¿El Amor es un Arte?

CAPÍTULO 19

"La obra de un hombre no es otra cosa que esa lenta caminata para redescubrir, mediante el arte, esas dos o tres grandes y sencillas imágenes en cuya presencia abrió su corazón."

Albert Camus

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Alonso

Me arrepiento en cuanto aprecio en la celeste mirada el daño que le he causado, ¡mierda!, pero es demasiado tarde, sale de mi oficina sollozando, alterada, si la persigo lo único que causaré es llamar la atención de los empleados y eso es lo último que necesitamos ahora.

¿Por qué demonios habría de mentirle? ¡Es estúpido!, claro que lo mismo supuse yo con ella, pero no me fui directo a atacarla sin preguntar... ¡Basta! No voy a permitir que esa niña continúe poniendo mi mundo de cabeza, hace menos de una semana que la besé y ya nos mandamos al carajo, lo que ha sucedido es lo mejor, ella en su perfecto mundo rosa y yo, yo en el mío, cumpliendo con mis obligaciones sin poner en riesgo mi trabajo.

En la tarde Leonardo acude a la empresa, Rojas, su guardaespaldas no me notificó como de costumbre, lo que me resulta extraño.

Me pide que lo vea en su oficina, el viejo luce cansado, llegó hace unas horas de su viaje, los años no pasan en balde, no debería estar aquí.

Alonso: Creí que te quedarías en casa a descansar.

Leonardo: Tenía que venir a firmar unos documentos, ¿qué tal todo por aquí?

Alonso: Todo controlado, como de costumbre y a Carmona ya lo tenemos de los huevos, solo falta que des la instrucción para comenzar a apretar.

Leonardo: Recuérdame ver eso la siguiente semana, ahora necesitamos firmar esto. (No tengo idea de qué demonios habla, abro la carpeta que me ofrece y al comenzar a leer me doy cuenta que es una carta poder de la que no tenía conocimiento, con ella me autoriza a firmar cualquier tipo de transacción con respecto a la empresa. Como director general siempre he tenido muchos privilegios, pero las transacciones con muchos ceros, como movimientos bancarios, ventas y contratos millonarios, siempre han requerido de su firma como presidente de CEMTY, esta carta, me da libertad total a ellos, no lo entiendo, no habíamos hablado de esto antes).

Alonso: ¿Y esto, a qué se debe?

Leonardo: Estaré viajando cada tres o cuatro semanas, necesitas tener total libertad de decisión.

Alonso: Siempre has salido de viaje, este tipo de documentos siempre han podido esperar a tu regreso.

Leonardo: Las cosas van cambiando, nunca se sabe cuándo se necesitará, sabes que soy un hombre precavido y más vale prevenir. Conoces la responsabilidad que eso conlleva y la confianza que te estoy otorgando, sé que no me defraudarás. (Al viejo le están pesando los años, una punzada de culpa me hace bajar la mirada por un instante).

Alonso: Hay quien no estará de acuerdo con esto.

Leonardo: Es mi decisión, y nadie tiene por qué enterarse hasta llegado el momento, ahora firma.

Lo observo por un segundo antes de sacar el bolígrafo de la bolsa interior de mi saco, no hay la menor duda en la cansada mirada de lo que me está entregando, me siento honrado, nunca defraudaría su confianza... al menos no en la empresa.

Al salir de su oficina me acerco a Rojas, el cual bebe un refresco despreocupado.

Alonso: ¿Por qué no me avisaste que venían para acá?

Rojas: Estaba enterado de lo que le iba a entregar, y el señor Zambrano quería darle una sorpresa.

Alonso: No me gustan las sorpresas Rojas, que no se repita, ¿estamos? (Asiente borrando la estúpida sonrisa del rostro). ¿Cómo estuvo el viaje?