CAPÍTULO 3

571 60 0
                                    

POV YOONGI

Habían pasado seis años, puede que algo más, desde que me fui de mi pueblo natal para perseguir el sueño que tenía en aquel entonces. Quise montar una empresa, ser exitoso, ni siquiera era un sueño fijo. Siempre fui una persona sencilla, no quería mucho más aparte de ser feliz, pero también fui un necio que hizo caso de las palabras de su padre. Mi padre siempre había querido lo mejor para mí, yo lo sabía, el hombre era bueno; y cuando, después de hablarlo por un tiempo, me ofreció la oportunidad de transferirme a una ciudad donde especializar mis estudios directamente y convertirme en alguien de éxito, acepté casi sin pensarlo. Estaba convencido de que eso iba a llevarme por el buen camino. Yo quería asegurar mi futuro, y sabía que en ese pueblo no podría llegar muy lejos, así que hice mis maletas y me fui, sin mirar atrás, a la ciudad más lejana del pueblo.

Por un largo tiempo, no me arrepentí de aquella decisión. Pero me acabé dando cuenta de que en aquel pueblo en el que prácticamente no había nada de valor, me había dejado lo más importante. Yo tenía una pareja predestinada, y la abandoné sin decir nada. Tras algo más de un año fuera, me di cuenta de que mi alfa no iba a superar la falta de su omega. Pero incluso así, yo seguía seguro de que era la mejor opción que pude tomar.

«Es mejor formar tu futuro y luego una familia», es lo que me decía constantemente, convenciéndome a mí mismo. De esa manera, logré forjar mi propia compañía.

Me lo planteé múltiples veces antes de tomar la decisión definitiva. Jimin, mi omega, mi pareja destinada, él era todo un mundo para mí, lo amaba, estaba completamente seguro de ello. Ambos nos habíamos vuelto inseparables con el tiempo, éramos incapaces de estar sin tocarnos, sin darnos pequeñas muestras de amor, algo bastante típico en una pareja predestinada. Sin embargo, yo sentía esa constante dependencia de Jimin sobre mí, notaba cómo lentamente el peso de su vida se colgaba de mí. No era un chico problemático ni mucho menos, era un buen chico, siempre modesto y pensando en los demás, rara fue la vez que llegamos a discutir en serio. Más que eso era el hecho de que necesitaba mucha de mi atención, y yo necesitaba todo el tiempo posible para concentrarme en mis estudios y mis futuros planes, para llevarlo a cabo cuanto antes y ser un poco más libre del peso que imponía la sociedad sobre temas laborales. Y aunque pudiera hablarlo con Jimin gracias a su personalidad comprensiva, sé que él me habría seguido, sin saber aún qué hacer con su vida, y que al final, de una forma u otra, habría acabado llamando mi atención, incluso si intentaba no hacerlo. Porque él simplemente era así, sin darse cuenta, Jimin era mimoso y clamaba siempre por algo más de atención.

Mi alfa nunca aceptó la separación, la decisión que tomé. Es por ello que estuve durante tantos años con un peso sobre los hombros. Después de seis años, con mis estudios más que finalizados y mi empresa estable, podía alejarme con tranquilidad, dejando a mi segundo al cargo al mando de todo, y dedicándome solo al papeleo importante en casa. Por ello decidí que era hora, había llegado el momento de volver al pueblo y saldar cuentas, de quitarme ese peso de encima y respirar por fin libremente, sin sentir un peso aplastando mis pulmones.

Cuando llegué al pueblo lo primero que hice fue ir a la que era mi casa de joven. Había hablado con mis padres por teléfono, pero no nos habíamos visto a duras penas en esos seis años, de hecho, solía ver más a mi padre, por lo que lo primero que debía hacer era darles una sorpresa. Toqué la puerta de aquella casa, casi me sentí nervioso, a pesar de que era la casa de mis padres y mi segunda casa. La puerta se abrió, dejándome ver a mi madre, que estaba sorprendida y contenta por verme allí. No tardó mucho en atraerme al interior de la casa, dándome un fuerte abrazo maternal. Reí ante la lluvia de besos en mi rostro. Por lo que podía ver, siempre sería el pequeño niño de mamá.

—¿Y papá? —pregunté al no notar su presencia en casa, apenas olía a él. Fruncí el ceño. ¿Qué me había perdido?

Mi madre me explicó que mi padre y ella habían dejado de entenderse después de que me fuera, y que esa situación no tardó en empeorar. Me aseguró que no pasaba nada entre ellos, que simplemente habían decidido tomar distintos caminos, como personas adultas, sin necesidad de firmar papeles de por medio o de involucrar a nadie más. Fue un golpe duro. Yo amaba a mis dos padres, y aunque ahora entendía por qué nunca venían a verme juntos, habría estado bien enterarme antes.

Destined Couple 「YoonMin」Where stories live. Discover now