Kushina no siente nada por minato.
Minato está loco por kushina.
Esa noche en su juventud, nunca se reencontraron, la pequeña Uzumaki tuvo que salvarse sola de sus secuestradores. Tiempo después, ya adolescentes tienen que hacer una misión. Junto a...
Y los pequeños trozos de dicha máscara desgarran el alma dejando las heridas más profunda expuestas a la realidad.
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Habitación blanca, cama blanca, vestimenta blanca, mueble blanco, absolutamente todo blanco. Se supone que este color tiene que transmitir a la persona tranquilidad, paz, pureza e humildad.
Pero naruto siente este color tan triste, tan desolado.
El es el único en la habitación, ni siquiera kurama puede hacerle compañía, no tiene ni siquiera una ventana donde pueda mirar al menos el cielo. El perdio la noción del tiempo, ¿Es de día? ¿Es de noche? ¿Que día es? ¿Cuantos minutos han pasado? ¿Cuantas horas llevo aquí? Esas eran preguntas constantes en su cabeza, casi siempre se pasea por la habitación sin nada más que hacer, es consciente que es observado, puede sentir que alguien lo está mirando pero el problema es que no sabe la ubicación por donde lo observan.
Casi siempre observa la puerta blanca claramente gruesa y muy resistente, háganle caso, el a intentado de muchas formas salir de aquí.
Sintio un chasquido de parte por la puerta, por ahí aparecía una señorita que siempre venia a dejarle comida, tiene que aclarar que sabía horrible, pero es mejor eso que morir de hambre.
Ella avanzó con cuidado, tenía una vestimenta peculiar de enfermera, su vestido le llegaba un poco más arriba del muslo y claramente era muy ajustado marcando muy bien su figura bien dotada, siempre se amarraba una cola de caballo por su cabeza haciendo la ver agradable. Su piel era blanca haciendo conviant vien con su vestimenta, tenía zapatos blancos especiales para enfermeras, no son como las sandalias ninjas, estos zapatos cubren bien el pie con una textura especial debajo del zapato para poder correr en alguna emergencia por el hospital sin resbalar por el piso normalmente liso.
Apesar de que ella siempre le deja la única comida que le dan al día, nunca le ha dicho su nombre.
Naruto se encontraba sentado en el suelo, dejo la bandeja de metal frente al pequeño. De la esquina de la bandeja levanto una pequeña pastilla y se la tendió al niño. Naruto frunció el ceño con disgusto al ver la pastilla, retiro la cara a un lado con el claro mensaje de no querer tomar la pastilla.
─Sabes que no tienes otra alternativa, tómatelo de una vez para que puedas comer. ─La indiferente voz neutra de la enfermera fueron un gran estruendo a sus oídos, pasa demasiado tiempo solo y el silencio siempre lo inunda, entonces cuando alguien le habla lo siente más fuerte de lo normal, le gusta pero le asusta al mismo tiempo.
─No me gusta la pastilla. ─Su voz salió con dificultad, clara señal de no a hablado por horas.
─Es mejor que la tomes voluntariamente, no quieres que lo hagamos a la fuerza de nuevo ¿no?
