Profundo mar azul

Lagrimas

Había subido con toda la calma posible, desde que lo encontré nada podía ponerse mas raro en mi vida, al llegar al pasillo la única puerta abierta era la mía desde que Eren de alguna manera había cambiado esa aleta por unas piernas humanas normales lo había dejado dormir en el piso de mi habitación. Llegué hasta el lugar y me recargué en el marco de la puerta cruzando los brazos el mocoso parecía no notarme o quizá solo me estaba ignorando.

—tsk ¿Qué demonios fue eso de allá abajo? —arrojé la pregunta, no iba a estarme con rodeos 

Eren seguía en la misma posición, sentado en la cama con la mirada agachada. Algo dentro de mi intuía que no iba a querer responderme y si lo llegaba a hacer sería mas tarde que temprano.

 —Eren no tengo tiempo para estas mierdas —estaba a punto de entrar y encararlo pero un repentino y pequeño objeto esférico chocando contra mi zapato lo impidió, suspiré pesadamente— iré abajo a despejarme y cuando vuelva mas te vale que quieras hablar al respecto por lo ocurrido allá abajo.

Había abierto la alacena en busca de alcohol que en su mayoría pertenecía a Farlan, llevaba una botella e iba por la segunda después de todo no importaba lo mucho que pudiera llegar a beber  nada lograba surtir algún efecto extraño en mi, al menos me distraía un poco de tener que hablar con Eren y para al menos llevarme a la cama temprano y olvidar por un par de horas todas las locuras que estaban ocurriendo en mi vida desde hace bastante tiempo, si me lo pienso bien es culpa de Farlan por ser tan buena gente e ir a ayudar.

Seguí bebiendo un rato mas, el sol comenzaba a ponerse y Farlan no aparecía lo mas seguro es que no llegaría a dormir hoy tampoco no me molestaba en absoluto si el es feliz con ese chico yo solo puedo alegrarme de que sea dichoso, desabroché los botones de mi camisa ya era hora de irme a la cama y evitar buscarle la cara a Eren, recogí las botellas vacías y subí desganado las escaleras. Al llegar a la habitación el mocoso se había acomodado en el suelo y parecía dormido, le resté importancia para acto seguido tirarme sobre la cama.

Algo me decía que no había logrado dormir lo suficiente, pero el sobresalto que me llevé tras escuchar aquellos sollozos quitó cualquier rastro de sueño presente en mi cuerpo, enviando una descarga de adrenalina poniéndome alerta, sin levantarme aun de la cama agudicé el oído, los sollozos se volvían mas constantes y fuertes acompañados de un ligero golpeteo parecido al de las gotas de lluvia ¿acaso estaba lloviendo?. Tratando de no hacer demasiado ruido me levanté encontrando al instante la fuente de aquellos sollozos, era Eren, sus manos tapaban su boca y se encontraba acostado boca arriba.

 —Eren —lo llamé inseguro, salí de la cama y llegué hasta donde se encontraba, a pesar de estar entre penumbras podía distinguir su rostro. Aparté sus manos de su rostro a la fuerza, estaba lleno de moco con los ojos llorosos, intentando desviar la mirada de la mía, me detuve a observar un poco mas quedando impactado al ver como sus ojos llorosos derraban lo que parecía ser una lagrima ya que al salir de sus ojos comenzaba a moverse de manera demasiado lenta hasta que formaba una esfera y caía al suelo. Todo esto estaba siendo demasiado surrealista y se volvió aun mas cuando un impulso tremendo me hizo llevar mis manos frías a sus cálidas y sonrosadas mejillas a causa del llanto, me sentía atrapado en una burbuja donde nada en el exterior importaba mas que lo que estaba ocurriendo dentro, lo único importante en este momento era sentir como sus labios se unían junto con los míos, haciéndome sentir que llegaba a tocar el cielo, todo lo que estaba provocando en mi interior era diferente a lo que alguna vez sentí era un beso que sabía a gloria.

Un beso que jodidamente me estaba encantando.