Tempestad

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La oscuridad invadía mi campo de visión, por más que intentara ver algo me parecía imposible si no conservaba la calma me ahogaría en cuestión de segundos, era un buen nadador pero la corriente no jugaba a mi favor en cada intento por salir a la superficie y recuperar el aire una ola me arrastraba de regreso a las profundidades, varios pedazos de madera amenazaban con golpearme algunos podía esquivarlos mientras que con otras no tenía tanta suerte. Un trozo de madera había logrado abrir una profunda herida en mi torso, mi grito de dolor me hizo tragar una gran cantidad de agua, todo estaba decidido iba a morir hundido en el océano al menos esperaba que mis padres lograran salvarse, todo parecía una pesadilla mi cuerpo no reaccionaba todo se volvía más oscuro y justo cuando imaginé que moriría esos grandes ojos verdes aparecieron frente a mi y después solo se que estaba a orillas de la playa con algo conteniendo la hemorragia.

—nunca imaginé que detrás de tu aberración al mar estuviera una historia tan curiosa ¿No recuerdas algo más?

—no Farlan, volví a quedarme inconsciente hasta que desperté en el sanatorio

—bueno es hora de irnos, ese pescado no se va a atrapar solo —Farlan bajó de un salto de la parte superior de la litera y enseguida tomó la caja donde guarda sus cosas de pescar.

A pesar de que odiaba estar en el mar aceptaba ir con Farlan a pescar siempre y cuando yo fuera el que se quedara en el muelle a esperarlo, afilaba la navaja que me había regalado Kenny o reparaba sus redes con tal de hacer algo que me distrajera para no mirar abajo, incluso el sonido de las olas chocando me causaban escalofríos aunque ya me había acostumbrado un poco.

—hoy estas muy distraído, ni siquiera notaste cuando llegué 

—¿que tal la pesca de hoy? —pregunté sin mucho interés— no estoy de animo es todo

—si es porque te levanté temprano entiendo que estés molesto pero ve el lado positivo, pesqué mucho hoy 

Ayudé a Farlan a cargar todo el pescado, siempre que salíamos antes del amanecer conseguía pescar mucho, la mayoría la vendíamos en el mercado local y el resto lo cocinábamos para regalarlo a alguien que lo necesitaba mas que nosotros, la vista siempre era magnífica podías observar como el pueblo despertaba conforme el sol salía.

—Levi, cuando subas al barco asegúrate de no pensar en el pasado

Asentí, muchas veces lo intenté hasta el cansancio incluso con ayuda de Kenny pero por mas que le pidiera que me arrojara al mar cuando menos lo esperara solo emergía para gritarle que me sacara por los recuerdos que me invadían y lo asustado que me sentía cada vez que el agua envolvía mi cuerpo, sabía nadar pero el pánico se apoderaba de mi al pensar que aquella cosa de ojos verdes aparecería de nuevo entre las sombras.

Vendimos mas de la mitad de lo que había sobrado y volvimos a casa para la tarde, Farlan se puso a cocinar lo que había destinado para el orfanato lo bueno es que sabía cocinar de lo contrario nuestra casa se habría quemado hace bastante tiempo y todo lo que habría de comer sería comida carbonizada.

Terminé de alistarme y bajé, formalmente iba a anunciar mi compromiso con Petra y para eso tenía que viajar en barco ya que hace algunas semanas se había ido con el resto de su familia de vacaciones y su padre se ofreció de una manera no tan amigable a llevarme.

—¿me veo bien? —Farlan volteó y casi se le cae el plato que tenía en las manos— .

—en este momento envidio a Petra, quedaste guapísimo bueno no te retengo más yo iré a dejar esto, suerte

—nos vemos en tres días, dale mis saludos a Mikasa —lo miré divertido— deberías aprovechar e invitarla a dar un paseo pero sin el atrevimiento a robarle un beso

Su cara se puso roja, en el pasado intentó lo mismo y terminó en el suelo sin un diente. Nos despedimos con un abrazo, tomé mi maleta y me fuí.

Había sido un largo camino hasta el puerto, el traje me provocaba más calor del que ya estaba haciendo. Miré a mi alrededor no tenía la menor idea de cuál era el navío.

—tiempo sin verte Levi —la voz de Erwin me hizo levantar la cabeza y después darme la vuelta— no has cambiado mucho, que suerte que en esta ocasión un amigo tuyo es el capitán

—si, tu tampoco has cambiado desde la última vez


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Desde que había puesto un pie sobre el barco me había limitado a encerrarme en el camarote, me sentía a salvo y aunque se estuviera muriendo todo el mundo allá afuera no saldría de aquí bajo ninguna circunstancia, el constante baiven del barco me distraía de mi lectura, no faltaba mucho para que el faro lograra ser visible y llegáramos al puerto deseaba con ansias el poder bajarme de esta cosa. El repentino movimiento brusco me sacudió hasta los pensamientos, mis dedos se aferraron a las sábanas tras el sonido del relámpago, maldita sea otra vez no.

—¡Haz algo maldito inútil! —la voz del padre de Petra se escuchaba del otro lado del pasillo— ¡Si se escapa será su maldita culpa!

En cuanto escuché los pasos alejarse apresurados salí del camarote, se escuchaban gritos y el eco de las botas corriendo de un lado al otro.

En cuanto llegué a la cubierta las gotas de agua me empaparon, el piso de madera se volvió resbaloso había movimiento frenético por todas partes.

—¿Qué ocurre? —pregunté a uno de los marineros que pasó a mi lado— .

Me miró molesto y se alejó, el cabello se pegaba a mi frente y algunos mechones me impedían ver con claridad sumando a las gotas de agua que caían sin tregua sobre mi, en un momento de inestabilidad del barco tropecé perdiendo el equilibrio cuando traté de incorporarme un peso extra cayó sobre mi al segundo siguiente sentí como mi espalda golpeaba el agua helada mientras todo se volvía oscuro.

En un intento por salir a la superficie la corriente me arrastró impidiendolo, una, dos, incluso tres veces intenté emerger mis pulmones ardían pidiendo oxígeno una última vez intenté salir pero fui arrastrado hacia lo profundo por una fuerte corriente haciendo que mi cabeza impactara con alguna parte del barco, el agua comenzó a invadir mi cuerpo todo se volvía lento hasta que los ví, aquellos orbes verdes que frecuentaban mis pesadillas volvían a estar frente a mi esta vez acompañados de una piel azulada y un rostro que me parecía bastante familiar quise gritar o moverme con tal de huir incluso mirar en otra dirección pero no podía, su rostro se acercó cada vez más al mío y después todo se volvió oscuro.



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Profundo mar azulWhere stories live. Discover now