Profundo mar azul

Ensoñación

Llevaba dos horas como idiota sentado a lado de la bañera, el chico pez no se molestaba en mirar las hojas con letras escritas que me había molestado en hacer.

-trabajar con un niño sería más fácil que contigo -su mirada estaba perdida en el techo- maldición al menos finje que te importa -suspiré- muy bien iré a dormir porque estoy cansado y no soporto más perder mi tiempo y cuando vuelva más vale que quieras cooperar

Azoté la puerta del baño y me fui molesto a mi habitación, sabía a la perfección que esa cosa no me entendía pero hacer el intento podía valer la pena pero al estar ignorándome por tanto tiempo solo hacía que me dieran ganas de arrojarlo al mar.
La suave textura de las cobijas me invitaba a dormir por lo que sin pensarlo dos veces me dejé vencer por el cansancio solo espero que sí Petra y yo tenemos hijos no sea tan complicado tratar con ellos igual que el chico pez.

El sonido de varias cosas cayendo me hicieron abrir los ojos de golpe ¿Acaso todo en esta casa tiene que caer para que pueda despertar?, Me levanté de mala gana avanzando con pasos lentos hasta el lugar donde provenía el sonido a esta altura no me sorprendía que fuera el baño.
Abrí la puerta y cualquier sensación de pereza se esfumó, si alguien me diera una moneda por cada vez que me pasa algo extraño sería el hombre más rico del mundo. Frente a mi estaba el chico pez pero no era un pez, era completamente humano o al menos eso quería creer a causa de que su cuerpo estaba al descubierto.

La cola de pez había desaparecido, junto con el resto de cosas que había observado al principio, estaba en shock ¿Acaso ya me estaba volviendo loco? Cuando finalmente se percató de mi presencia me miró y sonrió, los afilados colmillos habían desaparecido lo cual era un gran alivio, miré su cuerpo de la cabeza a los pies pero resultaba imposible debido a sus orbes verdes que demandaban toda mi atención, sin duda eran más bonitos que los de Petra. Sacudí con brusquedad mi cabeza, no debía pensar esas cosas.

-te traeré una manta, no te muevas de ahí dudo que a alguien le agrade ver a un chico desnudo

Me miró confundido, me repasó desde la cabeza hasta los pies y luego se contempló el mismo aún sin entender.

De manera rápida fui por una manta para cubrir el cuerpo desnudo del chico aún sin entender un poco todo lo que estaba pasando.

-aquí está -lo cubrí con la manta mientras el seguía sentado en el suelo, observando con atención mis movimientos- no puedes quedarte todo el tiempo ahí tirado y también tengo que conseguirte ropa

Lo tomé por las axilas para ayudarlo a levantarse, sus piernas temblaban exageradamente por lo que al dar el primer paso enseguida resbaló aferrándose a mi camisa provocando que terminara en el suelo con él encima de mi.

La luz que se colaba por la ventana, reflejaba en el chico un resplandor dorado, sus manos estaban sobre mi pecho portando un tacto frío, sus hipnóticos ojos me miraban fijamente. No sabía si era producto de la impresión pero su rostro se acercaba cada vez más al mío, me sentía atrapado en una burbuja. Sus rosados labios estaban abiertos de manera ligera, nuestra respiración comenzaba a mezclarse y el chico cerró sus ojos dejándome contemplar unas largas y hermosas pestañas, en ese momento me parecía incluso más hermoso que Petra, no podía evitar mirarlo, la punta de su nariz rozó con la mía así que por inercia cerré los ojos.