Capítulo 39 - Asco

32 9 4
                                    

Mefistófeles se me acerca con esa asquerosa sonrisa en su cara. Pone su mano en mi cuello cogiendo parte de mi cara para acercarme a él y yo aparto mi cara ladeándola, ni muerta voy a besarlo. El ríe y empieza a oler mi cuello y mi pelo.

_Eres exquisita... Nunca he olvidado tu olor...

_Pues huélelo, porque será la última vez que lo hagas... _digo de manera perversa.

Me pega a él con violencia mientras aparta mi pelo y empieza a besar mi cuello. Yo aprieto mis manos para soportarlo y no darle una paliza. Sólo pienso en aguantar por mi familia, por Diana.

_Relájate, prometo que no voy a hacerte daño. No sabes cuánto me arrepiento de lo mal que te traté la otra vez...

Yo no digo nada, y sólo intento dejar mi mente en blanco para poder soportar lo que viene... Él empieza a tocar mi cuerpo mientras besa mi cuello y yo no hago nada. Sus manos empiezan a quitar mi ropa para luego quitar la suya. Estoy en ropa interior y él ni lo sé ya que no lo estoy mirando.

_Ven conmigo, mi reina...

Él me coge de la mano y me lleva hacia la cama. Y me hace un gesto para que me suba en ella y yo lo hago cual muñeca de trapo. Él se coloca delante de mí, deja besos por mi cuerpo mientras desabrocha mi sujetador y acaricia y besa mis pechos. Yo no siento ningún tipo de placer, solo asco de mí y de que su piel toque la mía.

_Tranquila... No tiene nada de malo que te haga disfrutar...

Dicho esto, empieza a bajar sus besos por mi abdomen y a retirar la última prenda que me queda. Él baja sus besos y con sus manos abre mis piernas. Agarro fuerte las sábanas porque mis manos empiezan a temblar. Tengo muchos sentimientos ahora mismo. Siento asco, rabia, miedo, angustia... Empieza a besar y lamer mi intimidad, y me enfado con mi propio cuerpo por no poder controlar mis terminaciones nerviosas y sentir calor y placer. Me centro en mi mente para ignorar el placer y no tener un orgasmo.

_Tranquila querida, disfruta, estoy haciendo esto para ti, y estás deliciosa.

Querida... Otra vez esa maldita palabra que erradicaría del diccionario. Él mete uno de sus dedos en mí y me muevo un poco por la sorpresa y la incomodidad. Empieza a moverlos más rápido mientras trabaja con su lengua, y me odio a mí misma porque no puedo evitar sentir placer. Tras poco más mis lágrimas empiezan a salir y el orgasmo llega. Me siento sucia, y como si me traicionara a mí misma, aunque no emito sonido alguno. Al menos tengo un poco de dignidad aún.

_Bien... Ya estás preparada... Me alegro haberte hecho disfrutar... _dice mientras se coloca sobre mí. _Vamos, no llores... lo estamos pasando bien...

¿Qué clase de enfermo mental y sádico piensa así viendo cómo estoy? Yo dejo la cabeza volteada hacia un lado para evitar mirarlo. Me pega a su cuerpo y coge mis caderas para posicionarse, y entra en mí. Yo sólo cierro los ojos para soportar el dolor.

_Tranquila... Iré despacio hasta que te acostumbres... _dice acariciando mi cara y mi pelo.

Empieza a moverse poco a poco, y cuando ya presiente que no me duele, empieza a aumentar el ritmo. No sé cuánto tiempo me tiene entre sus embestidas, caricias y besos, pero se me hace eterno. Sólo se oyen nuestros cuerpos chocar y sus gemidos.

Él me tiene de varias formas hasta que por fin llega y me hace llegar a mí también. Una vez sale de mí, estoy de espalda a él, y unas lágrimas vuelven a salir. Las seco rápidamente y me cubro con la sábana. Sin voltearme empieza a hablar.

_ Nix te va a atacar en 4 días, mientras los chicos están en clase. Va a organizar algún jaleo en las manadas para dispersaros y poder con vosotros. Respecto a Diana, el idiota de su hijo se ha enamorado de ella, úsalo a tu favor. Y pretende que Diana quede embarazada para utilizar a su hijo cómo arma, ya que será muy poderoso teniendo en cuenta la mezcla de razas.

Yo simplemente asiento con la cabeza sin decir nada. Siento como se acerca y se sienta en la cama sin tocarme.

_Helena, no te he hecho daño, sólo quería que disfrutáramos juntos y que vieras que no sólo puedo hacerte sufrir. Yo... Te quiero...

En ese momento me vuelvo hacia él llena de furia y le estampo un puñetazo con tal fuerza que lo mando a la pared de enfrente. Pienso en matarlo ahora mismo.

_Si me matas, no tendrás aliado por si cambian los planes y para los detalles de última hora... _me dice con sonrisa y su rostro lleno de sangre.

_Desaparece de mi vista... _digo con los ojos totalmente transformados y llena de ira.

Él parece captar mi intención de matarlo igualmente, por lo que desaparece de mi vista en el momento. Limpio mi cuerpo y me cubro con lazos negros. Estoy tan furiosa que destrozo todo el lugar, haciendo añicos cada mueble, y luego prendo fuego a mi ropa que huele a él. El fuego se empieza a extender, pero lo apago, hay humanos cerca.

Yo desaparezco de allí en cuanto escucho que se acercan. Estoy en el cielo a una altura considerable, saco mis alas y me pongo a volar sin ninguna dirección en concreto.

_Dante, Sebastian, en primer lugar, lo que les voy a contar no se lo digan a Conor, no es de fiar, Baltasar, Eiden o Jaleb les pueden explicar. Respecto a Nix...

Yo les cuento lo que he averiguado, pero no cómo. Ellos se notan preocupados. Yo los tranquilizo y le digo a Dante que tengo cosas que hacer, que no me espere despierto.

No sé a dónde ir... Sin poder evitarlo mis ojos se conviertes en fuentes que no pueden parar. Yo doy un fuerte grito de ira mientras siento toda la rabia y un gran rayo aparece en el cielo. Yo guardo mis alas y simplemente me dejo caer al vacío, tal y como me siento por dentro.

Entre los colmillos de los Bartholy VII: En el corazón de las tinieblasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora