación y por ende, resucitar al Heraldo y todo eso.

❛ Accident ❜ )) The Legend of Zelda [ AU ]Where stories live. Discover now