Capítulo 47 🎻

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  —Lo nuestro son los domingos—dijo León en una esquina después de dar unas vueltas por la ciudad desierta.

  Y deconstracturó todo.

  Sonreí.

  Habíamos dejado Rosario. Y yo muda, otra vez. Le había escrito para que nos pasara a buscar, para que nos salvara, pero porque tenía ganas de verlo. Después, tarde, me di cuenta de que algo de lo que había pasado la noche anterior le iba a tener que decir.

  Pero ahí estabamos delante de un semáforo en rojo en medio de la noche. Otro domingo más.

  —Mi vida por un café —dije.

  León meneó la cabeza con esa calma que tiene.

  —¿No será mucho?, la vida entera, digo —y dobló en la esquina.

  Encaró por la avenida que lleva al parque hasta que un par de cuadras antes giró a la derecha y se detuvo delante de un bar angosto. Me pregunté cómo conocía ese lugar.

  El bar a media luz. La música suave. Nos sentamos cerca de un patio frente a unas mesas de pool. Lo bueno del lugar es ese patio y la enredadera que cubre todas las paredes. No había entrado nunca.

  Nos atendió una chica divina y por un instante se me cruzó por la cabeza que con una chica como esa tendría que salir León. No conmigo. Él ni la miró. Se pidió un submarino y yo me pedí un café doble. El pensamiento sobre la chica me opacó todo. ¿Qué hacía León conmigo? Veneno tenía razón, ¿qué me veía? Me da vergüenza escribirlo pero lo pensé. Miré el patio. El cielo. Las estrellas como tachas lejanas y brillantes.

  Y como no me aguantaba más, me levanté y fui al baño. Me paré delante del espejo, apoyé mis manos sobre la bacha. De repente tenía ganas de llorar, con todo lo que ya había llorado parecía que podía seguir. Me miré y me dije en voz alta:

   —Basta. Dale, pará un poco.

  Era la segunda vez en dos días que me estaba perdiendo vivir un momento por pensar en otra cosa, es más, en cosas que no sumaban nada. En la fiesta mientras bailaba con León, pensando en Simón. Alguna gente no vive pensando, alguna gente es. Y ahí tomando algo con uno de los chicos que más me había gustado, pensando en qué él debería estar con una chica como la que nos había atendido. Cualquiera. Él estaba conmigo porque quería. Nadie lo había obligado. No le sumaba puntos en ningún concurso. Es más, todo lo contrario.

  Me miré al espejo y me dije que iba a salir y vivir ese momento. Pensar en otra cosa mientras estaba pasándome lo que había soñado siempre que me pasara se parecía bastante a quedarme en casa y ni salir, ni intentarlo. Salía pero no estaba presente.

  Me lavé la cara. Era un desastre. Sin maquillaje. Sin perfurme. Después de todo un día de estar dando vueltas en la calle. Estaba biem vestida. Pero nada más. Pero nada más, no. Estaba ahí. Respiré hondo. Me sequé las manos. Y me sonreí.

  Salí del baño. Ni pensé. Caminé hasta la mesa. Pasos largos. Lentos. Él apoyado de espaldas contra la ventana que daba al patio. Empezó a sonreír al verme. Yo también. Di el último paso hasta él, me agaché y le di un beso en el labio superior. Se estremeció y me di cuenta de que yo estaba temblando. Y por primera vez dejé mudo a León. Aunque ahora que lo pienso, no fue la primera. Creo que su primer día de colegio también.

  Tomé mi café, él su submarino. Nadie pide submarino después de los ocho.

  Y entonces por primera vez lo vi.

  A él.

  Y me pregunté quién era. Su historia. Hasta ese momento todo había pasado por mi. Y me estaban pasando tantas cosas que era algo así como, bueno, ahora no puedo verte ni ocuparme de vos, estoy sumergida dentro mío.

  Lo único que sé es que desde que apareció siempre está. Cualquiera podría decir que nos conocemos hace dos minutos. Es verdad, pero los dos minutos quiso estar. Y no parece que se quiera ir a ningún lado.

  Esperé que me preguntara qué había pasado con Simón y quise decirle que nada pero no sabía como sacar el tema sin que pareciera que estaba dando explicaciones. No pude y él no preguntó. Cuán seguro tenés que estar para no preguntar. No de mí, de él.

   En algún momento mientras lo miraba  me preguntó cómo estaba. Le conté lo de Manuel. Su cara imperturbable. La misma cara que ponía adelante de Simón. Le conté todo.

   Me dijo que se había quedado pensando en mi tema. Que él iría a la escuela a escucharlo a papá, que la vida es corta (¿qué tiene, setenta?) y que tengo la posibilidad de hablar cara a cara con él. Quiere verme y yo también. Más ahora que tengo una hermanita. Dijo esa palabra. "Hermanita".  La hermanita siempre fui yo.
 
   Nos quedamos en silencio hasta que terminó su submarino y me preguntó.

  —¿Un pool?

  Levanté los hombros. Jamás había jugado al pool.

  —Dale.

  Y si, si la chica con más  personalidad del colegio juega al pool aunque no sepa y casi la rompe. Bueno, tuve suerte de principiante en un tiro muy afortunado y después me dediqué a hacer agua. Su cara mirándome. Sus ojos calmos. Pero intensos. Te mira y te está mirando. Lo siento hasta el lóbulo de la oreja.  Se sacó la campera esa con capucha que usa debajo de la campera de cuero y se quedó en remera, una remera gris gastada. Me distraje al descubrirle un tatuaje en el brazo izquierdo, cerca de la manga. Me mordí el labio pensando que el día que lo había visto sin remera ni siquiera lo había registrado. No me alcanzaban los sentidos para registrar todo el resto. Me acerqué, le levanté la manga con el taco.

   —¿Y eso? —Le pregunté.

   Se levantó la manga bien para que pudiera ver.

   —Son pájaros —me dijo —, pájaros sobre un hilo.

  Pájaros leves. Tan suaves. Como si no hubiera quedado tinta para terminarlos. Amé su tatuaje.

   Se bajó la manga, agarró el taco que yo sostenía y me acercó a él. Lo dejó sobre la mesa, me miró de cerca y me besó. De lleno. Tierno.

  A mí.





Bueno, ah shit here we go again. Desaparecí como siempre y volví para quedarme (??).
Nada resulta que un año después estamos en plena pandemia mundial, todo muy lindo. Also, espero que estén bien con todo lo que pasó y ojalá que estén pasando una linda cuarentena <333 y si no es así, ánimos, muchísimos ánimos!
Gracias por los comentarios lindos😭 creo que respondí a todos, son un amor ♥️♥️

(((también para quienes me lo dijeron, que fueron muchas personas y para que eviten reclamarle a otra gente por lo que hacen con su tiempo: ya sé que estamos en cuarentena y hay tiempo libre pero de por medio estuve sin wifi, se me rompió la computadora y tuve que dejar materias por eso, cosa que me puso mal y me desanimó muchísimo. También se me rompió el celular (única herramienta que tengo para cursar) porque así soy, todo me sale mal. Soy consciente del tiempo libre y lo invertí en aprobar materias de la facu y preparar finales. Igual no problem si quieren consultar cuando actualizo eso no jode para nada, pero el reclamo ???!!)))

Intermitente RafaelaWhere stories live. Discover now