Intriga

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Desperté con los rayos del sol dándome directo en la cara, carajo juro que anoche cerré la ventana, tras un intento fallido de adaptarme a la luz giré mi cuerpo para evitar esta sobresaltándome al ver a mi alrededor una cantidad exagerada de perlas además de darme cuenta de que estaba en el piso donde se supone que Eren duerme ¿Qué carajo pasó anoche? solo recuerdo que nos besamos, el nítido recuerdo y la sensación fresca del roce de sus labios contra los míos aun seguía presente por lo que llevé mis dedos a acariciar mis labios.

—¡¿Levi ya estas despierto?! —el grito de Farlan me sacó de mis pensamientos— .

—¡ya voy! —respondí, de manera apresurada me puse de pie buscando algo en donde meter todas esas perlas con tal de que no terminaran rodando por toda la casa y alguien se matara por resbalar con alguna. Una vez que terminé de ordenar aquel desastre bajé al piso inferior viendo como Eren y Farlan estaban desayunando.

—al parecer alguien durmió de maravilla —sonrío Farlan— me pregunto si eso tuvo algo que ver con la visita de Petra

Al mencionarla Eren le mandó una mirada de molestia negando con la cabeza, acción que pasó desapercibida por Farlan.

—no es lo que te estás imaginando —espeté.

—bueno no insistiré en ello, por cierto Levi a partir de hoy Eren irá conmigo al orfanato me encargaré de enseñarle mas ya que no veo que avance mucho contigo claro si no te molesta

—haz lo que quieras igual hoy tengo cosas por hacer

Eren miró en mi dirección y luego su mirada fue directo a Farlan, se levanto de su lugar y torpemente llegó hasta el para abrazarlo seguido de decir su nombre. Aunque no me gustara admitirlo de alguna manera me molestaba que ahora también sabía decir el nombre de Farlan.


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La tarde sin Eren estaba comenzando a ser tediosa al menos el mocoso trataba de entretenerme aunque fuera por un rato, para matar un tanto el aburrimiento limpié la casa aunque no había mucho por limpiar Farlan no ensuciaba demasiado y yo la limpiaba a cada segundo. 

Subí a la habitación de arriba pues el recuerdo de aquellas perlas tiradas estaba ocupando mis pensamientos generando mas dudas en mi cabeza,  saqué la bolsita de su escondite causando un ligero tintineo a causa del contenido, metí la mano dentro sosteniendo entre mis dedos la pequeña esfera al tenerla frente a mi no podía dejar de darle vueltas con tal de sentir la suave textura entre mis dedos, al reparar mas detenidamente en ella se parecía un tanto a la que Farlan y yo habíamos encontrado años atrás en la playa, una repentina oleada de adrenalina sacudió mi cuerpo llevándome hasta la entrada de la casa sin pensármelo. Mi propio cuerpo estaba actuando por si mismo llevándome a un lugar al que solo ubicaba de vista, en mi vida me había acercado tanto.

Una vez frente al puesto, inhalé profundo en busca de valor.

—buenos días joven Ackerman —saludó alegremente el anciano— ¿vienes por los anzuelos de Farlan? no pasó hoy por aquí, últimamente lo hace para ver a Armin, me alegra que el chico por fin hiciera un amigo 

Asentí no tan convencido, al parecer el viejo no tenía idea de la relación que Farlan estaba llevando con su nieto.

—señor Arlert no solo vengo por los anzuelos —le extendí, la pequeña bolsita que despertó curiosidad al instante— son perlas

El gesto de asombro en su cara era inminente ya que la bolsa rebasaba la mitad, quiero suponer que en su larga vida alguien le había traído algo de semejante magnitud. Al instante en que pasé la bolsita al otro lado del mostrador la tomó en un torpe intento de disfrazar su emoción, expresión que enseguida se enturbio al abrirla y darle una rápida mirada al contenido.

—¿de dónde las sacaste? —el tono tan glacial con el que lanzó la pregunta me dejó helado en mi lugar.

—¡señor Arlert! es un placer verlo

Ambos nos sobresaltamos al oír esa voz tan mierdera que reconocería en cualquier parte, el señor Arlet había dado un pequeño salto ante la sorpresa lo que provocó un brusco movimiento en la bolsita terminando con una de las perlas saliendo de la misma, el terror se dibujó en el rostro del señor Arlert cuando vio rodando hacia la tierra la pequeña cuenta. Por azares del destino el padre de Petra y yo terminamos agachándonos al mismo tiempo con el motivo de recogerla pero el tipo fue mas rápido, al cruzar nuestras miradas una retorcida sonrisa apareció en su fea cara.

—aquí tiene

El viejo Arlert como pudo lavó su rostro de aquella expresión aterrada recuperando la postura en un tiempo record. Tomó la pequeña perla y se dio la media vuelta entreteniéndose con algo.

—aquí tienes Levi, los anzuelos que encargaste 

Enseguida capté que algo iba completamente mal y tenía que irme ahora, agradecí con la cabeza dispuesto a darme la vuelta cuando fui interrumpido por el imbécil de mi futuro suegro.

—espero que puedas ir pronto a la casa Levi hay cosas de las que tenemos que hablar, fue muy placentero verlos el día de hoy caballeros

En cuanto pude salí corriendo a casa algo aquí no estaba pintando bien, algo sumamente peligroso.

Al estar bajo el resguardo de mi cómodo hogar, me senté en la cocina y abrí la cajita con los anzuelos de Farlan buscando algo de consuelo en la distracción con tal de seguir pensando en las incógnitas que se aglomeraban en mi cabeza con los sucesos de esta tarde. En el fondo de la cajita había un pedazo de papel arrugado, lo extraje de su sitio con curiosidad ya que no era propio del señor Arlert dejar basura dentro de su mercancía.

Levi por favor búscame esta noche en el muelle es de vida o muerte cuida que nadie te siga y lleva el diario que te dio Armin. 

Las letras en la nota estaban garabateadas con rapidez por lo que me tomó dos intentos para descifrar el contenido con exactitud, una vez hecho me dejé caer en la silla todo esto me estaba llevando a un camino cada vez mas extraño o quizá peligroso. Esta noche lo averiguaré.



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Profundo mar azulWhere stories live. Discover now