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TONY STARK •

"Me das un capuchino normal y de extra caramelo, por favor"

El chico asiente registrando tu pedido en la computadora, le das el dinero y él tu cambio. Esperas paciente hasta que te llaman por el.

Agradeces rápidamente y miras tu reloj, viendo que aún tienes tiempo para llegar al lugar de reunión donde te verías con tu familia para conversar y tal vez almorzar.

El tintineo de la campana en la puerta se escucha cuando estás saliendo. No fuiste lo suficiente rápida con tus reflejos para no impactar contra otro cuerpo que iba entrando a la cafetería.

Tu café termina en lo que puedes ver un muy caro traje que antes reluciente ahora está manchado horrible. Jadeas sorprendida al igual que la persona que recibió tu dosis diaria de cafeína.

"No puede ser, lo siento muchísimo" empiezas a disculparte tratando inútilmente de limpiar su traje con tus manos.

El rostro del hombre desconocido en segundos se transforma en una cara vagamente familiar hasta que reconoces cómo Tony Stark y su expresión de sorpresa se torna a una furiosa en cuanto reacciona a lo que acaba de pasarle.

"No tiene idea de cuanto lo siento, es-"

"Es una irrespetuosa. ¿Cómo se atreve a- ¿Por qué no se fija por dónde camina?"

"Si, lo sé, iba distraída y no quiero problemas, lo siento mucho, señor Stark"

"¿Huh? Así que sabes quien soy" pregunta con arrogancia retirando los lentes de su rostro. Te recorre con la mirada de arriba a abajo pero no de una buena manera o tan siquiera para mirar si tienes buen cuerpo. No, él lo hace despectivamente casi burlándose de ti. "Con más razón sabrías que puedo chasquear mis dedos y hacerte desaparecer por tu pequeño error"

"Y-Yo no-" intentas hablar pero los nervios son demasiados.

Pronto él comienza a reír, avergonzada giras tu rostro para que no haya espectáculo alguno pero demasiado tarde.

"¿Alguien podría pasarme una servilleta? Ya que la señorita aquí presente ni esa descendencia tuvo"

"Perdón" balbuceas pasando por su lado. Lo suficiente humillada para no decir más de dos palabras. Tus lentes se empañan en cuanto exhalas lo frío del clima al salir del establecimiento.

Te enojas contigo misma en cuanto vuelves a recordar la situación. Él también iba distraído, su celular en mano no dejaba nada a la imaginación.

¿Por qué demonios no le discutiste de vuelta?
Ahora ya era demasiado tarde para sacar algunas palabras.

Tus pensamientos se vieron interrumpidos con el ruido de un trueno y después la lluvia cayendo torrencialmente.

Escuchas la notificación de tu celular, te refugias debajo de la carpa de un restaurante mientras revisas los mensajes.

Mamá:

No podremos asistir, además de la lluvia, recordamos que tenemos pendientes con los jefes de la otra empresa. Lo sentimos. Te queremos, dulzura.

ONE SHOTS • MARVEL •Where stories live. Discover now