24 | Que pequeño es el mundo...

1.4K 113 12
                                    

Al día siguiente había despertado como en los cuentos, la luz del sol rebotando en la nieve entro en la habitación trayendo una luz pálida, no como en Florida u otro lugar del mundo donde la luz tenia un tono amarillento. Por esa razón era necesario tener, al menos, una bombilla prendida en cada habitación de la casa, porque sin ellas estaríamos en oscuridad.

Me sentía satisfecha por haber usado mis ultimas fuerzs el dia anterior para bañarme, no habría soportado despertar con el olor a suciedad cubriéndome y menos con mi cabello enredado y sucio...

Me levante de la cama dispuesta a ponerme el pantalón de mezclilla que había empacado, pero me encontré con la ropa que había usado el día anterior sobre uno de los sillones en la habitación, limpia y doblada perfectamente, también estaba mis botas a un lado, también limpias.

Carmen...

Sonreí a la nada y me puse el pantalón junto a mis botas, tome mi capillo de dientes y me dirigí al baño. Cuando estuve frente al espejo recogí mi alborotado cabello en una coleta lo mas prolija que pude. Me lave la cara para terminar de despertarme, y me preparé para un nuevo día.

Extrañaba mi hogar

—¿Quieres desayunar?—me preguntó Kate en cuando baje las escaleras, yo le sonreí

—Creo que eso es un sí—respondió Carmen a su lado en el sofáse levantó y camino hacia donde supuse que estaba la cocina—Ven—me llamó y yo la seguí—Te enseñaré como hago hotcakes rellenos de Nutella. He visto un video en YouTube—me senté en una silla en la barra y la vi sacar varias cosas—Viktor fue de compras mientras dormías.  Mira, es mi especialidad...

—¿Tu especialidad? Nunca cocinas—dijo Irina sentándose a mi lado

—Si, pero en algún momento de mi vida lo hice—se justificó Carmen

—A mí me gusta cocinar—comenté—. Aunque Esme siempre lo hace por mí—sonreí melancólica

—Siempre admiré a Esme—dijo Carmen rompiendo unos huevos en un tazón—No sé como no pierde la paciencia con seis hijos...—reí

—Yo tampoco—admití

El resto de la tarde siguió su curso, los Denali eran muy agradables e intentaban hacerme sentir lo mas cómoda posible, cosa que agradecía.

Pero yo extrañaba mi hogar y a las personas con quienes lo compartía. 

°°°

Pasaron alrededor de dos días cuando Viktor irrumpió nuevamente en mi habitación algo nervioso.

En las pocas horas que estuve junto a los Denali, nos dedicamos a trabajar con mis dones, Kate me había mostrado el suyo haciendo que quedara impresionada y fascinada. Y Eleazar había tenido una idea: Probarlo en mí. Y aunque Viktor no estaba muy convencido, fue increíble lo que descubrimos, aunque muy predecible a decir verdad. Su poder no me dañaba. Probo su máximo potencial en mi pero no pudo lastimarme, eso sorprendió a todos en la casa.

Extendí la toalla mojada sobre una percha y la colgué en la perilla de la ventana, había salido a cazar con Kate y Tanya. Kate me presto ropa que podría ensuciar, y como siempre, había terminado hecha un desastre. Quite la toalla de mi cabeza y la pase por mi cabello secando un poco el agua que caía por ella.

Entonces escuche un golpe en mi puerta, dos seguidos y por último, uno solitario.

Viktor

—Puedes entrar—dije en voz alta mientras me sentaba en la cama y lo veía pasar—Hola—saludé

A N N I K A | Crepúsculo [EDITANDO]Where stories live. Discover now